Comunicados
Monitoreo de la gobernabilidad democrática
La erosión de la democracia y cómo detenerla
«Es en las urnas donde podemos detener estas tendencias autoritarias»- afirma Hauke Hartmann, experto senior de la Fundación Bertelsmann en Alemania y consejero consultivo de CADAL, en el lanzamiento de la edición 2024 del Bertelsmann Transformation Index.
La calidad de la democracia en países en vías de desarrollo y de transformación ha ido menguando progresivamente en los últimos 20 años. Los resultados más recientes del Bertelsmann Transformation Index, de la Fundación Bertelsmann en Alemania, ya en su décima edición, demuestran que, de los 137 países analizados, solo 63 continúan siendo democracias, mientras que la mayoría reciben la clasificación de autocracias. Hay, sin embargo, razones para la esperanza. Los ejemplos de Brasil y Polonia, países en los que los votantes han frenado tendencias autoritarias, demuestran el potencial para revertir la erosión de la democracia.
En los primeros años del Bertelsmann Transformation Index (BTI), hace casi 20 años, la presión a la que se enfrentaban las democracias en el mundo era mucho menor que la actual. Hoy en día, casi un tercio de los 137 países analizados por el BTI presentan los indicadores más bajos de oportunidades de participación política jamás registrados por el propio BTI. Los datos no dan lugar a dudas: solo en los dos últimos años, las elecciones en 25 países han sido menos libres y menos justas; se han restringido los derechos de asamblea y asociación en 32 estados y la libertad de expresión se ha visto mermada con controles más férreos en 39 países. Esta erosión gradual de la democracia puede ser la antesala de un gobierno autoritario, una tendencia observada en países como Bangladesh, Mozambique y Turquía.
Los países de Latinoamérica son también un claro reflejo de esta tendencia. Es cada vez más común encontrar estilos políticos polarizados, que dan como resultado un debilitamiento de los ya de por sí fragmentados sistemas de partidos. Se detecta asimismo un aumento del número de candidatos radicales que están fuera del sistema político general y que cuestionan a unas instituciones persistentemente débiles. Asimismo, se percibe una tendencia cada vez más evidente hacia la inestabilidad política y a la erosión de la democracia. Especialmente en los últimos seis años, se observa también un deterioro de la gobernanza.
Sin embargo, existen aún democracias capaces de resistir a estas presiones. Los estados bálticos, así como Taiwán, Corea del Sur, Costa Rica, Chile y Uruguay representan claros ejemplos de cómo se puede llevar una transformación con éxito. Son países con un estado de derecho fuertemente arraigado, la gobernanza se basa en una priorización estratégica de sus políticas, en procesos participativos y en la inclusión, un enfoque se traduce en buenos resultados en
varios ámbitos como la Educación, la Sanidad, las infraestructuras y una calidad de vida que, a su vez, fortalecen la democracia en general.
Para contrarrestar la erosión de la democracia, se necesitan unas instituciones y unos mecanismos de control consolidados, como son un sistema judicial, un parlamento y unos medios de comunicación fuertes. En algunos países de Europa central y del este como la República Checa, Moldavia, Macedonia del Norte, Polonia, o Eslovenia, o en países latinoamericanos como Brasil, Guatemala y Honduras, la celebración de elecciones libres y (parcialmente) justas has sido clave para provocar un cambio. “Es en las urnas donde podemos detener estas tendencias autoritarias”- afirma Hauke Hartmann, experto senior de la Fundación Bertelsmann en Alemania. “Para ello, se necesita una movilización de la ciudadanía antes a las elecciones y volver al estado de derecho tras las mismas”.
La importancia de la sociedad civil
Una de las piezas clave para la defensa de la democracia es la resiliencia de la sociedad civil.
Los recientes ejemplos de Brasil, Guatemala, Kenia y Zambia ponen de manifiesto el papel clave de la sociedad civil para asegurar que se celebran elecciones justas y para defender su integridad, muchas veces en colaboración con las autoridades electorales y los tribunales constitucionales. En la misma línea, la buena movilización de algunos países como Polonia o Sri Lanka ha sido clave para proteger los derechos sociales y civiles. Estos ejemplos ponen de manifiesto la importancia de combinar el activismo ciudadano con un control institucional a los gobiernos, con el único objetivo de detener la deriva autoritaria. Para consolidar la democracia ante estos casos, es de vital importancia proteger y fortalecer los movimientos cívicos y las instituciones. Como nota positiva, cabe resaltar que los resultados del BTI también indican que la cooperación entre los diferentes grupos de interés y la capacidad organizativa de la propia sociedad civil continúa siendo fuerte.
Dificultades persistentes para una buena gobernanza, sobre todo en las autocracias
A pesar de las afirmaciones por parte de los líderes autoritarios de que sus estados se gobiernan de manera más eficiente que cuando hay democracia puesto que los procesos de toma de decisiones – afirman – son más sencillos, los resultados del BTI demuestran todo lo contrario. En los valores más bajos de la escala de eficiencia del BTI encontramos 45 estados plagados de corrupción y desorganización, desde Camboya a Venezuela o Zimbabue, todos ellos gobernados con mano dura. Los regímenes autocráticos que muestran una gobernanza eficiente son claramente la excepción.
Es importante destacar la relación tan estrecha calidad democrática y la buena gobernanza, sobre todo cuando se trata de adoptar políticas basadas en el consenso. Los resultados del BTI resaltan, sin embargo, que en la última década, la capacidad y la voluntad de fomentar políticas de consenso ha ido a la baja en 80 países, con un retroceso muy significativo en el ámbito de la buena gobernanza. “Muchos gobiernos no han hecho los esfuerzos necesarios para fomentar unas políticas basadas en el consenso. El diálogo continuo y la inclusividad en los procesos de toma de decisiones son auténticos puntos fuertes en la gobernanza democrática” – comenta Sabine Donner, experta senior de la fundación Bertelsmann Stiftung. “La buena gestión política continúa siendo una de las respuestas más potentes a las tendencias autoritarias”.
El BTI 2024 en español
CADAL renovó el convenio para publicar en español las tendencias globales y los capítulos regionales del Bertelsmann Transformation Index 2024. Además, voluntarios de Argentina y pasantes internacionales colaborarán analizando el desempeño en el BTI en estos últimos 20 años, tanto de autocracias como de países de América Latina y el Caribe.
La calidad de la democracia en países en vías de desarrollo y de transformación ha ido menguando progresivamente en los últimos 20 años. Los resultados más recientes del Bertelsmann Transformation Index, de la Fundación Bertelsmann en Alemania, ya en su décima edición, demuestran que, de los 137 países analizados, solo 63 continúan siendo democracias, mientras que la mayoría reciben la clasificación de autocracias. Hay, sin embargo, razones para la esperanza. Los ejemplos de Brasil y Polonia, países en los que los votantes han frenado tendencias autoritarias, demuestran el potencial para revertir la erosión de la democracia.
En los primeros años del Bertelsmann Transformation Index (BTI), hace casi 20 años, la presión a la que se enfrentaban las democracias en el mundo era mucho menor que la actual. Hoy en día, casi un tercio de los 137 países analizados por el BTI presentan los indicadores más bajos de oportunidades de participación política jamás registrados por el propio BTI. Los datos no dan lugar a dudas: solo en los dos últimos años, las elecciones en 25 países han sido menos libres y menos justas; se han restringido los derechos de asamblea y asociación en 32 estados y la libertad de expresión se ha visto mermada con controles más férreos en 39 países. Esta erosión gradual de la democracia puede ser la antesala de un gobierno autoritario, una tendencia observada en países como Bangladesh, Mozambique y Turquía.
Los países de Latinoamérica son también un claro reflejo de esta tendencia. Es cada vez más común encontrar estilos políticos polarizados, que dan como resultado un debilitamiento de los ya de por sí fragmentados sistemas de partidos. Se detecta asimismo un aumento del número de candidatos radicales que están fuera del sistema político general y que cuestionan a unas instituciones persistentemente débiles. Asimismo, se percibe una tendencia cada vez más evidente hacia la inestabilidad política y a la erosión de la democracia. Especialmente en los últimos seis años, se observa también un deterioro de la gobernanza.
Sin embargo, existen aún democracias capaces de resistir a estas presiones. Los estados bálticos, así como Taiwán, Corea del Sur, Costa Rica, Chile y Uruguay representan claros ejemplos de cómo se puede llevar una transformación con éxito. Son países con un estado de derecho fuertemente arraigado, la gobernanza se basa en una priorización estratégica de sus políticas, en procesos participativos y en la inclusión, un enfoque se traduce en buenos resultados en
varios ámbitos como la Educación, la Sanidad, las infraestructuras y una calidad de vida que, a su vez, fortalecen la democracia en general.
Para contrarrestar la erosión de la democracia, se necesitan unas instituciones y unos mecanismos de control consolidados, como son un sistema judicial, un parlamento y unos medios de comunicación fuertes. En algunos países de Europa central y del este como la República Checa, Moldavia, Macedonia del Norte, Polonia, o Eslovenia, o en países latinoamericanos como Brasil, Guatemala y Honduras, la celebración de elecciones libres y (parcialmente) justas has sido clave para provocar un cambio. “Es en las urnas donde podemos detener estas tendencias autoritarias”- afirma Hauke Hartmann, experto senior de la Fundación Bertelsmann en Alemania. “Para ello, se necesita una movilización de la ciudadanía antes a las elecciones y volver al estado de derecho tras las mismas”.
La importancia de la sociedad civil
Una de las piezas clave para la defensa de la democracia es la resiliencia de la sociedad civil.
Los recientes ejemplos de Brasil, Guatemala, Kenia y Zambia ponen de manifiesto el papel clave de la sociedad civil para asegurar que se celebran elecciones justas y para defender su integridad, muchas veces en colaboración con las autoridades electorales y los tribunales constitucionales. En la misma línea, la buena movilización de algunos países como Polonia o Sri Lanka ha sido clave para proteger los derechos sociales y civiles. Estos ejemplos ponen de manifiesto la importancia de combinar el activismo ciudadano con un control institucional a los gobiernos, con el único objetivo de detener la deriva autoritaria. Para consolidar la democracia ante estos casos, es de vital importancia proteger y fortalecer los movimientos cívicos y las instituciones. Como nota positiva, cabe resaltar que los resultados del BTI también indican que la cooperación entre los diferentes grupos de interés y la capacidad organizativa de la propia sociedad civil continúa siendo fuerte.
Dificultades persistentes para una buena gobernanza, sobre todo en las autocracias
A pesar de las afirmaciones por parte de los líderes autoritarios de que sus estados se gobiernan de manera más eficiente que cuando hay democracia puesto que los procesos de toma de decisiones – afirman – son más sencillos, los resultados del BTI demuestran todo lo contrario. En los valores más bajos de la escala de eficiencia del BTI encontramos 45 estados plagados de corrupción y desorganización, desde Camboya a Venezuela o Zimbabue, todos ellos gobernados con mano dura. Los regímenes autocráticos que muestran una gobernanza eficiente son claramente la excepción.
Es importante destacar la relación tan estrecha calidad democrática y la buena gobernanza, sobre todo cuando se trata de adoptar políticas basadas en el consenso. Los resultados del BTI resaltan, sin embargo, que en la última década, la capacidad y la voluntad de fomentar políticas de consenso ha ido a la baja en 80 países, con un retroceso muy significativo en el ámbito de la buena gobernanza. “Muchos gobiernos no han hecho los esfuerzos necesarios para fomentar unas políticas basadas en el consenso. El diálogo continuo y la inclusividad en los procesos de toma de decisiones son auténticos puntos fuertes en la gobernanza democrática” – comenta Sabine Donner, experta senior de la fundación Bertelsmann Stiftung. “La buena gestión política continúa siendo una de las respuestas más potentes a las tendencias autoritarias”.
El BTI 2024 en español
CADAL renovó el convenio para publicar en español las tendencias globales y los capítulos regionales del Bertelsmann Transformation Index 2024. Además, voluntarios de Argentina y pasantes internacionales colaborarán analizando el desempeño en el BTI en estos últimos 20 años, tanto de autocracias como de países de América Latina y el Caribe.