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Monitoreo de la gobernabilidad democrática

09-04-2025

Entre el crecimiento económico y el reto de la democracia: las perspectivas políticas de Filipinas

De acuerdo al Bertelsmann Transformation Index (BTI), Filipinas es una democracia altamente defectuosa, con una economía limitada que está por encima del promedio regional de Asia y Oceanía, y con una gobernanza moderada que la sitúa en el puesto 83 a nivel mundial.
Por Laura Patiño Alzate
BBC (2018). Rodrigo Duterte: quién es el presidente de Filipinas con el que comparan a Jair Bolsonaro y quiere crear un “escuadrón de la muerte”.

En el corazón del sudeste asiático se encuentra Filipinas, un puente que conectó Asia con América durante muchos siglos debido a la colonización española a partir del siglo XVI y después por la dominación estadounidense en el siglo XX. “El país fue moldeado por 300 años en el convento y 50 años en Hollywood”, expresó la BBC para referirse a la influencia española en materia religiosa al convertir al país en el único bastión cristiano de Asia y a su administración bajo el Virreinato de Nueva España, pero también al afán de Estados Unidos en expandir su influencia política a través de la democracia para ganar la guerra hispano-estadounidense.

La Perla de Oriente se independizó de España en 1899, pero las islas se convirtieron en un Estado Libre Asociado a los Estados Unidos, brindando una emancipación y autonomía relativa. Aunque ya existía la República, la imposición de otras lenguas, religiones y culturas persistía, solo que bajo otra potencia dominante. No siendo suficiente con la hegemonía americana, los japoneses invadieron el territorio durante la Segunda Guerra Mundial, alimentando la búsqueda de la independencia definitiva. Después de las tensiones entre los bloques de la Guerra, Filipinas fue recuperada por Estados Unidos; no obstante, junto al principio de la autodeterminación de los pueblos y el fin del colonialismo se instauraría la Tercera República de Filipinas, ahora completamente soberana y reconocida.

A partir de 1946 se instauró un régimen democrático que estaba lleno de fallas estructurales por la corrupción, la pobreza generalizada y la crisis económica, por lo que cuando apareció la figura de Ferdinand Marcos con un plan para erradicar estas dificultades, el pueblo filipino decidió volverlo su presidente. No fue sino hasta 1972 que Marcos se convertiría en un dictador después de practicar un auto golpe de Estado que vulneró la democracia en su totalidad.

Aunque la violencia interna y la poca cooperación internacional forzarían el fin de su mandato en 1986, el autoritarismo no se extinguió, ya que reapareció en 2016 con Rodrigo Duterte y sus políticas de mano dura contra la droga, acciones por las que actualmente enfrenta un juicio por crímenes de lesa humanidad. A pesar de las polémicas medidas, estas obtuvieron una curiosa aprobación interna (70% en 2020 según Publicus Asia).

Al comprender mejor el panorama histórico y político que ha atravesado Filipinas a lo largo de los años es posible analizar sus procesos de transformación mediante el Bertelsmann Transformation Index (BTI), que evalúa a 137 países asignando puntajes del 1 al 10 a más de 50 indicadores en función de tres dimensiones: Transformación Política, Transformación Económica y Gobernanza. Los resultados pretenden demostrar qué rumbo toman los cambios sociales, la economía de mercado y la democracia en informes bianuales.

Transformación Política (TP)

Esta dimensión evalúa cinco criterios para comprender la viabilidad de la democracia, el Estado de derecho y las estructuras estatales de un país. Acorde al BTI 2024, la TP de Filipinas recibió un puntaje de 5.3, posicionándola en el puesto 63 a nivel mundial y categorizando al país como una democracia altamente defectuosa como Líbano y Malasia.

Puntajes recibidos por Filipinas en el índice de Transformación Política entre 2006 y 2024. Elaboración propia con base en el BTI

Ilustración 1: Puntajes recibidos por Filipinas en el índice de Transformación Política entre 2006 y 2024. Elaboración propia con base en el BTI

Durante el gobierno de Gloria Macapagal Arroyo (2001-2010) el país fue clasificado como una democracia defectuosa y al final de su mandato como una democracia altamente defectuosa. Después volvió a su estatus de democracia defectuosa con Benigno Aquino III (2010-2016) hasta el 2016 cuando asume Rodrigo Duterte y ocurre un retroceso en el índice que se mantiene con la gestión de Ferdinand Marcos Junior y Sara Duterte (2022-actualidad), hijos de Ferdinand Marcos y Rodrigo Duterte respectivamente.

Una de las razones por las que se vio afectada la puntuación es la baja separación de poderes durante los últimos dos gobiernos filipinos, donde el presidente ha acumulado poderes que no le corresponden, como son el Senado y la Corte Suprema. Otro componente que favorece este comportamiento es el carácter altamente presidencialista de Filipinas, donde se le da más importancia a las personalidades políticas que a los partidos políticos, causando que el clientelismo sea usual en época de elecciones.

El criterio de “Separación de poderes” ha sufrido una drástica disminución entre los periodos analizados por el BTI, ya que en 2006 recibió un puntaje de 9 y en el último informe del año 2024 se le dio un puntaje de 4. Esta concentración de poderes ha arrastrado otros problemas como la corrupción en el gobierno, generando que el 86% de los filipinos crea que es uno de los mayores obstáculos del país, el abuso de poder y la reducción de derechos civiles a partir de 2016.

Este último fenómeno surge desde la cuestionada guerra contra las drogas que ejecutó Duterte como parte de su plan para la reducción de la violencia y el narcotráfico, donde los operativos policiales se veían justificados bajo las órdenes del presidente. Actualmente, la policía registra 6.000 asesinatos oficiales, pero organizaciones de derechos humanos estiman unos 30.000 asesinados.

El CIVICUS Monitor establece que en una escala de sociedad civil cerrada y abierta, la filipina se encuentra categorizada como reprimida. Por otro lado, el BTI vio una baja de dos puntos entre el informe de 2016 y 2024, pasando de 6 puntos a 4 en el indicador de “Derechos Civiles”. Además, la libertad de expresión también ha descendido por dos puntos en la presidencia de Duterte que ha prohibido la “propaganda” contra sus políticas.

Aunque los índices muestren otra realidad, la mayoría de la población filipina (un 65% según el BTI) considera que se desarrolla una democracia plena porque solo tienen en cuenta las elecciones libres, pero no la libertad de prensa, un sistema judicial justo o una sociedad civil libre, que son elementos limitados en el país; sin embargo, piensan que son características positivas en un gobierno.

Es relevante destacar que la presencia del Estado en el territorio es bastante extensa pese a su desafiante geografía. El BTI reconoce que la educación básica, la comunicación y el transporte están disponibles en todo el país, siempre otorgando puntajes entre seis y siete, pero en áreas rurales suelen ser de muy baja calidad.

Transformación Económica (TE)

Esta dimensión entiende a la economía desde siete criterios que incluyen aspectos sociales, estructurales y monetarios, como el nivel de desarrollo socioeconómico, la organización de mercado y el desempeño económico, respectivamente. En 2024, el BTI concedió un puntaje de 5.9 a este ámbito, estableciendo que Filipinas posee una economía limitada que está por encima del promedio regional (5.3 en Asia y Oceanía).

Puntajes recibidos por Filipinas en el índice de Transformación Económica entre 2006 y 2024. Elaboración propia con base en el BTI.

Ilustración 2: Puntajes recibidos por Filipinas en el índice de Transformación Económica entre 2006 y 2024. Elaboración propia con base en el BTI.

Aunque no es evidente en el gráfico, los expertos afirman que el PBI ha subido entre el 6% y 7% anualmente a excepción de los años de la pandemia, convirtiéndola en la segunda economía con el crecimiento más rápido del sudeste asiático. Sumado a esto, la volatilidad de la inflación ha disminuido en los últimos años y ha permitido que el peso se mantenga relativamente estable incluso con conflictos globales como la guerra de Rusia y Ucrania.

Esta estabilidad monetaria, que ha recibido puntajes de 8 desde el gobierno de Duterte, contribuyó a que las tasas de pobreza en el país hayan disminuido considerablemente, pasando de casi 27% en 2006 a 17% en 2021, pero la autopercepción de pobreza en Filipinas no mejora: un 51% de las familias del territorio afirman que son pobres.

La problemática de la pobreza viene atada a la exclusión social y a una amplia barrera socioeconómica que perjudica más a las áreas rurales que a las áreas urbanas. Esta brecha ocurre por la dependencia de las zonas rurales de la agricultura por la escasez de tecnologías, difícil acceso a los grandes mercados y la falta de educación, provocando una crisis educativa donde nueve de cada diez niños filipinos no puedan entender un texto simple.

Para solucionar esta problemática el gobierno actual implementó un Plan de Desarrollo 2023-2028 para mejorar la calidad de formación, aumentar las tasas de inscripción y extender el ciclo básico de la educación. Parte de la crisis educacional se debe a la poca inversión que se ha hecho; por ejemplo, en 2020 solo se destinó un 4% del PBI a este sector. Es por esto que el BTI le ha otorgado puntajes entre 4 y 5 a los criterios de “Desarrollo Socioeconómico” y “Educación y Política de I&D” desde el 2006 al 2024, exhibiendo una falla estructural y administrativa persistente en el tiempo.

Por otro lado, hay interés en mejorar la organización de mercado, que está dominada por empresas privadas sobre las empresas estatales. A pesar de esta relevancia, fue desde el gobierno de Duterte que se flexibilizó la posibilidad de permitir que inversores extranjeros pudieran ser dueños totales de sus negocios en el país; asimismo, existe un oligopolio de mercado donde unas pocas familias son las que controlan las políticas económicas según sus necesidades.

Es relevante considerar que, siendo un país en vías de desarrollo, el sector primario y terciario son fundamentales, pero el secundario es el más importante de la economía junto con el sector informal, que emplea a más del 75% de los habitantes. Si bien esta fuerza laboral es importante, no hay que dejar de lado a quienes viven en el extranjero (10 millones de personas) y aportan con un significativo componente económico: las remesas. En 2022 representaron casi el 9% del PBI y en diciembre del 2024 alcanzaron un máximo histórico de 3.38 millones de dólares.

Finalmente, este prometedor panorama económico se ve asegurado por alianzas comerciales con la ASEAN y la colaboración de potencias económicas como China, Estados Unidos, Alemania y Corea del Sur, que son algunos de los principales países importadores y exportadores.

Gobernanza (G)

Esta dimensión determina la calidad y eficiencia de liderazgo de los dirigentes de un país para guiar el desarrollo y las reformas. Una gobernanza ideal es la que es coherente con sus objetivos y reformas, además de gestionar bien el uso de los recursos disponibles. Es importante considerar que el BTI otorga dos puntajes, uno por el Desempeño de la Gobernanza y otro por el Índice de Gobernanza, que es el resultado entre el primero y el criterio de “Nivel de Dificultad.”

Puntajes recibidos por Filipinas en el índice de Gobernanza entre 2006 y 2024. Elaboración propia con base en el BTI.

Ilustración 3: Puntajes recibidos por Filipinas en el índice de Gobernanza entre 2006 y 2024. Elaboración propia con base en el BTI.

Actualmente, Filipinas posee una gobernanza moderada que la sitúa en el puesto 83 a nivel mundial. Entre las dificultades que enfrenta el gobierno resaltan los factores demográficos y geográficos como la dispersión territorial, el carácter multiétnico de la población y la ubicación de las islas en el Cinturón de Fuego del Pacífico, que las hace muy vulnerables a desastres naturales.

Asimismo, hay aspectos de la cultura política que impactan negativamente en la gobernanza. Como se mencionó anteriormente, la población filipina considera que hay una democracia funcional en el país, pero acorde al BTI los actores antidemocráticos más relevantes del país son la misma élite política, incluyendo al presidente Marcos Jr. y a la vicepresidenta Duterte. Cabe mencionar que la fórmula presidencial experimentó una fuerte ruptura que atenta contra el gobierno, llegando al extremo de amenazas de muerte por parte de Sara Duterte a “Bong Bong” Marcos.

Aun así, no se desafía por completo la democracia porque los actores políticos están dispuestos a ser electos por voto popular y a cumplir los años de mandato estipulados por la constitución. Ahora bien, al momento de elegir representantes los ciudadanos gozan del derecho a voto sin mayor restricción; no obstante, las organizaciones opositoras, movimientos de izquierda o grupos que abogan por los derechos humanos suelen ser silenciados, perseguidos y sus miembros corren el riesgo de ser asesinados. Debido a este complejo panorama, el BTI otorga un puntaje de 4 a los indicadores de “Consulta Pública” y “Actores Antidemocráticos.”

Otra consecuencia de las tendencias autoritarias es el deterioro de la credibilidad internacional de los últimos dos gobiernos (Duterte y Marcos Jr.), llevando a una caída de tres puntos en el respectivo indicador. Asimismo, ha habido drásticos cambios en la política exterior, donde se confrontaron alianzas históricas con Estados Unidos y se formaron nuevas con China y Rusia, y la continuada guerra contra las drogas sigue dejando dudas respecto a la reputación de Filipinas.

Por otro lado, al momento de promulgar leyes o crear políticas públicas el debate entre partidos oficialistas y opositores es prácticamente nulo, ya que el presidente controla aproximadamente el 90% de los miembros de la Cámara de Representantes. Más allá del evidente clientelismo, la gestión actual puede asegurarse de que sus proyectos puedan llevarse a cabo y haya una buena coordinación de políticas.

Ahora bien, los nuevos gobiernos suelen ser innovadores y distanciarse de las políticas de su predecesor, pero en el caso de Marcos Junior hubo una continuación de estas, específicamente en la guerra contra las drogas. Aunque se sigue un patrón similar, la gestión actual no es tan radical en sus medidas e incluso es más abierta a la colaboración externa; por ejemplo, ha revitalizado la importancia de la diplomacia y se ha inclinado un poco más hacia la neutralidad política.

Finalmente, a pesar de que esta dimensión demuestra los obstáculos que debe enfrentar Filipinas y que hay una democracia en la cuerda floja, la población ve con otros ojos el panorama: una amplia mayoría aprueba al presidente actual, pues según el medio filipino GMA News afirma que el 64% de los ciudadanos están satisfechos con su desempeño y el índice de confianza se ubica en un favorable 65%.

El siguiente desafío que enfrenta el país es el juicio político contra la vicepresidenta Duterte por malversación de fondos públicos y las mencionadas declaraciones de atentar contra Marcos. Además, el juicio pendiente contra su padre en la Corte Penal Internacional influirá en una dura caída del clan Duterte en la política local.

Laura Patiño Alzate
Laura Patiño Alzate
Voluntaria
Estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano (Buenos Aires, Argentina).
 
 
 

 
 
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