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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos
Un premio cuestionable para Víctor Hugo Morales
Por su complicidad con la dictadura cubana y su dudoso papel durante la dictadura militar uruguaya, es cuestionable que se le otorgue un Premio a la libertad de expresión a Víctor Hugo Morales y mucho más criticable es que se lo ponga al mismo nivel de una persona verdaderamente valiente y democrática como Yoani Sánchez.Por Gabriel C. Salvia
El relator de fútbol y periodista de interés general Víctor Hugo Morales fue uno de los tres galardonados con los Premios Perfil a la libertad de expresión. Perfil lo justificó al publicar en su sitio de internet que "En el plano nacional, Editorial Perfil buscó reconocer, por medio de un gesto componedor hacia el interior de(l) periodismo, la labor de dos figuras de importante trayectoria y prestigio que sostienen posturas contrapuestas en relación a la Ley de Medios: Víctor Hugo Morales y Joaquín Morales Solá".
Sin embargo, en otro galardón de la editorial, se pone en evidencia la contradicción de premiar a Víctor Hugo Morales: "a nivel internacional, Yoani Sánchez Cordero se quedó con el Premio Perfil 2010 a la Libertad de Expresión. La periodista y bloguera disidente enfrenta y critica al régimen cubano de Fidel y Raul Castro a través de su blog, Generación Y, y de su libro Cuba Libre", fundamentó Perfil.
Es muy conocido que Víctor Hugo viajó a Cuba a transmitir y celebrar desde Radio Rebelde los festejos del 50° aniversario de la más extensa dictadura latinoamericana y -salvo un audio grabado por un productor suyo a Hilda Molina- ni se interesó por entrevistar o reunirse con referentes opositores, entre ellos la destacada bloguera Yoani Sánchez. ¿Es coherente, entonces, otorgarle el mismo premio a la libertad de expresión a quien padece una dictadura y a quien la defiende?
La "ceguera ideológica"[1] de Víctor Hugo mientras estuvo en el "paraíso caribeño", en el cual probablemente nunca viviría, estuvo acompañada de expresiones que demuestran sus frágiles o dudosas convicciones democráticas. Por ejemplo, cuando regresó de Cuba mantuvo un intercambio al aire con la periodista María O'Donnell, cuyos dichos solamente se les perdonan a los pseudo-progresistas como él. En efecto, en el paso del programa de Magdalena Ruiz Guiñazú, en ese momento conducido por O'Donnell, al de Víctor Hugo, en radio Continental, éste último defendía a la dictadura cubana. Pero en un momento, María O'Donnell le señaló la falta de libertades elementales en Cuba, a lo cual este ganador del premio Perfil a la libertad de expresión manifestó que si en la isla de los hermanos Castro se permitieran esas libertades, incluyendo varios partidos, Cuba terminaría teniendo políticos como los nuestros y así sobrevendría la corrupción y con ella el fin de los derechos y logros sociales del régimen cubano. Es decir, para Víctor Hugo Morales es necesario implementar una férrea dictadura que permita ejecutar políticas sociales igualitarias, algo que por cierto piensan muchos en América Latina.
Ahora, la falta de libertad de prensa y la opacidad que rige en Cuba, entre otras cosas, no permite brindar diversidad informativa sobre la realidad que allí se vive. Por eso, llamaba la atención que Morales descreyera de las estadísticas del INDEC, pero en cambio confiara ciegamente en la cifras del Organismo Nacional de Estadísticas de Cuba que son muchísimo menos creíbles. De la misma manera, su crítica casi monotemática al "monopolio" Clarín y su concentración mediática, es contradictoria con el apoyo a un régimen que constitucionalmente monopoliza los medios de comunicación y aplicando un código penal del estilo nazi-soviético encarcela a largas penas de prisión a quienes intentan expresar una opinión alternativa al modelo de pensamiento único castrista.
Por cierto, también es contradictorio que Morales reproduzca en su programa de radio la canción dedicada al Che Guevara, pues su estilo de vida es totalmente diferente al que caracterizó al autor de Guerra de guerrillas. Es que el bon vivant oriental ha ganado mucho dinero en su profesión, lo cual es elogiable pues significa que quienes lo auspician y contratan valoran su trabajo en el mercado periodístico, pero ello no se corresponde con su recurrente bajada de línea anti-capitalista. ¿Acaso podría trabajar en Cuba como lo hace en la Argentina y tener allí la misma calidad de vida que aquí? ¿Podría vivir en Cuba y viajar libremente a disfrutar de espectáculos en Nueva York y París, como lo hace regularmente, entre otros placeres que le brinda la posibilidad de estar en un país democrático con cierta libertad económica?
Por último, hay un aspecto más que Perfil tendría que haber considerado sobre la "trayectoria y prestigio" de Víctor Hugo Morales en la defensa de la libertad de expresión, pues es muy controvertido su comportamiento durante la dictadura militar en el Uruguay. Se sabe que Víctor Hugo vino a la Argentina en el año 1981, pero no precisamente como exiliado político de la dictadura uruguaya, sino para hacer algo que según sus propias palabras lo obsesiona: "hacer diferencia económica".
Respecto a su trayectoria y crecimiento profesional en el Uruguay, el periodista Leonardo Haberkorn, autor del best seller Historias tupamaras y Coordinador Académico de la carrera de Periodismo en la prestigiosa Universidad ORT, publicó en su blog El Informante, el artículo "Víctor Hugo: la historia olvidada"[2], en el cual ofrece una visión poco conocida sobre la carrera profesional de Morales en su país.
Haberkorn cuenta con lujo de detalles y citando textos del propio Morales, la relación que tuvo con la dictadura militar uruguaya, por lo cual termina su artículo diciendo: "Víctor Hugo podría hacer un ejercicio de memoria e introspección antes de seguir repartiendo y quitando carnéts de dignidad de prensa".
En definitiva, por su complicidad con la dictadura cubana y su dudoso papel durante la dictadura militar uruguaya, es cuestionable que se le otorgue un Premio a la libertad de expresión a Víctor Hugo Morales y mucho más criticable es que se lo ponga al mismo nivel de una persona verdaderamente valiente y democrática como Yoani Sánchez.
Gabriel C. Salvia es periodista, director del proyecto Puente Democrático www.cadal.org y autor de una entrevista a Yoani Sánchez publicada en la revista Noticias (El gran fracaso de la utopía, 2 de enero de 2009).
1.- "Esta enfermedad mental hace que los seres humanos puedan ignorar aquello que no quieren ver", Robert Cox, prólogo del libro "Otra grieta en la pared", de Fernando J. Ruiz.
2.- http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/04/victor-hugo-la-historia-olvidada.html
Gabriel C. SalviaDirector GeneralActivista de derechos humanos enfocado en la solidaridad democrática internacional. En 2024 recibió el Premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa. Es autor de los libros "Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional" (2024) y "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). Además, compiló varios libros, entre ellos "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021), "Desafíos para el fortalecimiento democrático en la Argentina" (2015), "Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en Argentina" (2013) y "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), Sus columnas de opinión han sido publicadas en varios medios en español. Actualmente publica en Clarín, Perfil, Infobae y La Nación, de Argentina. Ha participado en eventos internacionales en América Latina, África, Asia, Europa, los Balcanes y en Estados Unidos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista, trabajó entre 1992 y 1997 en gráfica, radio y TV especializado en temas parlamentarios, políticos y económicos, y posteriormente contribuyó con entrevistas en La Nación y Perfil.
El relator de fútbol y periodista de interés general Víctor Hugo Morales fue uno de los tres galardonados con los Premios Perfil a la libertad de expresión. Perfil lo justificó al publicar en su sitio de internet que "En el plano nacional, Editorial Perfil buscó reconocer, por medio de un gesto componedor hacia el interior de(l) periodismo, la labor de dos figuras de importante trayectoria y prestigio que sostienen posturas contrapuestas en relación a la Ley de Medios: Víctor Hugo Morales y Joaquín Morales Solá".
Sin embargo, en otro galardón de la editorial, se pone en evidencia la contradicción de premiar a Víctor Hugo Morales: "a nivel internacional, Yoani Sánchez Cordero se quedó con el Premio Perfil 2010 a la Libertad de Expresión. La periodista y bloguera disidente enfrenta y critica al régimen cubano de Fidel y Raul Castro a través de su blog, Generación Y, y de su libro Cuba Libre", fundamentó Perfil.
Es muy conocido que Víctor Hugo viajó a Cuba a transmitir y celebrar desde Radio Rebelde los festejos del 50° aniversario de la más extensa dictadura latinoamericana y -salvo un audio grabado por un productor suyo a Hilda Molina- ni se interesó por entrevistar o reunirse con referentes opositores, entre ellos la destacada bloguera Yoani Sánchez. ¿Es coherente, entonces, otorgarle el mismo premio a la libertad de expresión a quien padece una dictadura y a quien la defiende?
La "ceguera ideológica"[1] de Víctor Hugo mientras estuvo en el "paraíso caribeño", en el cual probablemente nunca viviría, estuvo acompañada de expresiones que demuestran sus frágiles o dudosas convicciones democráticas. Por ejemplo, cuando regresó de Cuba mantuvo un intercambio al aire con la periodista María O'Donnell, cuyos dichos solamente se les perdonan a los pseudo-progresistas como él. En efecto, en el paso del programa de Magdalena Ruiz Guiñazú, en ese momento conducido por O'Donnell, al de Víctor Hugo, en radio Continental, éste último defendía a la dictadura cubana. Pero en un momento, María O'Donnell le señaló la falta de libertades elementales en Cuba, a lo cual este ganador del premio Perfil a la libertad de expresión manifestó que si en la isla de los hermanos Castro se permitieran esas libertades, incluyendo varios partidos, Cuba terminaría teniendo políticos como los nuestros y así sobrevendría la corrupción y con ella el fin de los derechos y logros sociales del régimen cubano. Es decir, para Víctor Hugo Morales es necesario implementar una férrea dictadura que permita ejecutar políticas sociales igualitarias, algo que por cierto piensan muchos en América Latina.
Ahora, la falta de libertad de prensa y la opacidad que rige en Cuba, entre otras cosas, no permite brindar diversidad informativa sobre la realidad que allí se vive. Por eso, llamaba la atención que Morales descreyera de las estadísticas del INDEC, pero en cambio confiara ciegamente en la cifras del Organismo Nacional de Estadísticas de Cuba que son muchísimo menos creíbles. De la misma manera, su crítica casi monotemática al "monopolio" Clarín y su concentración mediática, es contradictoria con el apoyo a un régimen que constitucionalmente monopoliza los medios de comunicación y aplicando un código penal del estilo nazi-soviético encarcela a largas penas de prisión a quienes intentan expresar una opinión alternativa al modelo de pensamiento único castrista.
Por cierto, también es contradictorio que Morales reproduzca en su programa de radio la canción dedicada al Che Guevara, pues su estilo de vida es totalmente diferente al que caracterizó al autor de Guerra de guerrillas. Es que el bon vivant oriental ha ganado mucho dinero en su profesión, lo cual es elogiable pues significa que quienes lo auspician y contratan valoran su trabajo en el mercado periodístico, pero ello no se corresponde con su recurrente bajada de línea anti-capitalista. ¿Acaso podría trabajar en Cuba como lo hace en la Argentina y tener allí la misma calidad de vida que aquí? ¿Podría vivir en Cuba y viajar libremente a disfrutar de espectáculos en Nueva York y París, como lo hace regularmente, entre otros placeres que le brinda la posibilidad de estar en un país democrático con cierta libertad económica?
Por último, hay un aspecto más que Perfil tendría que haber considerado sobre la "trayectoria y prestigio" de Víctor Hugo Morales en la defensa de la libertad de expresión, pues es muy controvertido su comportamiento durante la dictadura militar en el Uruguay. Se sabe que Víctor Hugo vino a la Argentina en el año 1981, pero no precisamente como exiliado político de la dictadura uruguaya, sino para hacer algo que según sus propias palabras lo obsesiona: "hacer diferencia económica".
Respecto a su trayectoria y crecimiento profesional en el Uruguay, el periodista Leonardo Haberkorn, autor del best seller Historias tupamaras y Coordinador Académico de la carrera de Periodismo en la prestigiosa Universidad ORT, publicó en su blog El Informante, el artículo "Víctor Hugo: la historia olvidada"[2], en el cual ofrece una visión poco conocida sobre la carrera profesional de Morales en su país.
Haberkorn cuenta con lujo de detalles y citando textos del propio Morales, la relación que tuvo con la dictadura militar uruguaya, por lo cual termina su artículo diciendo: "Víctor Hugo podría hacer un ejercicio de memoria e introspección antes de seguir repartiendo y quitando carnéts de dignidad de prensa".
En definitiva, por su complicidad con la dictadura cubana y su dudoso papel durante la dictadura militar uruguaya, es cuestionable que se le otorgue un Premio a la libertad de expresión a Víctor Hugo Morales y mucho más criticable es que se lo ponga al mismo nivel de una persona verdaderamente valiente y democrática como Yoani Sánchez.
Gabriel C. Salvia es periodista, director del proyecto Puente Democrático www.cadal.org y autor de una entrevista a Yoani Sánchez publicada en la revista Noticias (El gran fracaso de la utopía, 2 de enero de 2009).
1.- "Esta enfermedad mental hace que los seres humanos puedan ignorar aquello que no quieren ver", Robert Cox, prólogo del libro "Otra grieta en la pared", de Fernando J. Ruiz.
2.- http://leonardohaberkorn.blogspot.com/2010/04/victor-hugo-la-historia-olvidada.html