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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos
El Grand Guignol de los derechos humanos
Van 320 muertos en tres meses, más de 200 desparecidos, decenas de heridos que no pueden ser atendidos en hospitales copados por paramilitares y cientos de torturados en dependencias policiales. Al 2 de julio se contabilizaban 43 niños huérfanos fruto de la represión de Daniel Ortega. Hogares de familiares de opositores selectivamente incendiados. Nada es suficiente para arrancarle a estas personalidades latinoamericanas una exigencia dirigida al homicida para que cese la ordalía.Por Hugo Machín Fajardo
Lo constaté. Propongo que lo compruebe también usted. Escriba en su buscador de Internet la frase “condena la represión en Nicaragua” junto a cualquiera de los nombres de presidentes y expresidentes que aparecen debajo. Búsqueda inútil. No encontrará a ninguno.
Van 320 muertos en tres meses; más de 200 desparecidos; decenas de heridos que no pueden ser atendidos en hospitales copados por paramilitares; cientos de torturados en dependencias policiales; al 2 de julio se contabilizaban 43 niños huérfanos fruto de la represión de Daniel Ortega; hogares de familiares de opositores selectivamente incendiados. Nada es suficiente para arrancarle a estas personalidades latinoamericanas una exigencia dirigida al homicida para que cese la ordalía. “Un buey enorme” pesa sobre sus lenguas.
Misiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de Amnistía Internacional (AI), hace días que viajaron al país centroamericanos y denuncian desde Managua el baño de sangre que enluta a ese país. La ex fiscal general guatemalteca Claudia Paz y Paz, quien llevó ante la justicia al genocida Efraín Ríos Montt, es una de las personas encargadas de verificar los hechos acaecidos.
Los obispos católicos nicaragüenses, un día sí y otro también, exigen el cese de la matanza y son agredidos, acuchillados, por paramilitares o matones.
Desde el 16 de junio relatores especiales de Naciones Unidas han solicitado a Ortega el cese de la represión de las manifestaciones pacíficas contra el Gobierno por parte de las fuerzas de seguridad y grupos afines. Al pedido interno y externo de adelantar elecciones para 2019, Ortega respondió con el mantenimiento de los comicios para el 2021 y acusó a los estudiantes, empresarios, y obispos de alentar un golpe de Estado. Igual que Anastasio Somoza en su época.
Estos gobernantes y ex gobernantes de la lista que aparece debajo, todos, en diferentes momentos de su carrera política, juraron que la defensa de los derechos humanos era su norte y, por supuesto, parte de su programa de gobierno.
Defender los derechos humanos comprende un amplio espectro de acciones. Una, elemental, es la solidaridad con aquellos a quienes se les violan sus derechos. Denunciarlo, ya contribuye a aliviar el sufrimiento de la víctima, o de sus deudos. Algunos y algunas de los tranquilamente omisos hoy deben su vida a la denuncia que otros oportunamente ayer -y en ocasiones arriesgándose- hicieron por ellos.
Su insolidaridad daña el tejido social latinoamericano en una magnitud sobre la que la historia les exigirá responsabilidad.
Coloque usted el concepto que entienda pertinente para explicar este estruendoso silencio: cálculo politiquero, mezquindad, temor a perder votos, corrupción, oportunismo, cobardía, diplomacia…complételo como mejor entienda. Dante, en su fábula, les ubicaría en el Anteinfierno: el castigo de los indiferentes.
Personal, y asqueadamente, la utilización primigenia de los derechos humanos para juntar votos y la traición actual a esos principios, lo percibo como el Grand Guignol de los derechos humanos: aquel teatro del horror de la primera mitad del siglo XX, interpretado hoy por personajes cuyos roles se caracterizan por la amoralidad explícita.
1) Michelle Bachelet
2) Miguel Díaz Canel [Presidente de Cuba]
3) Rafael Correa
4) Cristina Kirchner
5) Ricardo Lagos
6) Andrés Manuel López Obrador
7) Lula
8) Nicolás Maduro
9) Evo Morales
10) José “Pepe” Mujica
11) Dilma Rousseff
12) Salvador Sánchez Cerén, [Presidente de El Salvador por el FMLN]
13) Tabaré Vázquez
Cuando se dio el golpe de Estado en Honduras del 28 de junio 2009, algunos de los mencionados como Cristina Kirchner llevaron su denuncia a la Asamblea de la ONU. Correspondía hacerlo. La CIDH verificó el asesinato de siete personas como resultado de la represión desatada, así como numerosos casos de violaciones a los derechos humanos en Tegucigalpa, en San Pedro de Sula, Choloma, y el aeropuerto de Toncontín.
Cuando en junio de 2012 el senado de Paraguay destituyó al presidente Fernando Lugo, varios de los que hoy callan propusieron sanciones contra Paraguay, país al que expulsaron del Mercosur. Pepe Mujica acuñó entonces su máxima antidemocrática - “lo político está por encima de lo jurídico”- en apoyo a la expulsión, además de calificar de “golpe de Estado” lo ocurrido en Asunción; y de promover un respaldo de la Unasur al depuesto Lugo.
Hugo Machín FajardoRedactor Especial del Portal Análisis LatinoPeriodista desde 1969, una forzada interrupción entre 1973 -1985, no le impidió ejercer el periodismo clandestino. Secuestrado en 1981 por la dictadura uruguaya, permaneció desaparecido y torturado hasta 1982, en que fue recluido en el Penal de Libertad hasta 1985. Ex -docente de periodismo en Universidad ORT, de Montevideo. Ex vicepresidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU). Jurado del Premio Periodismo para la Tolerancia, 2004, de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) /Unión Europea. Coordinó "Periodismo e Infancia-2005". Integró diversas redacciones periodísticas de medios y agencias de noticias en Montevideo, Uruguay. Actualmente se desempeña como free -lance.
Lo constaté. Propongo que lo compruebe también usted. Escriba en su buscador de Internet la frase “condena la represión en Nicaragua” junto a cualquiera de los nombres de presidentes y expresidentes que aparecen debajo. Búsqueda inútil. No encontrará a ninguno.
Van 320 muertos en tres meses; más de 200 desparecidos; decenas de heridos que no pueden ser atendidos en hospitales copados por paramilitares; cientos de torturados en dependencias policiales; al 2 de julio se contabilizaban 43 niños huérfanos fruto de la represión de Daniel Ortega; hogares de familiares de opositores selectivamente incendiados. Nada es suficiente para arrancarle a estas personalidades latinoamericanas una exigencia dirigida al homicida para que cese la ordalía. “Un buey enorme” pesa sobre sus lenguas.
Misiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de Amnistía Internacional (AI), hace días que viajaron al país centroamericanos y denuncian desde Managua el baño de sangre que enluta a ese país. La ex fiscal general guatemalteca Claudia Paz y Paz, quien llevó ante la justicia al genocida Efraín Ríos Montt, es una de las personas encargadas de verificar los hechos acaecidos.
Los obispos católicos nicaragüenses, un día sí y otro también, exigen el cese de la matanza y son agredidos, acuchillados, por paramilitares o matones.
Desde el 16 de junio relatores especiales de Naciones Unidas han solicitado a Ortega el cese de la represión de las manifestaciones pacíficas contra el Gobierno por parte de las fuerzas de seguridad y grupos afines. Al pedido interno y externo de adelantar elecciones para 2019, Ortega respondió con el mantenimiento de los comicios para el 2021 y acusó a los estudiantes, empresarios, y obispos de alentar un golpe de Estado. Igual que Anastasio Somoza en su época.
Estos gobernantes y ex gobernantes de la lista que aparece debajo, todos, en diferentes momentos de su carrera política, juraron que la defensa de los derechos humanos era su norte y, por supuesto, parte de su programa de gobierno.
Defender los derechos humanos comprende un amplio espectro de acciones. Una, elemental, es la solidaridad con aquellos a quienes se les violan sus derechos. Denunciarlo, ya contribuye a aliviar el sufrimiento de la víctima, o de sus deudos. Algunos y algunas de los tranquilamente omisos hoy deben su vida a la denuncia que otros oportunamente ayer -y en ocasiones arriesgándose- hicieron por ellos.
Su insolidaridad daña el tejido social latinoamericano en una magnitud sobre la que la historia les exigirá responsabilidad.
Coloque usted el concepto que entienda pertinente para explicar este estruendoso silencio: cálculo politiquero, mezquindad, temor a perder votos, corrupción, oportunismo, cobardía, diplomacia…complételo como mejor entienda. Dante, en su fábula, les ubicaría en el Anteinfierno: el castigo de los indiferentes.
Personal, y asqueadamente, la utilización primigenia de los derechos humanos para juntar votos y la traición actual a esos principios, lo percibo como el Grand Guignol de los derechos humanos: aquel teatro del horror de la primera mitad del siglo XX, interpretado hoy por personajes cuyos roles se caracterizan por la amoralidad explícita.
1) Michelle Bachelet
2) Miguel Díaz Canel [Presidente de Cuba]
3) Rafael Correa
4) Cristina Kirchner
5) Ricardo Lagos
6) Andrés Manuel López Obrador
7) Lula
8) Nicolás Maduro
9) Evo Morales
10) José “Pepe” Mujica
11) Dilma Rousseff
12) Salvador Sánchez Cerén, [Presidente de El Salvador por el FMLN]
13) Tabaré Vázquez
Cuando se dio el golpe de Estado en Honduras del 28 de junio 2009, algunos de los mencionados como Cristina Kirchner llevaron su denuncia a la Asamblea de la ONU. Correspondía hacerlo. La CIDH verificó el asesinato de siete personas como resultado de la represión desatada, así como numerosos casos de violaciones a los derechos humanos en Tegucigalpa, en San Pedro de Sula, Choloma, y el aeropuerto de Toncontín.
Cuando en junio de 2012 el senado de Paraguay destituyó al presidente Fernando Lugo, varios de los que hoy callan propusieron sanciones contra Paraguay, país al que expulsaron del Mercosur. Pepe Mujica acuñó entonces su máxima antidemocrática - “lo político está por encima de lo jurídico”- en apoyo a la expulsión, además de calificar de “golpe de Estado” lo ocurrido en Asunción; y de promover un respaldo de la Unasur al depuesto Lugo.