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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos
Nuestros aliados
No es rara coincidencia, que mientras tenían lugar los hechos que comentaremos en este artículo, junto al cerco que impone el gobierno de Venezuela a un canal crítico, como es el caso de Globovisión, para castigar su línea editorial, se diera a conocer un importante informe de la organización Freedom House sobre los nuevos autoritarismos del siglo XXI.Por Andrés Cañizález
La lectura de la prensa internacional, por estos días, da cuenta del desarrollo autoritario que tienen aliados estratégicos de Venezuela, y su impacto sobre el libre ejercicio de expresarse y el derecho de sus sociedades a informarse. La situación de Irán, con mucho más repercusión política obviamente, pues está en discusión la legitimidad de las elecciones presidenciales, tiene un correlato importante en materia del ejercicio democrático a informar y ser informado, entretanto en China, de forma menos notable pero igual peligrosa, el gobierno avanza en la consolidación del cerco informático, para impedir que los ciudadanos chinos naveguen libremente por la red de Internet.
No es rara coincidencia, que mientras tenían lugar los hechos que comentaremos más adelante, junto al cerco que impone el gobierno de Venezuela a un canal crítico, como es el caso de Globovisión, para castigar su línea editorial, se diera a conocer un importante informe de la organización Freedom House sobre los nuevos autoritarismos del siglo XXI. Se pueden intuir, con relativa facilidad, que los tres países ya mencionados forman parte de tan detestable club, al que se suma Rusia y Pakistán.
El informe, que debe leerse, se titula: “Undermining Democracy: 21st Century Authoritarians” (Socavar la democracia: los autoritarios del siglo 21). Se trata de la culminación de un estudio de dos años y describe cómo cinco de los estados autoritarios más influyentes del mundo (China, Rusia, Irán, Venezuela y Pakistán) están subvirtiendo activamente los movimientos democráticos, censurando estrictamente la información a la que sus ciudadanos pueden acceder e intimidando a periodistas y la sociedad civil. En esta oportunidad no nos detendremos en el documento, lamentablemente la realidad cotidiana de estos países ofrece ejemplos frescos de cómo opera el nuevo modelo: el neoautoritarismo.
La censura en Irán
Lo primero que pusieron en práctica las autoridades de Irán, cuando percibieron lo que se les venía encima por el presunto fraude electoral, fue la censura. De acuerdo con reporte de varias organizaciones reconocidas como Reporteros Sin Fronteras (Paris), Artículo 19 (Londres) y el Comité de Protección de Periodistas (Nueva York), los servicios de seguridad entraron a las oficinas de los periódicos iraníes, y de inmediato procedieron a censurar el contenido de los medios. En el caso de los medios impresos muestran abiertamente la situación de censura, por ejemplo el 15 de junio, la primera plana de “Etemad Meli”, el periódico del candidato Mehdi Karoubi, muestra una foto del presidente Mahmoud Ahmadinejad en un mitin y al lado aparece una columna en blanco, debido a la edición de los censores. Mientras tanto, “Kalameh Sabz”, el periódico del principal oponente de Ahmedinejad, Mir Hossein Mousavi, tiene prohibición de circular desde el 13 de junio. Una circular oficial ordenó a todos los medios iraníes abstenerse de difundir información que pueda cuestionar la legitimidad de las elecciones.
La prensa extranjera ha sufrido serias limitaciones. Incautación de cintas y materiales, prohibición de desplazarse libremente, e incluso la expulsión del país, que ha afectado a periodistas principalmente europeos. Lo bueno que ha tenido esta crisis, con sus restricciones a los medios tradicionales, ha sido demostrar el enorme poder que tienen las nuevas tecnologías de comunicación e información en manos de los ciudadanos. Se ha activado una amplia gama de comunicaciones sociales, incluyendo mensajes de texto, sitios de redes sociales y sitios web. El gobierno también ha censurado a diversas páginas web y ha llevado a periodistas a prisión. Las secuelas postelectorales de represión y censura, incluso más que los propios resultados electorales, ponen en tela de juicio al sistema de Irán, cuyas autoridades insisten en llamar democrático.
Made in China
El gigante asiático, por su parte, está demostrando la enorme capacidad de censura y represión que puede ejercerse con el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación. A partir del 1 de julio será obligatorio que todas las computadoras que se vendan dentro de China, que cuentan por decenas de millones, tengan instalado el software “Represa verde”. Según el discurso oficial, esto tiene por finalidad proteger a los jóvenes de “contenido dañino”, especialmente pornografía, pero llama la atención que la iniciativa provenga del ejército de ese país.
De acuerdo con la información recogida por la prensa extranjera en Beijing, el software enlazaría las computadoras personales con una base de datos que se actualizaría regularmente con lugares proscritos, por razones políticas, y bloquearía el acceso a esas direcciones.
En China se venden cada año unas 40 millones de computadoras, y tiene el índice más alto de crecimiento de Internet. Sin embargo, tal desarrollo ha ocurrido junto a un amplio y muy bien montado sistema de filtrado de Internet, conocido como la Gran Muralla China, pues bloquea el acceso a una amplia gama de contenidos, desde sitios pornográficos hasta políticos. Los chinos, por ejemplo, no pueden ingresar a las páginas de Internet que promueven la independencia del Tíbet y tampoco pueden visitar páginas web que contengan información sobre la masacre de la Plaza Tiananmen.
Andrés CañizálezConsejero AcadémicoVenezolano. Periodista y doctor en Ciencia Política. Investigador Titular de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB, Venezuela) entre 2003 y 2020. Fundador y director de Medianálisis, organización dedicada a la promoción del periodismo independiente, y de Cotejo.Info, el primer medio de fact-checking de Venezuela. Escribe regularmente en los portales de noticias y análisis El Estímulo y Diario de Cuba. Viene haciendo seguimiento del tema migratorio con las iniciativas Radio Migrante, que muestra historias de resiliencia de migrantes venezolanos en diferentes lugares del mundo, y Monitor Migración, una ventana con datos y noticias sobre el éxodo venezolano. Está vinculado a CADAL, desde el año 2007, como consejero académico.
La lectura de la prensa internacional, por estos días, da cuenta del desarrollo autoritario que tienen aliados estratégicos de Venezuela, y su impacto sobre el libre ejercicio de expresarse y el derecho de sus sociedades a informarse. La situación de Irán, con mucho más repercusión política obviamente, pues está en discusión la legitimidad de las elecciones presidenciales, tiene un correlato importante en materia del ejercicio democrático a informar y ser informado, entretanto en China, de forma menos notable pero igual peligrosa, el gobierno avanza en la consolidación del cerco informático, para impedir que los ciudadanos chinos naveguen libremente por la red de Internet.
No es rara coincidencia, que mientras tenían lugar los hechos que comentaremos más adelante, junto al cerco que impone el gobierno de Venezuela a un canal crítico, como es el caso de Globovisión, para castigar su línea editorial, se diera a conocer un importante informe de la organización Freedom House sobre los nuevos autoritarismos del siglo XXI. Se pueden intuir, con relativa facilidad, que los tres países ya mencionados forman parte de tan detestable club, al que se suma Rusia y Pakistán.
El informe, que debe leerse, se titula: “Undermining Democracy: 21st Century Authoritarians” (Socavar la democracia: los autoritarios del siglo 21). Se trata de la culminación de un estudio de dos años y describe cómo cinco de los estados autoritarios más influyentes del mundo (China, Rusia, Irán, Venezuela y Pakistán) están subvirtiendo activamente los movimientos democráticos, censurando estrictamente la información a la que sus ciudadanos pueden acceder e intimidando a periodistas y la sociedad civil. En esta oportunidad no nos detendremos en el documento, lamentablemente la realidad cotidiana de estos países ofrece ejemplos frescos de cómo opera el nuevo modelo: el neoautoritarismo.
La censura en Irán
Lo primero que pusieron en práctica las autoridades de Irán, cuando percibieron lo que se les venía encima por el presunto fraude electoral, fue la censura. De acuerdo con reporte de varias organizaciones reconocidas como Reporteros Sin Fronteras (Paris), Artículo 19 (Londres) y el Comité de Protección de Periodistas (Nueva York), los servicios de seguridad entraron a las oficinas de los periódicos iraníes, y de inmediato procedieron a censurar el contenido de los medios. En el caso de los medios impresos muestran abiertamente la situación de censura, por ejemplo el 15 de junio, la primera plana de “Etemad Meli”, el periódico del candidato Mehdi Karoubi, muestra una foto del presidente Mahmoud Ahmadinejad en un mitin y al lado aparece una columna en blanco, debido a la edición de los censores. Mientras tanto, “Kalameh Sabz”, el periódico del principal oponente de Ahmedinejad, Mir Hossein Mousavi, tiene prohibición de circular desde el 13 de junio. Una circular oficial ordenó a todos los medios iraníes abstenerse de difundir información que pueda cuestionar la legitimidad de las elecciones.
La prensa extranjera ha sufrido serias limitaciones. Incautación de cintas y materiales, prohibición de desplazarse libremente, e incluso la expulsión del país, que ha afectado a periodistas principalmente europeos. Lo bueno que ha tenido esta crisis, con sus restricciones a los medios tradicionales, ha sido demostrar el enorme poder que tienen las nuevas tecnologías de comunicación e información en manos de los ciudadanos. Se ha activado una amplia gama de comunicaciones sociales, incluyendo mensajes de texto, sitios de redes sociales y sitios web. El gobierno también ha censurado a diversas páginas web y ha llevado a periodistas a prisión. Las secuelas postelectorales de represión y censura, incluso más que los propios resultados electorales, ponen en tela de juicio al sistema de Irán, cuyas autoridades insisten en llamar democrático.
Made in China
El gigante asiático, por su parte, está demostrando la enorme capacidad de censura y represión que puede ejercerse con el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación. A partir del 1 de julio será obligatorio que todas las computadoras que se vendan dentro de China, que cuentan por decenas de millones, tengan instalado el software “Represa verde”. Según el discurso oficial, esto tiene por finalidad proteger a los jóvenes de “contenido dañino”, especialmente pornografía, pero llama la atención que la iniciativa provenga del ejército de ese país.
De acuerdo con la información recogida por la prensa extranjera en Beijing, el software enlazaría las computadoras personales con una base de datos que se actualizaría regularmente con lugares proscritos, por razones políticas, y bloquearía el acceso a esas direcciones.
En China se venden cada año unas 40 millones de computadoras, y tiene el índice más alto de crecimiento de Internet. Sin embargo, tal desarrollo ha ocurrido junto a un amplio y muy bien montado sistema de filtrado de Internet, conocido como la Gran Muralla China, pues bloquea el acceso a una amplia gama de contenidos, desde sitios pornográficos hasta políticos. Los chinos, por ejemplo, no pueden ingresar a las páginas de Internet que promueven la independencia del Tíbet y tampoco pueden visitar páginas web que contengan información sobre la masacre de la Plaza Tiananmen.