Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos

10-12-2007

Cristina K y la promoción internacional de los Derechos Humanos

Cristina Fernández de Kirchner debería incluir en su agenda de política exterior a la promoción internacional de los Derechos Humanos. De esta manera, estaría cubriendo un enorme vacío que dejó la administración de su esposo Néstor, al armonizar la política interna en Derechos Humanos del anterior gobierno con la política exterior en dicha materia. Al respecto, debería limitar la relación diplomática al rango de Encargado de Negocios en países donde no se garantizan las libertades democráticas fundamentales, abandonar el “pragmatismo pinochetista” en el comercio internacional, endurecer la posición argentina frente al régimen cubano y marcar prudente distancia frente el gobierno de Hugo Chávez.
Por Gabriel C. Salvia

Además de la coincidencia en asumir como Presidenta de la República Argentina en una fecha en que se celebra el “Día Internacional de los Derechos Humanos” -el 10 de diciembre de 2007- Cristina Fernández de Kirchner debería incluir en su agenda de política exterior a la promoción internacional de los Derechos Humanos. De esta manera, Cristina estaría cubriendo un enorme vacío que dejó la administración de su esposo Néstor, al armonizar la política interna en Derechos Humanos del anterior gobierno con la política exterior en dicha materia.

En tal sentido, hay que tener en cuenta que durante la dictadura militar argentina se recibieron importantes muestras de solidaridad internacional por parte de diferentes países democráticos, tanto en su política exterior de condena y denuncia hacia la dictadura como en las valientes acciones de diplomáticos extranjeros ayudando a quienes en esos años de plomo eran perseguidos políticos. Por tal motivo, la República Argentina tiene una obligación moral hacia los ciudadanos de países donde actualmente sus gobiernos son considerados violadores de los derechos humanos.

También sería saludable que en materia de comercio internacional la República Argentina abandone el “pragmatismo pinochetista” que prioriza a los negocios por encima del respeto a los Derechos Humanos.

En consecuencia, en una agenda de honesta defensa de los derechos humanos como parte de la política exterior argentina, Cristina Fernández de Kirchner debería considerar lo siguiente:

-En primer lugar, limitar la relación diplomática al rango de Encargado de Negocios en los siguientes países donde no se garantizan las libertades democráticas fundamentales: Argelia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Brunei, Myanmar, Camboya, Republica Democrática del Congo, Cuba, Egipto, Eritrea, Kazajstán, Laos, Libia, Maldivas, Omán, Pakistán, Qatar, Rusia, Ruanda, Arabia Saudita, Somalia, Sudan, Swazilandia, Siria, Tailandia, Túnez, Turkmenistán, Emiratos Árabes Unidos, Uzbekistán, Vietnam y Zimbabwe. De esta manera se les estará enviando una señal diplomática a estos países y a la comunidad democrática internacional del compromiso de la República Argentina en la promoción internacional de los Derechos Humanos. Además, como país que sufrió una dictadura y recibió muchos gestos de apoyo internacional, la implementación de esta recomendación sería una acción solidaria hacia las personas que en los mencionados países sufren la violación a sus libertades fundamentales, lo cual debería reforzarse con la invitación regular a sus principales referentes democráticos a nuestra sede diplomática, incluyendo a activistas de derechos humanos, periodistas independientes y familiares de presos políticos.

-En segundo lugar, también es necesario que en materia de comercio internacional la República Argentina contemple el Pacto Global en Responsabilidad Social Empresaria que impulsó Kofi Annan en 1999 y en cuyos principios figuran, en primer lugar, los derechos humanos: “En su ámbito de influencia, las empresas deben: 1) Apoyar y respetar la protección de los derechos humanos reconocidos internacionalmente, y 2) Asegurarse de no ser cómplices de abusos de esos derechos”. Al respecto, la Cancillería de la República Argentina debería invitar a adherir al Pacto Global en Responsabilidad Social Empresaria a todas las empresas argentinas que realizan negocios en el extranjero, condición básica para recibir apoyo oficial, incluyendo especialmente a los beneficiarios de los programas de la Fundación Exportar.

-En tercer lugar, para hacer verdaderamente creíble la lucha contra la impunidad, la memoria, la verdad, la justicia y la reparación respecto a las violaciones a los derechos humanos producidas durante la última dictadura militar, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner debería ponerse muy firme frente al régimen cubano de Fidel Castro, considerando seriamente la ruptura de relaciones diplomáticas con un gobierno que junto al grupo de países No Alineados (NOAL) fue un actor decisivo en bloquear la condena a la dictadura militar argentina en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, lo cual está sobradamente documentado. Aunque la Argentina ya tendría que haber limitado su presencia diplomática en La Habana a un Encargado de Negocios, teniendo en cuenta la falta de una respuesta formal al pedido que por el caso de la Dra. Hilda Molina le hizo el ex presidente Néstor Kirchner al dictador Fidel Castro durante la Cumbre de Países del MERCOSUR realizada en julio de 2006 en la ciudad de Córdoba, de todas formas no debería descartarse una actitud más firme frente a un régimen que ha sido activo cómplice en silenciar internacionalmente la violación a los derechos humanos en Argentina y que encima mantiene una importante deuda monetaria con nuestro país que claramente no tiene intenciones de pagar.

-En Cuarto lugar, la flamante Presidenta debería adoptar una política exterior más seria hacia Venezuela, designando allí a un embajador de carrera y marcando prudente distancia frente el gobierno de Hugo Chávez, teniendo en cuenta tanto sus pretensiones autoritarias momentáneamente frustradas con su derrota en el reciente referéndum, como sus estrechas vinculaciones con un régimen iraní que descaradamente se declara antisemita, niega el holocausto judío y que está sospechado de los atentados en Argentina contra la Embajada de Israel y la AMIA.

En definitiva, si Cristina Fernández de Kirchner aspira a tener durante su presidencia un mayor protagonismo internacional deberá incorporar en la política exterior una agenda de promoción de los derechos humanos, pues de lo contrario lo que declame internamente no resultará creíble, como ha sucedido con su esposo Néstor.

Gabriel C. Salvia es Presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).

 

Gabriel C. Salvia
Gabriel C. Salvia
Director General
Activista internacional de derechos humanos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista trabajó en gráfica, radio y TV. Compiló varios libros, entre ellos "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021) y "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), y es autor de "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). También es autor de varios informes, entre los que se destacan "Las sillas del Consejo: autoritarismos y democracias en la evolución de la integración del órgano de DDHH de la ONU" y "Memoria cerrada: La complicidad de la revolución cubana con la dictadura militar argentina".
 
 
 

 
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