Comunicados
Defensa de la Libertad de Expresión Artística
Reclamo por la escritora Milagros Mata-Gil y el periodista Juan Manuel Muñóz
Se les acusa del supuesto delito de “promoción e incitación al odio” por compartir un texto, a través de la aplicación WhatsApp. Junto a PROVEA, PEN Internacional y otras organizaciones, CADAL realizó un llamado a las entidades de aplicación de justicia de la República Bolivariana de Venezuela y, en particular, al Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, para que se les otorgue de manera pronta y expedita la libertad plena.
El 31 de marzo de 2021, la escritora Milagros Mata-Gil y el poeta y periodista Juan Manuel Muñoz fueron detenidos por el Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional Bolivariana, acusados bajo el artículo 20 de la Ley Contra el Odio y por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia por el supuesto delito de “promoción e incitación al odio” por compartir un texto, a través de la aplicación WhatsApp, escrito por Mata-Gil.
El texto denuncia, de forma satírica, la realización de una fiesta de 800 invitados en medio de la crisis sanitaria debido al Covid 19, sin medidas de seguridad o distanciamiento a la que asistieron el Procurador Nacional Tarek William Saab y su madre Alía Halabi de Saab, hechos comprobables en videos públicos. Sin incitación al odio alguna, la crónica es un llamado de atención a la irregularidad que supone las restricciones discriminatorias en medio de una de las mayores crisis sanitarias que atraviesa Venezuela por el impacto del COVID-19 y la falta de vacunas y medicinas para combatir la pandemia.
Ambos escritores fueron liberados el 1 de abril de 2021 con medidas cautelares de presentación cada 30 días y con la prohibición de hablar de su caso. Además, les fueron incautados sus teléfonos y demás herramientas de trabajo, atentando así contra sus derechos fundamentales.
El delito imputado puede significar una condena de entre 10 a 20 años de cárcel efectiva. Junto a PROVEA, PEN Internacional y otras organizaciones, CADAL realizó un llamado a las entidades de aplicación de justicia de la República Bolivariana de Venezuela y, en particular, al Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, para que se otorgue de manera pronta y expedita la libertad plena a la escritora Milagros Mata-Gil y al poeta y periodista Juan Manuel Muñoz.
Desde CADAL consideramos que las medidas llevadas adelante por la Jueza Carolina Monsour y el Fiscal Jairo Gil son una prisión camuflada, y demuestran el nivel de impunidad en la impartición de justicia en el gobierno venezolano, así como la creciente censura.
A continuación se reproduce el texto completo por el cual el gobierno bolivariano acusa a Mata-Gil y Muñóz:
FIESTA MORTAL
I.
El asunto es que el afán de figuración social de los recién vestidos resulta tan grande como lo es su narcisismo, variante de la estupidez.
Entonces, enviaron y recibieron 800 invitaciones. Contrataron 200 personas para el manejo del catering, el bar y el servicio, ujieres, vigilancia, guardaespaldas, acomodadores, decoradores. Y eso sin mencionar el personal externo relacionado con los invitados al pantagruélico evento.
II.
Dicen que la planner de bodas, empresaria ultraconocida, tenía síntomas de COVID, pero no estaba dispuesta a perder un contrato de seis cifras altas en dólares.
Era acondicionar el Club Sirio en Lecherías para la fiesta celebratoria de un matrimonio doble. Por ahí circulan las fotos. Novias de impoluto blanco y amplias faldas. Muy clásico todo.
Damas enjoyadas a las que casi se les huele el perfume y otras, de cerradas túnicas con visos dorados y burkas, a las que casi se les siente el olor.
Y todos sin tapaboca. Y todos abrazados. Nada de aislamiento social. Torres de pasapalos y dulces de la rica y exquisita variedad árabe.
Comamos y bebamos, que luego moriremos. Carpe diem y todo el epicureismo de esa raza. La fiesta fue un éxito. Y más que las novias, las estrellas fueron, dicen, Tarek Saab y su madre Alía.
III.
De El Tigre fueron en caravana alegre. Musulmanes y cristianos bien avenida. Por supuesto, nada de jamón. Nada que oloriera siquiera a cerdo. Ante todo, la higiene alimentaria según el Profeta.
Una o dos semanas después, comenzó la epidemia que ha hecho colapsar las clínicas y hospitales tanto de Barcelona y Puerto La Cruz como de las poblaciones circunvecinas. 600 contagiados y sumando. Algunos muertos.
Los invitados a la boda y sus familiares y después sus empleados y los familiares de los
empleados. La planner, el marido y todo el personal contratado para el servicio y la familia y los amigos. Decían que el propio Fiscal estaba infectado, pero vistas sus pesquisas faranduleras, quizá no.
IV.
Hubo un tiempo en que la colonia árabe era modesta. Disfrutaban de sus ganancias, eso sí. Pero sin ostentación.
Sus nuevas y desmadradas riquezas, insertados en el turbio y voraginoso cauce de los negocios con este desgobierno, los han hecho resbalar hacia la superficialidad del lujo mostrable y
demostrable. Hacia la obscenidad y las secretas búsquedas de placer.
No olvidemos el asunto de los suicidios acordados. La decadencia. La decadencia. Y aún falta.
Pero de ésta, pagaron alguna consecuencia.
El 31 de marzo de 2021, la escritora Milagros Mata-Gil y el poeta y periodista Juan Manuel Muñoz fueron detenidos por el Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional Bolivariana, acusados bajo el artículo 20 de la Ley Contra el Odio y por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia por el supuesto delito de “promoción e incitación al odio” por compartir un texto, a través de la aplicación WhatsApp, escrito por Mata-Gil.
El texto denuncia, de forma satírica, la realización de una fiesta de 800 invitados en medio de la crisis sanitaria debido al Covid 19, sin medidas de seguridad o distanciamiento a la que asistieron el Procurador Nacional Tarek William Saab y su madre Alía Halabi de Saab, hechos comprobables en videos públicos. Sin incitación al odio alguna, la crónica es un llamado de atención a la irregularidad que supone las restricciones discriminatorias en medio de una de las mayores crisis sanitarias que atraviesa Venezuela por el impacto del COVID-19 y la falta de vacunas y medicinas para combatir la pandemia.
Ambos escritores fueron liberados el 1 de abril de 2021 con medidas cautelares de presentación cada 30 días y con la prohibición de hablar de su caso. Además, les fueron incautados sus teléfonos y demás herramientas de trabajo, atentando así contra sus derechos fundamentales.
El delito imputado puede significar una condena de entre 10 a 20 años de cárcel efectiva. Junto a PROVEA, PEN Internacional y otras organizaciones, CADAL realizó un llamado a las entidades de aplicación de justicia de la República Bolivariana de Venezuela y, en particular, al Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, para que se otorgue de manera pronta y expedita la libertad plena a la escritora Milagros Mata-Gil y al poeta y periodista Juan Manuel Muñoz.
Desde CADAL consideramos que las medidas llevadas adelante por la Jueza Carolina Monsour y el Fiscal Jairo Gil son una prisión camuflada, y demuestran el nivel de impunidad en la impartición de justicia en el gobierno venezolano, así como la creciente censura.
A continuación se reproduce el texto completo por el cual el gobierno bolivariano acusa a Mata-Gil y Muñóz:
FIESTA MORTAL
I.
El asunto es que el afán de figuración social de los recién vestidos resulta tan grande como lo es su narcisismo, variante de la estupidez.
Entonces, enviaron y recibieron 800 invitaciones. Contrataron 200 personas para el manejo del catering, el bar y el servicio, ujieres, vigilancia, guardaespaldas, acomodadores, decoradores. Y eso sin mencionar el personal externo relacionado con los invitados al pantagruélico evento.
II.
Dicen que la planner de bodas, empresaria ultraconocida, tenía síntomas de COVID, pero no estaba dispuesta a perder un contrato de seis cifras altas en dólares.
Era acondicionar el Club Sirio en Lecherías para la fiesta celebratoria de un matrimonio doble. Por ahí circulan las fotos. Novias de impoluto blanco y amplias faldas. Muy clásico todo.
Damas enjoyadas a las que casi se les huele el perfume y otras, de cerradas túnicas con visos dorados y burkas, a las que casi se les siente el olor.
Y todos sin tapaboca. Y todos abrazados. Nada de aislamiento social. Torres de pasapalos y dulces de la rica y exquisita variedad árabe.
Comamos y bebamos, que luego moriremos. Carpe diem y todo el epicureismo de esa raza. La fiesta fue un éxito. Y más que las novias, las estrellas fueron, dicen, Tarek Saab y su madre Alía.
III.
De El Tigre fueron en caravana alegre. Musulmanes y cristianos bien avenida. Por supuesto, nada de jamón. Nada que oloriera siquiera a cerdo. Ante todo, la higiene alimentaria según el Profeta.
Una o dos semanas después, comenzó la epidemia que ha hecho colapsar las clínicas y hospitales tanto de Barcelona y Puerto La Cruz como de las poblaciones circunvecinas. 600 contagiados y sumando. Algunos muertos.
Los invitados a la boda y sus familiares y después sus empleados y los familiares de los
empleados. La planner, el marido y todo el personal contratado para el servicio y la familia y los amigos. Decían que el propio Fiscal estaba infectado, pero vistas sus pesquisas faranduleras, quizá no.
IV.
Hubo un tiempo en que la colonia árabe era modesta. Disfrutaban de sus ganancias, eso sí. Pero sin ostentación.
Sus nuevas y desmadradas riquezas, insertados en el turbio y voraginoso cauce de los negocios con este desgobierno, los han hecho resbalar hacia la superficialidad del lujo mostrable y
demostrable. Hacia la obscenidad y las secretas búsquedas de placer.
No olvidemos el asunto de los suicidios acordados. La decadencia. La decadencia. Y aún falta.
Pero de ésta, pagaron alguna consecuencia.