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Promoción de la Apertura Política en Cuba
Presentación del libro: «Otra grieta en la pared»
Presentación del libro ''Otra grieta en la pared. Informe y testimonios de la nueva prensa cubana'', a cargo de su autor Dr. Fernando Ruiz, el lunes 4 de agosto en el Auditorio de la Prensa Argentina (ADEPA), ante la presencia de un centenar de asistentes
DISERTACIÓN DE FERNANDO RUIZ
(Desgrabación de CADAL)
Presentación del libro "Otra grieta en la pared. Informe y testimonios de la nueva prensa cubana", a cargo de su autor Dr. Fernando Ruiz, el lunes 4 de agosto en el Auditorio de la Prensa Argentina (ADEPA), ante la presencia de un centenar de asistentes:
"A mí me parece una desmesura que Bob Cox haya escrito el prólogo de mi libro. Todavía lo tengo que mirar y ver si es verdad que eso es así, porque para aquellos que están en periodismo, que estudian el periodismo, Bob Cox es un testigo, pero no del pasado sino del futuro. Si en el futuro argentino nos toca, ruego a Dios que no, pero nos toca alguna nueva situación autoritaria o de dictadura, cuando en las redacciones haya discusiones sobre lo que hay que hacer, seguro que uno va a decir: aquí hay que actuar como Bob Cox.
Este libro tiene una misión bastante difícil que es tratar de aportar una luz nueva sobre un tema del cual todos creemos que sabemos todo. Es un tema antiquísimo Cuba. Desde que gobernaba Frondizi, 45 años atrás, la Argentina debate acaloradamente sobre Cuba. Las mismas preguntas que los periodistas le hacen hoy a Kirchner sobre Cuba, le hacían a Frondizi sobre el tema Cuba y esas preguntas tenían las mismas consecuencias. Cuba es un tema local en Argentina, no hay un tema de política exterior, o supuestamente de política exterior que tenga la vigencia que tiene el tema Cuba en la Argentina. No hay ningún otro. Discutir sobre Cuba nos posiciona también en la política interna. No sé si hay otro tema de política internacional que tiene esa capacidad.
Por lo tanto mi investigación y mi estudio sobre Cuba no podía ser un nuevo libro en la pared, sino que debía intentar renovar la discusión para poder llegar al núcleo que es lo que plantearon los que me antecedieron en la palabra y especialmente Hans Blomeier y Bob Cox, que es: veamos cuál es la real naturaleza del régimen, y cómo vemos la real naturaleza del régimen, no con argumentos políticos ni ideológicos, no revisando ni su constitución ni sus discursos sino revisando las historias de vida. Como dijo Carlos Gervasoni, trabajar con los que sufren pero no a través de argumentos políticos e ideológicos sino yendo a la historia de su relato de cómo ellos fueron construyéndose y cómo fueron realizando las opciones que los marcaron.
Y esas historias de vida tienen, lo que tiene toda historia de vida, un montón de matices. No hay polarizaciones fáciles. La historia de ninguno de nosotros seguramente, es una historia blanco y negro, estamos llenos de matices como la realidad está llena de matices y como la democracia, una de sus principales virtudes que tiene es que permite que afloren los matices. Son las dictaduras las que pretenden pensamientos polarizantes, no las democracias.
Para mí este tema no es un tema político sino que es un tema personal a esta altura. Al conocer las historias de vida yo conocí los corazones de esta gente, de sus familias, de sus hijos y para mí ya no se trata de que Cuba es una dictadura porque tiene una constitución dictatorial o está formada o fundada en conceptos políticos dictatoriales. En primer lugar es una dictadura porque mis amigos están presos y porque los familiares de mis amigos están sufriendo la cárcel de estas personas. Cuando nosotros a los que sufren nos referimos a esos y queremos realmente que el mundo escuche porque los que estamos más involucrados porque conocemos a los disidentes una de las cosas que más nos angustian es que el mundo no escucha. Y no estoy hablando de que no escuche la izquierda; no escucha la derecha, no escucha el centro, no escucha nadie. Uno se siente portador de un secreto que se mantiene secreto no porque uno no lo quiera decir, sino porque nadie lo quiere escuchar y esto hace que la transición en Cuba sea tan difícil, esto hace que los disidentes en Cuba tengan tanta dificultad en tener apoyos reales, que vayan promoviendo y apoyando la transición hacia la democracia.
El debate público en la Argentina a veces parece un debate no entre personas sino entre patotas y entonces cuando uno formula un pensamiento crítico contra la dictadura cubana enseguida hay una serie de pensamientos encadenados que a uno lo encasillan en un lugar o en otro. Y parte de la riqueza de un debate público real, que todavía en Argentina nos cuesta alcanzar, es no formarnos como patotas sino formarnos y discutir como personas, que los matices en la discusión empiezan a tener vigencia y a partir de allí entrar a buscar las soluciones reales que en última instancia tienen que ver con resolver los sufrimientos de la gente. Mientras sigamos discutiendo como patotas siempre la ideología va a seguir estando por delante del sufrimiento de la gente. Como decía el arzobispo de La Habana, Monseñor Jaime Ortega Alamino, la pasión por las ideologías debe ceder a la pasión por el hombre.
Este libro está especialmente dedicado a todos ustedes y a los periodistas y estudiantes de comunicación. Especialmente porque es el grupo crítico en el debate público internacional y es un grupo muy difícil hacia el cual transmitir un libro y tratar de cambiar las ideas que el periodismo tiene, porque es un tema viejo, porque hay un montón de estereotipos, hay un montón de prejuicios.
En la Argentina de las últimas semanas ha habido ejemplos donde periodistas supuestamente muy profesionales o realmente muy profesionales, cuando tocan el tema Cuba es como si bajaran su grado de profesionalismo. Recuerdo por ejemplo, una entrevista que le hicieron los principales periodistas de Clarín a Fidel Castro cuando visitó la Argentina y Fidel Castro en una de las respuestas les decía que no había ninguna persona condenada a más de ocho años, cuando la verdad es que de las últimas detenciones que fueron 75, no hay ninguna persona condenada ¡a menos de ocho años! Por supuesto, ninguno de los periodistas de Clarín repreguntaron y así quedó.
El domingo anterior, uno de los principales periodistas argentinos había ido a Cuba y se limitó a escribir una pregunta entre monólogo y monólogo de Fidel Castro. Y es un periodista que ha realizado estudios de investigación serios. El último ejemplo que tengo que es menor pero quería marcarlo también es que esta semana hubo un artículo de Tomás Eloy Martínez en La Nación sobre Cuba donde dice que hubo 25 personas condenadas nada más y en realidad hay 75 personas condenadas. Es decir, este libro tiene como objetivo dedicarse a convencer o a acercar a los periodistas de América Latina en primer lugar, de la existencia de un periodismo disidente, un periodismo disidente que es pacífico, que es democrático, que no es marioneta de nadie y que simplemente quiere desarrollar una profesión para lograr algún día una vida democrática para su país. Simplemente han hecho un paso decisivo cuando ellos decidieron ser periodistas independientes, dijeron "nosotros vamos a decir la verdad". Como dijo Soljenitsin, el disidente soviético, un día antes de que los expulsaran de la Unión Soviética: "la mentira no gobernará con mi ayuda". Y empezaron a pagar todas las consecuencias de ese acto de verdad. Empezaron a perder los trabajos, sus chicos empezaron a tener problemas con las escuelas, sus chicos empezaron a tener otros problemas que son muy triviales que en una discusión ideológica o política no tiene nada que ver. Que un chico de cinco años festeje su cumpleaños solo qué importancia tiene en un debate político/ideológico, pero en la historia de vida tiene mucha importancia.
El rompimiento absoluto del núcleo familiar no tiene importancia en un debate político/ideológico, pero tiene una importancia central en la historia de vida. Por eso me dio la impresión de que tratar sobre las historias de vida de estos periodistas era la mejor manera de ofrecer un nuevo enfoque para una nueva comprensión de la realidad cubana.
Después de este libro hay que seguir haciendo cosas, porque los periodistas siguen presos, la condena más grande es a 28 años a un fotorreportero, la segunda más larga es a Víctor Arroyo, un periodista económico y así siguen las condenas hasta una a ocho años de prisión. Después de este libro hay que seguir haciendo cosas. Las iniciativas que vamos a empezar a difundir son las siguientes. Primero le vamos a pedir a los legisladores argentinos que aprueben un proyecto de resolución por el cual la embajada argentina en Cuba va a invitar a los periodistas independientes y a los disidentes a las recepciones que realicen el 9 de julio próximo, en una medida similar a la que tomaron los quince países de la Unión Europea hace pocos días. Es una postura minimalista total, pero simplemente eso les da un reconocimiento oficial, una protección, una cobertura a los periodistas, y eso no es una cuestión de injerencia porque como cualquier embajada argentina en el mundo lo que intenta hacer en una recepción oficial es invitar a una muestra representativa de la sociedad y entonces hoy la disidencia forma parte de la sociedad, es una disidencia madura, muy reconocida internacionalmente. Oswaldo Payá, el presidente del Movimiento Cristiano Liberación, ganó en el año 2002 el premio a los derechos humanos dado por el Parlamento Europeo; los periodistas independientes de Cuba han ganado todos los premios internacionales de periodismo, han ganado el premio Moors Cabot, que también ganó Bob Cox, por supuesto, el premio Juan Carlos Rey de España, el premio a la libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras, entonces no son loquitos que recién están iniciándose, oportunistas, etc. Son disidentes maduros que llevan una vida en la disidencia. Así que un estado democrático como el Argentino que tiene en su preámbulo un montón de frases bellas tiene que hacerlas efectivas y me parece a mí que como dijo Bob, que un país también debe ser democrático en su política exterior y nunca debe cerrarle la puerta en la cara a los disidentes que están peleando por la libertad.
Y la segunda iniciativa es pedir a los medios y a las universidades que apadrinen periodistas independientes. ¿Qué significa apadrinar? En el caso que el periodista no esté detenido, simplemente lo que ya está haciendo la SIP, que por un artículo le paga, es un contrato profesional, sólo con eso ya lo apoya y además se beneficia el medio porque empieza a obtener de la realidad cubana una perspectiva muy interesante, porque los periodistas independientes como tienen nulo acceso a las fuentes oficiales trabajan sobre las fuentes de la calle, sobre las fuentes de base y entonces tienen el relato de lo más interesante que está pasado ahora en Cuba, que es no sólo el discurso de Fidel, sino cómo hacen los cubanos para resolver todos los días su vida cotidiana, esa es la gran epopeya del pueblo cubano y esa epopeya sólo la cuentan los periodistas independientes. Y entonces está iniciativa lo que busca es eso, que los medios de América Latina, un continente que por ahora ha debatido mucho sobre Cuba pero ha hecho poco por Cuba y a favor de Cuba, que los medios de estos países contraten a los periodistas independientes que les sería de un costo muy bajo, simplemente frente a la colaboración 20 dólares, 30 dólares que se le puede enviar hasta allá y eso para ellos les resolvería y les daría fortaleza para seguir trabajando y además el periodismo independiente es la columna vertebral de la sociedad civil cubana. La sociedad civil cubana está construyendo bajo el techo de la dictadura los cimientos de la democracia. Está construyendo por fuera de las organizaciones paraestatales, nuevas organizaciones sociales que no tienen control del partido oficial.
Esas son las dos iniciativas que vamos a impulsar para tratar de seguir transmitiendo nuestro secreto".
*El libro del Dr. Ruiz fue editado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina y la Fundación Konrad Adenauer, y publicado por La Crujía Ediciones.
Fernando J. Ruiz nació en Buenos Aires, en 1963. Es profesor de Historia y Cultura de la Comunicación, y del Seminario de Periodismo y Democracia, en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Realizó un doctorado en Comunicación Pública en la Universidad de Navarra, en el que obtuvo el Premio Extraordinario por su tesis. Escribió Las palabras son acciones: historia política y profesional del diario La Opinión, 1971-1977, y fue coordinador de Prensa y Congreso: trama de relaciones y representación social. Su trabajo de investigación está centrado en la relación entre el periodismo y la calidad de la democracia, en especial en Latinoamérica.
PROGRAMA
El Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina, la Fundación Konrad Adenauer y La Crujía Ediciones, invitan a la presentación del libro:
OTRA GRIETA EN LA PARED
Informes y testimonios de la nueva prensa cubana
Expositores:
Fernando Ruiz y Robert Cox
Lunes 4 de agosto a las 18:30 hs.
Auditorio de la Prensa Argentina (ADEPA)
Chacabuco 314 piso 11º - Buenos Aires
Entrada libre y gratuita
Fernando J. Ruiz nació en Buenos Aires, en 1963. Es profesor de Historia y Cultura de la Comunicación, y del Seminario de Periodismo y Democracia, en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Realizó un doctorado en Comunicación Pública en la Universidad de Navarra, en el que obtuvo el Premio Extraordinario por su tesis. Escribió Las palabras son acciones: historia política y profesional del diario La Opinión, 1971-1977, y fue coordinador de Prensa y Congreso: trama de relaciones y representación social. Su trabajo de investigación está centrado en la relación entre el periodismo y la calidad de la democracia, en especial en Latinoamérica.
Robert Cox nació en Londres, en 1933. Llegó a la Argentina en 1959 para trabajar como redactor del Buenos Aires Herald, donde fue editor, editor en jefe y presidente de la empresa, hasta 1980. Salió del país en 1979, bajo amenazas de muerte del gobierno militar. Entre otros honores como periodista, recibió el Maria Moors Cabot, de la Universidad de Columbia.
Fue dos veces presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), y presidente de la SIP entre 2001 y 2002.
OTRA GRIETA EN LA PARED
Informes y testimonios de la nueva prensa cubana
El primer semestre del 2003 pasará a la historia como una pausa y un retroceso en el desarrollo democrático mundial. La invasión a Iraq conmovió la conciencia mundial y mostró el largo camino que resta todavía recorrer para construir un orden internacional que respete los derechos humanos, incluso por algunos gobiernos de las democracias más admiradas del mundo.
Las dictaduras aprovecharon la ocasión. Tras la cortina de humo que provocó esa invasión, el régimen cubano aprovechó para intentar destruir a la disidencia interna, intentando así cerrar una grieta que se había abierto.
Este libro recoge los latidos del periodismo libre en Cuba, que es quizás la columna vertebral del movimiento disidente. La nueva prensa cubana está demostrando cómo se puede ir construyendo los cimientos de la democracia bajo el techo de la dictadura.
La redacción de este libro tuvo tres momentos. El primero fue cuando desde Buenos Aires el autor comenzó a realizar largas llamadas telefónicas a Cuba. En esas conversaciones reconstruía las historias de vida de los periodistas independientes cubanos. El segundo momento fue cuando volvió de su viaje a la isla en febrero del 2003 (donde fue encarcelado y luego deportado) y completó esas historias de vida con la experiencia sobre el terreno que tuvo con ellos. El tercer momento fue el más conmocionante, pues cuando estaba ya poniendo un punto final a la primera versión de este texto, la dictadura se embraveció como no lo había hecho en los últimos veinte años, e inició una redada represiva contra la disidencia, en la que cayeron decenas de los periodistas con los que él había estado. Los personajes que formaban parte del libro habían sido silenciados. Pero esa no era la última sorpresa que el régimen tenía preparada.
Para aquellos que les interesa profesional e intelectualmente la relación entre política y periodismo, este libro ofrece una descripción plena de matices e historias personales, que permiten evitar las explicaciones simplistas.
******************
"Cuando escuché por la BBC que un periodista argentino había sido detenido y después expulsado de Cuba porque estaba entrevistando a los periodistas independientes de la isla, pensé en una experiencia similar que tuve hace casi trece años. No me di cuenta en ese momento que el nombre del periodista arrestado era Fernando Ruiz, cuyo trabajo sobre el secuestro de Jacobo Timerman ya me había impresionado. Y cuando, por casualidad, encontré su relato en Internet, decidí felicitarlo por e-mail. De este encuentro electrónico surgió la invitación de Fernando para que me encargara de escribir el prólogo a este libro.
Con su crónica tan vivaz, Fernando me ha dado la oportunidad de revisitar Cuba y conocer gente maravillosa. Antes, por mi trabajo para la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), me había relacionado con los periodistas independientes cubanos a través de sus escritos y había hablado varias veces por teléfono con Raúl Rivero, el más conocido entre los miembros de la prensa libre de la isla, por ser el vicepresidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP.
Es en este momento, en el año 2003, cuando las mentiras abundan, cuando es difícil saber dónde y quién tiene la verdad, que este libro debe ser leído. Es un documento sincero, escrito por un periodista que siempre ha querido buscar la verdad. Un periodista sin ceguera ideológica que expone la verdad como él la vio."
Robert Cox
DISERTACIÓN DE FERNANDO RUIZ
(Desgrabación de CADAL)
Presentación del libro "Otra grieta en la pared. Informe y testimonios de la nueva prensa cubana", a cargo de su autor Dr. Fernando Ruiz, el lunes 4 de agosto en el Auditorio de la Prensa Argentina (ADEPA), ante la presencia de un centenar de asistentes:
"A mí me parece una desmesura que Bob Cox haya escrito el prólogo de mi libro. Todavía lo tengo que mirar y ver si es verdad que eso es así, porque para aquellos que están en periodismo, que estudian el periodismo, Bob Cox es un testigo, pero no del pasado sino del futuro. Si en el futuro argentino nos toca, ruego a Dios que no, pero nos toca alguna nueva situación autoritaria o de dictadura, cuando en las redacciones haya discusiones sobre lo que hay que hacer, seguro que uno va a decir: aquí hay que actuar como Bob Cox.
Este libro tiene una misión bastante difícil que es tratar de aportar una luz nueva sobre un tema del cual todos creemos que sabemos todo. Es un tema antiquísimo Cuba. Desde que gobernaba Frondizi, 45 años atrás, la Argentina debate acaloradamente sobre Cuba. Las mismas preguntas que los periodistas le hacen hoy a Kirchner sobre Cuba, le hacían a Frondizi sobre el tema Cuba y esas preguntas tenían las mismas consecuencias. Cuba es un tema local en Argentina, no hay un tema de política exterior, o supuestamente de política exterior que tenga la vigencia que tiene el tema Cuba en la Argentina. No hay ningún otro. Discutir sobre Cuba nos posiciona también en la política interna. No sé si hay otro tema de política internacional que tiene esa capacidad.
Por lo tanto mi investigación y mi estudio sobre Cuba no podía ser un nuevo libro en la pared, sino que debía intentar renovar la discusión para poder llegar al núcleo que es lo que plantearon los que me antecedieron en la palabra y especialmente Hans Blomeier y Bob Cox, que es: veamos cuál es la real naturaleza del régimen, y cómo vemos la real naturaleza del régimen, no con argumentos políticos ni ideológicos, no revisando ni su constitución ni sus discursos sino revisando las historias de vida. Como dijo Carlos Gervasoni, trabajar con los que sufren pero no a través de argumentos políticos e ideológicos sino yendo a la historia de su relato de cómo ellos fueron construyéndose y cómo fueron realizando las opciones que los marcaron.
Y esas historias de vida tienen, lo que tiene toda historia de vida, un montón de matices. No hay polarizaciones fáciles. La historia de ninguno de nosotros seguramente, es una historia blanco y negro, estamos llenos de matices como la realidad está llena de matices y como la democracia, una de sus principales virtudes que tiene es que permite que afloren los matices. Son las dictaduras las que pretenden pensamientos polarizantes, no las democracias.
Para mí este tema no es un tema político sino que es un tema personal a esta altura. Al conocer las historias de vida yo conocí los corazones de esta gente, de sus familias, de sus hijos y para mí ya no se trata de que Cuba es una dictadura porque tiene una constitución dictatorial o está formada o fundada en conceptos políticos dictatoriales. En primer lugar es una dictadura porque mis amigos están presos y porque los familiares de mis amigos están sufriendo la cárcel de estas personas. Cuando nosotros a los que sufren nos referimos a esos y queremos realmente que el mundo escuche porque los que estamos más involucrados porque conocemos a los disidentes una de las cosas que más nos angustian es que el mundo no escucha. Y no estoy hablando de que no escuche la izquierda; no escucha la derecha, no escucha el centro, no escucha nadie. Uno se siente portador de un secreto que se mantiene secreto no porque uno no lo quiera decir, sino porque nadie lo quiere escuchar y esto hace que la transición en Cuba sea tan difícil, esto hace que los disidentes en Cuba tengan tanta dificultad en tener apoyos reales, que vayan promoviendo y apoyando la transición hacia la democracia.
El debate público en la Argentina a veces parece un debate no entre personas sino entre patotas y entonces cuando uno formula un pensamiento crítico contra la dictadura cubana enseguida hay una serie de pensamientos encadenados que a uno lo encasillan en un lugar o en otro. Y parte de la riqueza de un debate público real, que todavía en Argentina nos cuesta alcanzar, es no formarnos como patotas sino formarnos y discutir como personas, que los matices en la discusión empiezan a tener vigencia y a partir de allí entrar a buscar las soluciones reales que en última instancia tienen que ver con resolver los sufrimientos de la gente. Mientras sigamos discutiendo como patotas siempre la ideología va a seguir estando por delante del sufrimiento de la gente. Como decía el arzobispo de La Habana, Monseñor Jaime Ortega Alamino, la pasión por las ideologías debe ceder a la pasión por el hombre.
Este libro está especialmente dedicado a todos ustedes y a los periodistas y estudiantes de comunicación. Especialmente porque es el grupo crítico en el debate público internacional y es un grupo muy difícil hacia el cual transmitir un libro y tratar de cambiar las ideas que el periodismo tiene, porque es un tema viejo, porque hay un montón de estereotipos, hay un montón de prejuicios.
En la Argentina de las últimas semanas ha habido ejemplos donde periodistas supuestamente muy profesionales o realmente muy profesionales, cuando tocan el tema Cuba es como si bajaran su grado de profesionalismo. Recuerdo por ejemplo, una entrevista que le hicieron los principales periodistas de Clarín a Fidel Castro cuando visitó la Argentina y Fidel Castro en una de las respuestas les decía que no había ninguna persona condenada a más de ocho años, cuando la verdad es que de las últimas detenciones que fueron 75, no hay ninguna persona condenada ¡a menos de ocho años! Por supuesto, ninguno de los periodistas de Clarín repreguntaron y así quedó.
El domingo anterior, uno de los principales periodistas argentinos había ido a Cuba y se limitó a escribir una pregunta entre monólogo y monólogo de Fidel Castro. Y es un periodista que ha realizado estudios de investigación serios. El último ejemplo que tengo que es menor pero quería marcarlo también es que esta semana hubo un artículo de Tomás Eloy Martínez en La Nación sobre Cuba donde dice que hubo 25 personas condenadas nada más y en realidad hay 75 personas condenadas. Es decir, este libro tiene como objetivo dedicarse a convencer o a acercar a los periodistas de América Latina en primer lugar, de la existencia de un periodismo disidente, un periodismo disidente que es pacífico, que es democrático, que no es marioneta de nadie y que simplemente quiere desarrollar una profesión para lograr algún día una vida democrática para su país. Simplemente han hecho un paso decisivo cuando ellos decidieron ser periodistas independientes, dijeron "nosotros vamos a decir la verdad". Como dijo Soljenitsin, el disidente soviético, un día antes de que los expulsaran de la Unión Soviética: "la mentira no gobernará con mi ayuda". Y empezaron a pagar todas las consecuencias de ese acto de verdad. Empezaron a perder los trabajos, sus chicos empezaron a tener problemas con las escuelas, sus chicos empezaron a tener otros problemas que son muy triviales que en una discusión ideológica o política no tiene nada que ver. Que un chico de cinco años festeje su cumpleaños solo qué importancia tiene en un debate político/ideológico, pero en la historia de vida tiene mucha importancia.
El rompimiento absoluto del núcleo familiar no tiene importancia en un debate político/ideológico, pero tiene una importancia central en la historia de vida. Por eso me dio la impresión de que tratar sobre las historias de vida de estos periodistas era la mejor manera de ofrecer un nuevo enfoque para una nueva comprensión de la realidad cubana.
Después de este libro hay que seguir haciendo cosas, porque los periodistas siguen presos, la condena más grande es a 28 años a un fotorreportero, la segunda más larga es a Víctor Arroyo, un periodista económico y así siguen las condenas hasta una a ocho años de prisión. Después de este libro hay que seguir haciendo cosas. Las iniciativas que vamos a empezar a difundir son las siguientes. Primero le vamos a pedir a los legisladores argentinos que aprueben un proyecto de resolución por el cual la embajada argentina en Cuba va a invitar a los periodistas independientes y a los disidentes a las recepciones que realicen el 9 de julio próximo, en una medida similar a la que tomaron los quince países de la Unión Europea hace pocos días. Es una postura minimalista total, pero simplemente eso les da un reconocimiento oficial, una protección, una cobertura a los periodistas, y eso no es una cuestión de injerencia porque como cualquier embajada argentina en el mundo lo que intenta hacer en una recepción oficial es invitar a una muestra representativa de la sociedad y entonces hoy la disidencia forma parte de la sociedad, es una disidencia madura, muy reconocida internacionalmente. Oswaldo Payá, el presidente del Movimiento Cristiano Liberación, ganó en el año 2002 el premio a los derechos humanos dado por el Parlamento Europeo; los periodistas independientes de Cuba han ganado todos los premios internacionales de periodismo, han ganado el premio Moors Cabot, que también ganó Bob Cox, por supuesto, el premio Juan Carlos Rey de España, el premio a la libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras, entonces no son loquitos que recién están iniciándose, oportunistas, etc. Son disidentes maduros que llevan una vida en la disidencia. Así que un estado democrático como el Argentino que tiene en su preámbulo un montón de frases bellas tiene que hacerlas efectivas y me parece a mí que como dijo Bob, que un país también debe ser democrático en su política exterior y nunca debe cerrarle la puerta en la cara a los disidentes que están peleando por la libertad.
Y la segunda iniciativa es pedir a los medios y a las universidades que apadrinen periodistas independientes. ¿Qué significa apadrinar? En el caso que el periodista no esté detenido, simplemente lo que ya está haciendo la SIP, que por un artículo le paga, es un contrato profesional, sólo con eso ya lo apoya y además se beneficia el medio porque empieza a obtener de la realidad cubana una perspectiva muy interesante, porque los periodistas independientes como tienen nulo acceso a las fuentes oficiales trabajan sobre las fuentes de la calle, sobre las fuentes de base y entonces tienen el relato de lo más interesante que está pasado ahora en Cuba, que es no sólo el discurso de Fidel, sino cómo hacen los cubanos para resolver todos los días su vida cotidiana, esa es la gran epopeya del pueblo cubano y esa epopeya sólo la cuentan los periodistas independientes. Y entonces está iniciativa lo que busca es eso, que los medios de América Latina, un continente que por ahora ha debatido mucho sobre Cuba pero ha hecho poco por Cuba y a favor de Cuba, que los medios de estos países contraten a los periodistas independientes que les sería de un costo muy bajo, simplemente frente a la colaboración 20 dólares, 30 dólares que se le puede enviar hasta allá y eso para ellos les resolvería y les daría fortaleza para seguir trabajando y además el periodismo independiente es la columna vertebral de la sociedad civil cubana. La sociedad civil cubana está construyendo bajo el techo de la dictadura los cimientos de la democracia. Está construyendo por fuera de las organizaciones paraestatales, nuevas organizaciones sociales que no tienen control del partido oficial.
Esas son las dos iniciativas que vamos a impulsar para tratar de seguir transmitiendo nuestro secreto".
*El libro del Dr. Ruiz fue editado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina y la Fundación Konrad Adenauer, y publicado por La Crujía Ediciones.
Fernando J. Ruiz nació en Buenos Aires, en 1963. Es profesor de Historia y Cultura de la Comunicación, y del Seminario de Periodismo y Democracia, en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Realizó un doctorado en Comunicación Pública en la Universidad de Navarra, en el que obtuvo el Premio Extraordinario por su tesis. Escribió Las palabras son acciones: historia política y profesional del diario La Opinión, 1971-1977, y fue coordinador de Prensa y Congreso: trama de relaciones y representación social. Su trabajo de investigación está centrado en la relación entre el periodismo y la calidad de la democracia, en especial en Latinoamérica.
PROGRAMA
El Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina, la Fundación Konrad Adenauer y La Crujía Ediciones, invitan a la presentación del libro:
OTRA GRIETA EN LA PARED
Informes y testimonios de la nueva prensa cubana
Expositores:
Fernando Ruiz y Robert Cox
Lunes 4 de agosto a las 18:30 hs.
Auditorio de la Prensa Argentina (ADEPA)
Chacabuco 314 piso 11º - Buenos Aires
Entrada libre y gratuita
Fernando J. Ruiz nació en Buenos Aires, en 1963. Es profesor de Historia y Cultura de la Comunicación, y del Seminario de Periodismo y Democracia, en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Realizó un doctorado en Comunicación Pública en la Universidad de Navarra, en el que obtuvo el Premio Extraordinario por su tesis. Escribió Las palabras son acciones: historia política y profesional del diario La Opinión, 1971-1977, y fue coordinador de Prensa y Congreso: trama de relaciones y representación social. Su trabajo de investigación está centrado en la relación entre el periodismo y la calidad de la democracia, en especial en Latinoamérica.
Robert Cox nació en Londres, en 1933. Llegó a la Argentina en 1959 para trabajar como redactor del Buenos Aires Herald, donde fue editor, editor en jefe y presidente de la empresa, hasta 1980. Salió del país en 1979, bajo amenazas de muerte del gobierno militar. Entre otros honores como periodista, recibió el Maria Moors Cabot, de la Universidad de Columbia.
Fue dos veces presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), y presidente de la SIP entre 2001 y 2002.
OTRA GRIETA EN LA PARED
Informes y testimonios de la nueva prensa cubana
El primer semestre del 2003 pasará a la historia como una pausa y un retroceso en el desarrollo democrático mundial. La invasión a Iraq conmovió la conciencia mundial y mostró el largo camino que resta todavía recorrer para construir un orden internacional que respete los derechos humanos, incluso por algunos gobiernos de las democracias más admiradas del mundo.
Las dictaduras aprovecharon la ocasión. Tras la cortina de humo que provocó esa invasión, el régimen cubano aprovechó para intentar destruir a la disidencia interna, intentando así cerrar una grieta que se había abierto.
Este libro recoge los latidos del periodismo libre en Cuba, que es quizás la columna vertebral del movimiento disidente. La nueva prensa cubana está demostrando cómo se puede ir construyendo los cimientos de la democracia bajo el techo de la dictadura.
La redacción de este libro tuvo tres momentos. El primero fue cuando desde Buenos Aires el autor comenzó a realizar largas llamadas telefónicas a Cuba. En esas conversaciones reconstruía las historias de vida de los periodistas independientes cubanos. El segundo momento fue cuando volvió de su viaje a la isla en febrero del 2003 (donde fue encarcelado y luego deportado) y completó esas historias de vida con la experiencia sobre el terreno que tuvo con ellos. El tercer momento fue el más conmocionante, pues cuando estaba ya poniendo un punto final a la primera versión de este texto, la dictadura se embraveció como no lo había hecho en los últimos veinte años, e inició una redada represiva contra la disidencia, en la que cayeron decenas de los periodistas con los que él había estado. Los personajes que formaban parte del libro habían sido silenciados. Pero esa no era la última sorpresa que el régimen tenía preparada.
Para aquellos que les interesa profesional e intelectualmente la relación entre política y periodismo, este libro ofrece una descripción plena de matices e historias personales, que permiten evitar las explicaciones simplistas.
******************
"Cuando escuché por la BBC que un periodista argentino había sido detenido y después expulsado de Cuba porque estaba entrevistando a los periodistas independientes de la isla, pensé en una experiencia similar que tuve hace casi trece años. No me di cuenta en ese momento que el nombre del periodista arrestado era Fernando Ruiz, cuyo trabajo sobre el secuestro de Jacobo Timerman ya me había impresionado. Y cuando, por casualidad, encontré su relato en Internet, decidí felicitarlo por e-mail. De este encuentro electrónico surgió la invitación de Fernando para que me encargara de escribir el prólogo a este libro.
Con su crónica tan vivaz, Fernando me ha dado la oportunidad de revisitar Cuba y conocer gente maravillosa. Antes, por mi trabajo para la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), me había relacionado con los periodistas independientes cubanos a través de sus escritos y había hablado varias veces por teléfono con Raúl Rivero, el más conocido entre los miembros de la prensa libre de la isla, por ser el vicepresidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP.
Es en este momento, en el año 2003, cuando las mentiras abundan, cuando es difícil saber dónde y quién tiene la verdad, que este libro debe ser leído. Es un documento sincero, escrito por un periodista que siempre ha querido buscar la verdad. Un periodista sin ceguera ideológica que expone la verdad como él la vio."
Robert Cox