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Monitoreo de la gobernabilidad democrática

14-10-2008

La crisis trae un riesgo político para América Latina

Es cierto que la crisis actual es consecuencia de los grotescos excesos cometidos por la industria financiera, agravados por los errores de la gestión económica del presidente George W. Bush. Pero el problema no es el sistema en sí. Es la deficiente regulación de los mercados financieros. Sin embargo, varios líderes de la región han salido a comentar la crisis como una prueba de que el sistema no sirve. Pero la evidencia histórica demuestra que el mercado como sistema -no como ideología- es el que sienta las bases más sólidas para el desarrollo.
Por Raúl Ferro

Ahora sí. Ha llegado el momento de ponerse a temblar. La debacle económica que desde Wall Street sacude al mundo ha tomado tal grado de intensidad que la pregunta ya no es si va a pegar a la economía de Latinoamérica, si no de qué forma va a hacerlo.

A principios de octubre, la incertidumbre era todavía muy alta como para hacer pronósticos. Inversionistas, empresarios, autoridades y público en general mantenía, al cierre de estas líneas, una nerviosa actitud de "esperar y ver".

El agravamiento de la crisis, sin embargo, no ha hecho variar un elemento importante de anteriores análisis: la mayor parte de los países de la región se mantienen en mucho mejor pie que en el pasado para aguantar el huracán. Algunos más que otros. Paradójicamente, son aquellos que han seguido las políticas económicas más prudentes, es decir, los más alineados con el sentido común de la economía de mercado, los que presentan las mayores fortalezas. Los menos ortodoxos, si bien muestran también buenas cifras macroeconómicas, pueden ser más vulnerables dada su proclividad a mantener altos niveles de gasto público y controles sobre la economía que a la larga generan desequilibrios y fuertes distorsiones.

Pero la crisis trae también un riesgo político para América Latina: que el libre mercado y el capitalismo como sistema se desprestigien. Varios líderes de la región han salido a comentar la crisis como una prueba de que el sistema no sirve. Algunos, como la presidente de Argentina, Cristina Fernández, anunciando el derrumbe del primer mundo. Otros, como el ex presidente Ricardo Lagos, recordando la figura de la privatización de las ganancias y la socialización de las pérdidas. Capitalismo de casino es el nuevo término en boga que amenaza con aplicarse a cualquier forma de economía de mercado.

Es cierto que la crisis actual es consecuencia de los grotescos excesos cometidos por la industria financiera, agravados por los errores de la gestión económica del presidente George W. Bush. Pero el problema no es el sistema en sí. Es la deficiente regulación de los mercados financieros. En los últimos ocho años ha habido una excesiva ideologización de la conducción económica que ha llevado a las autoridades estadounidenses a hacer oídos sordos a las señales del mercado. Este error de poner la ideología sobre la realidad de la economía es también una de las principales razones tras el rechazo de los legisladores republicanos al paquete de salvataje que propuso su propio presidente.

Pese a esto, es bueno recordar que la economía de mercado es la que mayor bienestar y prosperidad ha traído a la sociedad. Basta ver los avances en crecimiento económico y reducción de la pobreza que muestran los países latinoamericanos que la han adoptado en los últimos veinte años. Posiblemente esto es difícil de entender para alguien que ha visto cómo su fondo de pensión ha perdido 15% o 20% de su valor en unas pocas semanas. Pero la evidencia histórica demuestra que el mercado como sistema -no como ideología- es el que sienta las bases más sólidas para el desarrollo. Y si algo no funciona bien, tampoco hay que tenerle miedo a la regulación. No estamos hablando de ese tipo de regulaciones que dan a los burócratas poderes absolutos de decisión. Estamos hablando de regulaciones prácticas, no ideológicas, que sirvan para prevenir y corregir los eventuales excesos que se puedan dar en una economía abierta.

En estos tiempos en que las emociones pesan más que el raciocinio, es importante que los líderes de la región se centren en el análisis racional de los problemas que golpean al mundo y no se dejen tentar por el discurso fácil y oportunista. Lo peor que le podría pasar a Latinoamérica sería una involución en la elección de la economía de mercado como marco para su desarrollo económico y social.

Raúl Ferro es Director de desarrollo de contenidos de Business News Americas.

Raúl Ferro
Raúl Ferro
Consejero Consultivo
Analista de economía y negocios especializado en América Latina. Fue corresponsal en Sudamérica de distintos medios económicos de EE.UU. y el Reino Unido, director editorial de la revista AméricaEconomía y director de estudios de BNamericas. Es Director del Consejo Consultivo de CADAL.
 
 
 

 
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