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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos

17-06-2021

Etiopía: la llegada de Abiy Ahmed al poder, nuevos y viejos desafíos

En Etiopía el concepto etnia es fundamental. Las divisiones entre regiones, una decena en la actualidad, se basan en ese criterio. El poder político en estos últimos años en Etiopía ha estado repartido entre los tigray, los oromos y los amharas, las etnias mayoritarias. En octubre de 2018 ambas cámaras del parlamento eligieron de manera unánime a Sahle-Work Zewde como presidenta de Etiopía, la primera mujer en ocupar la jefatura de Estado etíope, lo cual es trascendente en el curso de la historia africana. Durante años la figura de la mujer ha sido oprimida por el hombre; en estos últimos años el curso de los acontecimientos ha cambiado y cada día más mujeres toman cargos de poder, si bien resta mejorar muchos aspectos.
Por Candice Lacase

Abiy Ahmed

El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, es el primer integrante de la etnia oromo que se convierte en jefe de gobierno. Su antecesor, Hailemariam Desalegne, ocupó el cargo de primer ministro desde la muerte de Meles Zenawi, en 2012, hasta el 2 de abril de 2018.

El país enfrenta dos importantes conflictos: por un lado el de Eritrea y, por el otro, el de Tigray, dado que esta minoría transita una situación muy delicada en materia de derechos humanos. Pero antes se hará un recorrido histórico para comprender en profundidad la situación que está transitando el país. Etiopía no fue colonizada, pero sí un lustro ocupada por Italia (1936-1941). El país estuvo inmerso en una guerra civil desde el derrocamiento del gobierno imperial de Haile Selassie en 1974, cuando se estableció el Derg. Este último, una junta militar de orientación ideológica marxista, responsable de abusos y que gobernó de 1974 a 1991, fue conocida en el mundo por provocar las hambrunas etíopes de los años 80. Después de la captura de Addis Abeba (la capital) por las fuerzas del FDRPE (Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope), el Derg, que tuvo como líder a Mengistu Haile Mariam, cayó.

En Etiopía, el segundo país más poblado de África (alrededor de 110 millones de habitantes) y con una alta diversidad cultural, hay más de 80 etnias, entre las principales oromo, amhara, tigray y somalí. Dicha diversidad étnica fue origen de varios conflictos, como el oromo, entre otros. Luego del ascenso al poder del FDRPE, en 1991, y, con la aprobación de la Constitución en 1995, se consagró un modelo de República Federal Democrática con base étnica que estableció una federación conformada por nueve Estados regionales de base étnica y dos ciudades federales con régimen autónomo: Addis Abeba y Dire Dawa. En el citado texto se garantiza también el gobierno autónomo a todas las comunidades etnolingüísticas, incluyendo, si es lo que desean, el derecho a formar un Estado regional o, inclusive, la secesión para formar un país independiente. La Constitución reconoce expresamente que “todos los poderes soberanos residen en las Naciones, Nacionalidades y Pueblos de Etiopía”. A su vez se proclamó el derecho a la libre expresión; se instauró la Comisión de Derechos Humanos y la figura del defensor del pueblo. En esta nueva constitución se estableció, luego de años de lucha, la igualdad entre hombre y mujer.

El conflicto entre Eritrea y Etiopía tuvo décadas de desarrollo, historia que cambió a la llegada al poder de Ahmed. Se puede mencionar la guerra de 1998-2000 entre ambos países. Las fuerzas de Eritrea fueron creadas en 1970 luego de que en 1950 la ONU decidiese que ese país debía convertirse en un Estado federado dentro del Imperio Etíope. El Frente Popular para la Liberación de Eritrea (FPLE) tras su victoria en la guerra de la independencia de Eritrea en 1991, pasó a denominarse Frente Popular por la Democracia y la Justicia (FPDJ) en 1994. Desde aquel entonces es el único partido político legal en Eritrea. Además las tropas de Eritrea ocuparon y anexaron la región de Badme, estratégica por su acceso directo al mar.

Hace más de medio siglo Haile Selassie obligó a un grupo de diputados eritreos a aprobar la anexión al territorio etíope, desencadenando el malestar en las facciones eritreas. En las dos regiones tratadas, se destacan dos grupos guerrilleros: las fuerzas de Eritrea (las cuales consiguieron la independencia para su país en 1993); y el TPLF, el Frente de Liberación Popular de Tigray, creado en 1975 con una inspiración marxista-leninista. En su primer manifiesto plasmó el objetivo principal de crear la república independiente de Tigray. Este último, al lograr vencer al Derg, se constituyó como un movimiento social y político dominante en esta Etiopía en plena reconstrucción. Su líder, Menes Zenawi, gobernó por diecisiete años. La comunidad de Tigray, aunque solo representa el 6% de la población etíope, dominó durante décadas la federación multiétnica junto al TPLF.

Los cambios tras el arribo de Abiy Ahmed

Ahmed llegó al poder en 2018 con el objetivo de superar el predominio oromo dentro de la facción gobernante. Por ende, disolvió la coalición multiétnica que había gobernado el país hasta entonces y creó el Partido de la Prosperidad (PP), lo cual añadió más tensión política a la ya de por sí tensa situación que se vive en el país. El PP se lanzó oficialmente el 1/12/2019. El gobierno de Tigray declaró sentirse excluido respecto de las políticas de Ahmed, y cuando este lideró la creación del PP, se separó de manera definitiva del nuevo partido.

Si bien Etiopía es una de las naciones mejor armadas de África, el gobierno de Tigray es muy fuerte dado que ejerció el poder desde 1991 hasta 2018, luego de derrocar a Mengistu. La defensa nacional consta de efectivos de mucha experiencia en combate por previas confrontaciones internas y externas. En materia de defensa hay antecedentes, por ejemplo, las actuaciones del ejército durante la guerra con la vecina Eritrea. En 1993 se resolvió por decisión unánime, mediante un referéndum, que Eritrea declare su independencia. Los años posteriores a esta declaración estuvieron plagados de situaciones conflictivas con Etiopía: entre 1998 y el 2000 estuvieron en guerra. En suma, la independencia eritrea empeoró la relación bilateral.

En Etiopía el concepto etnia es fundamental. Las divisiones entre regiones, una decena en la actualidad, se basan en ese criterio. El poder político en estos últimos años en Etiopía ha estado repartido entre los tigray, los oromos y los amharas, las etnias mayoritarias.

En octubre de 2018 ambas cámaras del parlamento eligieron de manera unánime a Sahle-Work Zewde como presidenta de Etiopía, la primera mujer en ocupar la jefatura de Estado etíope, lo cual es trascendente en el curso de la historia africana. Durante años la figura de la mujer ha sido oprimida por el hombre; en estos últimos años el curso de los acontecimientos ha cambiado y cada día más mujeres toman cargos de poder, si bien resta mejorar muchos aspectos.

Conflicto reciente en Tigray

Ahmed, desde que inició su mandato en el 2018, ha llevado a cabo un intento de reforma a nivel político, económico y social que generó descontento en ciertos sectores del país, como en Tigray. El nuevo mandatario llegó a la posición de primer ministro con la coalición FDRPE. Durante 2018 se posicionó como un demócrata que promovía las reformas de tinte político.

Al iniciar su mandato tomó distintas medidas entre las cuales se destacan: la paz con Eritrea, reformas económicas, la liberación de centenares de presos políticos, la eliminación de la censura en los medios, el anuncio de elecciones libres en 2020, la denuncia a altos cargos del servicio secreto de inteligencia y de las FFAA por haber cometido terrorismo de Estado, entre otras políticas que vale la pena destacar como el hecho de haber ganado el Premio Nobel de la Paz en 2019 principalmente por su rol en la recomposición de la relación con Eritrea.

Desde el 2018 hasta la fecha se produjo una escalada en las tensiones con Tigray. En los últimos meses se dejó entrever cada vez más la rivalidad entre la administración federal y dicho gobierno regional.

En septiembre de 2020 se celebraron elecciones en Tigray, a pesar de la negativa del gobierno que las había pospuesto por el COVID-19. Esto último representó un signo de la rebelión frente a Addis Abeba, lo cual derivó en acciones armadas, ingresos de tropas eritreas y algunos ataques aéreos. El gobierno federal no reconoció esas elecciones y decidió cortarle el presupuesto a Tigray.

En noviembre los bombardeos sobre distintas ciudades de Tigray dieron a la contienda carácter de guerra civil. Al intervenir el Ejército eritreo, se internacionalizó el conflicto.

La situación de los derechos de la mujer es muy delicada. Se han registrado muchos casos de violencia sexual perpetrada por soldados de ambos lados. Representan delitos sexuales violatorios de los arts. 1° y 2° de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (ONU). Etiopía la ratificó pero no su protocolo facultativo.

La declaración de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, de marzo de 2021, hizo eco en la comunidad internacional. En dicho texto destacó la necesidad de una evaluación objetiva de la situación. Amnistía Internacional planteó que Naciones Unidas debería abrir de inmediato una investigación sobre las constantes denuncias de cometido de violaciones graves del derecho internacional en el conflicto de Tigray, las cuales incluyen posibles crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Reflexiones finales

En este afán de luchar por el control de las instituciones, los recursos del Estado y por el modelo estatal que se quiere imponer se han violentado muchas veces los derechos humanos y esto es lo que preocupa a gran parte de la comunidad internacional. El disenso del TPLF con el gobierno federal tiene que ver con la cuota de poder que el Frente perdió por su salida de la coalición de gobierno, tras el desacuerdo con la formación de la agrupación oficialista multiétnica, el PP.

Etiopía, de aquí en adelante, presenta el desafío de lograr que esta clase de conflictos no se repita. Debe velar por el cumplimiento de los derechos humanos de la población, sin importar las divisiones existentes. Además se debe promover y respetar el derecho internacional humanitario.

Candice Lacase
Candice Lacase
Voluntaria de CADAL. Estudiante de Abogacía y de la Licenciatura en Relaciones Internacionales.
 
 
 

 
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