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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos
El reto de detener la violencia de las fuerzas del orden sobre negritudes
El caso George Floyd en los Estados Unidos puso en agenda como nunca en 2020 el racismo estructural y la relación con el abuso a DDHH de las fuerzas de seguridad a personas africanas y afrodescendientes. Al respecto, el 19 de junio el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó una importante resolución que fue analizada en un webinar organizado por la ONG Servicio Internacional para los Derechos Humanos.Por Omer Freixa
El hashtag #BlackLivesMatter fue global a partir de la indignación causada por el asesinato del ciudadano afroestadounidense George Floyd estando privado de su libertad en la vía pública, a manos de un efectivo de la policía de Minneapolis, desafectado de la fuerza y meses más tarde liberado bajo fianza. El hecho motivó el dictado de la Resolución 43/1, aprobada por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, cuyo nombre completo es “Promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los africanos y los afrodescendientes frente al uso excesivo de la fuerza y otras violaciones de los derechos humanos por los agentes del orden”, y apela a todos los actores a realizar un informe, recibiendo material hasta el próximo 4 de diciembre.
La resolución fue comentada en el marco de un webinar organizado por la ONG Servicio Internacional para los Derechos Humanos, cuyo nombre fue “Anti-Black racism and police brutality: HRDs’ expectations from the UNHRC Confirmation”. Contó con seis ponencias de activistas de derechos humanos para pensar la problemática de la brutalidad policial cuando en los Estados Unidos el año pasado fueron casi 1.100 las personas asesinadas por la policía. De esa cifra el 25% es afro y esa población es solo el 13% del total. Una situación que se repite en otros países.
Un trasfondo común
Comenzó su disertación con la situación estadounidense Sallimah Hankins, directora ejecutiva interina de U.S. Human Rights Network. La experta puntualizó que el sistema del país tiene muchas falencias y le ha fallado a la comunidad afro, pues debiera protegerla. “Cuando sucedió lo de Floyd quedamos en shock, pero no sorprendidos”, sostuvo. En el pasado los casos de asesinatos a manos de efectivos de las fuerzas de seguridad son numerosos. “Ocurrió con Malcolm X y otros personajes afro, pero se dan en varios escenarios internacionales”, complementó. La panelista apuntó en dirección a la ONU. “No va a resolver nuestros problemas pero sí es un espacio de visibilización”, remató.
Mireille Fanon-Mendès France, presidenta de la Fundación Frantz Fanon, refirió a Francia, país sobre el cual denunció inercia frente a la brutalidad policial. “Es la nación de los DDHH, no tiene problemas con poblaciones africanas y afrodescendientes porque todos son ciudadanos”. En apariencia se eliminó el problema pero se trata a esas personas en forma racializada. La experta explicó que la policía no debe justificar nada si sus acciones involucran negritudes porque se amparan en el imaginario colectivo. Hasta ahora ningún policía ha sido condenado ni castigado. “La raza es como un determinante que separa a unos de otros, la colonialidad del poder”, sintetizó. Sobre la ONU admitió que no es un organismo multilateral. “Es de blancos para blancos. África y Asia no tienen voz”, reconoció.
Douglas Belchior, fundador de Uneafo Brasil y cofundador de Coalizão Negra por Direitos, denunció la falta de políticas y programas para enfrentar la discriminación y condiciones adversas en su país. Al contrario, definió al Estado como el principal enemigo afro y negador de los DDHH. “Sufrimos un genocidio y nos defendemos del mismo”, advirtió, en un contexto en donde la pandemia no hizo más que incrementar la violencia policial contra poblaciones afrodescendientes. Al respecto, agregó un uso deliberado de armas de fuego para eliminar personas de ese origen. “La policía mató como nunca este año, cada 23 minutos un asesinato”, concluyó.
Rodje Malcolm, director ejecutivo de Jamaicans for Justice, habló de la situación de la isla. “En los últimos 10 años se dieron 1.500 víctimas de la violencia policial”, introdujo. Indicó que, si bien la policía es una organización civil, no obstante su formación es militar y así se comporta con la sociedad civil. “Estamos gobernados por un Estado colonialista que ha reducido la expectativa de vida de la población”, observó. “Todos los días tenemos Georges Floyd en nuestras calles”, concluyó.
Esther Mamadou, del Equipo de Implementación del Decenio Internacional para los Afrodescendientes en España, viene trabajando con esas comunidades en el país y comentó un preocupante incremento de la brutalidad de las fuerzas de seguridad hacia las mismas en los meses pandémicos. Ella ha documentado muchos episodios de ataques durante la cuarentena. “Noto una violencia reforzada en el contexto de emergencia sanitaria”, apuntó, y agregó que existe una falta de voluntad política para reformar. “La violencia racial es sistémica. Se debe reconocer que el Estado es violento y, en consecuencia, hay que actuar. Sino continuaremos admitiendo muertes”, finalizó con preocupación.
El sexto panelista fue el nigeriano Deji Adeyanju, coordinador de Concerned Nigerians y uno de los líderes del movimiento #EndSars. “La policía hereda patrones coloniales y es represora de la sociedad civil”, enfatizó. Al menos señaló que el #BlackLivesMatter ayudó a autoregular la fuerza policial y a colocar en agenda lo que debería mejorar. Hay razones para los excesos policiales, “los sueldos son bajos y eso explica la corrupción, los secuestros y varias irregularidades”. Adeyanju remarcó el papel de las redes sociales para una mayor visibilidad del problema. “Las atrocidades se pueden compartir generando más atracción y solidaridad”, resumió. Sobre Naciones Unidas, concluyó que se debe trabajar en conjunto para mejorar la legislación sobre la fuerza pública.
Omer FreixaConsejero ConsultivoMagíster en Diversidad Cultural y especialista en estudios afroamericanos por la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Licenciado y profesor en Historia, graduado en la Universidad de Buenos Aires. Investigador, docente y escritor. Autor del sitio web www.omerfreixa.com.ar. Colaborador freelance en sitios locales y españoles.
El hashtag #BlackLivesMatter fue global a partir de la indignación causada por el asesinato del ciudadano afroestadounidense George Floyd estando privado de su libertad en la vía pública, a manos de un efectivo de la policía de Minneapolis, desafectado de la fuerza y meses más tarde liberado bajo fianza. El hecho motivó el dictado de la Resolución 43/1, aprobada por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, cuyo nombre completo es “Promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los africanos y los afrodescendientes frente al uso excesivo de la fuerza y otras violaciones de los derechos humanos por los agentes del orden”, y apela a todos los actores a realizar un informe, recibiendo material hasta el próximo 4 de diciembre.
La resolución fue comentada en el marco de un webinar organizado por la ONG Servicio Internacional para los Derechos Humanos, cuyo nombre fue “Anti-Black racism and police brutality: HRDs’ expectations from the UNHRC Confirmation”. Contó con seis ponencias de activistas de derechos humanos para pensar la problemática de la brutalidad policial cuando en los Estados Unidos el año pasado fueron casi 1.100 las personas asesinadas por la policía. De esa cifra el 25% es afro y esa población es solo el 13% del total. Una situación que se repite en otros países.
Un trasfondo común
Comenzó su disertación con la situación estadounidense Sallimah Hankins, directora ejecutiva interina de U.S. Human Rights Network. La experta puntualizó que el sistema del país tiene muchas falencias y le ha fallado a la comunidad afro, pues debiera protegerla. “Cuando sucedió lo de Floyd quedamos en shock, pero no sorprendidos”, sostuvo. En el pasado los casos de asesinatos a manos de efectivos de las fuerzas de seguridad son numerosos. “Ocurrió con Malcolm X y otros personajes afro, pero se dan en varios escenarios internacionales”, complementó. La panelista apuntó en dirección a la ONU. “No va a resolver nuestros problemas pero sí es un espacio de visibilización”, remató.
Mireille Fanon-Mendès France, presidenta de la Fundación Frantz Fanon, refirió a Francia, país sobre el cual denunció inercia frente a la brutalidad policial. “Es la nación de los DDHH, no tiene problemas con poblaciones africanas y afrodescendientes porque todos son ciudadanos”. En apariencia se eliminó el problema pero se trata a esas personas en forma racializada. La experta explicó que la policía no debe justificar nada si sus acciones involucran negritudes porque se amparan en el imaginario colectivo. Hasta ahora ningún policía ha sido condenado ni castigado. “La raza es como un determinante que separa a unos de otros, la colonialidad del poder”, sintetizó. Sobre la ONU admitió que no es un organismo multilateral. “Es de blancos para blancos. África y Asia no tienen voz”, reconoció.
Douglas Belchior, fundador de Uneafo Brasil y cofundador de Coalizão Negra por Direitos, denunció la falta de políticas y programas para enfrentar la discriminación y condiciones adversas en su país. Al contrario, definió al Estado como el principal enemigo afro y negador de los DDHH. “Sufrimos un genocidio y nos defendemos del mismo”, advirtió, en un contexto en donde la pandemia no hizo más que incrementar la violencia policial contra poblaciones afrodescendientes. Al respecto, agregó un uso deliberado de armas de fuego para eliminar personas de ese origen. “La policía mató como nunca este año, cada 23 minutos un asesinato”, concluyó.
Rodje Malcolm, director ejecutivo de Jamaicans for Justice, habló de la situación de la isla. “En los últimos 10 años se dieron 1.500 víctimas de la violencia policial”, introdujo. Indicó que, si bien la policía es una organización civil, no obstante su formación es militar y así se comporta con la sociedad civil. “Estamos gobernados por un Estado colonialista que ha reducido la expectativa de vida de la población”, observó. “Todos los días tenemos Georges Floyd en nuestras calles”, concluyó.
Esther Mamadou, del Equipo de Implementación del Decenio Internacional para los Afrodescendientes en España, viene trabajando con esas comunidades en el país y comentó un preocupante incremento de la brutalidad de las fuerzas de seguridad hacia las mismas en los meses pandémicos. Ella ha documentado muchos episodios de ataques durante la cuarentena. “Noto una violencia reforzada en el contexto de emergencia sanitaria”, apuntó, y agregó que existe una falta de voluntad política para reformar. “La violencia racial es sistémica. Se debe reconocer que el Estado es violento y, en consecuencia, hay que actuar. Sino continuaremos admitiendo muertes”, finalizó con preocupación.
El sexto panelista fue el nigeriano Deji Adeyanju, coordinador de Concerned Nigerians y uno de los líderes del movimiento #EndSars. “La policía hereda patrones coloniales y es represora de la sociedad civil”, enfatizó. Al menos señaló que el #BlackLivesMatter ayudó a autoregular la fuerza policial y a colocar en agenda lo que debería mejorar. Hay razones para los excesos policiales, “los sueldos son bajos y eso explica la corrupción, los secuestros y varias irregularidades”. Adeyanju remarcó el papel de las redes sociales para una mayor visibilidad del problema. “Las atrocidades se pueden compartir generando más atracción y solidaridad”, resumió. Sobre Naciones Unidas, concluyó que se debe trabajar en conjunto para mejorar la legislación sobre la fuerza pública.