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Monitoreo de la gobernabilidad democrática
Perspectivas políticas y económicas post-electorales en Argentina
Reunión realizada el miércoles 1 de octubre en la sede de CADAL, con la participación como expositores de Carlos Gervasoni y Néstor Scibona.
Carlos Gervasoni. Politólogo (UCA), Presidente de CADAL, Master en Political Sciences y en Latin American Studies (Stanford University), profesor universitario (Universidad Católica Argentina, Universidad Di Tella y Universidad del CEMA). Directivo de la Sociedad Argentina de Análisis Político y miembro de la Latin American Studies Association.
Néstor Scibona es Periodista. Columnista del diario "La Nación". Conductor del programa "Mañana es Tarde" en Radio "El Mundo". Editor de la revista del Instituto del Desarrollo Empresarial Argentino (IDEA). Fue Director Periodístico del diario "El Cronista Comercial", de la revista "Panorama" y prosecretario de redacción del diario "Clarín".
Carlos Gervasoni
Néstor Kirchner es percibido como un presidente que está a cargo del poder, como un presidente que manda, como un presidente que está a cargo de las cosas y, además, por parte de los otros actores políticos creo que está empezando a dar esta sensación de que hay que tenerlo en cuenta más de lo que parecía como un actor de la política real, más allá de ser el presidente. Y eso lo ha logrado con una serie de tácticas que, entre otras puedo mencionar una presidencia activista, es decir, tener la iniciativa, hacer cosas desde el principio, no importa si buenas o malas pero estar en control de lo que hablan los medios, es decir manejar el control sobre la agenda.
También Kirchner lo ha logrado con una retórica popular, con una retórica de temas que están en sintonía con la opinión pública, como puede ser críticas al Fondo Monetario Internacional, críticas al menemismo, críticas a los bancos, discursos pro-transparencia, pro-lucha contra la corrupción, pro-derechos humanos, es decir, ha entrado en un tipo de discurso que claramente sintoniza con la opinión pública. También ha tenido iniciativa política, que no es lo mismo que una presidencia activista. Cuando digo una presidencia activista quiero decir "alguien que hace muchas cosas y controla la agenda" pero además ha tenido iniciativas políticas, esto es, de construcción del poder político, ha sido muy activo en esto y esto ha sido una sorpresa, me parece. La famosa política de transversalidad, la construcción de un bloque de diputados propio, nada de eso era evidente cuando Kirchner asumió el 25 de mayo. Podría haberlo hecho, o podría no haberlo hecho y creo que era más esperable que no lo hiciera que lo hiciera, porque de alguna manera implicaba un desafío a ciertos poderes del peronismo que eran los que lo habían encumbrado a él.
El Presidente ha tenido una iniciativa política para construir poder; voy a hablar más de eso en un minuto. Y finalmente, un último factor que ya no depende de él, es el factor que se ha popularizado como "Luna de Miel Presidencial" y ustedes saben que en el mundo de las ciencias políticas hay toda una literatura sobre la "Luna de Miel Presidencial". Pasa en todas partes del mundo, tiene explicaciones muy claras y Kirchner como todos los presidentes recién elegidos se está beneficiando de eso. Lo que pasa es que la luna de miel de Kirchner está potenciada por algunos factores. En primer lugar el desprestigio de los demás sectores. Estamos en un país en donde todos los sectores vinculados a la Alianza están fuertemente desprestigiados, los principales sectores del peronismo están desprestigiados, Menem, Duhalde (terminó su presidencia con una popularidad relativamente baja), los nuevos opositores, como pueden ser Carrió, López Murphy y algún otro no son personas que tengan altísimas popularidades. Uno las llamaría popularidades normales, bajas las llamaríamos en otros países, lo que pasa que en Argentina, como todos los políticos tienen una popularidad muy baja las tendríamos que llamar normales, popularidades del veinticinco, o treinta y pico por ciento. Ese factor potencia la luna de miel de Kirchner.
Otro factor que potencia la luna de miel de Kirchner, evidentemente, es que nadie lo conocía. En el año 98, 99, 2000, 2001 Kirchner era una persona que sería conocido por el 10 por ciento de los argentinos, digamos el 20 con toda la furia, pero era un político desconocido. En el 2002, cuando se empezó a posicionar como candidato, yo no tengo las cifras en la memoria ahora, pero diría que aproximadamente a la mitad del 2002, un 30 o 40 por ciento de la gente sabía quién era o había escuchado hablar de él alguna vez.
Y todo esto ayuda porque en este estado de desprestigio de la mayoría de los políticos y desconfianza de la política tradicional, alguien que es nuevo y que nunca escuchamos hablar de él antes, viene con una ventaja.
Y finalmente creo que la luna de miel está potenciada por las bajas expectativas de la gente. Cuesta creer lo que pasó en Argentina en los últimos dos años, la cantidad de golpes que ha recibido la gente, golpes políticos, golpes morales, golpes económicos. La Argentina se ha empobrecido como pocos países en el mundo, rápidamente, la gente está acosada por la inestabilidad política, por la falta de empleo, por bajísimos salarios, por la inseguridad pública, todo eso ha golpeado a la gente muy intensamente en el 2001 y 2002 y la gente de alguna forma, que ya viene de una historia, si pensamos un poco más en el largo plazo, que una persona que hoy tiene cuarenta, cincuenta años en la Argentina, vivió los violentísimos 70 y caóticos 70 de la fórmula Perón-Perón, la represión militar, la guerra de las Malvinas, la hiperinflación, la década del menemismo que trajo estabilidad política y económica pero algunas heridas a nivel moral y el desempleo y ahora en la debacle del 2001 y 2002, bueno, claramente estamos frente a una sociedad que está empezando a pensar que es un país que se tiene que acostumbrar a que es el país en el que vive y que por lo tanto no tiene expectativas muy altas. Uno diría, yo no tengo cifras duras de esto, pero a nivel más cualitativo, que los argentinos estamos en un acelerado proceso de pérdida de nuestra autoestima, es decir, empezar a convencernos de que somos una sociedad terriblemente mala, por no usar una palabra más fuerte.
Entonces el bajo nivel de expectativas populares creo que ayuda a sostener la popularidad presidencial durante más tiempo, porque nadie está esperando que se arreglen las cosas rápido, ni mucho menos. Con que las cosas estén bien o parezca que mejoran un poco, o no empeoren, buena parte de la población argentina se da por satisfecha por lo menos por algún tiempo.
¿Cuál fue la estrategia más general de Kirchner? Él tenía dos grandes alternativas: una era la estrategia minimalista, que era la estrategia duhaldista, la podríamos llamar también que era la de continuar a Duhalde. El títere de Duhalde, el que era elegido por Duhalde, el que conservaba los ministros de Duhalde el que mantenía básicamente las políticas de Duhalde, el que respetaba su poder y el que le preparaba su regreso en el 2007. Eso hubiera sido una estrategia y una alternativa. Y de alguna forma, no era descartable esta estrategia porque Kirchner negociaba desde una posición de bastante debilidad cuando negociaba con Duhalde, cuando acuerdan el apoyo del gobierno a su candidatura.
Y después había una estrategia maximalista, demasiado arriesgada que era la de decir, "bueno, confronto". No sería la primera vez que un supuesto títere... pasó este domingo en Misiones. No sería la primera vez que un candidato puesto para algo se rebela contra el que lo puso. Confrontar con Duhalde, con otros líderes, profundizar la transversalidad, buscar apoyos por afuera del peronismo, dentro del peronismo, pero mucho por afuera del peronismo, disputarle el liderazgo a Duhalde y en última instancia romper el partido y llevarse un pedazo del peronismo con él y juntar ese pedazo del peronismo con otras expresiones que hoy no tienen dónde ir. Piensen gente como Aníbal Ibarra, los pedazos que quedan del Frepaso, Frente Grande, son expresiones políticas que no tienen referencia a nivel nacional y que estarían muy contentas de que un pedazo del peronismo los aglutine y les permita en algún futuro llegar al poder.
Evidentemente Kirchner eligió algo intermedio entre estas dos cosas. Eligió algunas batallas de transversalidad y búsqueda de afirmación de su propio poder, como fue la batalla contra Luis Barrionuevo en Catamarca y en el PAMI, como fue la elección de la Capital Federal, la elección de Misiones, se retiró en otras batallas porque había abierto otros frentes. En Río Negro, por ejemplo, donde cometió un gran error Kirchner, yo creo que los peronistas rionegrinos lo quieren matar porque perdieron la provincia por dos puntos, porque Kirchner se equivocó, primero apoyó a uno, después apoyó a otro pero al que apoyó primero ya tenía el apoyo de Kirchner por lo tanto sacó el 10 por ciento de los votos y el otro peronista que salió segundo perdió por dos, por lo tanto si los diez de este candidato estaban junto con el otro, hoy Río Negro sería una provincia peronista. Bueno, trastabilló, se retiró en algunos lados. Algo similar pasó en Entre Ríos y en Santa Fe. Fíjense qué interesante, en Entre Ríos amenazó con ir con el candidato oficial, el caudillo casi único del peronismo entrerriano. En Santa Fe flirteó con la idea de apoyar a Binner, lo cual hubiera sido claramente ir a la estrategia maximalista, de casi ruptura con el partido, y por supuesto, en muchos otros lados de los que nadie habla, Kirchner no hizo nada, dejó que en muy cuestionadas reelecciones se ha reelegido a Fellner en Jujuy o ahora Insfrán en Mendoza, o Miranda; que Miranda haga lo suyo en Tucumán o los Juárez en Santiago del Estero, digamos ahí no. Respetó algunos poderes fácticos del peronismo provincial y fundamentalmente al poder fáctico del peronismo de la provincia de Buenos Aires, donde no logró ni siquiera colocar un diputado en la lista. Es decir, una de las estrategias fundamentales de la construcción del poder de Kirchner ha sido colocar su gente en las listas de diputados nacionales, eso es lo que negoció con Busti, por ejemplo en Entre Ríos, y con muchos otros, es decir, primero te amenazo con no apoyarte, después te apoyo pero a cambio pongan uno o dos de mi gente en la lista de diputados para formar mi bloque. En la provincia de Buenos Aires no hay un solo Kirchnerista. La lista de la provincia de Buenos Aires del peronismo está compuesta por la gente de Duhalde y la familia de Duhalde, esa es la lista.
Por eso digo que la estrategia es intermedia, no ha sido ni la minimalista ni la maximalista. Mantiene ese poder fáctico del peronismo, especialmente a Duhalde, mantiene ministros duhaldistas en su gabinete, mantiene el dominio de Duhalde en la Cámara de Diputados de la Presidencia de la Cámara de Diputados, la Presidencia del Bloque etc., y da la impresión de que acá hay una especie de matrimonio de conveniencia porque Kirchner necesita el apoyo de Duhalde y de otros aliados del peronismo y Duhalde necesita que en alguna medida a Kirchner le vaya bien, quizás no del todo bien, pero si Kirchner fracasara y le fuera muy mal, evidentemente Duhalde no se beneficiaría de eso.
¿Qué hay entonces en esta agenda de Kirchner que yo mencioné que ha controlado desde el principio de una forma muy activista? Acá hay un tema muy importante para el futuro, porque piensen que estamos haciendo la reunión hoy 1 de octubre porque habían pasado ya las principales elecciones; este es un año electoral que no termina nunca, empezó allá por marzo en la elección presidencial y va a terminar en noviembre cuando las elecciones presidenciales quedaron mucho tiempo atrás.
Ahora viene una fecha simbólicamente muy importante. Viene noviembre, donde terminan las elecciones y el gobierno deja de estar en campaña y muchas de las cosas que ha hecho el gobierno se tienen que interpretar como un gobierno en campaña y viene la fecha en la que De la Rúa debería haber dejado el poder, el 10 de diciembre de 2003, es decir, cuando realmente debería haber comenzado el próximo gobierno. Es decir, que lo que puede pasar y en alguna medida yo espero que pase, es que en noviembre, diciembre, el gobierno replantee su agenda, diga "bueno, ya pasó esta etapa de emergencia", de asunción anticipada del poder y ahora viene esta etapa, y si eso ocurre, ya sea que sea mediante un anuncio formal o sin ningún anuncio, lo que va a implicar es un cambio en la agenda del presidente.
Yo me referiría al tema de la agenda refiriéndome que hay tres agendas posibles, con todas las agendas que existen de hecho, con todos los riesgos que implica hacer clasificaciones de este estilo. Me parece que hay en primer lugar una agenda idealista, que es la agenda de las cosas que Kirchner quiere hacer, que le gusta hacer, que cree que hay que hacer o que cree que le puede beneficiar a nivel de apoyo de la opinión pública.
Política militar: eso es muy claro, remover la cúpula de las fuerzas armadas, reabrir todo el tema de los derechos humanos, es la agenda idealista, es en parte porque cree que hay que hacerlo, y en parte porque cree que le puede traer algún beneficio con la opinión pública, lo cual me parece que es discutible y no tiene claros beneficios políticos. Me parece que lo que le trae en beneficios de la opinión pública es poco y lo que le crea de enemigos y problemas es mucho. Me parece que es una agenda idealista que diría yo, es una gran pérdida de recursos. Los pocos recursos políticos que tiene Kirchner me parece que los ha malgastado ahí, pero está como tema de la agenda.
Otro tema menos importante de la agenda idealista pero que está es la agenda de "péguenle a los malos", es decir la agenda de péguenle a los bancos, a las AFJPs, al capital en general, todo lo que esté asociado a la década del 90, etc., y una agenda, quizás un poco más positiva, que es la que tiene que ver con derechos humanos en un tema más general como el tema AMIA, apertura de los archivos de la SIDE, que no tiene costos, como sí tiene el tema militar, y tiene algunos beneficios en términos de opinión pública, opinión pública internacional, pero que no deja de ser una agenda idealista, que no es la agenda que le va a solucionar los temas a la Argentina o que la gente demanda.
Fíjense que ninguno de estos temas estaba en las encuestas. Ninguno de estos temas era lo que demandaba la gente o los poderes fácticos de la Argentina, una agenda idealista, puesta por Kirchner quizás porque creía que tenía que hacerlo, quizás para tener el manejo de la agenda, porque una de las formas de tener el manejo de la agenda es crear temas que nadie más está dominando, o nadie más está hablando. "Yo los instalo, los domino, los manejo como quiero y logro que todo el mundo hable de eso y yo tengo el liderazgo".
La segunda agenda es la agenda realista como oposición a la agenda idealista que tiene que ver con las demandas de los poderes. Dos temas típicos de la agenda realista son las tarifas de los servicios públicos y las compensaciones a los bancos. Es una agenda que por supuesto la piden las privatizadas y los bancos, que la pidió el Fondo Monetario Internacional, que la piden los gobiernos de Europa de cuyos países vienen las empresas que tienen buena parte de los bancos y las privatizadas en la Argentina, y es una agenda inevitable de alguna manera pero que tampoco es, me parece a mí, ni la que le va a solucionar los problemas al país. O sea, son temas importantes pero de alguna forma muy puntuales, pero son importantes porque quiénes las piden, es decir, las pide el Fondo, las pide empresas importantes, las pide gobiernos europeos, etc., y hay otros temas en esa agenda realista de demandas sectoriales políticamente importantes. Y obviamente el gobierno algo va a tener que hacer con eso y ahora que pasó la etapa electoral uno supone que esa agenda realista va a aumentar su importancia porque atender a la agenda realista en estos meses tenía costos electorales. Si Kirchner salía con una compensación a los bancos o aumentaba las tarifas, especialmente eso, hubiera perdido votos y popularidad. Ahora que ya pasó la etapa electoral es probable que atienda con más intensidad este tipo de demandas.
Y finalmente hay una agenda de estado, por ponerle un nombre, no se me ocurrió nada mejor, que tiene que ver con cosas que este país tiene que hacer, en mi opinión, pero digamos en opinión de los analistas e intelectuales que uno respeta y escucha. ¿Qué temas la Argentina tiene que encarar? Bueno, hay algunos que son casi indiscutibles. Federalismo Fiscal, ¿cómo recaudamos dinero y lo repartimos entre la nación y las provincias y entre las provincias? Un gran problema, el federalismo fiscal es ineficiente, es perverso en los incentivos que genera, financia estructuras provinciales decadentes, que no tienen que hacer ningún esfuerzo para recaudar dinero, y el federalismo fiscal está muy vinculado con el problema fiscal de la Argentina que es cómo generar sustentabilidad fiscal en el largo plazo.
Otro tema muy claro y vinculado a lo que estoy hablando es la reforma tributaria. No voy a profundizar en esto, está Néstor Scibona para hablar de temas económicos, pero está claro que hay problemas graves con la recaudación de impuestos en la Argentina, etc.
Otro tema de la agenda del estado es la reforma política. Todo el mundo cree que hay que hacerla, que hay muchos graves problemas de la Argentina con la forma en la que funciona el estado, los partidos, el financiamiento, la organización de las elecciones, y además es un tema demandado por la ciudadanía y sin embargo, hasta donde yo vi, hubo cero iniciativa en este tema en cuatro meses de gobierno. Llama la atención que un tema importante, demandado, no haya estado en la agenda de gobierno.
Y vinculado a esto, temas como la reforma del estado, profesionalizar el estado, liberarlo de estructuras clientelares, de ñoquis, del estado nacional que es donde Kirchner puede actuar. Hay temas de la agenda de estado que acabo de mencionar algunos, pero hay muchos otros que han estado generalmente ausentes. Los principales, me parece a mí, que tiene que ver con hacer cosas que este país necesita, federalismo fiscal, reforma tributaria, reforma política, reforma del estado y lo que mucha gente demanda como un plan económico y yo prefiero llamarla estrategia de desarrollo que es qué tipo de país económicamente hablando vamos a tratar de generar.
Por ejemplo hay un proyecto de mucha gente, muchos intelectuales, muchos economistas que uno escucha, en mi caso particular con simpatía, que es decir, "bueno, la Argentina debería ser un país claramente capitalista, claramente abierto y su locomotora de crecimiento debería ser el sector externo, porque somos un país pequeño con un mercado interno pequeño, poco dinámico y muy deprimido en los últimos años y pocos países como la Argentina se han desarrollado de no ser por algún tipo de inserción externa muy agresiva. Esto claramente no está en lo más mínimo en la agenda del gobierno. El Gobierno a duras penas puede lidiar con el día a día de los temas de los problemas económicos que tiene y definitivamente no ha planteado una estrategia más general.
Hasta ahora predominaba la agenda idealista o la agenda realista por demanda de los poderes. No ha habido casi nada de agenda de estado. Vamos a ver qué pasa en noviembre, diciembre, me parece que puede ser que decaiga la agenda idealista, que aumente la importancia de la agenda realista y lo más importante de todo, qué va a pasar con la agenda de estado: ¿se van a plantear estos problemas? ¿se van a destinar los escasos recursos políticos que tiene el gobierno para plantear estos temas y lograr reformas importantes en estos temas? Yo creo que algunos de estos temas le van a plantear, si lo plantea el gobierno, enormes problemas. El tema del federalismo fiscal le va a generar como siempre generó, una intensa lucha con los gobernadores y entre los gobernadores. El tema de la reforma del estado genera oposición de los sindicatos y de los bolsones clientelares de los partidos políticos. Son temas que tienen costos políticos muy claros. Otros temas tienen beneficios políticos. La reforma política tiene costos políticos pero tiene beneficios a nivel de la opinión pública muy claros. Y el de la estrategia de desarrollo claramente que tiene beneficios políticos a largo plazo, pero si hay una estrategia de desarrollo, hay que ver si al mandato de Kirchner la Argentina será un país dinámico y en crecimiento de nuevo, pero faltan cuatro años para eso. Mientras tanto hay que hacer reformas económicas que generan oposición.
Sobre esto no puedo especular. Vamos a ver qué pasa en noviembre, diciembre. Es difícil saber qué hay en la cabeza del gobierno. Yo diría que si se extienden las agendas que ha habido hasta ahora, uno diría que Kirchner va a tener una presidencia, en el mejor de los casos, buena tirando a mediocre, las cosas van a seguir razonablemente en orden, pero no va a haber grandes progresos ni económicos ni políticos en la Argentina y su presidencia pasará a la historia como una normal, o intermedia. Si piensa más como un estadista y toma riesgos quizás trate de girar hacia una agenda de estado, que insisto, implica riesgos políticos pero eso podría generar unas mejores perspectivas para el país.
Finalmente quería referirme a dónde está hoy la estructura del poder en la Argentina, cómo está la estructura del poder que todavía estamos intentando entender. Decir que hoy hay una hegemonía del PJ es un lugar común pero es verdad. El único partido que existe hoy en la Argentina es el PJ en el sentido más fuerte de la palabra, un partido organizado nacionalmente, que tiene una estructura en todo el país, que puede ganar elecciones en cualquier nivel del gobierno. Pero ese peronismo está muy dividido. Dividido no porque estén todos peleados contra todos, sino porque el poder está muy dividido. El poder en el peronismo hoy lo tienen en un orden no muy claro pero más o menos en el siguiente orden: Duhalde, Kirchner, los gobernadores de provincias grandes como Reutemann y De la Sota y después los gobernadores de provincias chicas que tienden a estar alineados con Duhalde en estos momentos. Y después hay pedazos un poco más marginales como el menemismo, como Rodríguez Saá, pero bueno, todo estos tienen algo del poder y nadie concentra todo. Quizás hay uno que es muy importante porque tiene poder de veto, que es Duhalde, que casi puede vetar cualquier cosa desde su bloque de diputados en la cámara y Kirchner en la medida en que mantenga los activos políticos que tiene en estos momentos y que ahora vamos a ver.
Por el lado de la oposición, también es un lugar común decir que está fragmentada, que está destrozada, que no existe, que está fragmentada y me parece que va a seguir así por mucho tiempo. Hubo algunos análisis que dijeron apenas terminó la elección presidencial que ahora venía la oposición del López Murphy y el ARI Pero López Murphy y Carrió tienen los problemas que tienen todas las fuerzas que aparecieron en la Argentina en los últimos años que es que no tienen estructura provincial, entonces la UCD, el Frepaso, AR, todos esos partidos murieron, entre otras cosas porque nunca pasaron los límites de Buenos Aires y las grandes ciudades y porque finalmente fueron captados por algunas de las dos grandes fuerzas.
Lo que está pasando con Recrear y ARI es clarísimo, estos partidos lograron respetables elecciones nacionales y tienen una desastrosa performance a nivel provincial, no logran ni siquiera instaurar candidatos en los distritos en los que son fuertes como la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, mucho menos pensemos en lugares como Jujuy o Catamarca. Y por otro lado tenemos la contracara de eso que es el radicalismo. El radicalismo, que ahora mucha gente está leyendo como que está renaciendo, pero no, el radicalismo no está renaciendo, el radicalismo está ganando elecciones donde siempre las ganó y donde tiene todavía legitimidad provincial y máquina y liderazgo e historia y perdió lo que tenía antes que era el liderazgo nacional y no está recuperando el liderazgo nacional. Entonces lo que yo veo es que tenemos partidos con liderazgo nacional y sin instituciones y organización provincial, ARI y Recrear, y partidos con fuerza provincial, en muchas provincias, donde gana o sale segundo pero sin liderazgo nacional. Hoy el liderazgo nacional del radicalismo sigue siendo el mismo y muy desprestigiado que tiene desde hace diez o veinte años y no parece haber una renovación. Uno no ve que desde abajo se esté generando una generación dirigencial o quizás está ocurriendo de una forma muy embrionaria, pero los gobernadores del radicalismo no parece que sean la nueva fuerza que viene a renovar y para decirlo con algunos nombres, que Alfonsín, Moreau, Storani, Terragno, Rozas sean desplazados por Iglesias o Verani o Lizurume. Me parece que no está pasando eso, entonces la oposición está fragmentada por partidos que tienen algo a nivel nacional y nada a nivel provincial y viceversa que sería la UCR. Fragmentada por una cosa de centro derecha y centro izquierda. Por un lado, Recrear y Carrió, por un lado el radicalismo de centro derecha y por un lado el radicalismo de centro izquierda, y también fragmentado por una cosa de los viejos versus los nuevos, la oposición que viene de antes, como el partido radical o Sobisch que ahora se presenta como un opositor al gobierno pero es de un partido muy viejo que está desde hace mucho tiempo, y que quiere formar con los partidos provinciales tradicionales una fuerza de oposición, o los nuevos, en alguna medida nuevos, como pueden ser el ARI o Recrear. Es decir, hay muchas líneas de fractura en la oposición y no se me ocurre cómo esto podría solucionarse en el corto plazo, cómo se podrían juntar pedazos de la oposición. Obviamente uno se imaginaría un ARI más Frente Grande, más pedazos de la izquierda por un lado, y un López Murphy más partidos provinciales por el otro, pero ahora Sobisch le va a competir a López Murphy por el apoyo de esos partidos provinciales, o sea que no parece que haya mucha posibilidad de que esto se unifique y no parece haber grandes líderes.
La izquierda tiene grandes problemas. Lilita Carrió tiene problemas de liderazgo y el triunfo de Ibarra le crea un competidor muy importante. Habría habido otro si Binner hubiera ganado en Santa Fe. López Murphy también tiene problemas de liderazgo al interior de su propia fuerza y el radicalismo no tiene líderes nacionales, así que no parece que haya en el corto plazo una oposición muy clara a este gobierno, con lo cual la política se va a decidir en buena medida al interior del peronismo.
Yo lo último que les quiero mostrar es esta tabla que les repartieron que es altamente esquemática y provisional y me genera muchas dudas y ayer mientras la estaba haciendo decía "¿la presento o no la presento?". Pero bueno, me parece que alguna cosa puede llegar a aclarar. ¿Qué quiero hacer con esta tabla? Quiero mostrar dónde está hoy parado el gobierno en términos de su estructura de poder. Entonces lo que hago en las primeras columnas es resumir los poderes fácticos de la Argentina y de cualquier otro país, es decir, la opinión pública, los medios, los partidos, los gobernadores, el congreso, la corte, sindicatos, piqueteros (en Argentina, en otros países no), grupos nacionales que son los grandes grupos de capital nacional (el grupo Techint, Macri, Eurnekian, etc.), multinacionales, privatizadas, bancos, PyMES, Iglesia, Fuerzas Armadas, poderes internacionales, las IFIs son las Instituciones Financieras Internacionales, y este poder muy importante en el mundo de hoy que es el capital financiero, el capital que decide invertir o no en un país, en activos financieros. Yo ahí puse comparativamente cuanto apoyo u oposición. Eso significan las A en rojo y las O en azul y la N significa neutral o que no me pude definir si había apoyo u oposición, y la F, Fuerte apoyo o Fuerte oposición.
Entonces comparativamente tomé tres presidentes recientes en años recientes. Menem en sus últimos dos años 98 y 99, De la Rúa en el 2000 y no en el 2001 porque el 2001 fue muy cambiante, imposible de analizar, fue un caos; De la Rúa hasta, digamos, el blindaje, Duhalde en el 2002 y Kirchner durante este año. La idea es que por ejemplo Menem terminó su presidencia con oposición de la opinión pública y en buena medida de los medios; su partido entre apoyo y oposición porque tenía la oposición de Duhalde que era un pedazo bastante importante de su partido; tenía bastante apoyo de los gobernadores; del Congreso; fuerte apoyo de la corte suprema; algo de apoyo de los sindicatos pero oposición de los piqueteros; mucho apoyo del capital, los grupos nacionales que se habían beneficiado de muchas cosas que había hecho en su gobierno, las multinacionales, las privatizadas, los bancos, no así de las PyMES; la iglesia creo que estaba dividida al final del gobierno de Menem, había un sector más conservador que lo apoyaba y un sector que había tomado en ese momento la iglesia que se oponía; y el poder militar siempre a favor de Menem; Poder internacional, Estados Unidos y Europa me parece que tienen una actitud fundamentalmente favorable con Menem por una serie de cuestiones; había problemas con Brasil, graves, porque Brasil devalúo en el 99 y eso trajo problemas; Banco mundial y Fondo básicamente bien con Menem; y capital financiero también.
Todo esto entiendo que alguien puede tener objeciones, son mis evaluaciones de cuanta buena o mala relación había con estos poderes. Después ustedes pueden ver qué es lo que puse respecto de De la Rúa, qué es lo que puse respecto de Duhalde, pero vamos a la columna de Kirchner.
Lo que uno ve en Kirchner, es que uno ve mucho rojo arriba, rojo en lo que tiene que ver con la popularidad, el rojo es bueno, es poder, es apoyo. Entonces hoy Kirchner tiene fuerte apoyo de la opinión pública, bastante apoyo de los medios, como yo leo los medios, es difícil hablar de los medios en general, pero básicamente les veo buena onda. Néstor Scibona es un periodista así que podrá confirmarme o no en esto, pero me parece que los grandes medios lo están apoyando. Los poderes políticos institucionales, como el partido, fundamentalmente, lo apoya en este momento, los gobernadores también, el Congreso también; la Corte Suprema debería estar en una posición neutral, está cambiando la Corte; los sindicatos lo están apoyando; los piqueteros se dividen entre los que lo apoyan o no; y acá vienen los azules o los neutros, en el poder empresarial, es decir, me parece que hay oposición porque Kirchner ha salido con fuerza contra el correo, contra un decreto que Duhalde dio a favor del grupo Eurnekian antes de irse, una serie de cosas que lo están enemistando con algunos de esos grupos. Muy enemistado con las privatizadas, a quien está maltratando de todas las formas que puede, y también con los bancos. También con el poder militar. Y en el poder internacional da la impresión que ha establecido algún marco de convivencia y de apoyo mutuo con Estados Unidos, una relativamente buena relación con Brasil aunque con algunos chisporroteos, algunos problemas con Europa que tienen que ver con las privatizadas, y con el default y por supuesto problemas con los organismos financieros. Esta estructura del poder parece equilibrada en el sentido de que hay apoyo por un lado y problemas por el otro, pero hay apoyo. El problema es que todo el rojo está muy concentrado arriba, en factores que tienen que ver con su popularidad. Si se fijan le puse un asterisco a todos los poderes que llamo "poderes fuertemente dependientes de la opinión pública". Hay poderes que no dependen de la opinión pública, digamos, lo que haga el Fondo Monetario o las multinacionales, o las fuerzas armadas no depende de la opinión pública sino de sus intereses, de los intereses de las multinacionales, de las fuerzas armadas y de los intereses del fondo.
Pero hay otros poderes que son poderes electivos o políticos que se alejan o se acercan de los presidentes en función de su popularidad. Hoy todos los gobernadores son kirchneristas, entonces Puerta y Rovira compiten y dicen "yo soy el que más apoya a Kirchner", Ibarra y Macri, dicen "yo voy a apoyar a Kirchner", todos los de Río Negro, todos, iban a apoyar a Kirchner, porque tiene el 80 por ciento de popularidad. Lo mismo pasa en el Congreso y lo mismo pasa en el partido. Y la popularidad es una fuente volátil y poco confiable del poder político porque se va con un par de fracasos. Se va a ir porque va a bajar, se va a deteriorar como siempre se deteriora después de la asunción presidencial, en seis meses, ocho meses, un año, va a ser menor que ahora. Ahora el problema es si es mucho menos o un poco menor, si en vez de ser 80 dentro de seis meses o un año Kirchner tiene 60, va a seguir muy bien. Ahora, si le pasa lo que le pasó a De la Rúa que baja a 30, 20 y 10, todos estos poderes políticos institucionales se le van a empezar a dar vuelta y todos los otros poderes en general no los tiene. Puse una serie de flechas negativas en azul para el 2004-2005 indicando que la posible tendencia de esos poderes sea disminuir. Lo más posible, no digo que vaya a pasar necesariamente, pero lo más posible es que la popularidad se deteriore. Se puede deteriorar poco, algo o mucho y si se deteriora mucho, su propio partido lo va a empezar a criticar, se van a fortalecer los liderazgos alternativos, los gobernadores se le van a empezar a dar vuelta, el Congreso le va a resistir más las leyes y se convertiría en un presidente muy débil, porque tenemos mucho azul en el resto de la tabla. Entonces me parece a mí que junto con ese posible cambio de agenda que mencioné, quizás, si Kirchner gira hacia el realismo, también debería empezar a pensar en una estructura de alianzas con los poderes fácticos un poco más diversificada, que dependa un poquito menos de la popularidad. Quizás pueda tirar hasta el 2004, sobre la base de la popularidad, pero no va a llegar hasta el 2007 solamente sobre la base de la popularidad y empezar a buscar una base de apoyos fácticos y no electorales, más fuertes. Algo de eso ya ha hecho con la relación con Estados Unidos. Me parece que la relación con Estados Unidos implica un gran componente de realismo por parte de Kirchner, en el sentido de que dijo que no puede pelearse con todos estos tipos y encima también con Estados Unidos. Entonces me parece que va a tener que empezar a girar al realismo en términos de buscar apoyos en sectores empresariales y otros sectores de poder de la Argentina, y si no lo hace uno podría imaginarse una presencia muy debilitada de acá a fin de año.
Finalmente, y ahora sí termino, el esquema de gobernabilidad de Kirchner depende muy fuertemente de que se mantenga un cierto grado de consenso y acuerdo entre algunos líderes muy importantes de la Argentina que son Duhalde, Kirchner, desde ya, pero también Felipe Solá y otros gobernadores de la Argentina. Me parece que como una especie de sistema de monitoreo de lo que va a ocurrir, hay que mirar con mucha atención a las relaciones personales y de poder entre Kirchner, Duhalde, Solá y los gobernadores como Fellner o Insfrán y también De la Sota y Reutemann que de alguna forma participan en esto porque desacuerdos entre ellos generarían definitivamente problemas de gobernabilidad.
Néstor Scibona
Sugeriría, antes de comenzar, que es bueno analizar la situación económica en tres dimensiones para evitar algunas confusiones que deliberadamente o no, a veces nos crean los medios. Tenemos una situación de corto plazo en ascenso, la economía está mejorando, pero enormes dudas en el largo plazo. Pero a su vez a esa mejora actual hay que ponerla a su vez en la perspectiva. La Argentina este año va a tener un crecimiento, que si uno lo analiza como una foto va a ser más del 6 por ciento. Es un número brillante. Hay que remontarse a los primeros años de la década del noventa para tener un crecimiento económico de esta naturaleza, pero si lo vemos en perspectiva vamos a ver que vamos a crecer la mitad de lo que cayó la economía en el año 2002, que a su vez fue una caída sin precedentes. O sea, es ese típico efecto de cuando uno tira una pelota desde lo alto, un primer rebote llega más o menos a la mitad. El problema, para seguir el ejemplo, es que si uno mira cómo sigue esa pelota, es que va haciendo piques cada vez más chicos. El problema del gobierno y de todos los que vivimos en el país es que esa pelota se pueda ir manteniendo y ahí están las grandes dudas en el largo plazo.
La vinculación de la economía con la política es inevitable, no sólo por todo lo que pasó en la Argentina, que no valdría la pena repasarlo porque todos lo tenemos presente, sino porque algunos elementos que Carlos mencionaba como activos de Kirchner en el campo político, en la economía son pasivos. Un caso: el hecho de que sea desconocido, decía Carlos, es un aval para que la opinión pública diga: bueno, probamos con algo que no sabemos qué es. Para la economía es un drama, porque los empresarios no conocen a Kirchner, sólo un grupito selecto que ha tenido la oportunidad de hacer negocios con él en Santa Cruz, que a su vez es una provincia muy poco representativa para trasladar experiencias al plano nacional. Claramente, la provincia de Santa Cruz es un emirato, es una productora de energía, cuyos principales ingresos son regalías por la venta de esa energía. Tiene una población que entraría íntegramente en el barrio de Saavedra, en Buenos Aires, ahora, porque tuvo una expansión. A principios de los noventa se decía que la población de Santa Cruz entraba en la cancha de River, y era absolutamente cierto porque no llegaba a 100.000 habitantes a duras penas, hoy llega a 200.000. Y de Kirchner uno opina por referencias, porque a los periodistas nos pasa lo mismo que a los empresarios, porque muy pocos, y me incluyó, hemos tenido la oportunidad de hablar tet a tet con él. Uno opina por lo que cree que puede pensar, o por lo que le contaron que hace, o por lo que le parece que dice, lo cual para la economía es un dato muy incierto para todo aquel que tiene que tomar decisiones ya sea de consumo o de inversión.
¿En qué hay coincidencias entre quienes han tratado a Kirchner? En que es un buen administrador. De hecho Kirchner cerró su gestión de diez años en su provincia de Santa Cruz con superávit fiscal. Tuvo el oportunismo de que lo que la provincia cobró por regalías sustraerlo del corralito y de la devaluación y de la pesificación mandándolo al exterior, aunque contradictoriamente crítica a quienes hicieron eso, y está la idea de que no va a gastar menos de lo que recaude. Lo cual en términos políticos no deja de ser un buen dato. En la Argentina, no hace falta decirlo, no hemos tenido buenos administradores estos últimos años, lo cual no está mal que tengamos un presidente que cuide la caja, que como dicen muchos colaboradores pide todos los días una planilla para ver qué entra y qué sale tipo libreta de almacenero.
¿Cuáles son las ideas económicas de Kirchner? Ahí entramos en un terreno un poco más peligroso porque la experiencia del gobierno de Santa Cruz no se pude tomar como parámetro. Ahí se entra en opiniones divididas entre lo que uno escucha y lo que hace. Claramente el discurso político anti-noventista del presidente es muy funcional a lo que piensa la opinión pública. Esta opinión pública que hoy, como decía Carlos Gervasoni, tiene 80 por ciento de apoyo hacia Kirchner, era la que tenía 70 por ciento de apoyo a De la Rúa y más atrás la que daba la vida por la convertibilidad y el viaje a Miami en cómodas cuotas; es la misma sociedad, no es que cambiaron los protagonistas de estos apoyos. Entonces a mí me da la sensación de que este discurso anti-noventista tiene un efecto de corto plazo muy importante, porque en la Argentina vivimos buscando chivos expiatorios, si no son los bancos, son las empresas de servicios públicos, el Fondo, los poderes extranjeros, la sinarquía internacional, siempre hemos inventado enemigos pero pensando en el largo plazo, es decir poniéndonos en lugar de un empresario que dice: "bueno yo tengo esta situación de mercado en la Argentina, a ver cómo proyecto el futuro y qué tratamiento va a tener esa inversión". Entramos en un enorme interrogante.
Acá podemos dar una vuelta más de tuerca. Hay quienes dicen "bueno, no nos fijemos más en los discursos, fijémonos en los hechos". Claramente el discurso de Kirchner es mucho más centro izquierdista que las medidas que ha tomado Kirchner. Si uno recuerda lo que era la economía de los años 70, con el peronismo de izquierda, de Cámpora, era control de precios, estatizaciones. ¿Se acuerdan de la argentinización de las bocas de expendio? Fue agarrar las estaciones de servicio de YPF y Shell y pintarlas con los colores de YPF. Digamos, hemos visto barbaridades enormes, ahora, nos hemos sensibilizado tanto que cualquier discurso que apunte en esa dirección nos pone los pelos de punta.
Ahora, si uno ve los hechos. La única medida dirigista de Kirchner, fue el aumento salarial por decreto que fue, no más que un blanqueo de una medida que ya estaba, de forma absolutamente desprolija, como fueron casi todas las medidas de la administración Duhalde, que era dar un aumento en negro para que el Estado no debiera deducir aportes de lo que le pagaba a sus propios empleados. Realmente una locura. Y esto se blanqueó y no mucho más que eso y un pequeño retoque de las jubilaciones mínimas y no más.
Ahora el discurso permanentemente está en la búsqueda de enemigos capitalistas y especialmente si tienen que ver algo con poderes extranjeros. Lo hemos visto estos meses; primero fueron los bancos, los enemigos públicos número uno; después las empresas privatizadas; ahora les toca a las AFJP que como vamos a ver un poquito más adelante me parece que es una forma políticamente muy hábil para cubrir una estafa del estado hacia los futuros jubilados.
Ahora, cuando uno dice por qué tenemos dudas entre los discursos y los hechos del presidente, bueno uno no conoce al presidente demasiado pero puede hablar con figuras de su entorno y ahí uno ve que no es sólo una cuestión de táctica, es una cuestión ideológica, hay gente que piensa estas cosas que dice. El caso emblemático fue esa declaración del ministro De Vido, que cuando iba a venir el ministro de Finanzas francés, dijo: "si viene a hablar de tarifas que no venga". Lo cual provocó una conmoción en el ministerio de Economía porque se lo veía a este hombre, a Francis Mer, como uno de los principales apoyos a la Argentina a la negociación con el Fondo y lo reciben con este regalito.
Entonces esta tensión entre la ideología y la táctica, entre los hechos y los discursos, yo creo que va a estar mucho tiempo, cuestiones de meses, presente. A menos que, ojalá se cumpla en uno de los escenarios que marcaba Carlos, que el presidente dé por cerrada la etapa electoral y se dedique a gobernar. ¿Es una posibilidad? Sí. ¿Es una certeza? No. Eso creo que nos mantiene con un signo de interrogación, a lo que hay que agregar, y creo que es muy importante y está muy bien explicado en el cuadro que nos mostraba Carlos, es el apoyo mediático que tiene que ver con las empresas periodísticas, algunas de las cuales tienen problemas serios aún no resueltos, los grandes medios, como Clarín, Nación. Pero también hay un elemento que a veces no se cuenta, que hay una simpatía natural que este discurso del presidente, un discurso progresista, de centro izquierda, provoca una simpatía en la mayoría de los periodistas, con lo cual yo creo que periodistas que no tienen ni afiliación partidaria ni están con instrucciones, apoyan porque les gusta ese discurso, lo cual contribuye a crear esta discusión en la opinión pública en que la agenda idealista le da popularidad pero le resta puntos de crecimiento a la economía a largo plazo, no en el corto plazo.
¿Por qué no en el corto plazo? Bueno, uno puede buscar algunas figuras para comparar qué es lo que pasó en la Argentina. Una de las típicas es la comparación médica, es decir que la Argentina en el primer trimestre del año pasado era una economía que estaba esperando que viniera el cura para que le dé la extremaunción y todos pensábamos que explotaba todo y volvíamos a la híper. Se hablaba de la figura de la terapia intensiva, y hoy tenemos un enfermo que está caminando. Frente a ese panorama la mejora parece enorme. Ahora, uno tiene la certeza de que esta recuperación que es importante, no es demasiado sostenible, es decir que si lo anotamos en la maratón vamos a tener problemas. Y ¿por qué? Porque no tiene la alimentación adecuada, no tiene los anticuerpos adecuados y esto es lo que hoy le falta a la economía argentina, este componente de inversión que es lo que asegura el crecimiento de largo plazo y el tema es que las decisiones de inversión que fructifican en dos años hay que tomarlas ahora y el marco no ayuda.
Ahora, en el corto plazo a Lavagna hay que reconocerle una tarea muy importante porque la economía argentina a principios del año pasado era como una botella que se hubiera roto; Lavagna juntó esos pedacitos y el contenido de esa botella se está llenando, es decir que se está recuperando la enorme pérdida que hubo entre fines del 2001 y principios del 2002. El problema se va a presentar cuando esa botella se termine de llenar y haya que comprar otra porque ahí sí se necesita una inversión para la segunda botella. Ahora estamos en el camino de llenado de esta primera botella, y esto es muy funcional tanto a las necesidades políticas de Kirchner como a las necesidades políticas de Lavagna que tiene aspiraciones políticas. Puesto en otras palabras, para los dos es imprescindible que la economía se siga reactivando porque teniendo una perspectiva inmediata por delante de crecimiento, se evita el escenario de problemas sociales y políticos. Mientras haya un escenario de "la cosa está mejor", eso mantiene contenidos, reclamos que a veces uno se pregunta cómo puede ser que estén contenidos, mirando algún tipo de retribuciones, especialmente de jubilados o de trabajadores del sector informal, como los planes sociales. Convengamos que hoy con 150 pesos nadie puede vivir decorosamente, con lo cual este efecto rebote es una necesidad mantenerlo para Kirchner, ahí le va buena parte de su capital político, como para Lavagna que aspira a mediano plazo a capitalizar este resultado de haber sido el ministro que sacó a la Argentina de cuatro años de recesión, que pudo llegar a dos acuerdos con el Fondo Monetario. Debe ser uno de los pocos ministros con esos antecedentes y que puede llegar a renegociar la deuda en default que es una deuda sin antecedentes en el mundo moderno.
Lavagna lo que ha hecho es una estrategia de muy corto plazo que aprovechó la inercia de la devaluación de Duhalde, la mega devaluación que llevó al dólar de uno a casi cuatro pesos, que en principio permitió borrar todo lo que era productos importados en la Argentina y sustituir por importación y fomentar las exportaciones tradicionales de la Argentina y promover algunas industrias que depende más lo que puedan hacer esas industrias de lo que pase con la demanda en Brasil, que se ha caído por la recesión brasileña.
Entonces los motores de la economía, después de este gran parate del 2002, fueron en principio la sustitución de importaciones y la exportaciones de productos primarios. En la Argentina, si uno mira el resultado a un año y medio de la devaluación, es muy desalentador si uno compara el costo con el beneficio. Esta devaluación que significó una caída del salario real promedio de los argentinos del 40 por ciento sirvió para aumentar las exportaciones con respecto al uno a uno insostenible, entre comillas, de la convertibilidad, 8 por ciento. Es decir, ¿se justificaba semejante terremoto en la economía para provocar este resultado? Y ahí uno se da cuenta que esa fue una excusa y hay que empezar a mirar a los ganadores y perdedores de la política económica de Duhalde. Claramente se beneficiaron los deudores, los acreedores perdieron hasta los derechos y como ocurre en toda devaluación de esta magnitud, los que terminan pagando el pato de la boda son todos los asalariados de ingreso fijo porque se devalúa para eso. La Argentina tiene el triste récord de haber tenido, yo siempre lo cito en charlas con estudiantes de periodismo, el caso de un dirigente gremial, Hugo Moyano, convocando una marcha en Plaza de Mayo a favor de la devaluación. Es como hacer una marcha para que bajen los salarios, y con el apoyo de los medios de comunicación masiva, radio y televisión que se agolpaban para ponerle el micrófono. Si uno mira los disparates de la Argentina este debe ser uno de los más grandes.
Pero no me quiero ir de tema. Si en los primeros tiempos de la gestión Lavagna los motores de la economía fueron la sustitución de importaciones y las exportaciones de productos primarios, básicamente la soja y petróleo que son las tres cuartas partes de las exportaciones de la Argentina, esto se empezó a agotar hacia la última parte del año pasado y la estrategia cambió. A lo que se trata de darle más impulso es a la demanda interna que estaba verdaderamente destrozada con un esquema de precios relativos completamente anormal. Puesto en palabras de un amigo mío que ustedes lo deben conocer, Juan Carlos de Pablo, a partir del 2002, los industriales pasaron a estar de fiesta y las empresas de servicios de luto, porque aparte de la devaluación, tengan ustedes en cuenta, que cualquier productor, ya sea agropecuario o industrial, a los agropecuarios hay que ponerlos en la lista, pero también tienen el 20 por ciento de retenciones, no sólo tiene el beneficio de la devaluación, sino que siguen pagando los mismo niveles de tarifas de servicios públicos que cuando estaba De la Rúa de presidente, pagamos las mismas tarifas. Esto es un problema para las empresas que cobran esas tarifas pero también para quien las paga. ¿Quién puede hacerse exactamente una proyección de largo plazo en la Argentina y qué costo de energía le pone por ejemplo? ¿Qué costo de electricidad, qué costo de gas, qué costo de comunicación? Ese es otro interrogante abierto en la economía. Mientras está esta situación, estamos viviendo una situación artificial donde algunos se benefician, descorchan champagne, y otros están de velorio.
¿A qué apuesta Lavagna y el gobierno? Bueno, a que aunque no haya inversiones, ese efecto rebote tenga todavía aire. Ahora se puso una palabra de moda, vieron que los argentinos siempre ponemos una palabra de moda, la que se está usando, esto que es la brecha de cuánto se puede recuperar la economía se llama output gap, bastante difícil de pronunciar, al menos para la radio va a ser un problema, pero ya se empezó a hablar del output gap. ¿Qué es el output gap? Bueno están los que dicen que la Argentina hoy tiene el PBI per cápita del año 68, claramente, o en otra dimensión, la Argentina no es una economía para 9.000 dólares per cápita propio de países europeos de clase media, por ejemplo, pero tampoco tiene un potencial que, un PBI de 2.500 dólares per cápita suena irreal. En algún momento vamos a estar alrededor de un promedio histórico que va a estar entre 4.500, 5.000 dólares, con lo cual esta caída actual va a tener que recuperarse. ¿En cuánto? Es un misterio. Y acá, volviendo a esto del output gap, hay dos teorías. El gobierno lo que dice es: bueno, estamos con respecto al año 98, cuando empezó la recesión en el año 98, como un 15 por ciento abajo, entre 15 y 18 por ciento abajo, varía según los cálculos, por lo cual manteniendo el mismo aparato productivo yo tengo ese gap de crecimiento, ese 15 por ciento que repartido en una tasa del 4 por ciento me llega hasta el fin del mandato de Kirchner, aunque no pase nada. Por supuesto habrá que corregir alguna tarifa, hay distorsiones que no pueden quedar como están pero la apuesta del gobierno es esa.
Muchos analistas del sector privado, como Miguel Angel Broda, dicen: "no, ojo no se puede mirar la economía como si todo se hubiese quedado en el 98 porque hubo desinversiones, está el desgaste de los equipos, la falta de reinversión, así que no se puede calcular que volvemos automáticamente al nivel del 98 con sólo cuestión de esperar y mantener la demanda interna activa". Esta brecha es más chica, del orden del 10 por ciento y se puede agotar en cuestión de trimestres, algunos los colocan entre mediados y fines del 2004. El argumento del gobierno es que la propia reactivación, si se mantiene, va a traer reactivación, va a haber industriales o empresas que van a decir "bueno a mí este negocio me funciona, yo voy a invertir para poder ampliarlo". Y están los que dicen, la corriente más ortodoxa y clásica: "sin confianza olvidate de la inversión porque no se van a incorporar nuevos capitales, en una economía que no tiene crédito". La gran diferencia con los años noventa es que no tenemos crédito, crédito para inversión. Está apareciendo muy tímidamente, el crédito de consumo vía tarjeta de crédito impulsada por el propio gobierno que lo que quiere es mantener el motor en movimiento, cosa que en el corto plazo no está mal. El tema es que uno ve que esto no aguanta hasta el 2007, este impulso.
Sobre todo, uno no necesita seguir creciendo si no crecer a tasas altas, por el problema del empleo en la Argentina. Yo cuando escuchaba la agenda de Carlos creo que el único tema que faltaba en lo temas estructurales es el del desempleo, que parece que a veces nos olvidamos pero lleva diez años con tasas de dos dígitos. Yo estuve este fin de semana pasado en el precoloquio de IDEA, en Bariloche, y en una charla con un especialista, Néstor Kritz, que lo puso en términos muy claros. Anualmente, para hacer números redondos, a la economía argentina se suman 300 mil personas, 300 mil jóvenes que entran al mercado laboral y que durante buena parte de los noventa fueron incrementando el stock de desocupados, junto con los expulsados de las industrias no competitivas, de las empresas privatizadas que sanearon sus planteles de personal por lo cual hoy hay una oferta de trabajo superior a 3 millones de personas. Todos los años se suman 300 mil a la masa laboral y la economía con este nivel de crecimiento puede absorber unos 320 mil, con lo cual si 300 son los que se incorporan y 20 son lo que van reduciendo el stock, para llegar a una tasa de desempleo de un dígito van a pasar años, muchos años. Kritz calcula que si la economía crece a un ritmo del 4 por ciento como lo prevé el gobierno y no lo proyecta por los próximos años, para volver a una tasa de desempleo de un dígito, o sea inferior al diez por ciento, se necesitarían 15 años. Esto sin contar los Planes Trabajar que es una forma de empleo disfrazado o de desempleo disfrazado. Ahora si la tasa del crecimiento económico pasara del 4 al 5 por ciento, lo que se necesitaría para pasar a un dígito ya no sería 15 sino 9 años, y si el crecimiento fuera del 6, se necesitarían seis años, con lo cual ya estaríamos empezando a ver una solución al problema.
Ahora cómo crece al 6 por ciento sostenidamente, o sea no a nivel serrucho, como ha sido el crecimiento en la Argentina, una economía donde las señales para la inversión son absolutamente confusas, donde no existe el crédito y donde todavía está por verse cómo se renegocia la deuda externa y la Argentina vuelve al mundo financiero. Entonces el problema del empleo sigue siendo, para mí, uno de los grandes dramas de la Argentina a futuro porque si no se empieza a reducir, tampoco hay forma de reducir el monto de asistencialismo para los que no tienen trabajo, y para mí el peor escenario, de hacer desaparecer esta cultura del no trabajo y que algo recibís, porque esto sirve transitoriamente pero con cualquier plan asistencial el éxito se mide porque desaparezca en algún momento no porque quede muchos años como piensa la mayoría de los políticos argentinos que el problema es cómo seguir aportando fondos.
Esta es una gran asignatura pendiente. Lo que se está haciendo en el corto plazo es recuperar niveles de consumo que había caído por todas las formas posibles, tratando de fomentar la vuelta de algún nivel de crédito personal, con algunos empujoncitos por vía del salario, con incentivos fiscales. Ustedes habrán visto que la devolución del IVA para compras en tarjetas de débitos se suma a las tarjetas de crédito y una serie de medidas que uno dice: "bueno, esto cómo se concilia con la fama de buen administrador de Kirchner, por el momento sí". Kirchner está pagando los derechos de exportación. La Argentina hoy se ha vuelto un país sojadependiente. Las exportaciones de soja representan más de la mitad de sus exportaciones totales y como el precio se está recuperando, está casi en los niveles récord que tuvo en el 97, mayores exportaciones a mayor precio generan mayor recaudación vía retenciones, eso está pagando esta fiestita, una fiesta modesta. La Argentina por primera vez tiene superávit primario, después de muchos años, después de décadas y esto hay que valorarlo, no alcanza el superávit no alcanza, pero tiene superávit.
Por lo tanto, el gobierno que está muy promocionado a través de los medios, claro, cuando se anuncia algo se hacen grandes despliegues, por ahora no está afectando, por ahora, las cuentas fiscales en la medida de que las cotizaciones de la soja sigan en ascenso y las exportaciones también. Eso hay que tenerlo en cuenta porque nos puede ocurrir, como suele ocurrir que el shock externo venga por ese lado. Entonces, en cuestión de semanas o meses nos encontraremos con una cuestión de menos ingresos de divisas y menos ingresos fiscales. Lo de ingresos de divisas también es muy importante porque el superávit comercial de la Argentina es tan grande por segundo año consecutivo va a ser del orden de 16 mil millones de dólares, que sumado al hecho de que no se está pagando intereses por la parte de la deuda pública en default, hace que la oferta de divisa supere enormemente la demanda, el dólar esté planchado, el Banco Central pueda emitir pesos y eso no se vaya al dólar porque no tiene carácter de inversión especulativa. Es otro fenómeno que ocurrió entre los años 2002, 2003.
El presupuesto 2004, que entró hace pocos días al Congreso, expresa esto. "Tiramos un año más, le agregamos un poquito de inflación", porque algunas tarifas provocan una distorsión de precios, y les comento algunos casos. Un caso es el de GNC, se incorpora un poquito de impuesto inflacionario si la recaudación me sigue dando bien, por las retenciones, porque todavía no estoy obligado a bajar un impuesto distorsivo que están puestos en la carta de intención con el Fondo pero como un objetivo a lograr, bueno, un año más tiramos. Este es un poco el mensaje del Presupuesto 2004.
Donde tiramos un año más también es en el sector externo. Claramente, con el apoyo de Estados Unidos, la Argentina y el FMI llegaron a una tregua para no complicarse la vida mutuamente. ¿En qué consiste esa tregua? El primer beneficiado son el FMI y los organismos de crédito internacional porque van a ser los únicos acreedores de la deuda externa argentina que van a cobrar en tiempo y forma y sin quita los intereses de lo que le prestaron a la Argentina, con el único compromiso de hacer una refinanciación por tres años de los vencimientos inmediatos. Claramente pasan a una categoría de acreedor privilegiado, por cierto que los estatutos del Fondo no permiten realizar quitas, se están haciendo muchos comentarios que tienen más intencionalidad política que realismo en cuanto al tratamiento de los organismos internacionales.
Pero si uno mira la situación ve que la Argentia hizo un doble negocio con el Fondo. Se sacó la presión de esos créditos con metas específicas de que "en tal mes tiene que presentar una ley, en tal mes tiene que tener media sanción..." Hay casi una tregua, hay algunos enunciados a cambio de un compromiso de disciplina fiscal por un año que es este superávit del 3 por ciento del PBI que es altísimo comparado con cualquier momento de la Argentina, pero que no alcanza para una renegociación exitosa de la deuda. Lo cual crea dos interrogantes: uno con respecto al futuro mediato, digamos más allá del año 2004, porque en el año que viene no se van a pagar prácticamente intereses por todo el tiempo que va a llevar la negociación. El problema es que en el 2005 a la deuda en default se le suman vencimientos de la deuda nueva que obtuvo Eduardo Duhalde, con lo cual no alcanza ese 3 por ciento para pagar los intereses de la deuda nueva de los organismos internacionales, más lo que habría que pagarle a los acreedores que están en default. Ese es otro interrogante que tiene que ver con el mediano plazo en la Argentina.
Yo decía que tuvo un doble beneficio para la Argentina, o para el gobierno, más que para la Argentina, la negociación con el Fondo. Una fue esta, haber conseguido esta tregua, donde claramente Estados Unidos creo que también miró a su frente interno, si la Argentina entraba en un default con los organismos internacionales, bancos como el BID y el Banco Mundial, hubieran tenido serios problemas de fondeo, se hubiera reabierto el debate interno en los Estados Unidos sobre el papel de los organismos internacionales, corrían el riesgo de que con un Brasil con problemas la Argentina saliera del sistema. Realmente esta fue la solución de menor costo que Kirchner manipuló hábilmente con este tema del vencimiento famoso de los 2.900 millones de dólares que sin necesidad lo dejó caer solamente para parecer que negociaba con firmeza y dignidad, argumento que compró a toda la opinión pública. Realmente hay que reconocerlo que eso fue una jugada habilísima que casi le cuesta el ministro de Economía, pero en este momento ahora hay una tregua. La quita de la deuda externa, lo que se propuso en Dubai, a mi juicio, es como la primera mano de cartas de una partida de naipes. Uno tiene una carta, y hasta que no lleguen las otras no se sabe muy bien lo que está pasando. Estamos en ese punto. La quita es consistente con este superávit que no alcanza. Lo que habría que ver es cómo se instrumenta y no parece haber ninguna manifestación de apoyo, por lo cual ahora alguien dice: yo te debía cien y ahora paso a deberte 25. Hay distintas variantes donde se puede canalizar. El gobierno claramente lo que ha querido hacer, y voy cerrando, es una presentación de mucho impacto como para entrar a negociar.
Esto se ve en el caso de las AFJP. Lo de las AFJP sería muy fácil de resolver si se les entrega el segundo bono de los tres que se conocen como bono par que no tiene quita de capital y lo que tiene es una quita de valor presente porque baja los intereses y estira los plazos, pero en una inversión de largo plazo como las AFJP ese bono dejaría a todos contentos. El problema es que no permitiría bajar la deuda en dólares que es lo que quiere el gobierno. Entonces políticamente lo que está haciendo el gobierno en estos días es hacer aparecer a las AFJP como los malos de la película, es decir, hay algunos flancos que realmente son débiles de las AFJP, como las comisiones y los gastos administrativos, pero claramente el gobierno lo que logró en estos días fue invertir la carga de las prueba. El problema no es que el gobierno rompió todas las reglas, las obligó a invertir en títulos públicos que después defaulteó, cambió la unidad de valor, ¿no?, eso parece que ahora no ocurrió. El problema es que las AFJP invirtieron mal los dineros del pueblo, se sometieron a las presiones de Cavallo, cosa que es muy cierta, pero que tenían un encuadre legal y ahora son malísimas; las únicas buenas son las del Banco Nación.
Dudas a futuro para ir cerrando. Yo diría que la Argentina tiene una oportunidad y un problema. Antes de entrar en esto yo diría que la incógnita inmediata que muchos analistas tenemos es: ¿qué grado de coincidencia y disidencia hay entre Kirchner y Lavagna a un plazo mayor que el de los próximos seis meses? Ha habido algunos cortos circuitos. Decía al comienzo de la charla que la situación actual es funcional a las necesidades políticas de los dos, pero va a llegar un tiempo en que el gobierno va a tener que asumir costos políticos: no se puede todos los días anunciar una fiestita. Después viene la factura y hay un montón de facturas que durante la gestión de Duhalde se barrieron debajo de la alfombra. Entonces está la deuda sin resolver y donde uno no puede imaginar que este escenario va a ser 100 % aceptado, que se van a sentar con los acreedores y van a decir "a sí fantástico, porque entiendo su problema, con el 25 por ciento nos conformamos, desactivamos todos los juicios incluyendo a los fondos buitres", no es un escenario para pensar. El tema jubilaciones va a surgir.
El tema de las distorsión de precios relativos con tarifas de servicios públicos es cada vez más importante porque también tiene un correlato en la inversión y en el empleo. El otro día estaba hablando con unos empresarios que eran proveedores de las telefónicas. La Argentina en el año 2000 invertía mil millones de dólares por año en renovación de equipos, redes, etc. Ahora eso bajó a cien millones de pesos, con lo cual si había 25 empresas quedan dos, y esas echaron personal. Las propias empresas de servicios públicos viven expulsando personal y parece que fuera una parte de la desocupación que no importa, que la ocupación la generan los sectores productivos, entre comillas, como si los servicios no fueran producción. Entonces, todos esos problemas se están acumulando y no van a poder ser barridos durante tres años más. Porque el argumento del 2002 era muy fácil, incluso para el propio Lavagna, que era decir "nos estamos yendo, este gobierno termina, con el otro empezamos en serio", pero tras cuatro años no se puede decir esto.
Después, el otro gran problema del que lamentablemente se habla poco es de la gran inseguridad jurídica de la Argentina con respecto a los propios derechos de propiedad. Pregúntenle a cualquier persona que haya prestado dólares antes del año 2001, que acreencia tiene y qué chances tiene de cobrarla y en qué moneda, y a qué valor. Es un misterio. Yo, supongamos, le presté a Gabriel 100 mil dólares en el año 2000, y hoy yo no sé si me debe 100 mil, 50 mil, si me hace un piquete en la puerta de mi casa o a mí me expropian por haberle prestado. Realmente, un ejemplo absurdo. No sé si escucharon la frase de De Pablo de la semana pasada que a mí me pareció fantástica, una definición de pocas palabras: "si uno tiene un dólar encima, si no se lo roban en el camino a su casa, sabe que es de él. Pero si lo pone en un banco es un poco del estado, un poco de los piqueteros, un poco de De Vido". Y realmente esa es un poco la sensación de todos aquellos que tienen algún capital que han podido refugiar del corralito. No así la provincia de Santa Cruz que lo tiene afuera y ahora promete repatriarlo.
Entonces, acá hay una oportunidad. Se calcula que con la fuga de capitales que hubo en el último año de De la Rúa los colchones y cajas de seguridad se engrosaron en 25 mil/ 30 mil millones de dólares. Es una cifra enorme. Esto ya no es fuga de capitales al exterior, es lo que la gente por miedo rescató del sistema institucional. Si esto que lentamente está apareciendo, porque si uno ve las estadísticas de consumo, hay una reactivación de consumo que va un poquito más allá de la recuperación del salario. Evidentemente hay un desatesoramiento de fondos que estaban escabullidos. Ahora calculemos que si entraran de a 5 mil millones de dólares anuales esa plata, significaría una reactivación del consumo interno que haría ver la perspectiva económica de otra manera y sin tanta intervención del estado. ¿Este discurso lo alienta? No, claramente no. Lo que habría que ver es si va a cambiar el discurso o si nos acostumbramos que la agenda idealista va por un carril separado a la agenda real, cosa que ha pasado muchas veces en la economía argentina. ¿El riesgo dónde está? Es que dado estos apoyos tan precarios de los gobiernos y que están sostenidos en la opinión pública, el equilibrio del poder político de Kirchner es muy inestable. Imagínense que si mañana salen dos sindicatos del sector público a pedir aumento de salarios pueden provocar una conmoción o económica o política. Económica porque no está calculada en el presupuesto 2004, ni en los próximos presupuestos, ninguna mejora en los salarios del sector público. Ni en el monto de los planes sociales. Poner en la calle toda esa gente significaría para el gobierno un problemón. Así que estamos ahí.
Y tenemos el reto externo todavía muy lejos que esté cerrado, con lo cual el horizonte para planificar sigue siendo corto y creo que hasta fin de año no va a haber señales demasiado evidentes de si se va a cerrar o si vamos siguiendo el día a día. Por lo tanto cuando se agote el impulso de esta reactivación, este output gap, volvemos a la situación argentina de crecimiento y estancamiento.
Carlos Gervasoni. Politólogo (UCA), Presidente de CADAL, Master en Political Sciences y en Latin American Studies (Stanford University), profesor universitario (Universidad Católica Argentina, Universidad Di Tella y Universidad del CEMA). Directivo de la Sociedad Argentina de Análisis Político y miembro de la Latin American Studies Association.
Néstor Scibona es Periodista. Columnista del diario "La Nación". Conductor del programa "Mañana es Tarde" en Radio "El Mundo". Editor de la revista del Instituto del Desarrollo Empresarial Argentino (IDEA). Fue Director Periodístico del diario "El Cronista Comercial", de la revista "Panorama" y prosecretario de redacción del diario "Clarín".
Carlos Gervasoni
Néstor Kirchner es percibido como un presidente que está a cargo del poder, como un presidente que manda, como un presidente que está a cargo de las cosas y, además, por parte de los otros actores políticos creo que está empezando a dar esta sensación de que hay que tenerlo en cuenta más de lo que parecía como un actor de la política real, más allá de ser el presidente. Y eso lo ha logrado con una serie de tácticas que, entre otras puedo mencionar una presidencia activista, es decir, tener la iniciativa, hacer cosas desde el principio, no importa si buenas o malas pero estar en control de lo que hablan los medios, es decir manejar el control sobre la agenda.
También Kirchner lo ha logrado con una retórica popular, con una retórica de temas que están en sintonía con la opinión pública, como puede ser críticas al Fondo Monetario Internacional, críticas al menemismo, críticas a los bancos, discursos pro-transparencia, pro-lucha contra la corrupción, pro-derechos humanos, es decir, ha entrado en un tipo de discurso que claramente sintoniza con la opinión pública. También ha tenido iniciativa política, que no es lo mismo que una presidencia activista. Cuando digo una presidencia activista quiero decir "alguien que hace muchas cosas y controla la agenda" pero además ha tenido iniciativas políticas, esto es, de construcción del poder político, ha sido muy activo en esto y esto ha sido una sorpresa, me parece. La famosa política de transversalidad, la construcción de un bloque de diputados propio, nada de eso era evidente cuando Kirchner asumió el 25 de mayo. Podría haberlo hecho, o podría no haberlo hecho y creo que era más esperable que no lo hiciera que lo hiciera, porque de alguna manera implicaba un desafío a ciertos poderes del peronismo que eran los que lo habían encumbrado a él.
El Presidente ha tenido una iniciativa política para construir poder; voy a hablar más de eso en un minuto. Y finalmente, un último factor que ya no depende de él, es el factor que se ha popularizado como "Luna de Miel Presidencial" y ustedes saben que en el mundo de las ciencias políticas hay toda una literatura sobre la "Luna de Miel Presidencial". Pasa en todas partes del mundo, tiene explicaciones muy claras y Kirchner como todos los presidentes recién elegidos se está beneficiando de eso. Lo que pasa es que la luna de miel de Kirchner está potenciada por algunos factores. En primer lugar el desprestigio de los demás sectores. Estamos en un país en donde todos los sectores vinculados a la Alianza están fuertemente desprestigiados, los principales sectores del peronismo están desprestigiados, Menem, Duhalde (terminó su presidencia con una popularidad relativamente baja), los nuevos opositores, como pueden ser Carrió, López Murphy y algún otro no son personas que tengan altísimas popularidades. Uno las llamaría popularidades normales, bajas las llamaríamos en otros países, lo que pasa que en Argentina, como todos los políticos tienen una popularidad muy baja las tendríamos que llamar normales, popularidades del veinticinco, o treinta y pico por ciento. Ese factor potencia la luna de miel de Kirchner.
Otro factor que potencia la luna de miel de Kirchner, evidentemente, es que nadie lo conocía. En el año 98, 99, 2000, 2001 Kirchner era una persona que sería conocido por el 10 por ciento de los argentinos, digamos el 20 con toda la furia, pero era un político desconocido. En el 2002, cuando se empezó a posicionar como candidato, yo no tengo las cifras en la memoria ahora, pero diría que aproximadamente a la mitad del 2002, un 30 o 40 por ciento de la gente sabía quién era o había escuchado hablar de él alguna vez.
Y todo esto ayuda porque en este estado de desprestigio de la mayoría de los políticos y desconfianza de la política tradicional, alguien que es nuevo y que nunca escuchamos hablar de él antes, viene con una ventaja.
Y finalmente creo que la luna de miel está potenciada por las bajas expectativas de la gente. Cuesta creer lo que pasó en Argentina en los últimos dos años, la cantidad de golpes que ha recibido la gente, golpes políticos, golpes morales, golpes económicos. La Argentina se ha empobrecido como pocos países en el mundo, rápidamente, la gente está acosada por la inestabilidad política, por la falta de empleo, por bajísimos salarios, por la inseguridad pública, todo eso ha golpeado a la gente muy intensamente en el 2001 y 2002 y la gente de alguna forma, que ya viene de una historia, si pensamos un poco más en el largo plazo, que una persona que hoy tiene cuarenta, cincuenta años en la Argentina, vivió los violentísimos 70 y caóticos 70 de la fórmula Perón-Perón, la represión militar, la guerra de las Malvinas, la hiperinflación, la década del menemismo que trajo estabilidad política y económica pero algunas heridas a nivel moral y el desempleo y ahora en la debacle del 2001 y 2002, bueno, claramente estamos frente a una sociedad que está empezando a pensar que es un país que se tiene que acostumbrar a que es el país en el que vive y que por lo tanto no tiene expectativas muy altas. Uno diría, yo no tengo cifras duras de esto, pero a nivel más cualitativo, que los argentinos estamos en un acelerado proceso de pérdida de nuestra autoestima, es decir, empezar a convencernos de que somos una sociedad terriblemente mala, por no usar una palabra más fuerte.
Entonces el bajo nivel de expectativas populares creo que ayuda a sostener la popularidad presidencial durante más tiempo, porque nadie está esperando que se arreglen las cosas rápido, ni mucho menos. Con que las cosas estén bien o parezca que mejoran un poco, o no empeoren, buena parte de la población argentina se da por satisfecha por lo menos por algún tiempo.
¿Cuál fue la estrategia más general de Kirchner? Él tenía dos grandes alternativas: una era la estrategia minimalista, que era la estrategia duhaldista, la podríamos llamar también que era la de continuar a Duhalde. El títere de Duhalde, el que era elegido por Duhalde, el que conservaba los ministros de Duhalde el que mantenía básicamente las políticas de Duhalde, el que respetaba su poder y el que le preparaba su regreso en el 2007. Eso hubiera sido una estrategia y una alternativa. Y de alguna forma, no era descartable esta estrategia porque Kirchner negociaba desde una posición de bastante debilidad cuando negociaba con Duhalde, cuando acuerdan el apoyo del gobierno a su candidatura.
Y después había una estrategia maximalista, demasiado arriesgada que era la de decir, "bueno, confronto". No sería la primera vez que un supuesto títere... pasó este domingo en Misiones. No sería la primera vez que un candidato puesto para algo se rebela contra el que lo puso. Confrontar con Duhalde, con otros líderes, profundizar la transversalidad, buscar apoyos por afuera del peronismo, dentro del peronismo, pero mucho por afuera del peronismo, disputarle el liderazgo a Duhalde y en última instancia romper el partido y llevarse un pedazo del peronismo con él y juntar ese pedazo del peronismo con otras expresiones que hoy no tienen dónde ir. Piensen gente como Aníbal Ibarra, los pedazos que quedan del Frepaso, Frente Grande, son expresiones políticas que no tienen referencia a nivel nacional y que estarían muy contentas de que un pedazo del peronismo los aglutine y les permita en algún futuro llegar al poder.
Evidentemente Kirchner eligió algo intermedio entre estas dos cosas. Eligió algunas batallas de transversalidad y búsqueda de afirmación de su propio poder, como fue la batalla contra Luis Barrionuevo en Catamarca y en el PAMI, como fue la elección de la Capital Federal, la elección de Misiones, se retiró en otras batallas porque había abierto otros frentes. En Río Negro, por ejemplo, donde cometió un gran error Kirchner, yo creo que los peronistas rionegrinos lo quieren matar porque perdieron la provincia por dos puntos, porque Kirchner se equivocó, primero apoyó a uno, después apoyó a otro pero al que apoyó primero ya tenía el apoyo de Kirchner por lo tanto sacó el 10 por ciento de los votos y el otro peronista que salió segundo perdió por dos, por lo tanto si los diez de este candidato estaban junto con el otro, hoy Río Negro sería una provincia peronista. Bueno, trastabilló, se retiró en algunos lados. Algo similar pasó en Entre Ríos y en Santa Fe. Fíjense qué interesante, en Entre Ríos amenazó con ir con el candidato oficial, el caudillo casi único del peronismo entrerriano. En Santa Fe flirteó con la idea de apoyar a Binner, lo cual hubiera sido claramente ir a la estrategia maximalista, de casi ruptura con el partido, y por supuesto, en muchos otros lados de los que nadie habla, Kirchner no hizo nada, dejó que en muy cuestionadas reelecciones se ha reelegido a Fellner en Jujuy o ahora Insfrán en Mendoza, o Miranda; que Miranda haga lo suyo en Tucumán o los Juárez en Santiago del Estero, digamos ahí no. Respetó algunos poderes fácticos del peronismo provincial y fundamentalmente al poder fáctico del peronismo de la provincia de Buenos Aires, donde no logró ni siquiera colocar un diputado en la lista. Es decir, una de las estrategias fundamentales de la construcción del poder de Kirchner ha sido colocar su gente en las listas de diputados nacionales, eso es lo que negoció con Busti, por ejemplo en Entre Ríos, y con muchos otros, es decir, primero te amenazo con no apoyarte, después te apoyo pero a cambio pongan uno o dos de mi gente en la lista de diputados para formar mi bloque. En la provincia de Buenos Aires no hay un solo Kirchnerista. La lista de la provincia de Buenos Aires del peronismo está compuesta por la gente de Duhalde y la familia de Duhalde, esa es la lista.
Por eso digo que la estrategia es intermedia, no ha sido ni la minimalista ni la maximalista. Mantiene ese poder fáctico del peronismo, especialmente a Duhalde, mantiene ministros duhaldistas en su gabinete, mantiene el dominio de Duhalde en la Cámara de Diputados de la Presidencia de la Cámara de Diputados, la Presidencia del Bloque etc., y da la impresión de que acá hay una especie de matrimonio de conveniencia porque Kirchner necesita el apoyo de Duhalde y de otros aliados del peronismo y Duhalde necesita que en alguna medida a Kirchner le vaya bien, quizás no del todo bien, pero si Kirchner fracasara y le fuera muy mal, evidentemente Duhalde no se beneficiaría de eso.
¿Qué hay entonces en esta agenda de Kirchner que yo mencioné que ha controlado desde el principio de una forma muy activista? Acá hay un tema muy importante para el futuro, porque piensen que estamos haciendo la reunión hoy 1 de octubre porque habían pasado ya las principales elecciones; este es un año electoral que no termina nunca, empezó allá por marzo en la elección presidencial y va a terminar en noviembre cuando las elecciones presidenciales quedaron mucho tiempo atrás.
Ahora viene una fecha simbólicamente muy importante. Viene noviembre, donde terminan las elecciones y el gobierno deja de estar en campaña y muchas de las cosas que ha hecho el gobierno se tienen que interpretar como un gobierno en campaña y viene la fecha en la que De la Rúa debería haber dejado el poder, el 10 de diciembre de 2003, es decir, cuando realmente debería haber comenzado el próximo gobierno. Es decir, que lo que puede pasar y en alguna medida yo espero que pase, es que en noviembre, diciembre, el gobierno replantee su agenda, diga "bueno, ya pasó esta etapa de emergencia", de asunción anticipada del poder y ahora viene esta etapa, y si eso ocurre, ya sea que sea mediante un anuncio formal o sin ningún anuncio, lo que va a implicar es un cambio en la agenda del presidente.
Yo me referiría al tema de la agenda refiriéndome que hay tres agendas posibles, con todas las agendas que existen de hecho, con todos los riesgos que implica hacer clasificaciones de este estilo. Me parece que hay en primer lugar una agenda idealista, que es la agenda de las cosas que Kirchner quiere hacer, que le gusta hacer, que cree que hay que hacer o que cree que le puede beneficiar a nivel de apoyo de la opinión pública.
Política militar: eso es muy claro, remover la cúpula de las fuerzas armadas, reabrir todo el tema de los derechos humanos, es la agenda idealista, es en parte porque cree que hay que hacerlo, y en parte porque cree que le puede traer algún beneficio con la opinión pública, lo cual me parece que es discutible y no tiene claros beneficios políticos. Me parece que lo que le trae en beneficios de la opinión pública es poco y lo que le crea de enemigos y problemas es mucho. Me parece que es una agenda idealista que diría yo, es una gran pérdida de recursos. Los pocos recursos políticos que tiene Kirchner me parece que los ha malgastado ahí, pero está como tema de la agenda.
Otro tema menos importante de la agenda idealista pero que está es la agenda de "péguenle a los malos", es decir la agenda de péguenle a los bancos, a las AFJPs, al capital en general, todo lo que esté asociado a la década del 90, etc., y una agenda, quizás un poco más positiva, que es la que tiene que ver con derechos humanos en un tema más general como el tema AMIA, apertura de los archivos de la SIDE, que no tiene costos, como sí tiene el tema militar, y tiene algunos beneficios en términos de opinión pública, opinión pública internacional, pero que no deja de ser una agenda idealista, que no es la agenda que le va a solucionar los temas a la Argentina o que la gente demanda.
Fíjense que ninguno de estos temas estaba en las encuestas. Ninguno de estos temas era lo que demandaba la gente o los poderes fácticos de la Argentina, una agenda idealista, puesta por Kirchner quizás porque creía que tenía que hacerlo, quizás para tener el manejo de la agenda, porque una de las formas de tener el manejo de la agenda es crear temas que nadie más está dominando, o nadie más está hablando. "Yo los instalo, los domino, los manejo como quiero y logro que todo el mundo hable de eso y yo tengo el liderazgo".
La segunda agenda es la agenda realista como oposición a la agenda idealista que tiene que ver con las demandas de los poderes. Dos temas típicos de la agenda realista son las tarifas de los servicios públicos y las compensaciones a los bancos. Es una agenda que por supuesto la piden las privatizadas y los bancos, que la pidió el Fondo Monetario Internacional, que la piden los gobiernos de Europa de cuyos países vienen las empresas que tienen buena parte de los bancos y las privatizadas en la Argentina, y es una agenda inevitable de alguna manera pero que tampoco es, me parece a mí, ni la que le va a solucionar los problemas al país. O sea, son temas importantes pero de alguna forma muy puntuales, pero son importantes porque quiénes las piden, es decir, las pide el Fondo, las pide empresas importantes, las pide gobiernos europeos, etc., y hay otros temas en esa agenda realista de demandas sectoriales políticamente importantes. Y obviamente el gobierno algo va a tener que hacer con eso y ahora que pasó la etapa electoral uno supone que esa agenda realista va a aumentar su importancia porque atender a la agenda realista en estos meses tenía costos electorales. Si Kirchner salía con una compensación a los bancos o aumentaba las tarifas, especialmente eso, hubiera perdido votos y popularidad. Ahora que ya pasó la etapa electoral es probable que atienda con más intensidad este tipo de demandas.
Y finalmente hay una agenda de estado, por ponerle un nombre, no se me ocurrió nada mejor, que tiene que ver con cosas que este país tiene que hacer, en mi opinión, pero digamos en opinión de los analistas e intelectuales que uno respeta y escucha. ¿Qué temas la Argentina tiene que encarar? Bueno, hay algunos que son casi indiscutibles. Federalismo Fiscal, ¿cómo recaudamos dinero y lo repartimos entre la nación y las provincias y entre las provincias? Un gran problema, el federalismo fiscal es ineficiente, es perverso en los incentivos que genera, financia estructuras provinciales decadentes, que no tienen que hacer ningún esfuerzo para recaudar dinero, y el federalismo fiscal está muy vinculado con el problema fiscal de la Argentina que es cómo generar sustentabilidad fiscal en el largo plazo.
Otro tema muy claro y vinculado a lo que estoy hablando es la reforma tributaria. No voy a profundizar en esto, está Néstor Scibona para hablar de temas económicos, pero está claro que hay problemas graves con la recaudación de impuestos en la Argentina, etc.
Otro tema de la agenda del estado es la reforma política. Todo el mundo cree que hay que hacerla, que hay muchos graves problemas de la Argentina con la forma en la que funciona el estado, los partidos, el financiamiento, la organización de las elecciones, y además es un tema demandado por la ciudadanía y sin embargo, hasta donde yo vi, hubo cero iniciativa en este tema en cuatro meses de gobierno. Llama la atención que un tema importante, demandado, no haya estado en la agenda de gobierno.
Y vinculado a esto, temas como la reforma del estado, profesionalizar el estado, liberarlo de estructuras clientelares, de ñoquis, del estado nacional que es donde Kirchner puede actuar. Hay temas de la agenda de estado que acabo de mencionar algunos, pero hay muchos otros que han estado generalmente ausentes. Los principales, me parece a mí, que tiene que ver con hacer cosas que este país necesita, federalismo fiscal, reforma tributaria, reforma política, reforma del estado y lo que mucha gente demanda como un plan económico y yo prefiero llamarla estrategia de desarrollo que es qué tipo de país económicamente hablando vamos a tratar de generar.
Por ejemplo hay un proyecto de mucha gente, muchos intelectuales, muchos economistas que uno escucha, en mi caso particular con simpatía, que es decir, "bueno, la Argentina debería ser un país claramente capitalista, claramente abierto y su locomotora de crecimiento debería ser el sector externo, porque somos un país pequeño con un mercado interno pequeño, poco dinámico y muy deprimido en los últimos años y pocos países como la Argentina se han desarrollado de no ser por algún tipo de inserción externa muy agresiva. Esto claramente no está en lo más mínimo en la agenda del gobierno. El Gobierno a duras penas puede lidiar con el día a día de los temas de los problemas económicos que tiene y definitivamente no ha planteado una estrategia más general.
Hasta ahora predominaba la agenda idealista o la agenda realista por demanda de los poderes. No ha habido casi nada de agenda de estado. Vamos a ver qué pasa en noviembre, diciembre, me parece que puede ser que decaiga la agenda idealista, que aumente la importancia de la agenda realista y lo más importante de todo, qué va a pasar con la agenda de estado: ¿se van a plantear estos problemas? ¿se van a destinar los escasos recursos políticos que tiene el gobierno para plantear estos temas y lograr reformas importantes en estos temas? Yo creo que algunos de estos temas le van a plantear, si lo plantea el gobierno, enormes problemas. El tema del federalismo fiscal le va a generar como siempre generó, una intensa lucha con los gobernadores y entre los gobernadores. El tema de la reforma del estado genera oposición de los sindicatos y de los bolsones clientelares de los partidos políticos. Son temas que tienen costos políticos muy claros. Otros temas tienen beneficios políticos. La reforma política tiene costos políticos pero tiene beneficios a nivel de la opinión pública muy claros. Y el de la estrategia de desarrollo claramente que tiene beneficios políticos a largo plazo, pero si hay una estrategia de desarrollo, hay que ver si al mandato de Kirchner la Argentina será un país dinámico y en crecimiento de nuevo, pero faltan cuatro años para eso. Mientras tanto hay que hacer reformas económicas que generan oposición.
Sobre esto no puedo especular. Vamos a ver qué pasa en noviembre, diciembre. Es difícil saber qué hay en la cabeza del gobierno. Yo diría que si se extienden las agendas que ha habido hasta ahora, uno diría que Kirchner va a tener una presidencia, en el mejor de los casos, buena tirando a mediocre, las cosas van a seguir razonablemente en orden, pero no va a haber grandes progresos ni económicos ni políticos en la Argentina y su presidencia pasará a la historia como una normal, o intermedia. Si piensa más como un estadista y toma riesgos quizás trate de girar hacia una agenda de estado, que insisto, implica riesgos políticos pero eso podría generar unas mejores perspectivas para el país.
Finalmente quería referirme a dónde está hoy la estructura del poder en la Argentina, cómo está la estructura del poder que todavía estamos intentando entender. Decir que hoy hay una hegemonía del PJ es un lugar común pero es verdad. El único partido que existe hoy en la Argentina es el PJ en el sentido más fuerte de la palabra, un partido organizado nacionalmente, que tiene una estructura en todo el país, que puede ganar elecciones en cualquier nivel del gobierno. Pero ese peronismo está muy dividido. Dividido no porque estén todos peleados contra todos, sino porque el poder está muy dividido. El poder en el peronismo hoy lo tienen en un orden no muy claro pero más o menos en el siguiente orden: Duhalde, Kirchner, los gobernadores de provincias grandes como Reutemann y De la Sota y después los gobernadores de provincias chicas que tienden a estar alineados con Duhalde en estos momentos. Y después hay pedazos un poco más marginales como el menemismo, como Rodríguez Saá, pero bueno, todo estos tienen algo del poder y nadie concentra todo. Quizás hay uno que es muy importante porque tiene poder de veto, que es Duhalde, que casi puede vetar cualquier cosa desde su bloque de diputados en la cámara y Kirchner en la medida en que mantenga los activos políticos que tiene en estos momentos y que ahora vamos a ver.
Por el lado de la oposición, también es un lugar común decir que está fragmentada, que está destrozada, que no existe, que está fragmentada y me parece que va a seguir así por mucho tiempo. Hubo algunos análisis que dijeron apenas terminó la elección presidencial que ahora venía la oposición del López Murphy y el ARI Pero López Murphy y Carrió tienen los problemas que tienen todas las fuerzas que aparecieron en la Argentina en los últimos años que es que no tienen estructura provincial, entonces la UCD, el Frepaso, AR, todos esos partidos murieron, entre otras cosas porque nunca pasaron los límites de Buenos Aires y las grandes ciudades y porque finalmente fueron captados por algunas de las dos grandes fuerzas.
Lo que está pasando con Recrear y ARI es clarísimo, estos partidos lograron respetables elecciones nacionales y tienen una desastrosa performance a nivel provincial, no logran ni siquiera instaurar candidatos en los distritos en los que son fuertes como la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, mucho menos pensemos en lugares como Jujuy o Catamarca. Y por otro lado tenemos la contracara de eso que es el radicalismo. El radicalismo, que ahora mucha gente está leyendo como que está renaciendo, pero no, el radicalismo no está renaciendo, el radicalismo está ganando elecciones donde siempre las ganó y donde tiene todavía legitimidad provincial y máquina y liderazgo e historia y perdió lo que tenía antes que era el liderazgo nacional y no está recuperando el liderazgo nacional. Entonces lo que yo veo es que tenemos partidos con liderazgo nacional y sin instituciones y organización provincial, ARI y Recrear, y partidos con fuerza provincial, en muchas provincias, donde gana o sale segundo pero sin liderazgo nacional. Hoy el liderazgo nacional del radicalismo sigue siendo el mismo y muy desprestigiado que tiene desde hace diez o veinte años y no parece haber una renovación. Uno no ve que desde abajo se esté generando una generación dirigencial o quizás está ocurriendo de una forma muy embrionaria, pero los gobernadores del radicalismo no parece que sean la nueva fuerza que viene a renovar y para decirlo con algunos nombres, que Alfonsín, Moreau, Storani, Terragno, Rozas sean desplazados por Iglesias o Verani o Lizurume. Me parece que no está pasando eso, entonces la oposición está fragmentada por partidos que tienen algo a nivel nacional y nada a nivel provincial y viceversa que sería la UCR. Fragmentada por una cosa de centro derecha y centro izquierda. Por un lado, Recrear y Carrió, por un lado el radicalismo de centro derecha y por un lado el radicalismo de centro izquierda, y también fragmentado por una cosa de los viejos versus los nuevos, la oposición que viene de antes, como el partido radical o Sobisch que ahora se presenta como un opositor al gobierno pero es de un partido muy viejo que está desde hace mucho tiempo, y que quiere formar con los partidos provinciales tradicionales una fuerza de oposición, o los nuevos, en alguna medida nuevos, como pueden ser el ARI o Recrear. Es decir, hay muchas líneas de fractura en la oposición y no se me ocurre cómo esto podría solucionarse en el corto plazo, cómo se podrían juntar pedazos de la oposición. Obviamente uno se imaginaría un ARI más Frente Grande, más pedazos de la izquierda por un lado, y un López Murphy más partidos provinciales por el otro, pero ahora Sobisch le va a competir a López Murphy por el apoyo de esos partidos provinciales, o sea que no parece que haya mucha posibilidad de que esto se unifique y no parece haber grandes líderes.
La izquierda tiene grandes problemas. Lilita Carrió tiene problemas de liderazgo y el triunfo de Ibarra le crea un competidor muy importante. Habría habido otro si Binner hubiera ganado en Santa Fe. López Murphy también tiene problemas de liderazgo al interior de su propia fuerza y el radicalismo no tiene líderes nacionales, así que no parece que haya en el corto plazo una oposición muy clara a este gobierno, con lo cual la política se va a decidir en buena medida al interior del peronismo.
Yo lo último que les quiero mostrar es esta tabla que les repartieron que es altamente esquemática y provisional y me genera muchas dudas y ayer mientras la estaba haciendo decía "¿la presento o no la presento?". Pero bueno, me parece que alguna cosa puede llegar a aclarar. ¿Qué quiero hacer con esta tabla? Quiero mostrar dónde está hoy parado el gobierno en términos de su estructura de poder. Entonces lo que hago en las primeras columnas es resumir los poderes fácticos de la Argentina y de cualquier otro país, es decir, la opinión pública, los medios, los partidos, los gobernadores, el congreso, la corte, sindicatos, piqueteros (en Argentina, en otros países no), grupos nacionales que son los grandes grupos de capital nacional (el grupo Techint, Macri, Eurnekian, etc.), multinacionales, privatizadas, bancos, PyMES, Iglesia, Fuerzas Armadas, poderes internacionales, las IFIs son las Instituciones Financieras Internacionales, y este poder muy importante en el mundo de hoy que es el capital financiero, el capital que decide invertir o no en un país, en activos financieros. Yo ahí puse comparativamente cuanto apoyo u oposición. Eso significan las A en rojo y las O en azul y la N significa neutral o que no me pude definir si había apoyo u oposición, y la F, Fuerte apoyo o Fuerte oposición.
Entonces comparativamente tomé tres presidentes recientes en años recientes. Menem en sus últimos dos años 98 y 99, De la Rúa en el 2000 y no en el 2001 porque el 2001 fue muy cambiante, imposible de analizar, fue un caos; De la Rúa hasta, digamos, el blindaje, Duhalde en el 2002 y Kirchner durante este año. La idea es que por ejemplo Menem terminó su presidencia con oposición de la opinión pública y en buena medida de los medios; su partido entre apoyo y oposición porque tenía la oposición de Duhalde que era un pedazo bastante importante de su partido; tenía bastante apoyo de los gobernadores; del Congreso; fuerte apoyo de la corte suprema; algo de apoyo de los sindicatos pero oposición de los piqueteros; mucho apoyo del capital, los grupos nacionales que se habían beneficiado de muchas cosas que había hecho en su gobierno, las multinacionales, las privatizadas, los bancos, no así de las PyMES; la iglesia creo que estaba dividida al final del gobierno de Menem, había un sector más conservador que lo apoyaba y un sector que había tomado en ese momento la iglesia que se oponía; y el poder militar siempre a favor de Menem; Poder internacional, Estados Unidos y Europa me parece que tienen una actitud fundamentalmente favorable con Menem por una serie de cuestiones; había problemas con Brasil, graves, porque Brasil devalúo en el 99 y eso trajo problemas; Banco mundial y Fondo básicamente bien con Menem; y capital financiero también.
Todo esto entiendo que alguien puede tener objeciones, son mis evaluaciones de cuanta buena o mala relación había con estos poderes. Después ustedes pueden ver qué es lo que puse respecto de De la Rúa, qué es lo que puse respecto de Duhalde, pero vamos a la columna de Kirchner.
Lo que uno ve en Kirchner, es que uno ve mucho rojo arriba, rojo en lo que tiene que ver con la popularidad, el rojo es bueno, es poder, es apoyo. Entonces hoy Kirchner tiene fuerte apoyo de la opinión pública, bastante apoyo de los medios, como yo leo los medios, es difícil hablar de los medios en general, pero básicamente les veo buena onda. Néstor Scibona es un periodista así que podrá confirmarme o no en esto, pero me parece que los grandes medios lo están apoyando. Los poderes políticos institucionales, como el partido, fundamentalmente, lo apoya en este momento, los gobernadores también, el Congreso también; la Corte Suprema debería estar en una posición neutral, está cambiando la Corte; los sindicatos lo están apoyando; los piqueteros se dividen entre los que lo apoyan o no; y acá vienen los azules o los neutros, en el poder empresarial, es decir, me parece que hay oposición porque Kirchner ha salido con fuerza contra el correo, contra un decreto que Duhalde dio a favor del grupo Eurnekian antes de irse, una serie de cosas que lo están enemistando con algunos de esos grupos. Muy enemistado con las privatizadas, a quien está maltratando de todas las formas que puede, y también con los bancos. También con el poder militar. Y en el poder internacional da la impresión que ha establecido algún marco de convivencia y de apoyo mutuo con Estados Unidos, una relativamente buena relación con Brasil aunque con algunos chisporroteos, algunos problemas con Europa que tienen que ver con las privatizadas, y con el default y por supuesto problemas con los organismos financieros. Esta estructura del poder parece equilibrada en el sentido de que hay apoyo por un lado y problemas por el otro, pero hay apoyo. El problema es que todo el rojo está muy concentrado arriba, en factores que tienen que ver con su popularidad. Si se fijan le puse un asterisco a todos los poderes que llamo "poderes fuertemente dependientes de la opinión pública". Hay poderes que no dependen de la opinión pública, digamos, lo que haga el Fondo Monetario o las multinacionales, o las fuerzas armadas no depende de la opinión pública sino de sus intereses, de los intereses de las multinacionales, de las fuerzas armadas y de los intereses del fondo.
Pero hay otros poderes que son poderes electivos o políticos que se alejan o se acercan de los presidentes en función de su popularidad. Hoy todos los gobernadores son kirchneristas, entonces Puerta y Rovira compiten y dicen "yo soy el que más apoya a Kirchner", Ibarra y Macri, dicen "yo voy a apoyar a Kirchner", todos los de Río Negro, todos, iban a apoyar a Kirchner, porque tiene el 80 por ciento de popularidad. Lo mismo pasa en el Congreso y lo mismo pasa en el partido. Y la popularidad es una fuente volátil y poco confiable del poder político porque se va con un par de fracasos. Se va a ir porque va a bajar, se va a deteriorar como siempre se deteriora después de la asunción presidencial, en seis meses, ocho meses, un año, va a ser menor que ahora. Ahora el problema es si es mucho menos o un poco menor, si en vez de ser 80 dentro de seis meses o un año Kirchner tiene 60, va a seguir muy bien. Ahora, si le pasa lo que le pasó a De la Rúa que baja a 30, 20 y 10, todos estos poderes políticos institucionales se le van a empezar a dar vuelta y todos los otros poderes en general no los tiene. Puse una serie de flechas negativas en azul para el 2004-2005 indicando que la posible tendencia de esos poderes sea disminuir. Lo más posible, no digo que vaya a pasar necesariamente, pero lo más posible es que la popularidad se deteriore. Se puede deteriorar poco, algo o mucho y si se deteriora mucho, su propio partido lo va a empezar a criticar, se van a fortalecer los liderazgos alternativos, los gobernadores se le van a empezar a dar vuelta, el Congreso le va a resistir más las leyes y se convertiría en un presidente muy débil, porque tenemos mucho azul en el resto de la tabla. Entonces me parece a mí que junto con ese posible cambio de agenda que mencioné, quizás, si Kirchner gira hacia el realismo, también debería empezar a pensar en una estructura de alianzas con los poderes fácticos un poco más diversificada, que dependa un poquito menos de la popularidad. Quizás pueda tirar hasta el 2004, sobre la base de la popularidad, pero no va a llegar hasta el 2007 solamente sobre la base de la popularidad y empezar a buscar una base de apoyos fácticos y no electorales, más fuertes. Algo de eso ya ha hecho con la relación con Estados Unidos. Me parece que la relación con Estados Unidos implica un gran componente de realismo por parte de Kirchner, en el sentido de que dijo que no puede pelearse con todos estos tipos y encima también con Estados Unidos. Entonces me parece que va a tener que empezar a girar al realismo en términos de buscar apoyos en sectores empresariales y otros sectores de poder de la Argentina, y si no lo hace uno podría imaginarse una presencia muy debilitada de acá a fin de año.
Finalmente, y ahora sí termino, el esquema de gobernabilidad de Kirchner depende muy fuertemente de que se mantenga un cierto grado de consenso y acuerdo entre algunos líderes muy importantes de la Argentina que son Duhalde, Kirchner, desde ya, pero también Felipe Solá y otros gobernadores de la Argentina. Me parece que como una especie de sistema de monitoreo de lo que va a ocurrir, hay que mirar con mucha atención a las relaciones personales y de poder entre Kirchner, Duhalde, Solá y los gobernadores como Fellner o Insfrán y también De la Sota y Reutemann que de alguna forma participan en esto porque desacuerdos entre ellos generarían definitivamente problemas de gobernabilidad.
Néstor Scibona
Sugeriría, antes de comenzar, que es bueno analizar la situación económica en tres dimensiones para evitar algunas confusiones que deliberadamente o no, a veces nos crean los medios. Tenemos una situación de corto plazo en ascenso, la economía está mejorando, pero enormes dudas en el largo plazo. Pero a su vez a esa mejora actual hay que ponerla a su vez en la perspectiva. La Argentina este año va a tener un crecimiento, que si uno lo analiza como una foto va a ser más del 6 por ciento. Es un número brillante. Hay que remontarse a los primeros años de la década del noventa para tener un crecimiento económico de esta naturaleza, pero si lo vemos en perspectiva vamos a ver que vamos a crecer la mitad de lo que cayó la economía en el año 2002, que a su vez fue una caída sin precedentes. O sea, es ese típico efecto de cuando uno tira una pelota desde lo alto, un primer rebote llega más o menos a la mitad. El problema, para seguir el ejemplo, es que si uno mira cómo sigue esa pelota, es que va haciendo piques cada vez más chicos. El problema del gobierno y de todos los que vivimos en el país es que esa pelota se pueda ir manteniendo y ahí están las grandes dudas en el largo plazo.
La vinculación de la economía con la política es inevitable, no sólo por todo lo que pasó en la Argentina, que no valdría la pena repasarlo porque todos lo tenemos presente, sino porque algunos elementos que Carlos mencionaba como activos de Kirchner en el campo político, en la economía son pasivos. Un caso: el hecho de que sea desconocido, decía Carlos, es un aval para que la opinión pública diga: bueno, probamos con algo que no sabemos qué es. Para la economía es un drama, porque los empresarios no conocen a Kirchner, sólo un grupito selecto que ha tenido la oportunidad de hacer negocios con él en Santa Cruz, que a su vez es una provincia muy poco representativa para trasladar experiencias al plano nacional. Claramente, la provincia de Santa Cruz es un emirato, es una productora de energía, cuyos principales ingresos son regalías por la venta de esa energía. Tiene una población que entraría íntegramente en el barrio de Saavedra, en Buenos Aires, ahora, porque tuvo una expansión. A principios de los noventa se decía que la población de Santa Cruz entraba en la cancha de River, y era absolutamente cierto porque no llegaba a 100.000 habitantes a duras penas, hoy llega a 200.000. Y de Kirchner uno opina por referencias, porque a los periodistas nos pasa lo mismo que a los empresarios, porque muy pocos, y me incluyó, hemos tenido la oportunidad de hablar tet a tet con él. Uno opina por lo que cree que puede pensar, o por lo que le contaron que hace, o por lo que le parece que dice, lo cual para la economía es un dato muy incierto para todo aquel que tiene que tomar decisiones ya sea de consumo o de inversión.
¿En qué hay coincidencias entre quienes han tratado a Kirchner? En que es un buen administrador. De hecho Kirchner cerró su gestión de diez años en su provincia de Santa Cruz con superávit fiscal. Tuvo el oportunismo de que lo que la provincia cobró por regalías sustraerlo del corralito y de la devaluación y de la pesificación mandándolo al exterior, aunque contradictoriamente crítica a quienes hicieron eso, y está la idea de que no va a gastar menos de lo que recaude. Lo cual en términos políticos no deja de ser un buen dato. En la Argentina, no hace falta decirlo, no hemos tenido buenos administradores estos últimos años, lo cual no está mal que tengamos un presidente que cuide la caja, que como dicen muchos colaboradores pide todos los días una planilla para ver qué entra y qué sale tipo libreta de almacenero.
¿Cuáles son las ideas económicas de Kirchner? Ahí entramos en un terreno un poco más peligroso porque la experiencia del gobierno de Santa Cruz no se pude tomar como parámetro. Ahí se entra en opiniones divididas entre lo que uno escucha y lo que hace. Claramente el discurso político anti-noventista del presidente es muy funcional a lo que piensa la opinión pública. Esta opinión pública que hoy, como decía Carlos Gervasoni, tiene 80 por ciento de apoyo hacia Kirchner, era la que tenía 70 por ciento de apoyo a De la Rúa y más atrás la que daba la vida por la convertibilidad y el viaje a Miami en cómodas cuotas; es la misma sociedad, no es que cambiaron los protagonistas de estos apoyos. Entonces a mí me da la sensación de que este discurso anti-noventista tiene un efecto de corto plazo muy importante, porque en la Argentina vivimos buscando chivos expiatorios, si no son los bancos, son las empresas de servicios públicos, el Fondo, los poderes extranjeros, la sinarquía internacional, siempre hemos inventado enemigos pero pensando en el largo plazo, es decir poniéndonos en lugar de un empresario que dice: "bueno yo tengo esta situación de mercado en la Argentina, a ver cómo proyecto el futuro y qué tratamiento va a tener esa inversión". Entramos en un enorme interrogante.
Acá podemos dar una vuelta más de tuerca. Hay quienes dicen "bueno, no nos fijemos más en los discursos, fijémonos en los hechos". Claramente el discurso de Kirchner es mucho más centro izquierdista que las medidas que ha tomado Kirchner. Si uno recuerda lo que era la economía de los años 70, con el peronismo de izquierda, de Cámpora, era control de precios, estatizaciones. ¿Se acuerdan de la argentinización de las bocas de expendio? Fue agarrar las estaciones de servicio de YPF y Shell y pintarlas con los colores de YPF. Digamos, hemos visto barbaridades enormes, ahora, nos hemos sensibilizado tanto que cualquier discurso que apunte en esa dirección nos pone los pelos de punta.
Ahora, si uno ve los hechos. La única medida dirigista de Kirchner, fue el aumento salarial por decreto que fue, no más que un blanqueo de una medida que ya estaba, de forma absolutamente desprolija, como fueron casi todas las medidas de la administración Duhalde, que era dar un aumento en negro para que el Estado no debiera deducir aportes de lo que le pagaba a sus propios empleados. Realmente una locura. Y esto se blanqueó y no mucho más que eso y un pequeño retoque de las jubilaciones mínimas y no más.
Ahora el discurso permanentemente está en la búsqueda de enemigos capitalistas y especialmente si tienen que ver algo con poderes extranjeros. Lo hemos visto estos meses; primero fueron los bancos, los enemigos públicos número uno; después las empresas privatizadas; ahora les toca a las AFJP que como vamos a ver un poquito más adelante me parece que es una forma políticamente muy hábil para cubrir una estafa del estado hacia los futuros jubilados.
Ahora, cuando uno dice por qué tenemos dudas entre los discursos y los hechos del presidente, bueno uno no conoce al presidente demasiado pero puede hablar con figuras de su entorno y ahí uno ve que no es sólo una cuestión de táctica, es una cuestión ideológica, hay gente que piensa estas cosas que dice. El caso emblemático fue esa declaración del ministro De Vido, que cuando iba a venir el ministro de Finanzas francés, dijo: "si viene a hablar de tarifas que no venga". Lo cual provocó una conmoción en el ministerio de Economía porque se lo veía a este hombre, a Francis Mer, como uno de los principales apoyos a la Argentina a la negociación con el Fondo y lo reciben con este regalito.
Entonces esta tensión entre la ideología y la táctica, entre los hechos y los discursos, yo creo que va a estar mucho tiempo, cuestiones de meses, presente. A menos que, ojalá se cumpla en uno de los escenarios que marcaba Carlos, que el presidente dé por cerrada la etapa electoral y se dedique a gobernar. ¿Es una posibilidad? Sí. ¿Es una certeza? No. Eso creo que nos mantiene con un signo de interrogación, a lo que hay que agregar, y creo que es muy importante y está muy bien explicado en el cuadro que nos mostraba Carlos, es el apoyo mediático que tiene que ver con las empresas periodísticas, algunas de las cuales tienen problemas serios aún no resueltos, los grandes medios, como Clarín, Nación. Pero también hay un elemento que a veces no se cuenta, que hay una simpatía natural que este discurso del presidente, un discurso progresista, de centro izquierda, provoca una simpatía en la mayoría de los periodistas, con lo cual yo creo que periodistas que no tienen ni afiliación partidaria ni están con instrucciones, apoyan porque les gusta ese discurso, lo cual contribuye a crear esta discusión en la opinión pública en que la agenda idealista le da popularidad pero le resta puntos de crecimiento a la economía a largo plazo, no en el corto plazo.
¿Por qué no en el corto plazo? Bueno, uno puede buscar algunas figuras para comparar qué es lo que pasó en la Argentina. Una de las típicas es la comparación médica, es decir que la Argentina en el primer trimestre del año pasado era una economía que estaba esperando que viniera el cura para que le dé la extremaunción y todos pensábamos que explotaba todo y volvíamos a la híper. Se hablaba de la figura de la terapia intensiva, y hoy tenemos un enfermo que está caminando. Frente a ese panorama la mejora parece enorme. Ahora, uno tiene la certeza de que esta recuperación que es importante, no es demasiado sostenible, es decir que si lo anotamos en la maratón vamos a tener problemas. Y ¿por qué? Porque no tiene la alimentación adecuada, no tiene los anticuerpos adecuados y esto es lo que hoy le falta a la economía argentina, este componente de inversión que es lo que asegura el crecimiento de largo plazo y el tema es que las decisiones de inversión que fructifican en dos años hay que tomarlas ahora y el marco no ayuda.
Ahora, en el corto plazo a Lavagna hay que reconocerle una tarea muy importante porque la economía argentina a principios del año pasado era como una botella que se hubiera roto; Lavagna juntó esos pedacitos y el contenido de esa botella se está llenando, es decir que se está recuperando la enorme pérdida que hubo entre fines del 2001 y principios del 2002. El problema se va a presentar cuando esa botella se termine de llenar y haya que comprar otra porque ahí sí se necesita una inversión para la segunda botella. Ahora estamos en el camino de llenado de esta primera botella, y esto es muy funcional tanto a las necesidades políticas de Kirchner como a las necesidades políticas de Lavagna que tiene aspiraciones políticas. Puesto en otras palabras, para los dos es imprescindible que la economía se siga reactivando porque teniendo una perspectiva inmediata por delante de crecimiento, se evita el escenario de problemas sociales y políticos. Mientras haya un escenario de "la cosa está mejor", eso mantiene contenidos, reclamos que a veces uno se pregunta cómo puede ser que estén contenidos, mirando algún tipo de retribuciones, especialmente de jubilados o de trabajadores del sector informal, como los planes sociales. Convengamos que hoy con 150 pesos nadie puede vivir decorosamente, con lo cual este efecto rebote es una necesidad mantenerlo para Kirchner, ahí le va buena parte de su capital político, como para Lavagna que aspira a mediano plazo a capitalizar este resultado de haber sido el ministro que sacó a la Argentina de cuatro años de recesión, que pudo llegar a dos acuerdos con el Fondo Monetario. Debe ser uno de los pocos ministros con esos antecedentes y que puede llegar a renegociar la deuda en default que es una deuda sin antecedentes en el mundo moderno.
Lavagna lo que ha hecho es una estrategia de muy corto plazo que aprovechó la inercia de la devaluación de Duhalde, la mega devaluación que llevó al dólar de uno a casi cuatro pesos, que en principio permitió borrar todo lo que era productos importados en la Argentina y sustituir por importación y fomentar las exportaciones tradicionales de la Argentina y promover algunas industrias que depende más lo que puedan hacer esas industrias de lo que pase con la demanda en Brasil, que se ha caído por la recesión brasileña.
Entonces los motores de la economía, después de este gran parate del 2002, fueron en principio la sustitución de importaciones y la exportaciones de productos primarios. En la Argentina, si uno mira el resultado a un año y medio de la devaluación, es muy desalentador si uno compara el costo con el beneficio. Esta devaluación que significó una caída del salario real promedio de los argentinos del 40 por ciento sirvió para aumentar las exportaciones con respecto al uno a uno insostenible, entre comillas, de la convertibilidad, 8 por ciento. Es decir, ¿se justificaba semejante terremoto en la economía para provocar este resultado? Y ahí uno se da cuenta que esa fue una excusa y hay que empezar a mirar a los ganadores y perdedores de la política económica de Duhalde. Claramente se beneficiaron los deudores, los acreedores perdieron hasta los derechos y como ocurre en toda devaluación de esta magnitud, los que terminan pagando el pato de la boda son todos los asalariados de ingreso fijo porque se devalúa para eso. La Argentina tiene el triste récord de haber tenido, yo siempre lo cito en charlas con estudiantes de periodismo, el caso de un dirigente gremial, Hugo Moyano, convocando una marcha en Plaza de Mayo a favor de la devaluación. Es como hacer una marcha para que bajen los salarios, y con el apoyo de los medios de comunicación masiva, radio y televisión que se agolpaban para ponerle el micrófono. Si uno mira los disparates de la Argentina este debe ser uno de los más grandes.
Pero no me quiero ir de tema. Si en los primeros tiempos de la gestión Lavagna los motores de la economía fueron la sustitución de importaciones y las exportaciones de productos primarios, básicamente la soja y petróleo que son las tres cuartas partes de las exportaciones de la Argentina, esto se empezó a agotar hacia la última parte del año pasado y la estrategia cambió. A lo que se trata de darle más impulso es a la demanda interna que estaba verdaderamente destrozada con un esquema de precios relativos completamente anormal. Puesto en palabras de un amigo mío que ustedes lo deben conocer, Juan Carlos de Pablo, a partir del 2002, los industriales pasaron a estar de fiesta y las empresas de servicios de luto, porque aparte de la devaluación, tengan ustedes en cuenta, que cualquier productor, ya sea agropecuario o industrial, a los agropecuarios hay que ponerlos en la lista, pero también tienen el 20 por ciento de retenciones, no sólo tiene el beneficio de la devaluación, sino que siguen pagando los mismo niveles de tarifas de servicios públicos que cuando estaba De la Rúa de presidente, pagamos las mismas tarifas. Esto es un problema para las empresas que cobran esas tarifas pero también para quien las paga. ¿Quién puede hacerse exactamente una proyección de largo plazo en la Argentina y qué costo de energía le pone por ejemplo? ¿Qué costo de electricidad, qué costo de gas, qué costo de comunicación? Ese es otro interrogante abierto en la economía. Mientras está esta situación, estamos viviendo una situación artificial donde algunos se benefician, descorchan champagne, y otros están de velorio.
¿A qué apuesta Lavagna y el gobierno? Bueno, a que aunque no haya inversiones, ese efecto rebote tenga todavía aire. Ahora se puso una palabra de moda, vieron que los argentinos siempre ponemos una palabra de moda, la que se está usando, esto que es la brecha de cuánto se puede recuperar la economía se llama output gap, bastante difícil de pronunciar, al menos para la radio va a ser un problema, pero ya se empezó a hablar del output gap. ¿Qué es el output gap? Bueno están los que dicen que la Argentina hoy tiene el PBI per cápita del año 68, claramente, o en otra dimensión, la Argentina no es una economía para 9.000 dólares per cápita propio de países europeos de clase media, por ejemplo, pero tampoco tiene un potencial que, un PBI de 2.500 dólares per cápita suena irreal. En algún momento vamos a estar alrededor de un promedio histórico que va a estar entre 4.500, 5.000 dólares, con lo cual esta caída actual va a tener que recuperarse. ¿En cuánto? Es un misterio. Y acá, volviendo a esto del output gap, hay dos teorías. El gobierno lo que dice es: bueno, estamos con respecto al año 98, cuando empezó la recesión en el año 98, como un 15 por ciento abajo, entre 15 y 18 por ciento abajo, varía según los cálculos, por lo cual manteniendo el mismo aparato productivo yo tengo ese gap de crecimiento, ese 15 por ciento que repartido en una tasa del 4 por ciento me llega hasta el fin del mandato de Kirchner, aunque no pase nada. Por supuesto habrá que corregir alguna tarifa, hay distorsiones que no pueden quedar como están pero la apuesta del gobierno es esa.
Muchos analistas del sector privado, como Miguel Angel Broda, dicen: "no, ojo no se puede mirar la economía como si todo se hubiese quedado en el 98 porque hubo desinversiones, está el desgaste de los equipos, la falta de reinversión, así que no se puede calcular que volvemos automáticamente al nivel del 98 con sólo cuestión de esperar y mantener la demanda interna activa". Esta brecha es más chica, del orden del 10 por ciento y se puede agotar en cuestión de trimestres, algunos los colocan entre mediados y fines del 2004. El argumento del gobierno es que la propia reactivación, si se mantiene, va a traer reactivación, va a haber industriales o empresas que van a decir "bueno a mí este negocio me funciona, yo voy a invertir para poder ampliarlo". Y están los que dicen, la corriente más ortodoxa y clásica: "sin confianza olvidate de la inversión porque no se van a incorporar nuevos capitales, en una economía que no tiene crédito". La gran diferencia con los años noventa es que no tenemos crédito, crédito para inversión. Está apareciendo muy tímidamente, el crédito de consumo vía tarjeta de crédito impulsada por el propio gobierno que lo que quiere es mantener el motor en movimiento, cosa que en el corto plazo no está mal. El tema es que uno ve que esto no aguanta hasta el 2007, este impulso.
Sobre todo, uno no necesita seguir creciendo si no crecer a tasas altas, por el problema del empleo en la Argentina. Yo cuando escuchaba la agenda de Carlos creo que el único tema que faltaba en lo temas estructurales es el del desempleo, que parece que a veces nos olvidamos pero lleva diez años con tasas de dos dígitos. Yo estuve este fin de semana pasado en el precoloquio de IDEA, en Bariloche, y en una charla con un especialista, Néstor Kritz, que lo puso en términos muy claros. Anualmente, para hacer números redondos, a la economía argentina se suman 300 mil personas, 300 mil jóvenes que entran al mercado laboral y que durante buena parte de los noventa fueron incrementando el stock de desocupados, junto con los expulsados de las industrias no competitivas, de las empresas privatizadas que sanearon sus planteles de personal por lo cual hoy hay una oferta de trabajo superior a 3 millones de personas. Todos los años se suman 300 mil a la masa laboral y la economía con este nivel de crecimiento puede absorber unos 320 mil, con lo cual si 300 son los que se incorporan y 20 son lo que van reduciendo el stock, para llegar a una tasa de desempleo de un dígito van a pasar años, muchos años. Kritz calcula que si la economía crece a un ritmo del 4 por ciento como lo prevé el gobierno y no lo proyecta por los próximos años, para volver a una tasa de desempleo de un dígito, o sea inferior al diez por ciento, se necesitarían 15 años. Esto sin contar los Planes Trabajar que es una forma de empleo disfrazado o de desempleo disfrazado. Ahora si la tasa del crecimiento económico pasara del 4 al 5 por ciento, lo que se necesitaría para pasar a un dígito ya no sería 15 sino 9 años, y si el crecimiento fuera del 6, se necesitarían seis años, con lo cual ya estaríamos empezando a ver una solución al problema.
Ahora cómo crece al 6 por ciento sostenidamente, o sea no a nivel serrucho, como ha sido el crecimiento en la Argentina, una economía donde las señales para la inversión son absolutamente confusas, donde no existe el crédito y donde todavía está por verse cómo se renegocia la deuda externa y la Argentina vuelve al mundo financiero. Entonces el problema del empleo sigue siendo, para mí, uno de los grandes dramas de la Argentina a futuro porque si no se empieza a reducir, tampoco hay forma de reducir el monto de asistencialismo para los que no tienen trabajo, y para mí el peor escenario, de hacer desaparecer esta cultura del no trabajo y que algo recibís, porque esto sirve transitoriamente pero con cualquier plan asistencial el éxito se mide porque desaparezca en algún momento no porque quede muchos años como piensa la mayoría de los políticos argentinos que el problema es cómo seguir aportando fondos.
Esta es una gran asignatura pendiente. Lo que se está haciendo en el corto plazo es recuperar niveles de consumo que había caído por todas las formas posibles, tratando de fomentar la vuelta de algún nivel de crédito personal, con algunos empujoncitos por vía del salario, con incentivos fiscales. Ustedes habrán visto que la devolución del IVA para compras en tarjetas de débitos se suma a las tarjetas de crédito y una serie de medidas que uno dice: "bueno, esto cómo se concilia con la fama de buen administrador de Kirchner, por el momento sí". Kirchner está pagando los derechos de exportación. La Argentina hoy se ha vuelto un país sojadependiente. Las exportaciones de soja representan más de la mitad de sus exportaciones totales y como el precio se está recuperando, está casi en los niveles récord que tuvo en el 97, mayores exportaciones a mayor precio generan mayor recaudación vía retenciones, eso está pagando esta fiestita, una fiesta modesta. La Argentina por primera vez tiene superávit primario, después de muchos años, después de décadas y esto hay que valorarlo, no alcanza el superávit no alcanza, pero tiene superávit.
Por lo tanto, el gobierno que está muy promocionado a través de los medios, claro, cuando se anuncia algo se hacen grandes despliegues, por ahora no está afectando, por ahora, las cuentas fiscales en la medida de que las cotizaciones de la soja sigan en ascenso y las exportaciones también. Eso hay que tenerlo en cuenta porque nos puede ocurrir, como suele ocurrir que el shock externo venga por ese lado. Entonces, en cuestión de semanas o meses nos encontraremos con una cuestión de menos ingresos de divisas y menos ingresos fiscales. Lo de ingresos de divisas también es muy importante porque el superávit comercial de la Argentina es tan grande por segundo año consecutivo va a ser del orden de 16 mil millones de dólares, que sumado al hecho de que no se está pagando intereses por la parte de la deuda pública en default, hace que la oferta de divisa supere enormemente la demanda, el dólar esté planchado, el Banco Central pueda emitir pesos y eso no se vaya al dólar porque no tiene carácter de inversión especulativa. Es otro fenómeno que ocurrió entre los años 2002, 2003.
El presupuesto 2004, que entró hace pocos días al Congreso, expresa esto. "Tiramos un año más, le agregamos un poquito de inflación", porque algunas tarifas provocan una distorsión de precios, y les comento algunos casos. Un caso es el de GNC, se incorpora un poquito de impuesto inflacionario si la recaudación me sigue dando bien, por las retenciones, porque todavía no estoy obligado a bajar un impuesto distorsivo que están puestos en la carta de intención con el Fondo pero como un objetivo a lograr, bueno, un año más tiramos. Este es un poco el mensaje del Presupuesto 2004.
Donde tiramos un año más también es en el sector externo. Claramente, con el apoyo de Estados Unidos, la Argentina y el FMI llegaron a una tregua para no complicarse la vida mutuamente. ¿En qué consiste esa tregua? El primer beneficiado son el FMI y los organismos de crédito internacional porque van a ser los únicos acreedores de la deuda externa argentina que van a cobrar en tiempo y forma y sin quita los intereses de lo que le prestaron a la Argentina, con el único compromiso de hacer una refinanciación por tres años de los vencimientos inmediatos. Claramente pasan a una categoría de acreedor privilegiado, por cierto que los estatutos del Fondo no permiten realizar quitas, se están haciendo muchos comentarios que tienen más intencionalidad política que realismo en cuanto al tratamiento de los organismos internacionales.
Pero si uno mira la situación ve que la Argentia hizo un doble negocio con el Fondo. Se sacó la presión de esos créditos con metas específicas de que "en tal mes tiene que presentar una ley, en tal mes tiene que tener media sanción..." Hay casi una tregua, hay algunos enunciados a cambio de un compromiso de disciplina fiscal por un año que es este superávit del 3 por ciento del PBI que es altísimo comparado con cualquier momento de la Argentina, pero que no alcanza para una renegociación exitosa de la deuda. Lo cual crea dos interrogantes: uno con respecto al futuro mediato, digamos más allá del año 2004, porque en el año que viene no se van a pagar prácticamente intereses por todo el tiempo que va a llevar la negociación. El problema es que en el 2005 a la deuda en default se le suman vencimientos de la deuda nueva que obtuvo Eduardo Duhalde, con lo cual no alcanza ese 3 por ciento para pagar los intereses de la deuda nueva de los organismos internacionales, más lo que habría que pagarle a los acreedores que están en default. Ese es otro interrogante que tiene que ver con el mediano plazo en la Argentina.
Yo decía que tuvo un doble beneficio para la Argentina, o para el gobierno, más que para la Argentina, la negociación con el Fondo. Una fue esta, haber conseguido esta tregua, donde claramente Estados Unidos creo que también miró a su frente interno, si la Argentina entraba en un default con los organismos internacionales, bancos como el BID y el Banco Mundial, hubieran tenido serios problemas de fondeo, se hubiera reabierto el debate interno en los Estados Unidos sobre el papel de los organismos internacionales, corrían el riesgo de que con un Brasil con problemas la Argentina saliera del sistema. Realmente esta fue la solución de menor costo que Kirchner manipuló hábilmente con este tema del vencimiento famoso de los 2.900 millones de dólares que sin necesidad lo dejó caer solamente para parecer que negociaba con firmeza y dignidad, argumento que compró a toda la opinión pública. Realmente hay que reconocerlo que eso fue una jugada habilísima que casi le cuesta el ministro de Economía, pero en este momento ahora hay una tregua. La quita de la deuda externa, lo que se propuso en Dubai, a mi juicio, es como la primera mano de cartas de una partida de naipes. Uno tiene una carta, y hasta que no lleguen las otras no se sabe muy bien lo que está pasando. Estamos en ese punto. La quita es consistente con este superávit que no alcanza. Lo que habría que ver es cómo se instrumenta y no parece haber ninguna manifestación de apoyo, por lo cual ahora alguien dice: yo te debía cien y ahora paso a deberte 25. Hay distintas variantes donde se puede canalizar. El gobierno claramente lo que ha querido hacer, y voy cerrando, es una presentación de mucho impacto como para entrar a negociar.
Esto se ve en el caso de las AFJP. Lo de las AFJP sería muy fácil de resolver si se les entrega el segundo bono de los tres que se conocen como bono par que no tiene quita de capital y lo que tiene es una quita de valor presente porque baja los intereses y estira los plazos, pero en una inversión de largo plazo como las AFJP ese bono dejaría a todos contentos. El problema es que no permitiría bajar la deuda en dólares que es lo que quiere el gobierno. Entonces políticamente lo que está haciendo el gobierno en estos días es hacer aparecer a las AFJP como los malos de la película, es decir, hay algunos flancos que realmente son débiles de las AFJP, como las comisiones y los gastos administrativos, pero claramente el gobierno lo que logró en estos días fue invertir la carga de las prueba. El problema no es que el gobierno rompió todas las reglas, las obligó a invertir en títulos públicos que después defaulteó, cambió la unidad de valor, ¿no?, eso parece que ahora no ocurrió. El problema es que las AFJP invirtieron mal los dineros del pueblo, se sometieron a las presiones de Cavallo, cosa que es muy cierta, pero que tenían un encuadre legal y ahora son malísimas; las únicas buenas son las del Banco Nación.
Dudas a futuro para ir cerrando. Yo diría que la Argentina tiene una oportunidad y un problema. Antes de entrar en esto yo diría que la incógnita inmediata que muchos analistas tenemos es: ¿qué grado de coincidencia y disidencia hay entre Kirchner y Lavagna a un plazo mayor que el de los próximos seis meses? Ha habido algunos cortos circuitos. Decía al comienzo de la charla que la situación actual es funcional a las necesidades políticas de los dos, pero va a llegar un tiempo en que el gobierno va a tener que asumir costos políticos: no se puede todos los días anunciar una fiestita. Después viene la factura y hay un montón de facturas que durante la gestión de Duhalde se barrieron debajo de la alfombra. Entonces está la deuda sin resolver y donde uno no puede imaginar que este escenario va a ser 100 % aceptado, que se van a sentar con los acreedores y van a decir "a sí fantástico, porque entiendo su problema, con el 25 por ciento nos conformamos, desactivamos todos los juicios incluyendo a los fondos buitres", no es un escenario para pensar. El tema jubilaciones va a surgir.
El tema de las distorsión de precios relativos con tarifas de servicios públicos es cada vez más importante porque también tiene un correlato en la inversión y en el empleo. El otro día estaba hablando con unos empresarios que eran proveedores de las telefónicas. La Argentina en el año 2000 invertía mil millones de dólares por año en renovación de equipos, redes, etc. Ahora eso bajó a cien millones de pesos, con lo cual si había 25 empresas quedan dos, y esas echaron personal. Las propias empresas de servicios públicos viven expulsando personal y parece que fuera una parte de la desocupación que no importa, que la ocupación la generan los sectores productivos, entre comillas, como si los servicios no fueran producción. Entonces, todos esos problemas se están acumulando y no van a poder ser barridos durante tres años más. Porque el argumento del 2002 era muy fácil, incluso para el propio Lavagna, que era decir "nos estamos yendo, este gobierno termina, con el otro empezamos en serio", pero tras cuatro años no se puede decir esto.
Después, el otro gran problema del que lamentablemente se habla poco es de la gran inseguridad jurídica de la Argentina con respecto a los propios derechos de propiedad. Pregúntenle a cualquier persona que haya prestado dólares antes del año 2001, que acreencia tiene y qué chances tiene de cobrarla y en qué moneda, y a qué valor. Es un misterio. Yo, supongamos, le presté a Gabriel 100 mil dólares en el año 2000, y hoy yo no sé si me debe 100 mil, 50 mil, si me hace un piquete en la puerta de mi casa o a mí me expropian por haberle prestado. Realmente, un ejemplo absurdo. No sé si escucharon la frase de De Pablo de la semana pasada que a mí me pareció fantástica, una definición de pocas palabras: "si uno tiene un dólar encima, si no se lo roban en el camino a su casa, sabe que es de él. Pero si lo pone en un banco es un poco del estado, un poco de los piqueteros, un poco de De Vido". Y realmente esa es un poco la sensación de todos aquellos que tienen algún capital que han podido refugiar del corralito. No así la provincia de Santa Cruz que lo tiene afuera y ahora promete repatriarlo.
Entonces, acá hay una oportunidad. Se calcula que con la fuga de capitales que hubo en el último año de De la Rúa los colchones y cajas de seguridad se engrosaron en 25 mil/ 30 mil millones de dólares. Es una cifra enorme. Esto ya no es fuga de capitales al exterior, es lo que la gente por miedo rescató del sistema institucional. Si esto que lentamente está apareciendo, porque si uno ve las estadísticas de consumo, hay una reactivación de consumo que va un poquito más allá de la recuperación del salario. Evidentemente hay un desatesoramiento de fondos que estaban escabullidos. Ahora calculemos que si entraran de a 5 mil millones de dólares anuales esa plata, significaría una reactivación del consumo interno que haría ver la perspectiva económica de otra manera y sin tanta intervención del estado. ¿Este discurso lo alienta? No, claramente no. Lo que habría que ver es si va a cambiar el discurso o si nos acostumbramos que la agenda idealista va por un carril separado a la agenda real, cosa que ha pasado muchas veces en la economía argentina. ¿El riesgo dónde está? Es que dado estos apoyos tan precarios de los gobiernos y que están sostenidos en la opinión pública, el equilibrio del poder político de Kirchner es muy inestable. Imagínense que si mañana salen dos sindicatos del sector público a pedir aumento de salarios pueden provocar una conmoción o económica o política. Económica porque no está calculada en el presupuesto 2004, ni en los próximos presupuestos, ninguna mejora en los salarios del sector público. Ni en el monto de los planes sociales. Poner en la calle toda esa gente significaría para el gobierno un problemón. Así que estamos ahí.
Y tenemos el reto externo todavía muy lejos que esté cerrado, con lo cual el horizonte para planificar sigue siendo corto y creo que hasta fin de año no va a haber señales demasiado evidentes de si se va a cerrar o si vamos siguiendo el día a día. Por lo tanto cuando se agote el impulso de esta reactivación, este output gap, volvemos a la situación argentina de crecimiento y estancamiento.