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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos
Siria, Qatar y Vietnam: tres visitas incómodas al país que enarbola la bandera de los derechos humanos
Lo habitual es que en las relaciones internacionales del kirchnerismo con las dictaduras el tema de los derechos humanos esté ausente en todas las expresiones públicas de la presidenta argentina con sus “honorables” visitantes, como ha sucedido este año con los representantes no democráticos de Siria, Qatar y Vietnam.Por Gabriel C. Salvia
En lo que va del año 2010 ya desfilaron por Buenos Aires funcionarios de Siria, Qatar y Vietnam, todos ellos recibidos con “honores” por el gobierno nacional. Esto resulta contradictorio con el declamado eje de la política exterior argentina, que supuestamente son los derechos humanos. Al respecto, la reciente visita de Bashar Al Assad, Presidente de Siria, lo vuelve a demostrar.
Como muy bien lo señaló un comunicado de la DAIA, “Bashar Al Assad preside una dictadura en el Medio Oriente, en el que no se respetan los Derechos Humanos, las minorías son perseguidas y los opositores políticos son encarcelados y asesinados”.
Como también lo reportan prestigiosas organizaciones internacionales, entre ellas Human Rights Watch y Amnesty Internacional, en Siria proliferan los juicios y encarcelamientos arbitrarios a todas las personas que el régimen considere indeseables.
A principios de enero del 2010, ya había visitado Buenos Aires Mohsen Bilal, Ministro de Información de la República Árabe Siria, país en el que la libertad de expresión se encuentra seriamente limitada. De hecho, Siria fue incluida en la lista de los 10 peores países para ser bloguero que elabora el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). Algo similar en Siria sucede con la libertad académica: Tanto profesores como estudiantes son detenidos por expresar opiniones diferentes o contrarias al gobierno o a favor de la democracia.
El lunes 18 de enero de 2010, otra vez se corrió el eje de la política exterior K, cuando la Presidenta afirmó que “es para todos los argentinos un altísimo honor recibir en nuestro país la visita de la más alta autoridad del Emirato de Qatar”.
Sobre la situación de los Derechos Humanos en Qatar, puede destacarse lo siguiente: El poder político del Estado está concentrado en las manos del Emir, no se celebran elecciones, por lo tanto no es una democracia, y allí los partidos políticos están prohibidos. El canal de televisión más popular, incluso a nivel mundial, Al- Jazeera, si bien es privado recibe ayuda económica del gobierno por lo que no trata temas sensibles a la clase gobernante y, en general, muchos periodistas en Qatar practican la autocensura.
En Qatar, las organizaciones no gubernamentales deben tener un permiso oficial para poder funcionar y el gobierno controla estrictamente sus actividades; el sistema judicial no es independiente, ya que la mayoría de los jueces son extranjeros y son nombrados y removidos por el emir. En materia laboral, los trabajadores extranjeros sufren todo tipo de abusos, como por ejemplo, el no pago de sus salarios, largas jornadas laborales, castigo corporal, e incluso abuso sexual en el caso de las trabajadoras domésticas.
Otra visita “ilustre” a Buenos Aires se produjo el 16 de abril, cuando la presidenta Cristina Fernández agasajó al primer ministro de Vietnam, Nguyen Tan Dung, con un almuerzo que se realizó en el Salón Libertador del Palacio San Martín.
En Vietnam gobierna un régimen de partido único y todos los demás partidos están proscriptos; está reprimida severamente la libertad de expresión y el gobierno controla los medios de comunicación; los profesores no pueden criticar las políticas gubernamentales y deben apoyar al partido en sus clases y trabajos académicos; se restringe también la libertad de asociación y reunión, prohibiendo el funcionamiento de las organizaciones de derechos humanos; el poder judicial es controlado en todos sus niveles por el partido único y, si bien existe el derecho constitucional a la defensa, no hay suficientes abogados y muchos temen participar en temas de derechos humanos por miedo a la persecución de parte del gobierno.
Salvo durante la visita del dictador de Guinea Ecuatorial, apenas asumida Cristina Fernández en la Presidencia, lo habitual es que en las relaciones internacionales del kirchnerismo con las dictaduras el tema de los derechos humanos esté ausente en todas las expresiones públicas de la presidenta argentina con sus “honorables” visitantes, como ha sucedido este año con los representantes no democráticos de Siria, Qatar y Vietnam.
Así, una vez más queda demostrada la inconsistencia y el uso demagógico que el matrimonio Kirchner hace de la defensa de los derechos humanos.
Gabriel C. Salvia es Presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).
Gabriel C. SalviaDirector GeneralActivista de derechos humanos enfocado en la solidaridad democrática internacional. En 2024 recibió el Premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa. Es autor de los libros "Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional" (2024) y "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). Además, compiló varios libros, entre ellos "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021), "Desafíos para el fortalecimiento democrático en la Argentina" (2015), "Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en Argentina" (2013) y "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), Sus columnas de opinión han sido publicadas en varios medios en español. Actualmente publica en Clarín, Perfil, Infobae y La Nación, de Argentina. Ha participado en eventos internacionales en América Latina, África, Asia, Europa, los Balcanes y en Estados Unidos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista, trabajó entre 1992 y 1997 en gráfica, radio y TV especializado en temas parlamentarios, políticos y económicos, y posteriormente contribuyó con entrevistas en La Nación y Perfil.
En lo que va del año 2010 ya desfilaron por Buenos Aires funcionarios de Siria, Qatar y Vietnam, todos ellos recibidos con “honores” por el gobierno nacional. Esto resulta contradictorio con el declamado eje de la política exterior argentina, que supuestamente son los derechos humanos. Al respecto, la reciente visita de Bashar Al Assad, Presidente de Siria, lo vuelve a demostrar.
Como muy bien lo señaló un comunicado de la DAIA, “Bashar Al Assad preside una dictadura en el Medio Oriente, en el que no se respetan los Derechos Humanos, las minorías son perseguidas y los opositores políticos son encarcelados y asesinados”.
Como también lo reportan prestigiosas organizaciones internacionales, entre ellas Human Rights Watch y Amnesty Internacional, en Siria proliferan los juicios y encarcelamientos arbitrarios a todas las personas que el régimen considere indeseables.
A principios de enero del 2010, ya había visitado Buenos Aires Mohsen Bilal, Ministro de Información de la República Árabe Siria, país en el que la libertad de expresión se encuentra seriamente limitada. De hecho, Siria fue incluida en la lista de los 10 peores países para ser bloguero que elabora el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). Algo similar en Siria sucede con la libertad académica: Tanto profesores como estudiantes son detenidos por expresar opiniones diferentes o contrarias al gobierno o a favor de la democracia.
El lunes 18 de enero de 2010, otra vez se corrió el eje de la política exterior K, cuando la Presidenta afirmó que “es para todos los argentinos un altísimo honor recibir en nuestro país la visita de la más alta autoridad del Emirato de Qatar”.
Sobre la situación de los Derechos Humanos en Qatar, puede destacarse lo siguiente: El poder político del Estado está concentrado en las manos del Emir, no se celebran elecciones, por lo tanto no es una democracia, y allí los partidos políticos están prohibidos. El canal de televisión más popular, incluso a nivel mundial, Al- Jazeera, si bien es privado recibe ayuda económica del gobierno por lo que no trata temas sensibles a la clase gobernante y, en general, muchos periodistas en Qatar practican la autocensura.
En Qatar, las organizaciones no gubernamentales deben tener un permiso oficial para poder funcionar y el gobierno controla estrictamente sus actividades; el sistema judicial no es independiente, ya que la mayoría de los jueces son extranjeros y son nombrados y removidos por el emir. En materia laboral, los trabajadores extranjeros sufren todo tipo de abusos, como por ejemplo, el no pago de sus salarios, largas jornadas laborales, castigo corporal, e incluso abuso sexual en el caso de las trabajadoras domésticas.
Otra visita “ilustre” a Buenos Aires se produjo el 16 de abril, cuando la presidenta Cristina Fernández agasajó al primer ministro de Vietnam, Nguyen Tan Dung, con un almuerzo que se realizó en el Salón Libertador del Palacio San Martín.
En Vietnam gobierna un régimen de partido único y todos los demás partidos están proscriptos; está reprimida severamente la libertad de expresión y el gobierno controla los medios de comunicación; los profesores no pueden criticar las políticas gubernamentales y deben apoyar al partido en sus clases y trabajos académicos; se restringe también la libertad de asociación y reunión, prohibiendo el funcionamiento de las organizaciones de derechos humanos; el poder judicial es controlado en todos sus niveles por el partido único y, si bien existe el derecho constitucional a la defensa, no hay suficientes abogados y muchos temen participar en temas de derechos humanos por miedo a la persecución de parte del gobierno.
Salvo durante la visita del dictador de Guinea Ecuatorial, apenas asumida Cristina Fernández en la Presidencia, lo habitual es que en las relaciones internacionales del kirchnerismo con las dictaduras el tema de los derechos humanos esté ausente en todas las expresiones públicas de la presidenta argentina con sus “honorables” visitantes, como ha sucedido este año con los representantes no democráticos de Siria, Qatar y Vietnam.
Así, una vez más queda demostrada la inconsistencia y el uso demagógico que el matrimonio Kirchner hace de la defensa de los derechos humanos.
Gabriel C. Salvia es Presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).