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Promoción de la Apertura Política en Cuba
El MERCOSUR sigue bloqueando la democracia en Cuba
Al olvidarse del pueblo cubano y defender los intereses del gobierno que los reprime, todos y cada uno de los Presidentes de los Estados Partes y Asociados del MERCOSUR, demuestran frente a la situación de Cuba su falta de solidaridad democrática y las escasas convicciones que tienen en la defensa de los Derechos Humanos.Por Gabriel C. Salvia
En el comunicado conjunto de los Estados Partes del MERCOSUR y Estados Asociados, luego de la reunión de Presidentes del Consejo del Mercado Común realizada en la ciudad de Montevideo el pasado 8 de diciembre de 2009, queda claro lo poco creíble que es este ámbito regional en materia de democracia y derechos humanos.
En varios pasajes del Comunicado se incluyen referencias a la consolidación de la vigencia de los sistemas democráticos de gobierno, la promoción del respeto irrestricto de los derechos humanos, e inclusive el apoyo a los procesos democráticos en la región sobre la base del respeto al orden constitucional, al Estado de derecho y a las autoridades democráticamente electas.
Pero a pedido de la dictadura remanente de la región, incluye una mención a la “satisfacción por la reciente aprobación en el 64º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, por histórica mayoría, de la resolución en rechazo del bloqueo económico, comercial y financiero al cual se encuentra sometida la hermana República de Cuba, por entender que es contrario a los principios de la Carta de las Naciones Unidas y contraviene las reglas del derecho internacional”.
De esta manera, desde el MERCOSUR reiteraron su llamado al inmediato levantamiento del “bloqueo”, demostrando su poca credibilidad política, pues no incluyen ninguna referencia en la cual le reclamen al régimen cubano de partido único –es decir, dictadura- la liberación de los más de 200 presos políticos y el respeto por las libertades democráticas más elementales que en Cuba son consideradas delitos.
A su vez, ponen de nuevo en evidencia lo que recientemente señaló la prestigiosa organización internacional de Derechos Humanos, Human Rights Watch (que también reclama por el levantamiento del embargo): “los gobiernos latinoamericanos de todas las vertientes políticas no se han mostrado dispuestos a criticar a Cuba, y en algunos casos han apoyado abiertamente al gobierno de Castro, pese a sus nefastos antecedentes de derechos humanos…El silencio de los gobiernos latinoamericanos parece justificar la conducta abusiva de Cuba y perpetúa un clima de impunidad que permite que la represión continúe. Esto resulta particularmente inquietante en una región en la cual muchos países han conocido por experiencia propia el alto costo de la indiferencia internacional frente a la represión estatal”.
A esta altura, ya ni vale la pena intentar aclararles a los miembros del MERCOSUR las diferencias que hay entre un bloqueo y un embargo, y recordarles que Estados Unidos hoy día es el principal proveedor de alimentos a Cuba y que la isla puede comerciar con el resto del mundo como lo informa su propio Organismo Nacional de Estadísticas.
Hay que recordar que los Estados Unidos, más específicamente su Congreso, levantarían el embargo si Cuba comienza a respetar los derechos humanos más elementales. Si, por el contrario, decidieran levantarlo sin esa condición, Cuba no dejaría necesariamente de ser una dictadura y encontraría –al mejor estilo orwelliano- una nueva amenaza externa para seguir reprimiendo a su pueblo.
En definitiva, al olvidarse del pueblo cubano y defender los intereses del gobierno que los reprime, todos y cada uno de los Presidentes de los Estados Partes y Asociados del MERCOSUR, demuestran frente a la situación de Cuba su falta de solidaridad democrática y las escasas convicciones que tienen en la defensa de los Derechos Humanos.
Gabriel C. Salvia es Presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).
Gabriel C. SalviaDirector GeneralActivista de derechos humanos enfocado en la solidaridad democrática internacional. En 2024 recibió el Premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa. Es autor de los libros "Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional" (2024) y "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). Además, compiló varios libros, entre ellos "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021), "Desafíos para el fortalecimiento democrático en la Argentina" (2015), "Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en Argentina" (2013) y "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), Sus columnas de opinión han sido publicadas en varios medios en español. Actualmente publica en Clarín, Perfil, Infobae y La Nación, de Argentina. Ha participado en eventos internacionales en América Latina, África, Asia, Europa, los Balcanes y en Estados Unidos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista, trabajó entre 1992 y 1997 en gráfica, radio y TV especializado en temas parlamentarios, políticos y económicos, y posteriormente contribuyó con entrevistas en La Nación y Perfil.
En el comunicado conjunto de los Estados Partes del MERCOSUR y Estados Asociados, luego de la reunión de Presidentes del Consejo del Mercado Común realizada en la ciudad de Montevideo el pasado 8 de diciembre de 2009, queda claro lo poco creíble que es este ámbito regional en materia de democracia y derechos humanos.
En varios pasajes del Comunicado se incluyen referencias a la consolidación de la vigencia de los sistemas democráticos de gobierno, la promoción del respeto irrestricto de los derechos humanos, e inclusive el apoyo a los procesos democráticos en la región sobre la base del respeto al orden constitucional, al Estado de derecho y a las autoridades democráticamente electas.
Pero a pedido de la dictadura remanente de la región, incluye una mención a la “satisfacción por la reciente aprobación en el 64º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, por histórica mayoría, de la resolución en rechazo del bloqueo económico, comercial y financiero al cual se encuentra sometida la hermana República de Cuba, por entender que es contrario a los principios de la Carta de las Naciones Unidas y contraviene las reglas del derecho internacional”.
De esta manera, desde el MERCOSUR reiteraron su llamado al inmediato levantamiento del “bloqueo”, demostrando su poca credibilidad política, pues no incluyen ninguna referencia en la cual le reclamen al régimen cubano de partido único –es decir, dictadura- la liberación de los más de 200 presos políticos y el respeto por las libertades democráticas más elementales que en Cuba son consideradas delitos.
A su vez, ponen de nuevo en evidencia lo que recientemente señaló la prestigiosa organización internacional de Derechos Humanos, Human Rights Watch (que también reclama por el levantamiento del embargo): “los gobiernos latinoamericanos de todas las vertientes políticas no se han mostrado dispuestos a criticar a Cuba, y en algunos casos han apoyado abiertamente al gobierno de Castro, pese a sus nefastos antecedentes de derechos humanos…El silencio de los gobiernos latinoamericanos parece justificar la conducta abusiva de Cuba y perpetúa un clima de impunidad que permite que la represión continúe. Esto resulta particularmente inquietante en una región en la cual muchos países han conocido por experiencia propia el alto costo de la indiferencia internacional frente a la represión estatal”.
A esta altura, ya ni vale la pena intentar aclararles a los miembros del MERCOSUR las diferencias que hay entre un bloqueo y un embargo, y recordarles que Estados Unidos hoy día es el principal proveedor de alimentos a Cuba y que la isla puede comerciar con el resto del mundo como lo informa su propio Organismo Nacional de Estadísticas.
Hay que recordar que los Estados Unidos, más específicamente su Congreso, levantarían el embargo si Cuba comienza a respetar los derechos humanos más elementales. Si, por el contrario, decidieran levantarlo sin esa condición, Cuba no dejaría necesariamente de ser una dictadura y encontraría –al mejor estilo orwelliano- una nueva amenaza externa para seguir reprimiendo a su pueblo.
En definitiva, al olvidarse del pueblo cubano y defender los intereses del gobierno que los reprime, todos y cada uno de los Presidentes de los Estados Partes y Asociados del MERCOSUR, demuestran frente a la situación de Cuba su falta de solidaridad democrática y las escasas convicciones que tienen en la defensa de los Derechos Humanos.
Gabriel C. Salvia es Presidente del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).