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Monitoreo de la gobernabilidad democrática
Combatiendo por la Capital
“Capitalidad plena” es lo que reclaman los cívicos y los partidos opositores, buscando que finalmente los tres poderes se ubiquen en la ciudad de Sucre. Los masistas, en cambio, apoyados por múltiples grupos aborígenes, insisten en no quitarle protagonismo a la ciudad de La Paz. Por su parte, Evo Morales volvió a la prédica incendiaria, acusando a la oposición de conspirar contra la democracia y de estar asesorada por el gobierno de los Estados Unidos, al tiempo que reivindicó los “procesos revolucionarios” de Cuba y Venezuela.Por Ricardo López Göttig
Poco y nada duró el clima de concordia entre el presidente Evo Morales y las fuerzas opositoras, porque ha vuelto a reinar el ambiente de enfrentamiento en Bolivia. El escenario es, nuevamente, la Asamblea constituyente, en donde ahora la disputa es en torno a la ubicación de la capital de la República.
“Capitalidad plena” es lo que reclaman los cívicos y los partidos opositores, buscando que finalmente los tres poderes se ubiquen en la ciudad de Sucre, más próxima al centro geográfico del país andino y sitio de las sesiones de la Asamblea constituyente. Los masistas, en cambio, apoyados por múltiples grupos aborígenes, insisten en no quitarle protagonismo a la ciudad de La Paz, la populosa metrópoli que tantos sufragios le otorga al MAS y a Evo Morales. Estos choques violentos se han apoderado de las calles de la otrora apacible Sucre, que desde hace un año vive asediada por las marchas y contramarchas de cívicos y masistas, de opositores y oficialistas, anhelando imponer sus reivindicaciones con la contundencia numérica de sus manifestaciones callejeras. A consecuencia de la situación beligerante que se vivió por la cuestión capital, la Asamblea Constituyente debió suspender sus sesiones, retardando aún más las discusiones.
Esta atmósfera de crispación se acentuó con el conflicto en torno a la remoción de cuatro ministros del Tribunal Constitucional por parte de la Cámara de Diputados –moción aprobada sólo con los votos de la bancada del MAS-, a la que siguió luego con una sesión a puñetazos.
El pasado viernes 24 de agosto, el presidente Morales y el vicepresidente García Linera se reunieron con varias organizaciones gremiales e indígenas ligadas al MAS y resolvieron convocar a una gran manifestación de cien mil campesinos y trabajadores para el próximo 10 de septiembre en Sucre, para “reconducir” a la Asamblea Constituyente. Evo Morales volvió a la prédica incendiaria, acusando a la oposición de conspirar contra la democracia y de estar asesorada por el gobierno de los Estados Unidos, al tiempo que reivindicó los “procesos revolucionarios” de Cuba y Venezuela, a los que citó como modelos a seguir. De este modo, arrojó rápidamente por la borda el tibio acercamiento que tuvo con las fuerzas opositoras hacía tan sólo dos semanas antes, en el que reconoció públicamente el valor de la diversidad en política. El enfrentamiento y la hostilidad son las herramientas políticas habituales en Bolivia, en lugar de primar el respeto y la búsqueda de consenso. La Paz, cada vez más lejos de Sucre.
Ricardo López Göttig es Director de la Licenciatura en Ciencia Política en la Universidad de Belgrano, e investigador asociado de CADAL y la Fundación Hayek.
Ricardo López GöttigDirector del Instituto Václav Havel
Profesor y Doctor en Historia, egresado de la Universidad de Belgrano y de la Universidad Karlova de Praga (República Checa), respectivamente. Doctorando en Ciencia Política. Es profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad de Belgrano, y profesor en las maestrías en Relaciones Internacionales de la UB y de la Universidad del Salvador. Fue profesor visitante en la Universidad Torcuato Di Tella, en la Universidad ORT Uruguay y en la Universidad de Pavía (Italia). Autor de los libros “Origen, mitos e influencias del antisemitismo en el mundo” (2019) y “Milada Horáková. Defensora de los derechos humanos y víctima de los totalitarismos” (2020), ambos publicados por CADAL y la Fundación Konrad Adenauer, entre otros. Fue Director de Museos y Preservación Patrimonial de la Provincia de Buenos Aires (2015-2019).
Poco y nada duró el clima de concordia entre el presidente Evo Morales y las fuerzas opositoras, porque ha vuelto a reinar el ambiente de enfrentamiento en Bolivia. El escenario es, nuevamente, la Asamblea constituyente, en donde ahora la disputa es en torno a la ubicación de la capital de la República.
“Capitalidad plena” es lo que reclaman los cívicos y los partidos opositores, buscando que finalmente los tres poderes se ubiquen en la ciudad de Sucre, más próxima al centro geográfico del país andino y sitio de las sesiones de la Asamblea constituyente. Los masistas, en cambio, apoyados por múltiples grupos aborígenes, insisten en no quitarle protagonismo a la ciudad de La Paz, la populosa metrópoli que tantos sufragios le otorga al MAS y a Evo Morales. Estos choques violentos se han apoderado de las calles de la otrora apacible Sucre, que desde hace un año vive asediada por las marchas y contramarchas de cívicos y masistas, de opositores y oficialistas, anhelando imponer sus reivindicaciones con la contundencia numérica de sus manifestaciones callejeras. A consecuencia de la situación beligerante que se vivió por la cuestión capital, la Asamblea Constituyente debió suspender sus sesiones, retardando aún más las discusiones.
Esta atmósfera de crispación se acentuó con el conflicto en torno a la remoción de cuatro ministros del Tribunal Constitucional por parte de la Cámara de Diputados –moción aprobada sólo con los votos de la bancada del MAS-, a la que siguió luego con una sesión a puñetazos.
El pasado viernes 24 de agosto, el presidente Morales y el vicepresidente García Linera se reunieron con varias organizaciones gremiales e indígenas ligadas al MAS y resolvieron convocar a una gran manifestación de cien mil campesinos y trabajadores para el próximo 10 de septiembre en Sucre, para “reconducir” a la Asamblea Constituyente. Evo Morales volvió a la prédica incendiaria, acusando a la oposición de conspirar contra la democracia y de estar asesorada por el gobierno de los Estados Unidos, al tiempo que reivindicó los “procesos revolucionarios” de Cuba y Venezuela, a los que citó como modelos a seguir. De este modo, arrojó rápidamente por la borda el tibio acercamiento que tuvo con las fuerzas opositoras hacía tan sólo dos semanas antes, en el que reconoció públicamente el valor de la diversidad en política. El enfrentamiento y la hostilidad son las herramientas políticas habituales en Bolivia, en lugar de primar el respeto y la búsqueda de consenso. La Paz, cada vez más lejos de Sucre.
Ricardo López Göttig es Director de la Licenciatura en Ciencia Política en la Universidad de Belgrano, e investigador asociado de CADAL y la Fundación Hayek.