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Instituto Václav Havel
07-11-2025Margarete Buber-Neumann: «La deportada doble»
La relevancia de Buber-Neumann radica no sólo en haber sobrevivido al Gulag y a Ravensbrück, sino en haber narrado esas experiencias con lucidez y compromiso. Obras como Under Two Dictators: Prisoner of Stalin and Hitler (1949/2008) y Milena (1953) constituyen fuentes invaluables para comprender el funcionamiento de los sistemas totalitarios y la resistencia de quienes los padecieron.
Por María Lourdes Lobo
El siglo XX estuvo atravesado por regímenes totalitarios que, desde ideologías opuestas, coincidieron en la represión política, la supresión de las libertades individuales y la instrumentalización de la vida humana. Dentro de ese contexto, la figura de Margarete Buber-Neumann (1901–1989) resulta especialmente significativa: fue una de las pocas personas que padeció en primera persona tanto la maquinaria represiva del estalinismo como la del nazismo, logrando sobrevivir para dar testimonio de ambos sistemas. Su vida no solo constituye un relato de resistencia, sino también una advertencia sobre la fragilidad de la libertad frente a los dogmatismos políticos.
Nacida en Potsdam en una familia conservadora, Buber-Neumann se acercó desde joven al comunismo alemán movida por una profunda sensibilidad social. Estuvo casada con Rafael Buber, hijo del filósofo Martin Buber, con quien tuvo dos hijas: Barbara (1921) y Judith (1924). Mientras Barbara desarrolló posteriormente una carrera en las artes plásticas, Judith se convirtió en una reconocida socióloga y académica en Israel, dedicada a la memoria del Holocausto y a los estudios de género. La trayectoria de ambas hijas demuestra cómo la experiencia personal de Margarete repercutió en la vida intelectual y cultural de las generaciones siguientes.
La relevancia de Buber-Neumann radica no sólo en haber sobrevivido al Gulag y a Ravensbrück, sino en haber narrado esas experiencias con lucidez y compromiso. Obras como Under Two Dictators: Prisoner of Stalin and Hitler (1949/2008) y Milena (1953) constituyen fuentes invaluables para comprender el funcionamiento de los sistemas totalitarios y la resistencia de quienes los padecieron. Su participación como testigo en el juicio de Krávchenko en 1949 y su militancia posterior en el Congreso por la Libertad de la Cultura consolidaron su papel como voz crítica frente al comunismo y al nazismo en tiempos en que todavía muchos intelectuales guardaban silencio.
Este texto analiza su juventud y militancia previa a los campos, su experiencia en Ravensbrück, así como sus aportes escritos, su legado político y las iniciativas de memoria que mantienen viva su voz. En definitiva, la vida de Margarete Buber-Neumann constituye un testimonio insoslayable de los peligros del totalitarismo y una inspiración para la defensa contemporánea de los derechos humanos y la democracia.
Juventud y militancia antes de los campos
Margarete Buber-Neumann nació el 21 de octubre de 1901 en Potsdam, en el seno de una familia burguesa prusiana de convicciones conservadoras y monárquicas. Sin embargo, desde temprana edad se alejó de los valores familiares y orientó su vida hacia el compromiso político. Ella misma reconoció que su primera aproximación al socialismo surgió de una experiencia de empatía con los sectores más vulnerables: “Yo era muy joven todavía y veía el destino de estos niños todos los días. No hace falta decir que sentía una profunda compasión por ellos […]. Mi compasión se convirtió en un profundo sentimiento de culpa social. Ese fue el comienzo de mi conversión al socialismo”.
En 1926 se afilió al Partido Comunista Alemán (KPD), y en 1928 comenzó a trabajar como secretaria para la revista de la Internacional Comunista Internationale Pressekorrespondenz. En 1929 conoció a Heinz Neumann, uno de los principales dirigentes del KPD y agente destacado del Komintern. A partir de entonces, Buber-Neumann se integró de lleno en las redes comunistas internacionales, acompañando a Neumann en misiones políticas en España, Suiza y posteriormente en la Unión Soviética.
Ya instalada en Moscú, se convirtió en traductora de la Internacional Comunista y participó en la burocracia soviética. Sin embargo, la ilusión revolucionaria se vería pronto destruida. En 1937, en plena ola de purgas estalinistas, Heinz Neumann fue arrestado y ejecutado sin juicio justo. Margarete no conoció la verdad sobre su muerte hasta 1959, cuando la Cruz Roja Internacional le comunicó oficialmente el fusilamiento.
El reino de la muerte: Ravensbrück y la experiencia concentracionaria
En junio de 1938 bajo cargos de “actividades contrarrevolucionarias” fue arrestada y deportada al campo de trabajo de Karagandá, en Kazajistán, donde padeció el hambre, el frío y la explotación laboral.
El 2 de agosto de 1940, Margarete fue trasladada junto con otras 50 prisioneras hacia un destino desconocido. Tras el Pacto Molotov-Ribbentrop y su entrega por parte de la NKVD a la Gestapo, la espera terminó en Ravensbrück, el mayor campo de concentración de mujeres del Tercer Reich. Concebido por orden de Heinrich Himmler en 1938 y operativo desde 1939, Ravensbrück fue un complejo con capacidad para más de 45.000 prisioneras, destinado tanto a la aniquilación como a la explotación económica de las detenidas.
La llegada al campo implicó para Margarete no solo el enfrentamiento con las privaciones materiales, el hambre y el trabajo esclavo, sino también con el aislamiento político impuesto por sus propias compañeras comunistas, que la consideraban una traidora a la causa soviética. Años más tarde, ella reflexionó sobre esta experiencia: “Tantos años pasados en cautiverio me dieron la posibilidad de conocer al ser humano ‘desnudo’. […] Tanto en Siberia como en Ravensbrück, sobreviví porque tuve a mi favor ciertas condiciones: era fuerte física y psíquicamente, siempre supe guardar un cierto respeto hacia mí misma, siempre encontré personas para las que yo era necesaria”.
La amistad con Milena Jesenská, periodista checa y traductora de Kafka, fue decisiva para su supervivencia. Ambas establecieron un pacto de memoria: escribir juntas un libro titulado La era de los campos de concentración, que confrontara la maquinaria represiva nazi y la soviética. Aunque la muerte de Jesenská en 1944 truncó el proyecto, el recuerdo de esa amistad inspiró a Buber-Neumann a escribir su biografía Milena (1953), donde afirmó: “Agradezco al destino haberme enviado a Ravensbrück y permitirme así conocer a Milena”.
En Ravensbrück, la alianza entre el poder político y la industria se hizo evidente con la instalación de fábricas de Siemens, que utilizaron mano de obra esclava femenina para la producción de componentes eléctricos. Margarete, gracias a su conocimiento del ruso y sus habilidades de mecanografía, logró sobrevivir al conseguir un puesto como secretaria e intérprete en este contexto de explotación sistemática. El caso de Siemens revela el carácter estructural de la complicidad empresarial con el régimen nazi, un fenómeno que la historiografía ha documentado extensamente.
La fase final de Ravensbrück fue la más atroz. Con el avance soviético en 1945, el campo se convirtió en un espacio de exterminio masivo. Miles de mujeres consideradas “inútiles para el trabajo” fueron enviadas a las cámaras de gas o simplemente ejecutadas. En este clima de desesperación, la muerte de Milena sumió a Margarete en una profunda crisis: “¿Para qué vivir si Milena había muerto? La imagen que yo me había hecho de la libertad era inseparable de ella”.
Finalmente, en abril de 1945, con las tropas soviéticas a las puertas del campo, Margarete fue liberada junto a otras prisioneras. Erró durante semanas por una Alemania en ruinas, experimentando la devastación material y moral de un continente que salía de la guerra. Esta experiencia marcaría de manera indeleble su visión posterior del totalitarismo: tanto el nazismo como el estalinismo, según afirmaba, compartían el mismo desprecio absoluto por la vida humana.
Obras, legado y memoria
Tras su liberación, Margarete dedicó su vida a narrar y analizar las experiencias vividas bajo los dos regímenes totalitarios que marcaron su existencia. Desde Estocolmo, donde residió algunos años antes de regresar a Alemania, comenzó la escritura de Under Two Dictators: Prisoner of Stalin and Hitler (1949), una de las primeras obras en establecer un paralelismo directo entre los universos concentracionarios nazi y soviético. Allí afirmó que “las dictaduras de Hitler y Stalin mostraron que la industria moderna puede sacar el mejor partido del empleo de esclavos […]. Los dos sistemas, fundados sobre el mismo desprecio del individuo, terminaron por obtener recursos de la explotación del esclavo”.
El libro fue pionero en denunciar el carácter estructural del totalitarismo en sus diversas variantes ideológicas y provocó intensos debates en Europa occidental. Su testimonio cobró un valor político decisivo en 1949, cuando participó en el juicio de París en defensa del disidente soviético Víctor Kravchenko, confirmando la veracidad de sus denuncias contra el sistema estalinista.
Durante las décadas posteriores, Buber-Neumann amplió su obra escrita con textos de carácter autobiográfico e histórico. En Von Potsdam nach Moskau: Stationen eines Irrweges (1957) [De Potsdam a Moscú: Estaciones de un camino equivocado] reflexionó sobre su militancia comunista en la República de Weimar y el desencanto con la Unión Soviética. En Milena (1953) reconstruyó la vida de Jesenská, destacando la resistencia femenina y los lazos de solidaridad en Ravensbrück. Posteriormente publicó Die Kommunistische Weltrevolution (1967) [La revolución comunista mundial], Die Kommunistische Untergrundbewegung (1970) [El movimiento comunista clandestino], Die erloschene Flamme (1976) [La llama apagada], Wieder gutgemacht? Freiheit, du bist wieder mein! (1978) [¿Reparado? Libertad, de nuevo eres mía, donde abordó el fracaso de los ideales revolucionarios frente a la maquinaria represiva del comunismo internacional.
Su compromiso no se limitó a la escritura. Fue una activa conferencista y se vinculó al Congreso por la Libertad de la Cultura, junto a figuras como Arthur Koestler, trabajando por la defensa de la democracia liberal y los derechos humanos. Además, fundó instituciones dedicadas a la memoria de las víctimas del totalitarismo, como el Befreiungskomitee für die Opfer totalitärer Willkür (Comité para la Liberación de las Víctimas del Despotismo Totalitario), desde donde denunció la complicidad de intelectuales occidentales con el régimen soviético.
En 1981 recibió la Cruz Federal al Mérito en la República Federal Alemana, como reconocimiento a su labor política e intelectual. Falleció en Fráncfort del Meno, el 6 de noviembre de 1989, apenas tres días antes de la caída del Muro de Berlín, un símbolo del fin de la Europa dividida que tanto había marcado su vida.
El legado de Buber-Neumann también fue preservado por sus hijas. En 1989, Judith Buber-Agassi y Barbara Goldschmidt donaron el archivo personal de su madre al Deutsches Exilarchiv 1933–1945 en Fráncfort. El acervo incluye más de 20.000 documentos: manuscritos inéditos, correspondencia con figuras como Max Brod o Arthur Koestler, cartas desde Ravensbrück y una valiosa biblioteca sobre historia contemporánea de Europa del Este. Este archivo constituye hoy una fuente esencial para investigadores y memorialistas.
En el presente, Margarete Buber-Neumann es recordada en memoriales y exposiciones sobre Ravensbrück y el Gulag, así como en bases de datos dedicadas a las víctimas del nazismo y del estalinismo. También se han hecho a través de homenajes urbanos en Alemania. Por ejemplo, en Potsdam, el barrio de Kirchsteigfeld cuenta con la Margarete-Buber-Neumann-Straße, y en Fráncfort del Meno existe el Buber-Neumann-Weg, ambos nombrados en reconocimiento a su vida y legado. Estas calles permiten que su figura histórica siga presente en el espacio público.
Su obra ha sido traducida a múltiples idiomas y continúa inspirando reflexiones en torno a la defensa de los valores democráticos y la necesidad de mantener viva la memoria de las víctimas. Como afirmó Hannah Arendt, el testimonio de quienes atravesaron el totalitarismo no sólo revela las formas extremas del poder político, sino que constituye un recordatorio permanente de la fragilidad de la libertad.
Conclusión
Hablar de Margarete Buber-Neumann no es sólo reconstruir la vida de una mujer que atravesó las dos dictaduras más brutales del siglo XX, sino también reconocer la fuerza de alguien que, después de sobrevivir al Gulag y a Ravensbrück, eligió transformar el dolor en testimonio. Su decisión de narrar lo vivido no se limita a la memoria individual: es una forma de resistencia frente al silencio y la negación.
Más allá de la comparación entre nazismo y estalinismo, lo que hace que su voz siga teniendo peso es su capacidad para mostrar cómo, incluso en los contextos de mayor deshumanización, la dignidad podía sostenerse en gestos de solidaridad, en la amistad con Milena Jesenská y en la escritura como herramienta contra el olvido.
Su vida pone de manifiesto que el totalitarismo no es solo una estructura política, sino también un intento de quebrar los vínculos humanos. Precisamente por eso, el legado de Buber-Neumann interpela al presente, donde nuevas formas de intolerancia y autoritarismo amenazan con reinstalar el desprecio por la pluralidad.
En un siglo XXI marcado aún por guerras, desplazamientos y regímenes autoritarios, la voz de Margarete Buber-Neumann mantiene plena vigencia. Su historia nos enseña que la defensa de la democracia exige valentía frente a cualquier dogma y que la memoria de las víctimas sólo permanece viva si es transmitida, investigada y puesta al servicio de nuevas generaciones.
Finalmente, resulta llamativo que gran parte de la información disponible sobre ella se encuentre en alemán o en inglés, mientras que en el ámbito hispanohablante su figura sigue siendo poco conocida y estudiada. Esa dificultad para hallar fuentes en español es también un síntoma del olvido que amenaza a tantas voces del siglo XX, y al mismo tiempo una invitación a seguir investigando, traduciendo y difundiendo su obra. Recordarla hoy no es solo un ejercicio académico: es un compromiso ético con la libertad y los derechos humanos.
Referencias
Arendt, H. (1951). The origins of totalitarianism. New York: Harcourt Brace.
Beevor, A. (2006). The Second World War. London: Weidenfeld & Nicolson.
Buber-Neumann, M. (1949/2008). Under two dictators: Prisoner of Stalin and Hitler. Pimlico.
Buber-Neumann, M. (1953). Milena. Frankfurt: Fischer Verlag.
Buber-Neumann, M. (1957). Von Potsdam nach Moskau: Stationen eines Irrweges [De Potsdam a Moscú: Estaciones de un camino equivocado]. Stuttgart: Deutsche Verlags-Anstalt.
Buber-Neumann, M. (1967). Die Kommunistische Weltrevolution [La revolución comunista mundial]. Munich: Piper.
Buber-Neumann, M. (1970). Die Kommunistische Untergrundbewegung [El movimiento comunista clandestino]. Munich: Piper.
Buber-Neumann, M. (1976). Die erloschene Flamme [La llama apagada]. Munich: Piper.
Buber-Neumann, M. (1978). Wieder gutgemacht? Freiheit, du bist wieder mein! [¿Reparado? Libertad, de nuevo eres mía!]. Munich: Piper.
Deutsche Nationalbibliothek. (2019, 21 de junio). “A prisoner of Stalin and Hitler” – 20 years since the death of Margarete Buber-Neumann.
Encyclopedia.com. (2025). Buber-Neumann, Margarete (1901–1989). En Women in World History: A Biographical Encyclopedia.
Gellately, R. (2007). Lenin, Stalin, and Hitler: The age of social catastrophe. New York: Knopf.
Saccomanno, G. (2016, 28 de abril). Prisionera de Stalin y de Hitler. Página/12.
Viento Sur. (2021, 20 de mayo). La historia de Margarete Buber-Neumann.
María Lourdes Lobo
El siglo XX estuvo atravesado por regímenes totalitarios que, desde ideologías opuestas, coincidieron en la represión política, la supresión de las libertades individuales y la instrumentalización de la vida humana. Dentro de ese contexto, la figura de Margarete Buber-Neumann (1901–1989) resulta especialmente significativa: fue una de las pocas personas que padeció en primera persona tanto la maquinaria represiva del estalinismo como la del nazismo, logrando sobrevivir para dar testimonio de ambos sistemas. Su vida no solo constituye un relato de resistencia, sino también una advertencia sobre la fragilidad de la libertad frente a los dogmatismos políticos.
Nacida en Potsdam en una familia conservadora, Buber-Neumann se acercó desde joven al comunismo alemán movida por una profunda sensibilidad social. Estuvo casada con Rafael Buber, hijo del filósofo Martin Buber, con quien tuvo dos hijas: Barbara (1921) y Judith (1924). Mientras Barbara desarrolló posteriormente una carrera en las artes plásticas, Judith se convirtió en una reconocida socióloga y académica en Israel, dedicada a la memoria del Holocausto y a los estudios de género. La trayectoria de ambas hijas demuestra cómo la experiencia personal de Margarete repercutió en la vida intelectual y cultural de las generaciones siguientes.
La relevancia de Buber-Neumann radica no sólo en haber sobrevivido al Gulag y a Ravensbrück, sino en haber narrado esas experiencias con lucidez y compromiso. Obras como Under Two Dictators: Prisoner of Stalin and Hitler (1949/2008) y Milena (1953) constituyen fuentes invaluables para comprender el funcionamiento de los sistemas totalitarios y la resistencia de quienes los padecieron. Su participación como testigo en el juicio de Krávchenko en 1949 y su militancia posterior en el Congreso por la Libertad de la Cultura consolidaron su papel como voz crítica frente al comunismo y al nazismo en tiempos en que todavía muchos intelectuales guardaban silencio.
Este texto analiza su juventud y militancia previa a los campos, su experiencia en Ravensbrück, así como sus aportes escritos, su legado político y las iniciativas de memoria que mantienen viva su voz. En definitiva, la vida de Margarete Buber-Neumann constituye un testimonio insoslayable de los peligros del totalitarismo y una inspiración para la defensa contemporánea de los derechos humanos y la democracia.
Juventud y militancia antes de los campos
Margarete Buber-Neumann nació el 21 de octubre de 1901 en Potsdam, en el seno de una familia burguesa prusiana de convicciones conservadoras y monárquicas. Sin embargo, desde temprana edad se alejó de los valores familiares y orientó su vida hacia el compromiso político. Ella misma reconoció que su primera aproximación al socialismo surgió de una experiencia de empatía con los sectores más vulnerables: “Yo era muy joven todavía y veía el destino de estos niños todos los días. No hace falta decir que sentía una profunda compasión por ellos […]. Mi compasión se convirtió en un profundo sentimiento de culpa social. Ese fue el comienzo de mi conversión al socialismo”.
En 1926 se afilió al Partido Comunista Alemán (KPD), y en 1928 comenzó a trabajar como secretaria para la revista de la Internacional Comunista Internationale Pressekorrespondenz. En 1929 conoció a Heinz Neumann, uno de los principales dirigentes del KPD y agente destacado del Komintern. A partir de entonces, Buber-Neumann se integró de lleno en las redes comunistas internacionales, acompañando a Neumann en misiones políticas en España, Suiza y posteriormente en la Unión Soviética.
Ya instalada en Moscú, se convirtió en traductora de la Internacional Comunista y participó en la burocracia soviética. Sin embargo, la ilusión revolucionaria se vería pronto destruida. En 1937, en plena ola de purgas estalinistas, Heinz Neumann fue arrestado y ejecutado sin juicio justo. Margarete no conoció la verdad sobre su muerte hasta 1959, cuando la Cruz Roja Internacional le comunicó oficialmente el fusilamiento.
El reino de la muerte: Ravensbrück y la experiencia concentracionaria
En junio de 1938 bajo cargos de “actividades contrarrevolucionarias” fue arrestada y deportada al campo de trabajo de Karagandá, en Kazajistán, donde padeció el hambre, el frío y la explotación laboral.
El 2 de agosto de 1940, Margarete fue trasladada junto con otras 50 prisioneras hacia un destino desconocido. Tras el Pacto Molotov-Ribbentrop y su entrega por parte de la NKVD a la Gestapo, la espera terminó en Ravensbrück, el mayor campo de concentración de mujeres del Tercer Reich. Concebido por orden de Heinrich Himmler en 1938 y operativo desde 1939, Ravensbrück fue un complejo con capacidad para más de 45.000 prisioneras, destinado tanto a la aniquilación como a la explotación económica de las detenidas.
La llegada al campo implicó para Margarete no solo el enfrentamiento con las privaciones materiales, el hambre y el trabajo esclavo, sino también con el aislamiento político impuesto por sus propias compañeras comunistas, que la consideraban una traidora a la causa soviética. Años más tarde, ella reflexionó sobre esta experiencia: “Tantos años pasados en cautiverio me dieron la posibilidad de conocer al ser humano ‘desnudo’. […] Tanto en Siberia como en Ravensbrück, sobreviví porque tuve a mi favor ciertas condiciones: era fuerte física y psíquicamente, siempre supe guardar un cierto respeto hacia mí misma, siempre encontré personas para las que yo era necesaria”.
La amistad con Milena Jesenská, periodista checa y traductora de Kafka, fue decisiva para su supervivencia. Ambas establecieron un pacto de memoria: escribir juntas un libro titulado La era de los campos de concentración, que confrontara la maquinaria represiva nazi y la soviética. Aunque la muerte de Jesenská en 1944 truncó el proyecto, el recuerdo de esa amistad inspiró a Buber-Neumann a escribir su biografía Milena (1953), donde afirmó: “Agradezco al destino haberme enviado a Ravensbrück y permitirme así conocer a Milena”.
En Ravensbrück, la alianza entre el poder político y la industria se hizo evidente con la instalación de fábricas de Siemens, que utilizaron mano de obra esclava femenina para la producción de componentes eléctricos. Margarete, gracias a su conocimiento del ruso y sus habilidades de mecanografía, logró sobrevivir al conseguir un puesto como secretaria e intérprete en este contexto de explotación sistemática. El caso de Siemens revela el carácter estructural de la complicidad empresarial con el régimen nazi, un fenómeno que la historiografía ha documentado extensamente.
La fase final de Ravensbrück fue la más atroz. Con el avance soviético en 1945, el campo se convirtió en un espacio de exterminio masivo. Miles de mujeres consideradas “inútiles para el trabajo” fueron enviadas a las cámaras de gas o simplemente ejecutadas. En este clima de desesperación, la muerte de Milena sumió a Margarete en una profunda crisis: “¿Para qué vivir si Milena había muerto? La imagen que yo me había hecho de la libertad era inseparable de ella”.
Finalmente, en abril de 1945, con las tropas soviéticas a las puertas del campo, Margarete fue liberada junto a otras prisioneras. Erró durante semanas por una Alemania en ruinas, experimentando la devastación material y moral de un continente que salía de la guerra. Esta experiencia marcaría de manera indeleble su visión posterior del totalitarismo: tanto el nazismo como el estalinismo, según afirmaba, compartían el mismo desprecio absoluto por la vida humana.
Obras, legado y memoria
Tras su liberación, Margarete dedicó su vida a narrar y analizar las experiencias vividas bajo los dos regímenes totalitarios que marcaron su existencia. Desde Estocolmo, donde residió algunos años antes de regresar a Alemania, comenzó la escritura de Under Two Dictators: Prisoner of Stalin and Hitler (1949), una de las primeras obras en establecer un paralelismo directo entre los universos concentracionarios nazi y soviético. Allí afirmó que “las dictaduras de Hitler y Stalin mostraron que la industria moderna puede sacar el mejor partido del empleo de esclavos […]. Los dos sistemas, fundados sobre el mismo desprecio del individuo, terminaron por obtener recursos de la explotación del esclavo”.
El libro fue pionero en denunciar el carácter estructural del totalitarismo en sus diversas variantes ideológicas y provocó intensos debates en Europa occidental. Su testimonio cobró un valor político decisivo en 1949, cuando participó en el juicio de París en defensa del disidente soviético Víctor Kravchenko, confirmando la veracidad de sus denuncias contra el sistema estalinista.
Durante las décadas posteriores, Buber-Neumann amplió su obra escrita con textos de carácter autobiográfico e histórico. En Von Potsdam nach Moskau: Stationen eines Irrweges (1957) [De Potsdam a Moscú: Estaciones de un camino equivocado] reflexionó sobre su militancia comunista en la República de Weimar y el desencanto con la Unión Soviética. En Milena (1953) reconstruyó la vida de Jesenská, destacando la resistencia femenina y los lazos de solidaridad en Ravensbrück. Posteriormente publicó Die Kommunistische Weltrevolution (1967) [La revolución comunista mundial], Die Kommunistische Untergrundbewegung (1970) [El movimiento comunista clandestino], Die erloschene Flamme (1976) [La llama apagada], Wieder gutgemacht? Freiheit, du bist wieder mein! (1978) [¿Reparado? Libertad, de nuevo eres mía, donde abordó el fracaso de los ideales revolucionarios frente a la maquinaria represiva del comunismo internacional.
Su compromiso no se limitó a la escritura. Fue una activa conferencista y se vinculó al Congreso por la Libertad de la Cultura, junto a figuras como Arthur Koestler, trabajando por la defensa de la democracia liberal y los derechos humanos. Además, fundó instituciones dedicadas a la memoria de las víctimas del totalitarismo, como el Befreiungskomitee für die Opfer totalitärer Willkür (Comité para la Liberación de las Víctimas del Despotismo Totalitario), desde donde denunció la complicidad de intelectuales occidentales con el régimen soviético.
En 1981 recibió la Cruz Federal al Mérito en la República Federal Alemana, como reconocimiento a su labor política e intelectual. Falleció en Fráncfort del Meno, el 6 de noviembre de 1989, apenas tres días antes de la caída del Muro de Berlín, un símbolo del fin de la Europa dividida que tanto había marcado su vida.
El legado de Buber-Neumann también fue preservado por sus hijas. En 1989, Judith Buber-Agassi y Barbara Goldschmidt donaron el archivo personal de su madre al Deutsches Exilarchiv 1933–1945 en Fráncfort. El acervo incluye más de 20.000 documentos: manuscritos inéditos, correspondencia con figuras como Max Brod o Arthur Koestler, cartas desde Ravensbrück y una valiosa biblioteca sobre historia contemporánea de Europa del Este. Este archivo constituye hoy una fuente esencial para investigadores y memorialistas.
En el presente, Margarete Buber-Neumann es recordada en memoriales y exposiciones sobre Ravensbrück y el Gulag, así como en bases de datos dedicadas a las víctimas del nazismo y del estalinismo. También se han hecho a través de homenajes urbanos en Alemania. Por ejemplo, en Potsdam, el barrio de Kirchsteigfeld cuenta con la Margarete-Buber-Neumann-Straße, y en Fráncfort del Meno existe el Buber-Neumann-Weg, ambos nombrados en reconocimiento a su vida y legado. Estas calles permiten que su figura histórica siga presente en el espacio público.
Su obra ha sido traducida a múltiples idiomas y continúa inspirando reflexiones en torno a la defensa de los valores democráticos y la necesidad de mantener viva la memoria de las víctimas. Como afirmó Hannah Arendt, el testimonio de quienes atravesaron el totalitarismo no sólo revela las formas extremas del poder político, sino que constituye un recordatorio permanente de la fragilidad de la libertad.
Conclusión
Hablar de Margarete Buber-Neumann no es sólo reconstruir la vida de una mujer que atravesó las dos dictaduras más brutales del siglo XX, sino también reconocer la fuerza de alguien que, después de sobrevivir al Gulag y a Ravensbrück, eligió transformar el dolor en testimonio. Su decisión de narrar lo vivido no se limita a la memoria individual: es una forma de resistencia frente al silencio y la negación.
Más allá de la comparación entre nazismo y estalinismo, lo que hace que su voz siga teniendo peso es su capacidad para mostrar cómo, incluso en los contextos de mayor deshumanización, la dignidad podía sostenerse en gestos de solidaridad, en la amistad con Milena Jesenská y en la escritura como herramienta contra el olvido.
Su vida pone de manifiesto que el totalitarismo no es solo una estructura política, sino también un intento de quebrar los vínculos humanos. Precisamente por eso, el legado de Buber-Neumann interpela al presente, donde nuevas formas de intolerancia y autoritarismo amenazan con reinstalar el desprecio por la pluralidad.
En un siglo XXI marcado aún por guerras, desplazamientos y regímenes autoritarios, la voz de Margarete Buber-Neumann mantiene plena vigencia. Su historia nos enseña que la defensa de la democracia exige valentía frente a cualquier dogma y que la memoria de las víctimas sólo permanece viva si es transmitida, investigada y puesta al servicio de nuevas generaciones.
Finalmente, resulta llamativo que gran parte de la información disponible sobre ella se encuentre en alemán o en inglés, mientras que en el ámbito hispanohablante su figura sigue siendo poco conocida y estudiada. Esa dificultad para hallar fuentes en español es también un síntoma del olvido que amenaza a tantas voces del siglo XX, y al mismo tiempo una invitación a seguir investigando, traduciendo y difundiendo su obra. Recordarla hoy no es solo un ejercicio académico: es un compromiso ético con la libertad y los derechos humanos.
Referencias
Arendt, H. (1951). The origins of totalitarianism. New York: Harcourt Brace.
Beevor, A. (2006). The Second World War. London: Weidenfeld & Nicolson.
Buber-Neumann, M. (1949/2008). Under two dictators: Prisoner of Stalin and Hitler. Pimlico.
Buber-Neumann, M. (1953). Milena. Frankfurt: Fischer Verlag.
Buber-Neumann, M. (1957). Von Potsdam nach Moskau: Stationen eines Irrweges [De Potsdam a Moscú: Estaciones de un camino equivocado]. Stuttgart: Deutsche Verlags-Anstalt.
Buber-Neumann, M. (1967). Die Kommunistische Weltrevolution [La revolución comunista mundial]. Munich: Piper.
Buber-Neumann, M. (1970). Die Kommunistische Untergrundbewegung [El movimiento comunista clandestino]. Munich: Piper.
Buber-Neumann, M. (1976). Die erloschene Flamme [La llama apagada]. Munich: Piper.
Buber-Neumann, M. (1978). Wieder gutgemacht? Freiheit, du bist wieder mein! [¿Reparado? Libertad, de nuevo eres mía!]. Munich: Piper.
Deutsche Nationalbibliothek. (2019, 21 de junio). “A prisoner of Stalin and Hitler” – 20 years since the death of Margarete Buber-Neumann.
Encyclopedia.com. (2025). Buber-Neumann, Margarete (1901–1989). En Women in World History: A Biographical Encyclopedia.
Gellately, R. (2007). Lenin, Stalin, and Hitler: The age of social catastrophe. New York: Knopf.
Saccomanno, G. (2016, 28 de abril). Prisionera de Stalin y de Hitler. Página/12.
Viento Sur. (2021, 20 de mayo). La historia de Margarete Buber-Neumann.



































