Comunicados
Defensa y promoción de la institucionalidad democrática en la Argentina
Milei y el respeto a la independencia de poderes
Argentina no vive una emergencia institucional, sino una crisis económica de raíz política. El Congreso de la Nación es la casa política de la democracia donde se elaboran las leyes y se ejerce el control político. La delegación de sus facultades en el Ejecutivo cancela esas funciones y distorsiona el sistema republicano.
Argentina vive un legítimo cambio de gobierno, la saludable alternancia en el poder de la democracia. El nuevo presidente, Javier Milei, fue elegido democráticamente por las mismas reglas constitucionales que establecen que puede echar mano a los decretos de necesidad y urgencia (DNU) que, como su nombre lo indica, están reservados para tiempos de emergencia.
Pero Argentina no vive una emergencia institucional, sino una crisis económica de raíz política. El Congreso de la Nación es la casa política de la democracia donde se elaboran las leyes y se ejerce el control político. La delegación de sus facultades en el Ejecutivo cancela esas funciones y distorsiona el sistema republicano. En la práctica, las Comisiones bicamerales constituidas para validar los DNU como también manda la constitución fueron distorsionadas por la imposición de la mayoría. No se trata de negar la crisis económica y sus urgencias sino aprovechar la nueva oportunidad del país para retomar la senda del respeto constitucional, dejado de lado en los tiempos en los que el Congreso fue manejado a control remoto desde el Ejecutivo y funcionó sin respetar el período de publicidad del proceso legislativo.
Como expresó en el libro "Florilegio del buen gobierno" Luigi Einaudi, ex presidente de Italia, "La verdadera garantía de la vida, de la libertad y de los bienes de los ciudadanos es ese intervalo de publicidad. Esta es la principal virtud de los parlamentos y no debemos destruirla…No por amor al congreso sino en salvaguarda de la gente común, trabajadora, de los productores que crean la riqueza del país, de quienes no intrigan pero quieren sólo que se les deje vivir, es necesario que se garantice un lapso de discusión pública”.
Ese período de publicidad, al que hace referencia Einaudi, debe darse principalmente en la discusión de los proyectos de ley en comisiones, donde además de los puntos de vista de cada uno de los legisladores, apoyados por sus respectivos asesores en la materia, se incluyen los de los sectores y organismos involucrados e individuos y entidades que pueden aportar sus valiosos conocimientos sobre el tema, más las opiniones, debates e informaciones ofrecidas en los medios de comunicación.
Es saludable que hoy se prioricen las cuestiones constitucionales e institucionales para que finalmente la política no postergue las soluciones.
Argentina vive un legítimo cambio de gobierno, la saludable alternancia en el poder de la democracia. El nuevo presidente, Javier Milei, fue elegido democráticamente por las mismas reglas constitucionales que establecen que puede echar mano a los decretos de necesidad y urgencia (DNU) que, como su nombre lo indica, están reservados para tiempos de emergencia.
Pero Argentina no vive una emergencia institucional, sino una crisis económica de raíz política. El Congreso de la Nación es la casa política de la democracia donde se elaboran las leyes y se ejerce el control político. La delegación de sus facultades en el Ejecutivo cancela esas funciones y distorsiona el sistema republicano. En la práctica, las Comisiones bicamerales constituidas para validar los DNU como también manda la constitución fueron distorsionadas por la imposición de la mayoría. No se trata de negar la crisis económica y sus urgencias sino aprovechar la nueva oportunidad del país para retomar la senda del respeto constitucional, dejado de lado en los tiempos en los que el Congreso fue manejado a control remoto desde el Ejecutivo y funcionó sin respetar el período de publicidad del proceso legislativo.
Como expresó en el libro "Florilegio del buen gobierno" Luigi Einaudi, ex presidente de Italia, "La verdadera garantía de la vida, de la libertad y de los bienes de los ciudadanos es ese intervalo de publicidad. Esta es la principal virtud de los parlamentos y no debemos destruirla…No por amor al congreso sino en salvaguarda de la gente común, trabajadora, de los productores que crean la riqueza del país, de quienes no intrigan pero quieren sólo que se les deje vivir, es necesario que se garantice un lapso de discusión pública”.
Ese período de publicidad, al que hace referencia Einaudi, debe darse principalmente en la discusión de los proyectos de ley en comisiones, donde además de los puntos de vista de cada uno de los legisladores, apoyados por sus respectivos asesores en la materia, se incluyen los de los sectores y organismos involucrados e individuos y entidades que pueden aportar sus valiosos conocimientos sobre el tema, más las opiniones, debates e informaciones ofrecidas en los medios de comunicación.
Es saludable que hoy se prioricen las cuestiones constitucionales e institucionales para que finalmente la política no postergue las soluciones.
Argentina vive un legítimo cambio de gobierno, la saludable alternancia en el poder de la democracia. El nuevo presidente, Javier Milei, fue elegido democráticamente por las mismas reglas constitucionales que establecen que puede echar mano a los decretos de necesidad y urgencia (DNU) que, como su nombre lo indica, están reservados para tiempos de emergencia.
Pero Argentina no vive una emergencia institucional, sino una crisis económica de raíz política. El Congreso de la Nación es la casa política de la democracia donde se elaboran las leyes y se ejerce el control político. La delegación de sus facultades en el Ejecutivo cancela esas funciones y distorsiona el sistema republicano. En la práctica, las Comisiones bicamerales constituidas para validar los DNU como también manda la constitución fueron distorsionadas por la imposición de la mayoría. No se trata de negar la crisis económica y sus urgencias sino aprovechar la nueva oportunidad del país para retomar la senda del respeto constitucional, dejado de lado en los tiempos en los que el Congreso fue manejado a control remoto desde el Ejecutivo y funcionó sin respetar el período de publicidad del proceso legislativo.
Como expresó en el libro "Florilegio del buen gobierno" Luigi Einaudi, ex presidente de Italia, "La verdadera garantía de la vida, de la libertad y de los bienes de los ciudadanos es ese intervalo de publicidad. Esta es la principal virtud de los parlamentos y no debemos destruirla…No por amor al congreso sino en salvaguarda de la gente común, trabajadora, de los productores que crean la riqueza del país, de quienes no intrigan pero quieren sólo que se les deje vivir, es necesario que se garantice un lapso de discusión pública”.
Ese período de publicidad, al que hace referencia Einaudi, debe darse principalmente en la discusión de los proyectos de ley en comisiones, donde además de los puntos de vista de cada uno de los legisladores, apoyados por sus respectivos asesores en la materia, se incluyen los de los sectores y organismos involucrados e individuos y entidades que pueden aportar sus valiosos conocimientos sobre el tema, más las opiniones, debates e informaciones ofrecidas en los medios de comunicación.
Es saludable que hoy se prioricen las cuestiones constitucionales e institucionales para que finalmente la política no postergue las soluciones.
Argentina vive un legítimo cambio de gobierno, la saludable alternancia en el poder de la democracia. El nuevo presidente, Javier Milei, fue elegido democráticamente por las mismas reglas constitucionales que establecen que puede echar mano a los decretos de necesidad y urgencia (DNU) que, como su nombre lo indica, están reservados para tiempos de emergencia.
Pero Argentina no vive una emergencia institucional, sino una crisis económica de raíz política. El Congreso de la Nación es la casa política de la democracia donde se elaboran las leyes y se ejerce el control político. La delegación de sus facultades en el Ejecutivo cancela esas funciones y distorsiona el sistema republicano. En la práctica, las Comisiones bicamerales constituidas para validar los DNU como también manda la constitución fueron distorsionadas por la imposición de la mayoría. No se trata de negar la crisis económica y sus urgencias sino aprovechar la nueva oportunidad del país para retomar la senda del respeto constitucional, dejado de lado en los tiempos en los que el Congreso fue manejado a control remoto desde el Ejecutivo y funcionó sin respetar el período de publicidad del proceso legislativo.
Como expresó en el libro "Florilegio del buen gobierno" Luigi Einaudi, ex presidente de Italia, "La verdadera garantía de la vida, de la libertad y de los bienes de los ciudadanos es ese intervalo de publicidad. Esta es la principal virtud de los parlamentos y no debemos destruirla…No por amor al congreso sino en salvaguarda de la gente común, trabajadora, de los productores que crean la riqueza del país, de quienes no intrigan pero quieren sólo que se les deje vivir, es necesario que se garantice un lapso de discusión pública”.
Ese período de publicidad, al que hace referencia Einaudi, debe darse principalmente en la discusión de los proyectos de ley en comisiones, donde además de los puntos de vista de cada uno de los legisladores, apoyados por sus respectivos asesores en la materia, se incluyen los de los sectores y organismos involucrados e individuos y entidades que pueden aportar sus valiosos conocimientos sobre el tema, más las opiniones, debates e informaciones ofrecidas en los medios de comunicación.
Es saludable que hoy se prioricen las cuestiones constitucionales e institucionales para que finalmente la política no postergue las soluciones.
Argentina vive un legítimo cambio de gobierno, la saludable alternancia en el poder de la democracia. El nuevo presidente, Javier Milei, fue elegido democráticamente por las mismas reglas constitucionales que establecen que puede echar mano a los decretos de necesidad y urgencia (DNU) que, como su nombre lo indica, están reservados para tiempos de emergencia.
Pero Argentina no vive una emergencia institucional, sino una crisis económica de raíz política. El Congreso de la Nación es la casa política de la democracia donde se elaboran las leyes y se ejerce el control político. La delegación de sus facultades en el Ejecutivo cancela esas funciones y distorsiona el sistema republicano. En la práctica, las Comisiones bicamerales constituidas para validar los DNU como también manda la constitución fueron distorsionadas por la imposición de la mayoría. No se trata de negar la crisis económica y sus urgencias sino aprovechar la nueva oportunidad del país para retomar la senda del respeto constitucional, dejado de lado en los tiempos en los que el Congreso fue manejado a control remoto desde el Ejecutivo y funcionó sin respetar el período de publicidad del proceso legislativo.
Como expresó en el libro "Florilegio del buen gobierno" Luigi Einaudi, ex presidente de Italia, "La verdadera garantía de la vida, de la libertad y de los bienes de los ciudadanos es ese intervalo de publicidad. Esta es la principal virtud de los parlamentos y no debemos destruirla…No por amor al congreso sino en salvaguarda de la gente común, trabajadora, de los productores que crean la riqueza del país, de quienes no intrigan pero quieren sólo que se les deje vivir, es necesario que se garantice un lapso de discusión pública”.
Ese período de publicidad, al que hace referencia Einaudi, debe darse principalmente en la discusión de los proyectos de ley en comisiones, donde además de los puntos de vista de cada uno de los legisladores, apoyados por sus respectivos asesores en la materia, se incluyen los de los sectores y organismos involucrados e individuos y entidades que pueden aportar sus valiosos conocimientos sobre el tema, más las opiniones, debates e informaciones ofrecidas en los medios de comunicación.
Es saludable que hoy se prioricen las cuestiones constitucionales e institucionales para que finalmente la política no postergue las soluciones.