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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos

El estado de la transformación en Nepal previo a las recientes protestas
Nepal fue clasificado como una autocracia de línea dura en el Bertelsmann Transformation Index 2006. Aunque logró ascender a la categoría de democracia altamente defectuosa en el BTI 2010, mantuvo esta calificación con una puntuación baja hasta la edición de 2022. Solamente en el BTI del 2014, este desempeño inconsistente resultó en un retroceso a una autocracia moderada. Aunque el BTI clasificó a Nepal como una democracia defectuosa en 2024, su dimensión política muestra debilidades persistentes en áreas clave.Por Diana Terán
Los recientes acontecimientos en Nepal despertaron la atención en la incertidumbre política y en las consecuencias de las protestas que atravesó el 9 de septiembre. Al respecto, aquí se busca ampliar esa visión al desempeño que ha tenido el país asiático en el Bertelsmann Transformation Index (BTI) a lo largo de casi dos décadas, y así lograr explicar las fuerzas profundas de la situación actual para entender cómo se llegó a ello, tomando en cuenta como statu quo el establecimiento de la democracia en Nepal en 2008, cuando se abolió la monarquía y se declaró al país una República Democrática Federal.
El BTI es un índice que ayuda a evaluar el estado de democracia, la economía de mercado y la calidad de gobernanza de Nepal, reflejando las transformaciones que ha tenido en dichas dimensiones. Su análisis puede explicar problemas estructurales que influyeron e influyen en la actualidad del país.
El pasado 9 de septiembre el primer ministro de Nepal, KP Sharma Oli, dimitió después de 4 mandatos y su oficina informó que había renunciado para dar paso a una solución constitucional a las masivas protestas lideradas por jóvenes, sobre las extendidas acusaciones de corrupción y desencadenadas por la prohibición de las redes sociales. El país ha nombrado a la exjefa de la Corte Suprema, Sushila Karki, como primera ministra interina desde el 12 de septiembre, quien era la primera posibilidad entre los expertos a ser elegida para dicho cargo de transición. Después de movimientos similares liderados por jóvenes en Sri Lanka, en 2022, y Bangladesh, en 2024, que también llevaron al derrocamiento de gobiernos, la situación en Nepal se une a estos países de la región y se vuelve foco de atención para el mundo y sus países vecinos.
En el siguiente gráfico se puede apreciar el desempeño que ha tenido Nepal en cada dimensión que evalúa el BTI a través de los años, teniendo en cuenta que cada edición analiza los dos años anteriores a su publicación a través del Índice de Estado (Transformación Política y Transformación Económica) y el Índice de Gobernanza. En cada dimensión analizada se evalúa una serie de indicadores y criterios con una puntuación del 1 al 10, donde 10 representa el mejor desempeño y 1 el peor. Se puede apreciar que desde el 2006 hacia el 2024 no ha habido grandes fluctuaciones y se ha mantenido cierta tendencia en el medio. Sin embargo, es menester destacar que para el 2006 la puntuación en la transformación política era de 3.7 y para el 2024 -en lo que parecían pasos positivos- era de 6.35.

El camino democrático de la nueva República
La transformación política evalúa el grado de consolidación de la democracia, midiendo en general la calidad de las instituciones, el estado de derecho y la participación política. En el gráfico se aprecia cómo la dimensión democrática era más fuerte en comparación con la transformación económica y la gobernanza. Nepal fue clasificado como una autocracia de línea dura en el BTI 2006. Aunque logró ascender a la categoría de democracia altamente defectuosa en el BTI 2010, mantuvo esta calificación con una puntuación baja (menos de 6/10), hasta la edición de 2022. Solamente en el BTI del 2014, este desempeño inconsistente resultó en un retroceso a autocracia moderada.
Aunque el BTI clasifica a Nepal como una democracia defectuosa en 2024, su dimensión política muestra debilidades persistentes en áreas clave. Los indicadores de administración básica (5), persecución del abuso de poder (4), sistema de partidos (5) y grupos de interés (5) son constantemente bajos. Estas bajas puntuaciones reflejan las fallas históricas de un proceso constitucional excesivamente largo, debido a que, a pesar de convertirse en una República en 2008, el disenso entre los partidos generó gran incertidumbre. El descontento se manifestó a través de protestas que incluso continuaron tras la promulgación de la Constitución en 2015, debido a las lagunas legales que crearon desconfianza en la población.
De acuerdo a lo informado por el BTI, “la nueva constitución incluyó disposiciones controvertidas sobre la desigualdad de ciudadanía que discrimina por motivos de género, la prohibición de la conversión religiosa y un debilitamiento del poder judicial, aunado a ello, para enero del 2016, la nueva constitución ya había sido enmendada una vez, y en noviembre del mismo año ya se había registrado una segunda enmienda.” La falta de consenso en esta nueva República frenó significativamente el desarrollo de Nepal, convirtiendo la reducción de la pobreza en un importante desafío.
Posteriormente en el 2018, KP Sharma Oli en su segundo mandato fue acusado de intentar monopolizar el poder, debilitar las instituciones constitucionales y utilizar el sistema judicial y el Poder Ejecutivo en su propio beneficio, acusaciones que tomaron más fuerza en 2020, cuando anunció la disolución del Parlamento generando una crisis que fue resuelta con su restauración por la Corte Suprema de manera inmediata. Durante la pandemia, la manera en la que el gobierno gestionó la crisis y el suministro de vacunas generó más descontento en los nepalíes con la administración. Las elecciones de 2022, a pesar de haber sido celebradas de manera libre y justa, reflejaron esta frustración popular con los partidos tradicionales. Esto demuestra que las recientes manifestaciones al igual que las de aquel momento son el producto de casi dos décadas con una realidad política caracterizada por la lucha por el poder y una política de bloqueo que se mantuvo desde el 2008 hasta el 2015 con mayor vehemencia, aunque aún persiste.
Las disputas entre los principales partidos generan volatilidad política, gobiernos de coalición frágiles y de corta duración que no llegan siempre a culminar su mandato. En consecuencia, Nepal ha atravesado más de 12 cambios de gobierno entre 2008 y 2025. En suma, la nueva ley de justicia transicional del 2024 ha sido criticada por la falta de rendición de cuentas para las violaciones de derechos humanos. Amnistía Internacional describe la ley como un avance deficiente y afirma que algunas de sus disposiciones parecen diseñadas para proteger del enjuiciamiento a los responsables de crímenes de guerra. Asimismo, durante el 2024 la libertad de expresión se vio perjudicada: ese año la organización Freedom Forum registró 57 incidentes de amenazas, detenciones y malos tratos por parte de autoridades locales y miembros de partidos políticos contra periodistas, activistas y personas que expresaban opiniones críticas en Internet. Estas tendencias sitúan en una mala posición a Nepal para la siguiente edición del BTI que evalúe la transformación política y los eventos del 2024.
Un desempeño limitado en medio de la desigualdad
Ahora, aunque pareciera pasar a un segundo plano en la situación actual, la transformación económica de Nepal, categorizada por el BTI como muy limitada, sigue siendo un problema que debe atacarse. El desempeño de Nepal en esta dimensión fue más bajo entre las ediciones del 2010 y 2018, recordando que cada edición del BTI nos habla del pasado, los números se pueden entender.
El terremoto del 2015 causó no solo la pérdida de vidas (9.000 aproximadamente) sino también costos significativos de reconstrucción. Alrededor de 6.700 millones de dólares se estimaron necesarios para la recuperación del país, lo que representaba un tercio de su economía. Asimismo, aproximadamente un millón de personas cayó por debajo de la línea de pobreza por el terremoto. Sin embargo, aparte de este evento aislado, los bajos puntajes de Nepal en la transformación económica se deben a factores como un PIB per cápita bajo, altos niveles de pobreza y desigualdad y un pobre desempeño en servicios sociales básicos y seguridad.
A pesar de que se ha ido recuperando y diversificando su economía, la diferencia en puntuaciones es poco notoria y nunca ha logrado salir de la calificación de economía muy limitada (<5 a 3). Aún hay aspectos clave que necesitan mejorarse por lo que se aprecia una baja tendencia hasta la última edición. Por ejemplo, según los datos más recientes de la Oficina Nacional de Estadísticas de Nepal (NSO), el 20,27% de la población vivía por debajo del umbral de pobreza para el 2023. Además, Nepal se ha convertido en uno de los principales países de Asia con tasas de desempleo más altas, lo que ha llevado a que 2.6 millones de migrantes nepalíes formen la diáspora nepalí para el 2024. La emigración se mantiene en aumento especialmente en la población joven, debido en gran parte a que entre 2022–2023, el desempleo juvenil (de 15 a 24 años) alcanzó un 22,7%. Por consiguiente, también las remesas enviadas a Nepal aumentaron, de un 25% del PIB en 2013 a un 33,1% en 2024, posicionando al país como uno de los principales receptores de remesas. Si bien las remesas han ayudado a reducir la tasa de pobreza en un 5,3%, también han contribuido a aumentar la desigualdad de ingresos cuando se trata del grupo que no recibe remesas.
Para reflejar esta desigualdad se utiliza el coeficiente de Gini, una medida de desigualdad, donde un valor de 0 indica una igualdad perfecta y un valor de 1 (o 100) representa una desigualdad perfecta. El aumento del coeficiente de Gini en Nepal, pasando de 0.49 en 2010/11 a 0.58 en 2019, sugiere un empeoramiento de la distribución de los ingresos en el país durante ese período. De la misma forma, los gastos de reestructuración necesarios para cubrir las consecuencias de las recientes protestas significarán un duro golpe para la economía del país ya empobrecida y para el inicio del nuevo gobierno.
La transformación de Nepal en manos equivocadas
El índice de gobernanza desde el BTI 2012 y hasta la actualidad se ha visto representado como la dimensión con un desempeño más bajo en Nepal, tal como se aprecia en el gráfico. De esta manera, se explican las protestas que tuvieron lugar el pasado 9 de septiembre desde la perspectiva de este índice en específico.
Después de la guerra civil en el 2006 se da la transición política y se sientan las bases del cambio en el país. Sin embargo, hay que tener en cuenta el “Nivel de Dificultad” con el que el país comenzó y se ha mantenido hasta hoy, calificado como sustancial desde el BTI 2008 hasta el BTI 2024, y de masivo antes de la transición política. El nivel de dificultad es un factor del BTI que mide las limitaciones estructurales que enfrenta un país en su proceso de transformación hacia una democracia y una economía de mercado. Nepal enfrentó y enfrenta condiciones estructurales muy difíciles para llevar a cabo su transformación y para alcanzar los objetivos de buena gobernanza.
El BTI enlista entre las condiciones sumamente desfavorables para la transformación económica y política un bajo nivel de desarrollo económico y social; una población con un nivel educativo relativamente bajo, aunque en mejora; las desventajas geográficas de ser un estado sin litoral y sin muchos recursos; y un aparato estatal en proceso de consolidación, aunque aún bastante débil.
Las recientes protestas han dejado en claro cuál es el motivo de su descontento, "un rechazo total a la clase política actual de Nepal por décadas de mala gobernanza y explotación de los recursos del Estado", afirmó Ashish Pradhan, asesor principal del International Crisis Group. A su vez, Pandey, una activista ambiental de 24 años, recalcó que “los recursos de Nepal deberían pertenecer al pueblo” y no a las "empresas privadas limitadas de los políticos", haciendo un llamado a sus compañeros para que "marcharan contra la corrupción y el uso indebido de la riqueza de nuestra nación".
Los periódicos y organizaciones de la sociedad civil informaban constantemente que los líderes comunistas estaban explotando los recursos estatales para consolidar su poder en lugar de abordar los problemas de los ciudadanos, problema internalizado en los miembros de los partidos políticos desde el 2008. Cuando se analiza el índice de gobernanza del BTI se aprecia que el criterio de uso de recursos ha mantenido un pobre desempeño a lo largo de los años.
El nepotismo, o el favoritismo hacia familiares y amigos, es otro problema que afecta la meritocracia y la transparencia en la gobernanza, problema que han señalado los jóvenes manifestantes llamados a sí mismos como Gen Z. De acuerdo al índice de percepción de la corrupción (IPC), que mide los niveles de corrupción percibidos en el sector público, el 84% de la población nepalí cree que la corrupción gubernamental es un gran problema, y para el 2024 Nepal se situó en el puesto 107 de 180 países con mayor índice de corrupción.
La calidad de la gobernanza en Nepal de acuerdo al BTI ha oscilado entre débil y moderada a lo largo de los años evaluados, con su puntuación más baja en la edición del 2018 (3.74), con mayores problemas en criterios como el uso de recursos (4) y la capacidad de dirección (4.3). Esta última se ve socavada debido a los gobiernos de coalición inestables, que mantienen un foco político en lugar de políticas a largo plazo, y las políticas eficientes en teoría que se logran crear tienen un impacto mínimo por una implementación ineficiente que a su vez ha hecho mal uso de los recursos económicos y humanos. Por ejemplo, la ayuda recibida para la reconstrucción después del terremoto condujo a retrasos y desperdicios debido a la falta de supervisión de los fondos. La baja capacidad de dirección se siguió presentando como el principal problema del país en este índice, con falta de herramientas estratégicas que limitan a los líderes y los recientes eventos de Nepal parecen ser parte del mismo ciclo de inestabilidad que caracteriza al país desde el 2008.
No se puede negar el cambio que tuvo Nepal con respecto a los años anteriores, que parecía estar dando los pasos correctos, aunque pequeños en algunos criterios hacia consolidarse como una democracia, aunque aún definida por el BTI como una deficiente. Sin embargo, los recientes acontecimientos reflejan las consecuencias de esos puntos débiles que el país presentaba desde el 2006 y la raíz de la motivación de las manifestaciones llevadas a cabo por la población joven que se ha visto afectada por dos décadas. Se puede afirmar así, que la prohibición de las redes sociales que fue percibida como un intento de violación a la libertad de expresión, fue solo el factor desencadenante de una causa más trascendental.
Diana TeránPasante internacional de CADALEstudió Relaciones Internacionales en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y realizó una pasantía en El Nacional. Es pasante internacional de CADAL.
Los recientes acontecimientos en Nepal despertaron la atención en la incertidumbre política y en las consecuencias de las protestas que atravesó el 9 de septiembre. Al respecto, aquí se busca ampliar esa visión al desempeño que ha tenido el país asiático en el Bertelsmann Transformation Index (BTI) a lo largo de casi dos décadas, y así lograr explicar las fuerzas profundas de la situación actual para entender cómo se llegó a ello, tomando en cuenta como statu quo el establecimiento de la democracia en Nepal en 2008, cuando se abolió la monarquía y se declaró al país una República Democrática Federal.
El BTI es un índice que ayuda a evaluar el estado de democracia, la economía de mercado y la calidad de gobernanza de Nepal, reflejando las transformaciones que ha tenido en dichas dimensiones. Su análisis puede explicar problemas estructurales que influyeron e influyen en la actualidad del país.
El pasado 9 de septiembre el primer ministro de Nepal, KP Sharma Oli, dimitió después de 4 mandatos y su oficina informó que había renunciado para dar paso a una solución constitucional a las masivas protestas lideradas por jóvenes, sobre las extendidas acusaciones de corrupción y desencadenadas por la prohibición de las redes sociales. El país ha nombrado a la exjefa de la Corte Suprema, Sushila Karki, como primera ministra interina desde el 12 de septiembre, quien era la primera posibilidad entre los expertos a ser elegida para dicho cargo de transición. Después de movimientos similares liderados por jóvenes en Sri Lanka, en 2022, y Bangladesh, en 2024, que también llevaron al derrocamiento de gobiernos, la situación en Nepal se une a estos países de la región y se vuelve foco de atención para el mundo y sus países vecinos.
En el siguiente gráfico se puede apreciar el desempeño que ha tenido Nepal en cada dimensión que evalúa el BTI a través de los años, teniendo en cuenta que cada edición analiza los dos años anteriores a su publicación a través del Índice de Estado (Transformación Política y Transformación Económica) y el Índice de Gobernanza. En cada dimensión analizada se evalúa una serie de indicadores y criterios con una puntuación del 1 al 10, donde 10 representa el mejor desempeño y 1 el peor. Se puede apreciar que desde el 2006 hacia el 2024 no ha habido grandes fluctuaciones y se ha mantenido cierta tendencia en el medio. Sin embargo, es menester destacar que para el 2006 la puntuación en la transformación política era de 3.7 y para el 2024 -en lo que parecían pasos positivos- era de 6.35.
El camino democrático de la nueva República
La transformación política evalúa el grado de consolidación de la democracia, midiendo en general la calidad de las instituciones, el estado de derecho y la participación política. En el gráfico se aprecia cómo la dimensión democrática era más fuerte en comparación con la transformación económica y la gobernanza. Nepal fue clasificado como una autocracia de línea dura en el BTI 2006. Aunque logró ascender a la categoría de democracia altamente defectuosa en el BTI 2010, mantuvo esta calificación con una puntuación baja (menos de 6/10), hasta la edición de 2022. Solamente en el BTI del 2014, este desempeño inconsistente resultó en un retroceso a autocracia moderada.
Aunque el BTI clasifica a Nepal como una democracia defectuosa en 2024, su dimensión política muestra debilidades persistentes en áreas clave. Los indicadores de administración básica (5), persecución del abuso de poder (4), sistema de partidos (5) y grupos de interés (5) son constantemente bajos. Estas bajas puntuaciones reflejan las fallas históricas de un proceso constitucional excesivamente largo, debido a que, a pesar de convertirse en una República en 2008, el disenso entre los partidos generó gran incertidumbre. El descontento se manifestó a través de protestas que incluso continuaron tras la promulgación de la Constitución en 2015, debido a las lagunas legales que crearon desconfianza en la población.
De acuerdo a lo informado por el BTI, “la nueva constitución incluyó disposiciones controvertidas sobre la desigualdad de ciudadanía que discrimina por motivos de género, la prohibición de la conversión religiosa y un debilitamiento del poder judicial, aunado a ello, para enero del 2016, la nueva constitución ya había sido enmendada una vez, y en noviembre del mismo año ya se había registrado una segunda enmienda.” La falta de consenso en esta nueva República frenó significativamente el desarrollo de Nepal, convirtiendo la reducción de la pobreza en un importante desafío.
Posteriormente en el 2018, KP Sharma Oli en su segundo mandato fue acusado de intentar monopolizar el poder, debilitar las instituciones constitucionales y utilizar el sistema judicial y el Poder Ejecutivo en su propio beneficio, acusaciones que tomaron más fuerza en 2020, cuando anunció la disolución del Parlamento generando una crisis que fue resuelta con su restauración por la Corte Suprema de manera inmediata. Durante la pandemia, la manera en la que el gobierno gestionó la crisis y el suministro de vacunas generó más descontento en los nepalíes con la administración. Las elecciones de 2022, a pesar de haber sido celebradas de manera libre y justa, reflejaron esta frustración popular con los partidos tradicionales. Esto demuestra que las recientes manifestaciones al igual que las de aquel momento son el producto de casi dos décadas con una realidad política caracterizada por la lucha por el poder y una política de bloqueo que se mantuvo desde el 2008 hasta el 2015 con mayor vehemencia, aunque aún persiste.
Las disputas entre los principales partidos generan volatilidad política, gobiernos de coalición frágiles y de corta duración que no llegan siempre a culminar su mandato. En consecuencia, Nepal ha atravesado más de 12 cambios de gobierno entre 2008 y 2025. En suma, la nueva ley de justicia transicional del 2024 ha sido criticada por la falta de rendición de cuentas para las violaciones de derechos humanos. Amnistía Internacional describe la ley como un avance deficiente y afirma que algunas de sus disposiciones parecen diseñadas para proteger del enjuiciamiento a los responsables de crímenes de guerra. Asimismo, durante el 2024 la libertad de expresión se vio perjudicada: ese año la organización Freedom Forum registró 57 incidentes de amenazas, detenciones y malos tratos por parte de autoridades locales y miembros de partidos políticos contra periodistas, activistas y personas que expresaban opiniones críticas en Internet. Estas tendencias sitúan en una mala posición a Nepal para la siguiente edición del BTI que evalúe la transformación política y los eventos del 2024.
Un desempeño limitado en medio de la desigualdad
Ahora, aunque pareciera pasar a un segundo plano en la situación actual, la transformación económica de Nepal, categorizada por el BTI como muy limitada, sigue siendo un problema que debe atacarse. El desempeño de Nepal en esta dimensión fue más bajo entre las ediciones del 2010 y 2018, recordando que cada edición del BTI nos habla del pasado, los números se pueden entender.
El terremoto del 2015 causó no solo la pérdida de vidas (9.000 aproximadamente) sino también costos significativos de reconstrucción. Alrededor de 6.700 millones de dólares se estimaron necesarios para la recuperación del país, lo que representaba un tercio de su economía. Asimismo, aproximadamente un millón de personas cayó por debajo de la línea de pobreza por el terremoto. Sin embargo, aparte de este evento aislado, los bajos puntajes de Nepal en la transformación económica se deben a factores como un PIB per cápita bajo, altos niveles de pobreza y desigualdad y un pobre desempeño en servicios sociales básicos y seguridad.
A pesar de que se ha ido recuperando y diversificando su economía, la diferencia en puntuaciones es poco notoria y nunca ha logrado salir de la calificación de economía muy limitada (<5 a 3). Aún hay aspectos clave que necesitan mejorarse por lo que se aprecia una baja tendencia hasta la última edición. Por ejemplo, según los datos más recientes de la Oficina Nacional de Estadísticas de Nepal (NSO), el 20,27% de la población vivía por debajo del umbral de pobreza para el 2023. Además, Nepal se ha convertido en uno de los principales países de Asia con tasas de desempleo más altas, lo que ha llevado a que 2.6 millones de migrantes nepalíes formen la diáspora nepalí para el 2024. La emigración se mantiene en aumento especialmente en la población joven, debido en gran parte a que entre 2022–2023, el desempleo juvenil (de 15 a 24 años) alcanzó un 22,7%. Por consiguiente, también las remesas enviadas a Nepal aumentaron, de un 25% del PIB en 2013 a un 33,1% en 2024, posicionando al país como uno de los principales receptores de remesas. Si bien las remesas han ayudado a reducir la tasa de pobreza en un 5,3%, también han contribuido a aumentar la desigualdad de ingresos cuando se trata del grupo que no recibe remesas.
Para reflejar esta desigualdad se utiliza el coeficiente de Gini, una medida de desigualdad, donde un valor de 0 indica una igualdad perfecta y un valor de 1 (o 100) representa una desigualdad perfecta. El aumento del coeficiente de Gini en Nepal, pasando de 0.49 en 2010/11 a 0.58 en 2019, sugiere un empeoramiento de la distribución de los ingresos en el país durante ese período. De la misma forma, los gastos de reestructuración necesarios para cubrir las consecuencias de las recientes protestas significarán un duro golpe para la economía del país ya empobrecida y para el inicio del nuevo gobierno.
La transformación de Nepal en manos equivocadas
El índice de gobernanza desde el BTI 2012 y hasta la actualidad se ha visto representado como la dimensión con un desempeño más bajo en Nepal, tal como se aprecia en el gráfico. De esta manera, se explican las protestas que tuvieron lugar el pasado 9 de septiembre desde la perspectiva de este índice en específico.
Después de la guerra civil en el 2006 se da la transición política y se sientan las bases del cambio en el país. Sin embargo, hay que tener en cuenta el “Nivel de Dificultad” con el que el país comenzó y se ha mantenido hasta hoy, calificado como sustancial desde el BTI 2008 hasta el BTI 2024, y de masivo antes de la transición política. El nivel de dificultad es un factor del BTI que mide las limitaciones estructurales que enfrenta un país en su proceso de transformación hacia una democracia y una economía de mercado. Nepal enfrentó y enfrenta condiciones estructurales muy difíciles para llevar a cabo su transformación y para alcanzar los objetivos de buena gobernanza.
El BTI enlista entre las condiciones sumamente desfavorables para la transformación económica y política un bajo nivel de desarrollo económico y social; una población con un nivel educativo relativamente bajo, aunque en mejora; las desventajas geográficas de ser un estado sin litoral y sin muchos recursos; y un aparato estatal en proceso de consolidación, aunque aún bastante débil.
Las recientes protestas han dejado en claro cuál es el motivo de su descontento, "un rechazo total a la clase política actual de Nepal por décadas de mala gobernanza y explotación de los recursos del Estado", afirmó Ashish Pradhan, asesor principal del International Crisis Group. A su vez, Pandey, una activista ambiental de 24 años, recalcó que “los recursos de Nepal deberían pertenecer al pueblo” y no a las "empresas privadas limitadas de los políticos", haciendo un llamado a sus compañeros para que "marcharan contra la corrupción y el uso indebido de la riqueza de nuestra nación".
Los periódicos y organizaciones de la sociedad civil informaban constantemente que los líderes comunistas estaban explotando los recursos estatales para consolidar su poder en lugar de abordar los problemas de los ciudadanos, problema internalizado en los miembros de los partidos políticos desde el 2008. Cuando se analiza el índice de gobernanza del BTI se aprecia que el criterio de uso de recursos ha mantenido un pobre desempeño a lo largo de los años.
El nepotismo, o el favoritismo hacia familiares y amigos, es otro problema que afecta la meritocracia y la transparencia en la gobernanza, problema que han señalado los jóvenes manifestantes llamados a sí mismos como Gen Z. De acuerdo al índice de percepción de la corrupción (IPC), que mide los niveles de corrupción percibidos en el sector público, el 84% de la población nepalí cree que la corrupción gubernamental es un gran problema, y para el 2024 Nepal se situó en el puesto 107 de 180 países con mayor índice de corrupción.
La calidad de la gobernanza en Nepal de acuerdo al BTI ha oscilado entre débil y moderada a lo largo de los años evaluados, con su puntuación más baja en la edición del 2018 (3.74), con mayores problemas en criterios como el uso de recursos (4) y la capacidad de dirección (4.3). Esta última se ve socavada debido a los gobiernos de coalición inestables, que mantienen un foco político en lugar de políticas a largo plazo, y las políticas eficientes en teoría que se logran crear tienen un impacto mínimo por una implementación ineficiente que a su vez ha hecho mal uso de los recursos económicos y humanos. Por ejemplo, la ayuda recibida para la reconstrucción después del terremoto condujo a retrasos y desperdicios debido a la falta de supervisión de los fondos. La baja capacidad de dirección se siguió presentando como el principal problema del país en este índice, con falta de herramientas estratégicas que limitan a los líderes y los recientes eventos de Nepal parecen ser parte del mismo ciclo de inestabilidad que caracteriza al país desde el 2008.
No se puede negar el cambio que tuvo Nepal con respecto a los años anteriores, que parecía estar dando los pasos correctos, aunque pequeños en algunos criterios hacia consolidarse como una democracia, aunque aún definida por el BTI como una deficiente. Sin embargo, los recientes acontecimientos reflejan las consecuencias de esos puntos débiles que el país presentaba desde el 2006 y la raíz de la motivación de las manifestaciones llevadas a cabo por la población joven que se ha visto afectada por dos décadas. Se puede afirmar así, que la prohibición de las redes sociales que fue percibida como un intento de violación a la libertad de expresión, fue solo el factor desencadenante de una causa más trascendental.
