Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

Entrevistas

Análisis Latino

04-05-2009

Roberto Cruz Cruz:

''La primera palabra que aprenden los niños en Cuba es 'Prohibido' y la primera frase 'eso NO se puede'''

Roberto Cruz Cruz es enfermero cubano que asistió en abril de 2007 a un congreso de salud en Buenos Aires invitado por la OMS y decidió pedir refugio político en la Argentina, el cual le fue concedido por el Comité de elegibilidad para los Refugiados (CEPARE). En esta entrevista, Cruz Cruz cuenta su historia personal, se refiere a la realidad cubana y menciona los contundentes fundamentos del CEPARE otorgándole el refugio político en la Argentina.
Por Gabriel C. Salvia

Roberto Cruz Cruz es enfermero cubano que asistió en abril de 2007 a un congreso de salud en Buenos Aires invitado por la OMS y decidió pedir refugio político en la Argentina, el cual le fue concedido por el Comité de elegibilidad para los Refugiados (CEPARE). En esta entrevista, Cruz Cruz cuenta su historia personal, se refiere a la realidad cubana y menciona los contundentes fundamentos del CEPARE otorgándole el refugio político en la Argentina. 

-Gabriel Salvia: ¿Cuándo decidió quedarse en la Argentina y cuáles fueron los motivos?

-Roberto Cruz Cruz: Es difícil responder escuetamente esta pregunta sin hacer alusión a algunas de las experiencias más fuertes que marcaron mi vida en Cuba. Mi decisión de “escapar” del Gobierno dictatorial cubano rondaba en mi mente desde que era un adolescente y se fue incrementando al pasar los años y perder toda esperanza de un cambio de sistema en mi patria. También perdí la mayoría de mis más grandes amigos que poco a poco emigraban de Cuba. El 15 de abril del 2007, antes de salir de mi añorado país, yo no le encontraba sentido a mi vida. Aún hallándome en Buenos Aires, los dos primeros días, no pensaba que mi vida pudiera cambiar si me quedaba. Pero cuando vi la calidez y la libertad del pueblo argentino mis ojos se abrieron y mi corazón albergó la esperanza de ser acogido en este hermoso país. Fue una decisión muy dura, difícil y apremiante la que tenía que tomar. Nací y fui criado en un hogar de padres y abuelos obreros. Mis padres fueron víctima de las promesas de Castro y se hicieron miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Cuba y del único partido político permitido allí desde el año 1959, el Comunista; entre otros engendros Estalinistas. A la edad de 14 años cursaba lo que en Cuba se llama Escuela Secundaria y como era de esperar me integré a las actividades políticas que, desde edades tempranas, el "comunismo" va inculcando en los niños desde los círculos infantiles y luego durante toda la educación primaria, secundaria, preuniversitaria y universitaria. Así, fui seleccionado para ocupar un cargo en la organización estudiantil de la escuela donde asistía. En ese nivel de estudio la Juventud Comunista hace la captación de adolescentes para integrar sus filas y profundizar su trabajo proselitista en los futuros ciudadanos. En una de las reuniones destinadas a estas selecciones la presidenta de la organización estudiantil, de 14 años también, se negó a integrarse a la juventud comunista ya que era cristiana y los mismos principios de la organización comunista lo prohibían. Como era la costumbre en estos casos ella fue relevada inmediatamente de su cargo, fuertemente recriminada y desde entonces marginada y vigilada por los docentes prohibiéndole hablar de Cristo con otros estudiantes. En Cuba estuvo prohibido tener creencia y prácticas religiosas desde el triunfo revolucionario de 1959 y por casi cuatro décadas. La persecución de los cristianos era ruda, se les privaba de muchos derechos y eran constantemente cuestionados, burlados, atacados y segregados. A mi me llamó poderosamente la atención la valentía con que ella enfrentó a todos por su fe y me las ingenié para acercarme e indagar sobre el asunto, y lo hice cuidadosamente ya que nadie podía saber que hablábamos. Fue entonces que me predicó la palabra del Señor y tuve mi encuentro personal con Jesús. Desde ese momento mi mente quedó libre del yugo dictatorial. Desde los 11 o 12 años los niños eran llevados durante 30 o 45 días a trabajar la agricultura de forma obligatoria (esa aberrante idea fue propuesta por Ernesto Guevara y hasta hoy se continúa con esa práctica que consiste en trabajos forzados, fundamentalmente agrícolas, lejos de la familia y viviendo en grandes naves, muy parecido a una prisión). Cualquier padre que se negara sería enjuiciado por el partido comunista y sancionado severamente y el niño sería víctima de acoso y reprimendas que quedarían plasmadas en su expediente académico marcándolo por el resto de su vida escolar. Recuerdo que mientras estábamos en esos campos de trabajo, en horas de la noche, nos escondíamos para alabar a Dios y hablar sobre Él. No podíamos leer la Biblia ya que podíamos ser descubiertos y estaba prohibido. En mi caso, practicar mi fe, me era mucho más difícil pues mis padres no eran cristianos y el "oasis", la Iglesia, estaba vigilada día y noche por soplones de la seguridad del estado. Yo le había pedido al Pastor que me permitiera entrar al templo por una puerta trasera y pasaba horas dentro de un cuarto orando y leyendo la Biblia. Cierto día le comenté a la hermana de mi padre que yo era cristiano y al otro día ya mi padre lo sabía y me reprimió fuertemente hasta me prohibió hablarle a mi hermanito (de dos años de edad). También me destrozó la Biblia, me quitó todas mis pertenencias, me quitó la llave de la casa y me obligó a cumplir un horario de salidas y entradas a mi casa. A los 15 años me internó en una escuela militar con la esperanza de reeducarme en los principios comunistas. Entre tanto yo formé dos grupos de discipulado cristiano dentro de la escuela militar y a escondidas, leíamos la Biblia y orábamos todos los días. Fui delatado, interrogado sobre mis vínculos con la Iglesia y me expulsaron deshonrosamente de esa escuela. Como mi padre tenía una importante posición militar utilizó su influencia en el centro de la Contrainteligencia para cortar mis vínculos con la Iglesia. Acosaron al Pastor y le decían que yo era informante de ellos y a mi me dijeron en varios interrogatorios que el Pastor era agente de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos) y que eso podía traer serias consecuencias para mi y para mi familia. Unos meses después el Pastor emigró a los Estados Unidos y para los líderes de esa Iglesia era mejor que yo no continuara visitándola. Yo continué solo, aferrado a mi Jesús. Leía la Biblia, oraba en secreto y visitaba a una hermana cristiana que no creyó en el estigma que me marcaba. Todo esto que les cuento ocurría mientras yo tenía solamente entre 14 y 18 años. Al no poder ingresar a la universidad para cumplir mi deseo de estudiar medicina, ingresé a un Politécnico de Salud donde estudié enfermería. Ahí tuve la oportunidad de llevarles la palabra del Señor a pacientes en estado terminal y les acompañaba hasta que expiraban entregados al Señor. Casi al concluir mi carrera de enfermería, me encontraba haciendo mis prácticas pre-profesionales en el Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” y recibí a una paciente, que se encontraba cumpliendo una misión militar del gobierno en el África, con el diagnóstico de estar infectada con el virus HIV. Ella estaba muy angustiada y desesperada. Como era de esperar le hablé de Cristo (se trataba de una joven que ya había conocido al Señor y se reconcilió con Él en mi compañía). Cierto día me citaron a la Dirección del Hospital donde me esperaban militantes del partido comunista y un agente de la seguridad del estado para advertirme de que dejara de hablar de Cristo o me expulsarían de mi carrera ya que alguien me había visto leyendo la Biblia con esa paciente y me había delatado ante las autoridades del Instituto. Yo me mantuve firme, aquello ya me era muy familiar y no era la primera vez que enfrentaba este tipo de batalla. Días después, por presiones internacionales, el dictador Fidel Castro aprobaba la creencia religiosa en uno de sus característicos e hipócritas discursos de 1991. Este hecho y la intervención de un médico de esa Institución (no revelo el nombre del médico para proteger su integridad) hicieron que me pudiera graduar y continuara predicando a los necesitados. Siete años después, a raíz de la visita de Juan Pablo II, se permitía celebrar la navidad (las nuevas generaciones no sabían que era "navidad"). A pesar de estas “declaraciones” de Fidel Castro, los manejos restrictivos de los cristianos y las Iglesias continuaron, lo que mas solapados. Estos controles restrictivos se han efectuado, desde la creación del Partido Comunista, por un Departamento del Comité Central del mismo llamado: Oficina de Asuntos Religiosos y su brazo de acción, hasta el día de hoy, es el Departamento de Seguridad del Estado. Siempre consideraron que las Iglesias eran un peligro para la integridad del Estado dictatorial cubano. He sufrido al ser testigo de los turbios manejos entre las Iglesias miembros del Consejo de Iglesias de Cuba y la dictadura de Castro; enhebres que le hace fácil la vida a los líderes religiosos y según la dictadura, mantiene la "seguridad del estado". Si bien he vivido amargos momentos en mi vida, que no se cubren en estas líneas, también Dios me ha prosperado en mi desempeño profesional y donde quiera que trabajé me daba gracia hasta ocupar altos cargos dentro del sistema de salud y dándome la oportunidad de trabajar en lugares donde les podía mejorar la calidad de vida a los pacientes. En este caso me refiero al programa de vih/sida del Ministerio de Salud donde fui funcionario. Para comprender la magnitud de lo que Dios permitió que yo hiciera es necesario que me refiera a lo que significaba ser diagnosticado con vih bajo la dictadura de Fidel Castro. Desde 1986, cuando se diagnosticó el primer caso de vih en Cuba se tomaron medidas extremas con las personas que resultaban diagnosticadas como seropositivas al vih. Se dictaron leyes y se crearon "sanatorios" (campos de concentración para mantener restringidos a los pacientes). A estas personas se les mantenía en régimen de reclusión perpetua y solo podían visitar a sus familiares por algunas horas acompañados por dos o más militares y bajo estrictas medidas de seguridad. En 1993 se estableció, a pesar de cierta resistencia del gobierno el llamado "Sistema de Atención Ambulatoria" que permitía la reinserción social de las personas viviendo con vih/sida, bajo ciertas y determinadas condiciones siendo esta condición revocable por decisión de cualquier funcionario de salud. Aún así, la nueva resolución establecía la obligatoriedad de la internación en sanatorios a todos los recién diagnosticados. Eran sometidos a todo tipo de "estudios" sociales, médicos, psicológicos y sometidos a un tribunal que determinaba si regresaban a sus casas o se mantenían bajo internación sanatorial. La persona diagnosticada era sacada de su entorno social, familiar y laboral arbitrariamente, violando sus derechos y sin posibilidad de defenderse so pena de ser encarcelado. Al comenzar a trabajar en este programa me di a la tarea de ayudar a poner fin a esta cruel metodología y gracias a Dios, sensibilizado mi jefe, se me permitió desarrollar una nueva modalidad de atención ambulatoria de los recién diagnosticados que solamente estaba destinada a personas del gobierno o favorecidos por ellos. Enfrentando una gran resistencia impulsé mi propuesta y fue presentada con éxito ante el Ministro de Salud quien la aprobó. Los resultados de esta estrategia de intervención los presenté ante los organizadores del IV Foro Latinoamericano en vih/sida y a propuesta del comité organizador de ese evento, la OMS cubrió los gastos para invitarme a presentar mi trabajo en el mencionado evento que se realizó en Buenos Aires en abril del 2007. Ya estando en Argentina y darme cuenta de que estaba fuera del alcance del control, la vigilancia y la paranoia comunista decidí solicitar Refugio Político ante las autoridades Argentinas.

-Gabriel Salvia: ¿Cómo realizó el trámite de refugio?

-Roberto Cruz Cruz: Mientras estaba en el evento al que fui invitado conversé con nacionales argentinos que trabajaban en la organización del Foro y me sorprendió mucho que conocieran tan bien la verdadera cara de la situación en Cuba. Yo les pregunté, en caso de que decidiera quedarme, cómo podría tramitar mi legalización y me recomendaron que me dirigiera directamente al ACNUR o a la Secretaría del CEPaRe. Después de tomar la decisión de escapar, el 25 de abril del 2007 me acerqué al CEPaRe y solicité ser reconocido como refugiado.

-Gabriel Salvia: ¿Cuáles fueron los fundamentos por los cuales le lo otorgaron el refugio político?

-Roberto Cruz Cruz: Los excelentísimos miembros del CEPaRe corroboraron mis dichos y realizaron un exhaustivo estudio de la situación de Cuba concluyendo que cada cubano es víctima de la violación de sus derechos fundamentales. Y así lo muestran las consideraciones expuestas por ellos y que expongo a continuación:

-1ro. Que es de público conocimiento que los ciudadanos cubanos deben solicitar permiso de salida de su país, violándose el artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) inciso 2 y 4. De acuerdo con el Derecho Internacional, todos los cubanos tienen derecho de salir y volver a Cuba.

-2do. Que la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) establece en su artículo 13, inciso 2 el principio de que “toda persona tiene derecho de salir de cualquier país, incluso el propio, y regresar a su país”.

-3ro. Que es menester remarcar que de acuerdo a la información del país de origen (de fuentes confiables), la sanción por desertar en medio de una misión oficial, o se niegue a regresar cuando se lo requieran, de acuerdo al Código Penal cubano está tipificado con una pena que puede ir desde los 3 a los 8 años de prisión sin perjuicio de las penas accesorias que el tribunal cubano interviniente se encuentra facultado a dictaminar, como ser la inhabilitación de su profesión, privado por tanto el ejercicio de su profesión, y correlativamente, restringiendo su derecho a ganarse la vida.

-4to. Que el hecho por el cual el peticionante podría ser juzgado a su regreso está tipificado como una violación a los deberes inherentes a la función pública, en el marco de los delitos contra la Administración y la Jurisdicción del Código Penal Cubano (Título II, Capítulo I, Sección Quinta). Es decir, se trata de una ley de aplicación general para las personas que detenten la calidad de “funcionarios públicos”, que los sujeta al enjuiciamiento penal por la comisión de dicha conducta.

-5to. Que dicho de otro modo, la ley penal cubana castiga penalmente una conducta que las leyes comparadas omiten, y, como pena, prevé una sanción más grave –pena privativa de la libertad- en comparación a las impuestas por aquellas legislaciones para delito de mayor gravedad -multa e inhabilitación-. Cabe concluir que, lo que a primera vista se confunde con la aplicación de un castigo excesivo (pena de hasta 8 años), se trata de una ley que no responde a los estándares de derechos humanos.

-6to. Que cuando se examina la Constitución de la República de Cuba, se advierte que por encima de todos los derechos y las garantías que formalmente pueda reconocer, se encuentran los intereses del estado socialista, que son definidos por el propio gobierno. En tal sentido, dispone el artículo 62: “Ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines del Estado Socialista, ni contra la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo. La infracción de este principio es punible”. En su libro, Los derechos fundamentales y el orden jurídico e institucional de Cuba , Ricardo Manuel Rojas señala que: “Hay que tener en cuenta estos principios cada vez que la Constitución remite a lo que indique una ley especial. No se trata de una ley objetiva, general e imparcial, sino una ley teñida de una ideología parcial, difusa, que en última instancia dependerá de la voluntad de quien tiene el poder para decidir que considera que es lo mejor para el [pueblo]. En este contexto, la ley no es más que un instrumento para alcanzar los fines del Estado, cuyos intereses son supremos a los derechos fundamentales de los hombres (…) para lo que se requiere necesariamente del ejercicio del poder físico (…)”.

-7mo. Que el enjuiciamiento penal que afrontaría el peticionante (de refugio) es, en si mismo, desusado en función de la gravedad del hecho que se le imputa; el cual, es sancionado en el resto de las legislaciones estudiadas con penas administrativas, como ser la pérdida del empleo/cargo. Al no encontrar el fundamento de la reprochabilidad penal en la gravedad del hecho y el bien jurídico lesionado, es menester tomar en cuenta la información objetiva del país de origen a los fines de concluir si su fundamento radica en la represión a una “disidencia política imputada”. En este sentido es importante tomar en cuenta objetiva que da cuenta acabadamente de factores tales como: el monopolio estatal del mercado laboral, la concepción del trabajo como un “deber”, su finalidad, y las restricciones legales impuestas a los especialistas (por ejemplo médicos) para lograr su retención en la Isla.

-8vo. Que de dicha información y del exceso de pena prevista en el caso de condena, podría esgrimirse que el fundamento de esta ley es la persecución por uno de los motivos expuestos en la Convención de 1951, esto es, por motivos de opinión política. Lo cual, es consistente con el artículo 1ro del Código Penal Cubano cuando dispone entre sus objetivos: “contribuir a formar en todos los ciudadanos la conciencia del respeto a la legalidad socialista, del cumplimiento de los deberes y de la correcta observancia de las normas de convivencia socialista”

-Gabriel Salvia: ¿Cuáles son las expectativas que encuentra en la Argentina?

-Roberto Cruz Cruz: Como ya señalé anteriormente nunca pensé en venir a la República Argentina y aunque mi mente analizaba la posibilidad (como un piloto automático) no había considerado quedarme. Pero cada argentino y argentina con la cual me comunicaba me brindaron su apoyo e incidieron en mi toma de decisión. Recuerdo con mucho cariño a una pareja de argentinos que viajaban en el vuelo que me trajo a Buenos Aires a quienes les conté mi situación y ya conocían muy bien el escenario cubano, pues habían visitado mi país. Ellos me alentaron y me regalaron un poco de dinero para que me sostuviera mientras iniciara mis trámites, “por si acaso”. Este hecho me habló muy bien del bondadoso corazón del pueblo argentino. Solamente el hecho de poder expresarme libremente sin correr el riesgo de ser enjuiciado y encarcelado durante décadas por pensar diferente, el poder aportar mi granito de arena en poner al descubierto a la dictadura cubana, el tener la oportunidad de ser tratado como un ser humano al que se le respetan sus derechos y la posibilidad de desarrollarme profesionalmente son los pilares que sustentan las expectativas que encuentro en Argentina.

-Gabriel Salvia: ¿Cuál sería tu mensaje a los argentinos por la situación en Cuba y tus deseos para tu país?

-Roberto Cruz Cruz: Es importante que yo exprese que la mayoría de los argentinos con los que he hablado se han solidarizado con mi situación, que es la misma que sufren otros cientos de miles de cubanos en el exilio y los millones que aún viven presos en mi sufrida tierra. Agradezco al pueblo argentino por brindarme el respeto y protección a mis derechos como ser humano. También agradezco a todos aquellos que me han brindado su apoyo en esta hermosa tierra, aunque se que aún existen los que piensan que la “Perla de las Antillas” es un paraíso celestial. En parte, no se equivocan, Cuba es una hermosa tierra con un pueblo de gran corazón. Que en su oscura cara, la cual no es posible mostrar por los muros dictatoriales levantados por Fidel Castro y sus herederos, les ruega a los turistas uno o dos dólares para comprar algo para comer, bañarse o lavar. Que tras esos muros pintados de luz, en la oscuridad del sistema penitenciario cubano, cumplen largas e injustas penas muchos cubanos por el único motivo de desear el bienestar de nuestro pueblo al atreverse a defender pacíficamente los derechos humanos que son diariamente pisoteados por el gobierno castrista. Que el “Bloqueo Yanqui”, tan cacareado por el dictador Fidel, ha sido una justificación para mantenerse por la fuerza y la coacción en el poder. Ese bloqueo, embargo, o como le quieran llamar, ha sido un negocio para dos partes: por un lado se enriquecen algunos pseudos-patriotas cubanos y los no cubanos en los Estados Unidos con el mantenimiento de esa política y por el otro se enfervoriza Fidel y sus herederos. Definitivamente es un negocio económico y político. Por otro lado el bloqueo económico comercial de Estados Unidos contra Cuba nunca ha afectado las relaciones económicas y comerciales que Cuba ha mantenido desde 1959 con alrededor de 100 países de todo el mundo, incluyendo a la gran potencia China y, en su momento, a la Dictadura Argentina comandada por Videla. También hoy en día Cuba comercia libremente con agricultores de los Estados Unidos. La realidad es que la política económica de la mal llamada revolución es un rotundo fracaso ya que ha estado sustentada en las descabelladas ideas de Fidel Castro. Fidel Castro sabe muy bien que si el Gobierno de los Estados Unidos levanta el embargo se le acabará toda la sarta de mentiras, su reinado y herederos perecerán. Es por eso que Fidel no está ni estará conforme con la eliminación paulatina e irreversible de las limitaciones que durante tantos años han impuesto los Gobiernos de Estados Unidos a la dictadura cubana. Es la hora de no detenerse ni virar a atrás. El Gobierno de los Estados Unidos tiene que levantar el embargo, bloqueo, en fin las limitaciones y entonces “otro gallo cantará”. Al no tener enemigos Fidel y sus herederos no tendrán justificación alguna para continuar violando los derechos fundamentales de mi pueblo cubano. Hay que estar alertas y hacer oídos sordos a la verborrea del obsoleto y moribundo dictador cubano Fidel Castro y seguir adelante con el levantamiento de las restricciones. Ese será el principio del fin de la dictadura en Cuba. ¿Quiénes han sufrido por tantos años los horrores de las múltiples dictaduras que han azotado esta Isla en el transcurso de su historia? Pues han sido varias generaciones de cubanos de pueblo, gente humilde, humana y sencilla, llena de amor en sus corazones, que comparten sus pobrezas, que te abren las puertas de sus precarias viviendas y te hacen sentir y te brindan lo mejor. Un pueblo bueno, bondadoso, que no ha tenido, ni tiene contacto con el mundo exterior, que se acuestan en las cálidas noches pensando qué darán a sus hijos de comer en la mañana siguiente; un pueblo que no puede expresar sus sentimientos e ideas libremente sin el temor o terror, bien establecido y probado, de ser acusado y apresado por pensar o ser diferentes. Donde existen, bien definidas, tres clases sociales: la de los militares comunistas; la de los que tienen familias en el extranjero o se prostituyen y la de la mayoría de los que no tienen absolutamente nada, ni libertad ni esperanzas. Miles de cubanos y cubanas han muerto silenciados por el mar tratando de escapar en balsas precarias del gobierno de Castro, sus leyes y su Constitución; otros miles han escapado de equipos deportivos, conjuntos musicales y eventos de cualquier tipo a los que se les ha permitido asistir como parte de delegaciones custodiadas celosamente por fuerzas militares comunistas encubiertas. Millones siguen presos en esa Isla alimentando la maquinaria estalinista de la violación de los derechos humanos. Esta política de violación permanente de los derechos humanos en Cuba es la que ha mantenido, a fuerza de represiones y coacción, a Fidel y sus “comunistas” por tantos años en el poder. Fidel ha engañado, muchas veces con éxito, a la opinión pública internacional con falaces y astutas palabrerías y jugarretas. Pero ya hoy pocos le creen o se mantienen expectantes para ver el provecho que puedan sacar de esa situación. El pueblo sigue sufriendo. Después de décadas de feroz dictadura el propio Fidel ha dicho que la “revolución” ha cometido errores y de dientes para afuera presentó una supuesta nueva política a la que llamó de “rectificación de errores”. Estos errores le han costado la vida y la libertad a muchos cubanos y a otros vivir exiliados lejos de sus seres queridos y de su patria. Pero solamente fue un nuevo ardid para acrecentar la represión y apagar las esperanzas de algún cambio. Cuba fue la última de las colonias de América en liberarse de la España monárquica; intervenida después por los Estados Unidos; sufrió varios golpes de Estado y tres Dictaduras en menos de 40 años y desde el año 1959 es víctima de la última dictadura, la de Castro, que se fue instaurando solapadamente. Ya en Cuba no hay generación que tenga memoria de lo que significa LIBERTAD y respeto por los derechos humanos; nadie en esa Isla conoce el verdadero significado de Democracia. La primera palabra que aprenden los niños en Cuba es PROHIBIDO y la primera frase “eso NO se puede”. Al conocer y estudiar la Historia de Cuba podemos encontrar la verdad al desnudo y corroborar cada letra y palabra formada por el sufrimiento, la desesperación, la apatía, la opresión y la fatiga causadas desde hace más de un siglo al pueblo cubano. No se necesita tener una prodigiosa inteligencia para darse cuenta de que la retórica de Fidel Castro es una falaz palabrería para disfrazar la dura verdad de su señorío. Las jugarretas políticas del líder del autoritarismo en Cuba han sido una andanada de mentiras que han costado separaciones, cárcel, muertes y todo tipo de sufrimiento a las familias cubanas. El pueblo cubano necesita la LIBERTAD que proclamó el Héroe Nacional cubano José Martí, a quien Fidel ha utilizado a su antojo para sus propósitos autocráticos, asumiendo frases y no todo el texto y contexto de los escritos de tan ilustre cubano. La dictadura de los hermanos Castro han mancillado el nombre de este Gran Patriota cubano tergiversando para sus depravados fines su ideario. Rindo tributo también a todos los cubanos muertos al intentar escapar cruzando el estrecho de la Florida, a los que padecen injusta prisión en Cuba por pensar diferente a la dictadura, a sus familiares, a los que siguen expresándose a favor de la libertad del pueblo cubano y viven persecución dentro y fuera de la Isla. Ya es hora que el pueblo cubano conozca al mundo y el mundo conozca las bondades del pueblo cubano. Basta de restricciones y basta de pseudo-comunismo y basta de dictadura. Viva Cuba Libre! Por último, agradezco a CADAL por la oportunidad que me brinda de expresar libremente mi experiencia. También agradezco inmensamente su constante colaboración a la causa del sufrido pueblo cubano.

Gabriel C. Salvia
Gabriel C. Salvia
Director General
Activista de derechos humanos enfocado en la solidaridad democrática internacional. En 2024 recibió el Premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa. Es autor de los libros "Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional" (2024) y "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). Además, compiló varios libros, entre ellos "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021), "Desafíos para el fortalecimiento democrático en la Argentina" (2015), "Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en Argentina" (2013) y "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), Sus columnas de opinión han sido publicadas en varios medios en español. Actualmente publica en Clarín, Perfil, Infobae y La Nación, de Argentina. Ha participado en eventos internacionales en América Latina, África, Asia, Europa, los Balcanes y en Estados Unidos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista, trabajó entre 1992 y 1997 en gráfica, radio y TV especializado en temas parlamentarios, políticos y económicos, y posteriormente contribuyó con entrevistas en La Nación y Perfil. 
 
 
 

 
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