Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

Entrevistas

Análisis Latino

10-06-2010

Hilda Molina:

''El pueblo argentino no es partidario de ese sistema stalinista que hay en Cuba''

“Creo que la desidia y la indiferencia y la complicidad internacional con ese sistema será una cosa que pasará a la historia. Y aunque los cubanos perdonemos, me parece que la historia no va a perdonar la situación del mundo frente a lo que Cuba está viviendo”.
Por Gabriel C. Salvia

Gabriel C. Salvia: ¿Qué balance puede hacer de este año que cumple viviendo aquí en la Argentina?

Hilda Molina: Le voy a hacer primero un balance familiar y después en relación con la patria. Bueno, pude volver a ver a mi hijo después de más de 15 años, a mi nuera, conocer a mis dos nietos, que no los conocía, uno a punto de cumplir 14 años y al otro con 8 y tantos años. Pude ver a mi madre que tenía la tristeza o el presentimiento de que tal vez no me la iba a encontrar viva. Pude verla, pude sacarla del hospital donde estaba en terapia intensiva muriéndose cuando yo llegué, y bueno, gracias a Dios está viva y la estoy atendiendo. O sea, ese es el balance espiritual que me ha dado la gratificación familiar. Por otra parte, este año, todos estos meses, pues, la gente me pregunta, qué conozco de Argentina, qué me gusta de Argentina. Bueno, digo, pues no conozco nada. Porque yo traía el libro casi escrito, casi terminado de Cuba, pero no terminado. Entonces surgió la editorial interesada y he dedicado todos estos meses delante de la computadora a terminar el libro. Porque decía, si acaso no logro vivir, que por lo menos quede escrito todo esto que yo sé, que yo conozco y que yo he vivido. Es decir, que me he pasado todo este tiempo en hacer el balance en relación con mi patria terminando el libro porque creo que, creía y sigo creyendo, que es un deber que yo tengo con mi propia conciencia y con mi país, revelar o narrar esta vivencia tan triste de más de 50 años dentro de ese sistema. .

Gabriel C. Salvia: ¿Cuál ha sido la repercusión que para usted ha tenido el libro, que tengo entendido que es muy buena?

Hilda Molina: Sí, la verdad yo nunca pensé que fuera tanto. Yo dije, bueno lo escribo, al que le interesa bien y al que no también. Sí, la ha tenido, independientemente de que como sabe la presentación trataron de frustrarla, la gente de la embajada con su grupo. Pero bueno, antes de eso había interés, y después el interés se incrementó más porque había personas que no conocían. A través de los medios se había dicho, pero todo el mundo no tenía cierta información y no conocían información, y realmente hay un gran interés. Y lo he comprobado más que nada por la cantidad de solicitudes que recibo de instituciones, organizaciones, fundaciones, etc., para que vaya a presentarlo de forma privada y es lo que estoy haciendo. Y ahí se ve el interés de las personas. Van con el libro comprado, adquirido o lo compra en el contexto de estas presentaciones. Y muchísimo interés, inclusive, usted sabe que yo soy católica y hago referencia en el libro a mi fe, como me alejo de la fe, cómo regreso; sin embargo, me he sentido muy contenta, porque por ejemplo la comunidad judía, los masones, una serie de organizaciones, instituciones o credos religiosos a los que yo respeto muchísimo, pues me han estado pidiendo que participe en conferencia privadas.

Gabriel C. Salvia: Usted mencionaba el triste episodio que vivió en la presentación que terminó siendo frustrada en la feria internacional del libro de Buenos Aires. Más allá de ese episodio puntual orquestado por la Embajada de Cuba, ¿cómo ve a la opinión pública argentina frente a la realidad de Cuba?

Hilda Molina: No, la opinión pública argentina, el pueblo argentino ama la libertad, porque vivieron dictaduras militares. Aman la libertad, aman la democracia, aman que se respete. O sea, lucha, defiende el respeto de los derechos y las libertades. Por lo tanto, no pueden comprender esto que sucede. Son grupos. Bueno, siempre hay quien cree en ese sistema, le gusta y aspira a convertirse en un protagonista en un sistema semejante en su respectivo país. Pero también el gobierno cubano a través de sus representantes manipula muchísimo a las personas. Por ejemplo, allá había jóvenes en la feria que parece que tienen alguna relación con familiares desaparecidos, hijos de desaparecidos, o nietos de desaparecidos no sé, y me estaban gritando que yo era partidaria de la dictadura militar argentina y que tenía que ver con la desaparición de sus familiares. Y personas que estaban ahí, igual que usted, que oyeron ante ellos y se preguntaban “¿por qué le dicen eso si ella es cubana? ¿De dónde sacaron semejante información?. “Y no, a nosotros nos explicaron en la embajada cubana que ella tenía que ver con la dictadura militar argentina y con la desaparición de nuestros familiares”. O sea que manipulan los sentimientos de las personas. Esa es la situación de esos grupos. Pero yo creo, estoy convencida que el pueblo argentino no es partidario de ese sistema stalinista que hay en Cuba.

Gabriel C. Salvia: ¿Cómo ve la situación en Cuba desde el año que está aquí en la Argentina?

Hilda Molina: Realmente, creo que las cosas cada día están peor. Ese sistema no aguanta más y no creo que el pueblo de Cuba aguante más. Aparte de que está hablando un poco en voz más alta -no me estoy refiriendo a protestas públicas, esas sí las están haciendo los disidentes con cada vez más protagonismo- pero lo que es el pueblo, tiene una forma muy sui generis de enfrentarse al gobierno y es, precisamente, no haciendo nada, no trabajando. Allí, aparte de la ineptitud de ese desgastado proceso cincuentenario que no ha sido capaz de organizar ni siquiera la sociedad, ni la economía ni nada en el país; aparte de esa ineptitud, la gente no trabaja. Y me parece que es una forma de expresar su rebeldía, aparte de que no tienen alicientes para trabajar. Aparte de la destrucción económica del país, hay más destrucción cotidiana, porque sencillamente nadie produce, nadie hace nada y yo creo que es la forma que el pueblo de Cuba se está manifestando contra ese sistema intolerante y que los está privando de todo. El gobierno, me parece a mí, que está desesperado. Cuando Raúl Castro -Fidel lo puso de presidente de Cuba- me pareció entender por su discurso que tenía la idea de hacer algunos cambios, no porque pensará darle libertades al pueblo -que es lo que el pueblo de Cuba necesita y merece- sino precisamente un poco más pragmático que Fidel Castro pensando para poder supervivir en el poder o mantenerse en el poder necesitaba hacer esos cambios. Pero no ha pasado nada, todo está igual o peor, porque en mi opinión quien está dirigiendo el país es Fidel Castro. Yo creo que la desidia y la indiferencia y la complicidad internacional con ese sistema será una cosa que pasará a la historia y, aunque los cubanos perdonemos, me parece que la historia no va a perdonar la situación del mundo frente a lo que Cuba está viviendo. Uno haciendo un silencio cómplice y otros siendo cómplices activos, que son los que van, invierten, van a pasear en Cuba, y llegan diciendo que aquél es un paraíso porque ellos disfrutan de lo que no disfruta el pueblo de Cuba. Me parece que aparte de que el pueblo de Cuba tiene ese terror -que es lo que a la gente le impide eso que está esperando que salga a la calle- a pesar de que es un gobierno aferrado al poder, hay un componente importante en la posición esta tan repudiable que ha tenido, que han tenido, los gobiernos y las personas importantes de esos países con respecto a Cuba. Casi sería mejor que nos dejaran solos a los cubanos. Y tal vez así, si van a ayudar al gobierno, van a ir a pasear allá o van a ser tibias declaraciones que en definitiva no resuelven nada o van a seguir invirtiendo en Cuba, mejor sería que se apartaran de Cuba y que nos dejaran a los cubanos a ver qué sucede.

Gabriel C. Salvia: En este año viviendo aquí, ¿qué es lo que más le ha llamado la atención de la Argentina?

Hilda Molina: He corroborado lo que ya uno sabe que sucede en los países donde no hay dictaduras: que la gente protesta, la gente habla, la gente debate. O sea, sabía que eso pasaba pero lo estoy palpando. Hay una protesta cada cinco minutos por cualquier cosa y lo que no puede hacer el pueblo de Cuba, esa posibilidad aunque sea de desahogarse cuando uno no está de acuerdo con algo. Otra cosa también que he podido palpar ha sido los órganos legislativos, o sea el parlamento. A veces veo las sesiones por la televisión, cómo discuten. El parlamento cubano, del cual yo formé parte, solamente se escuchan monólogos y cuando Fidel Castro estaba, los monólogos de Fidel Castro. Aquí la gente dice, se contradice, debaten y yo no tengo la menor duda que del intercambio del debate es de donde sale claridad sobre los asuntos. Y en el orden ya personal, aparte de que el pueblo argentino es un pueblo muy bueno, muy generoso, que ama la familia -también por ejemplo cuando voy al mercado a comprar los alimentos para mi mamá- el ver cómo la gente tiene su propia vida, que uno en Cuba pues no tiene vida. Uno tiene que comer lo que el gobierno quiere y pensar como el gobierno quiere. Uno ve ahí que la gente llega, unos con más posibilidades económicas, otros con menos, pero tienen las posibilidades de comer a su gusto y uno ve la familia contenta. Hay problemas sociales, como lo hay en el mundo entero desgraciadamente, pero esa posibilidad que tienen las familias de vivir su propia vida sin que tenga que ser a expensas de un gobierno, sin que tenga que estar vigilado por los Comités de Defensa de la Revolución. O sea, la gente vive su propia vida y de acuerdo a sus posibilidades pues hace de su vida lo que quiere o lo que puede. Esas son las tres cosas que más me han llamado la atención. No sabía que era así, pero bueno, lo he podido vivir directamente, palpar directamente.

Gabriel C. Salvia: Usted sabe que una de las formas de expresar la disidencia frente a la dictadura cubana dentro de su país es escuchar y cantar las canciones de Willy Chirino. Hace poco estuvo acá en Buenos Aires, sé que se reunió con usted y me gustaría que compartiera con nosotros lo que fue su encuentro con Willy Chirino.

Hilda Molina: Willy Chirino es un hombre maravilloso, realmente. El hecho de que un artista tan importante, al igual que Gloria Estefan y otros artistas, no se olviden de su patria es una cosa que yo siempre he admirado muchísimo y se lo hice saber. Además, no hay, yo no digo ya de jóvenes, no hay ninguna reunión festiva en Cuba donde no esté la música de Willy Chirino. El pueblo de Cuba lo adora. Aparte de eso, la gente se siente reivindicada cuando lo escucha. Además, el aprecio que siento por él, por su lucha y porque ellos podrían decir “y bueno, yo voy a disfrutar de mi gloria, de mi fama, de los recursos económicos que yo obtengo con mi talento”, y sin embargo no se han olvidado de Cuba. Siempre tienen acciones altruistas y acciones de apoyo al pueblo y a la disidencia cubana.

Gabriel C. Salvia: ¿Cuáles son sus planes de aquí en adelante? ¿Piensa volver a Cuba?

Hilda Molina: Nunca he renunciado a la idea de volver a Cuba. En este momento, yo nunca volvería a Cuba ni a ningún lugar dejando mi madre detrás. Mi madre, ella adora a mi hijo, a mi nuera, a sus bisnietos; pero mi madre es una persona que siempre ha estado conmigo. Ha sido una compañera, hemos sido mutuamente compañeras y me parece que eso ha ayudado mucho a que ella esté viva a los 91 años con un corazón como lo tiene tan delicado. Yo no la puedo dejar, o sea, tengo el propósito de jamás separarme de mi madre nunca más. Ojalá pudiéramos volver a Cuba las dos. Quiero que mi permiso de regreso, de entrada a Cuba, que hace falta para entrar un permiso también -como todo el mundo sabe- esté vigente. Quiero el tiempo que esté aquí dedicarlo a difundir mi libro, a presentarlo en los lugares donde yo creo que debo presentarlo de forma privada y a emitir mi testimonio sobre la realidad de Cuba donde considere que debo hacerlo, independientemente de que organicen lo que les parezca. Si no me callé en Cuba durante más de 15 años, muchísimo menos van a lograr que me calle fuera de Cuba. Si mi humilde testimonio sirve para abrir, para despertar conciencias dormidas, pues lo voy a hacer. Yo, a pesar de mis 67 años, que no estoy bien de salud, no voy a descansar. Tengo un compromiso con mi patria, fuera de ella y voy a luchar por eso.

Gabriel C. Salvia: Le agradecemos mucho que nos haya atendido. Le mandamos un gran saludo para usted y para su madre.

Hilda Molina: Igualmente. Y yo quiero darle las gracias a CADAL por lo identificado que está con el dolor de Cuba y toda la lucha tan valiosa que está haciendo por los cambios en Cuba.

Gabriel C. Salvia
Gabriel C. Salvia
Director General
Activista de derechos humanos enfocado en la solidaridad democrática internacional. En 2024 recibió el Premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa. Es autor de los libros "Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional" (2024) y "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). Además, compiló varios libros, entre ellos "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021), "Desafíos para el fortalecimiento democrático en la Argentina" (2015), "Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en Argentina" (2013) y "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), Sus columnas de opinión han sido publicadas en varios medios en español. Actualmente publica en Clarín, Perfil, Infobae y La Nación, de Argentina. Ha participado en eventos internacionales en América Latina, África, Asia, Europa, los Balcanes y en Estados Unidos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista, trabajó entre 1992 y 1997 en gráfica, radio y TV especializado en temas parlamentarios, políticos y económicos, y posteriormente contribuyó con entrevistas en La Nación y Perfil. 
 
 
 

 
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