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Promoción de la Apertura Política en Cuba
Cuba se autoexcluyó de la Cumbre de las Américas
(Clarín) Resulta incompresible que autoridades de países democráticos de América Latina se sumen al juego extorsivo y propagandístico de la dictadura cubana. No callan para solidarizarse con la vieja dictadura que se siente “excluida” de un organismo al cual no desea pertenecer y cuyos valores, como la Carta Democrática Interamericana, no comparte; pero sí callan al no denunciar al régimen de Díaz-Canel por reprimir las libertades fundamentales del pueblo cubano y encarcelar a personas inocentes.Por Gabriel C. Salvia
(Clarín) El mismo dictador cubano Miguel Díaz-Canel, quien respondió a las masivas y pacíficas protestas del 11J de 2021 con un discurso de odio, incitación a la violencia y a la guerra civil, anunciando en cadena oficial “la orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios”, ahora llama a través de su cuenta de Twitter “a unir, no a dividir; a sumar, no a restar; a dialogar, no a confrontar; a respetar, no a imponer”.
El mensaje de Diaz-Canel por Twitter forma parte de una campaña de propaganda de la dictadura cubana porque no fueron invitados, al igual que los gobiernos no democráticos de Nicaragua y Venezuela, a la Cumbre de las Américas que se realizará entre el 6 y 10 de junio en Los Ángeles, Estados Unidos.
Al respecto, vale la pena recordar que el 3 de junio de 2009, en San Pedro Sula, Honduras, la Asamblea General de la OEA resolvió: 1) Que la Resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962 en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, mediante la cual se excluyó al Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano, queda sin efecto en la Organización de los Estados Americanos; y 2) Que la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA.
Desde entonces, Cuba nunca solicitó incorporarse a este espacio hemisférico. Como lo señala el Bertelsmann Transformation Index del 2022 “Cuba declinó, negándose a aceptar la Carta Democrática Interamericana, que se ha convertido en la base constitucional de la organización. Cuba no acepta la jurisdicción de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ni la de los Tribunales Interamericanos de Derechos Humanos”.
Asimismo, apenas se levantó la suspensión de Cuba de la OEA, con la complicidad del entonces presidente mexicano panista, Felipe Calderón, y en pleno apogeo “bolivariano”, Raúl Castro, Hugo Chávez y Rafael Correa impulsaron en 2010 la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), precisamente como alternativa y reemplazo a la OEA.
Por eso resulta incompresible que autoridades de países democráticos de América Latina se sumen al juego extorsivo y propagandístico de la dictadura cubana. No callan para solidarizarse con la vieja dictadura que se siente “excluida” de un organismo al cual no desea pertenecer y cuyos valores, como la Carta Democrática Interamericana, no comparte; pero sí callan al no denunciar al régimen de Díaz-Canel por reprimir las libertades fundamentales del pueblo cubano y encarcelar a personas inocentes.
Ni siquiera estos países cuyos gobiernos surgen de elecciones libres le piden a Cuba, en contrapartida a su apoyo para que la vieja dictadura sea invitada a la Cumbre de las Américas, que como gesto extienda una invitación a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a realizar una visita in loco a la isla caribeña. Cuba, de acuerdo con Amnistía Internacional, es actualmente el país con mayor cantidad de presos políticos de América Latina.
Como queda muy en evidencia en su nuevo Código Penal, en su Constitución y Leyes Especiales, en Cuba se criminalizan los derechos humanos. Sin embargo, con total frivolidad, presidentes y cancilleres de la región callan respecto a Cuba sobre lo que no aceptarían en sus propios países.
Gabriel C. SalviaDirector GeneralActivista internacional de derechos humanos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista trabajó en gráfica, radio y TV.
Compiló varios libros, entre ellos "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021) y "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023),
y es autor de "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). También es autor de varios informes, entre los que se destacan "Las sillas del Consejo: autoritarismos y democracias en la evolución de la integración del órgano de DDHH de la ONU" y "Memoria cerrada: La complicidad de la revolución cubana con la dictadura militar argentina".
(Clarín) El mismo dictador cubano Miguel Díaz-Canel, quien respondió a las masivas y pacíficas protestas del 11J de 2021 con un discurso de odio, incitación a la violencia y a la guerra civil, anunciando en cadena oficial “la orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios”, ahora llama a través de su cuenta de Twitter “a unir, no a dividir; a sumar, no a restar; a dialogar, no a confrontar; a respetar, no a imponer”.
El mensaje de Diaz-Canel por Twitter forma parte de una campaña de propaganda de la dictadura cubana porque no fueron invitados, al igual que los gobiernos no democráticos de Nicaragua y Venezuela, a la Cumbre de las Américas que se realizará entre el 6 y 10 de junio en Los Ángeles, Estados Unidos.
Al respecto, vale la pena recordar que el 3 de junio de 2009, en San Pedro Sula, Honduras, la Asamblea General de la OEA resolvió: 1) Que la Resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962 en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, mediante la cual se excluyó al Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano, queda sin efecto en la Organización de los Estados Americanos; y 2) Que la participación de Cuba en la OEA será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA.
Desde entonces, Cuba nunca solicitó incorporarse a este espacio hemisférico. Como lo señala el Bertelsmann Transformation Index del 2022 “Cuba declinó, negándose a aceptar la Carta Democrática Interamericana, que se ha convertido en la base constitucional de la organización. Cuba no acepta la jurisdicción de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ni la de los Tribunales Interamericanos de Derechos Humanos”.
Asimismo, apenas se levantó la suspensión de Cuba de la OEA, con la complicidad del entonces presidente mexicano panista, Felipe Calderón, y en pleno apogeo “bolivariano”, Raúl Castro, Hugo Chávez y Rafael Correa impulsaron en 2010 la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), precisamente como alternativa y reemplazo a la OEA.
Por eso resulta incompresible que autoridades de países democráticos de América Latina se sumen al juego extorsivo y propagandístico de la dictadura cubana. No callan para solidarizarse con la vieja dictadura que se siente “excluida” de un organismo al cual no desea pertenecer y cuyos valores, como la Carta Democrática Interamericana, no comparte; pero sí callan al no denunciar al régimen de Díaz-Canel por reprimir las libertades fundamentales del pueblo cubano y encarcelar a personas inocentes.
Ni siquiera estos países cuyos gobiernos surgen de elecciones libres le piden a Cuba, en contrapartida a su apoyo para que la vieja dictadura sea invitada a la Cumbre de las Américas, que como gesto extienda una invitación a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a realizar una visita in loco a la isla caribeña. Cuba, de acuerdo con Amnistía Internacional, es actualmente el país con mayor cantidad de presos políticos de América Latina.
Como queda muy en evidencia en su nuevo Código Penal, en su Constitución y Leyes Especiales, en Cuba se criminalizan los derechos humanos. Sin embargo, con total frivolidad, presidentes y cancilleres de la región callan respecto a Cuba sobre lo que no aceptarían en sus propios países.