Prensa
Monitoreo de la gobernabilidad democrática
La exitosa experiencia chilena no genera contagio en América Latina
Fuente: Diario Exterior.com (España)
Jorge Marshall fundamenta el éxito de la economía en su apertura al exterior
CADAL presentó este mes su nuevo libro "LA EXPERIENCIA CHILENA. Consensos para el desarrollo" el jueves 15 de septiembre en el Hotel Feir´s Park de Buenos Aires y el viernes 16 en el Hotel Sheraton de Montevideo. La presentación del libro estuvo a cargo de uno de sus autores, el ex Ministro de Economía de Chile Jorge Marshall, quien durante su visita mantuvo reuniones con el Ministro de Economía argentino Roberto Lavagna y con el Viceministro de Economía de Uruguay Mario Bergara.
"Si yo tuviera que resumir la estrategia económica chilena, diría que es la apertura al exterior", Jorge Marshall (Ex Ministro de Economía).
Jorge Marshall es Doctor en Economía (Universidad de Harvard), Ingeniero Comercial (Universidad de Chile), Subsecretario y Ministro de Economía de Chile entre los años 1990 y 1993, Vicepresidente del Banco Central de Chile entre los años 1993 y 2003, Consultor de organismos internacionales y profesor de economía en varias universidades, incluyendo la Universidad Católica de Chile, Alberto Hurtado y Universidad de Chile. Ha publicado varios artículos sobre la economía chilena, con especial referencia a la política macroeconómica, economía financiera y crecimiento económico. Director de Expansiva, miembro del Consejo Académico de CADAL e integrante del equipo que elabora el programa de gobierno de la candidata a presidente de Chile Michelle Bachelet.
Los contenidos del libro
Para promover el crecimiento, así como otros objetivos sociales, es indispensable aplicar buenas políticas. Pero éstas no están escritas en un ningún manual y difícilmente podrían provenir de una mente iluminada. La sociedad se ha tornado demasiado compleja para ello. Las políticas y reformas que buscamos serán el resultado del funcionamiento de las instituciones y de la interacción de los grupos sociales.
Es en estos procesos donde debemos encontrar mecanismos para avanzar en el camino de las reformas. ¿Cómo se explica el reciente descenso en el crecimiento de la economía chilena? ¿cuáles son las principales oportunidades de aumento de la productividad en Chile? y ¿cómo impulsar las reformas en las condiciones actuales? En el libro de Marshall se exploran respuestas a estas tres preguntas. Luego, se formulan algunos comentarios sobre la relación entre la recuperación del crecimiento en el corto plazo y la agenda de reformas de largo plazo.
Para el autor los factores más importantes de la revilución chilena son: 1) una educación de calidda; 2) instituciones sanas impermeables a la corrupción; 3) fomento de la investigación y el conocmiento; 4) Proyección al exterior y apertura a nuevos mercados; 5) Libertad de opinión y cultivo del disenso.
En Chile se produjo "una modernización autoritaria exitosa". Pinochet fue precursor de las profundas transformaciones pro mercado, que después hicieron, en mayor o en menor medida, con mayor o menor éxito, el resto de los países latinoamericanos. Habían hecho crisis los programas económicos de sustitución de importaciones, había que construir países más competitivos, con economías más abiertas, había que transferir recursos de Estado que eran bastante ineficientes al sector privado y había que reconocer que el mercado era la fuente principal de generación de riqueza.
Según Carlos Alvarez "ese era el paradigma que venía a suplantar el modelo cepaliano, de la CEPAL, del desarrollo de los años ´50 y ´60. Entonces Pinochet fue un adelantado, a pesar de que Chile soportó crisis fuertes, lograron hacer de Chile un país económicamente exitoso". Y es en el año ´88 donde se llega al punto de inflexión en el despegue democrático e institucional chileno. Ese año se llama a un plebiscito para evaluar la gestión del gobierno de Pinochet, si ganaba el "No" se retornaría a la democracia, de triunfar el "Si" continuaría el gobierno de facto. La Concertación, alianza partidaria formada por la Democracia Cristiana y el Partido Socialita, se formó en un principio como la "Concertación por el No", la cual le ganó en el año 1988 el plebiscito a Augusto Pinochet, quien gobernaba el país desde el año 1972, cuando derrocara al socialista Salvador Allende.
El aporte de la Concertación
Según Eugenio Tironi, prestigioso sociólogo y ensayista chileno, la Concertación surge de un triple fracaso: primero de la democracia; segundo de la oposición, que pensó que se podía combatir el régimen por medio de la movilización social; y tercero del partido comunista que intentó deslazar al régimen por la acción militar, incluso intentando asesinar al propio Pinochet. "La concertación surge de esos tres fracasos y se gesta en torno a un fenómeno, que es el plebiscito del ´88 previsto en la constitución del ´80", explicó Tironi.
Y agregó que por en ese entonces fue muy discutido el hecho de participar o no del plebiscito porque eso, según algunos, se vería como una legitimación a la constitución del ´80. "La estrategia de la oposición de aquel entonces tuvo dos pilares, primero fue convencer a la gente que se inscribiera en los registros electorales y participara el en plebiscito, lo que no era fácil, porque suscribirse podía significar quedar fichado y susceptible a recibir alguna represalia; y porque había un gran escepticismo. Y el segundo gran pilar fue construir una alternativa política que diera confianza a la población. Y la propuesta de la concertación era muy simple: terminar con los abusos, derechos humanos y conservar el modelo económico. Esto último se dio mucho más por pragmatismo que por ideología", expuso Tironi.
La Concertación inteligentemente enfrentó a Pinochet con proyectos para el futuro, sin concentrarse en discutir el pasado, tratando de proponer un horizonte de cambio y de progreso y consolidar un orden democrático pero conservando las cosas buenas que había hecho el régimen en materia económica, cosas que no solo la Concertación, sino toda la sociedad chilena consideraba como avances. En cambio el gobierno de Pinochet centró la propaganda del "sí", diciendo que la coalición devendría en un caos peor que el del ´72/´73. Otro punto notable de esta coalición de partidos es que habían estado enfrentados en el pasado, porque el que fuera secretario general de la Democracia Cristiana y luego primer presidente democrático, Patricio Aylwin, defendió el golpe de estado a Salvador Allende.
Cuando para los socialistas en el ´73 Allende era la figura más emblemática de la historia política. Imposible pensar en una situación en la política argentina. El académico Eugenio Kvaternik, cientista político argentino, tiene su propia teoría sobre la evolución política chilena. Según él, la catástrofe chilena pasa por la polarización de la sociedad, que empieza en el año ´64, cuando sube al poder el gobierno demócrata cristiano de Eduardo Frei y culmina en el año ´89. "Es una historia de polarización en tres actos", explica.
El primero es un acto de polarización reformista, el gobierno de Frei. El segundo acto es la polarización revolucionaria que es el de la unidad popular de Allende y el tercero es de la polarización violenta del gobierno de Pinochet. El gobierno demócrata cristiano de Frei desarrolló un amplio programa de reformas sobre todo en materia agraria, cuyo objetivo es crear una clase media de propietarios rurales y esta medida polariza a la sociedad, es una polarización en torno a los derechos de propiedad. La segunda es la polarización revolucionaria que, siguiendo la línea de la democracia cristiana, inicia un programa de expropiaciones de la política agrícola y de la propiedad industrial y lo hace sin ninguna ley del congreso, lo cual escinde aún más a la sociedad. El tercer momento es lo que se puede denominar la polarización violenta, que empieza con la política represiva de Pinochet y esto produce una reacción del terrorismo comunista.
"Esta polarización en tres actos ha sido una conmoción para la sociedad chilena. Lo importante de estas experiencias es el aprendizaje que hace la sociedad", expuso Kvaternik y continuó : "Este aprendizaje tiene tres vertientes, la primera es que la sociedad chilena consolida hábitos tradicionales y probados, como la tradición legalista de la cultura institucional y política chilena. La primera expresión del legalismo chileno es que de una dictadura salga una constitución. Chile refuerza los hábitos legalistas en el período de la transición. La segunda vertiente de aprendizaje es que Chile también redescubre hábitos en desuso, que se refiere a la política de concertación, de conciliación y de acuerdos, que había terminado en el año 64, cuando la democracia cristiana decide gobernar sola dejando de lado la tradición de los gobiernos de coalición. Y la tercera vertiente es la creación de hábitos nuevos, con la apertura de Chile a la economía mundial y su inserción a la globalización ."
Luego del triunfo del "No", para sorpresa de todos, la Concertación, que pasa a llamarse "concertación para la democracia", puede concordar en un candidato, en un programa y en una lista al parlamento. El candidato que ganaría las elecciones era Patricio Aylwin. Que daría principio a un gobierno interrumpido de la Concertación que llega a nuestros días con la presidencia de Ricardo Lagos. Pero el proceso de la transición de los primeros años no fue nada fácil, y así lo explicó Rodrigo Álvarez, diputado chileno y presidente de bloque de la UDI (Unión Demócrata Independiente, líder de la coalición Alianza por Chile).
"Nuestra transición fue ordenada cuando aún existían numerosas tensiones sobre lo que podía ocurrir en Chile. En nuestra historia republicana ha habido solo un caso de un senador asesinado en el ejercicio de su mandato, y ese senador era el líder de mi partido, Jaime Guzmán, que fue asesinado al año y medio de iniciado el proceso democrático, el 1 de Abril de 1991. Esto demuestra la fortaleza del consenso ya que se pudo superar ese lamentable hecho". En los ´90 se dan principalmente 2 características: un fuerte apoyo al gobierno y una estructura bipartidista que le da un grado de estabilidad importante. A Aylwin lo sucede en la presidencia el democristiano Eduardo Frei, quien ganó fácilmente, apoyado en la excelente gestión de su antecesor y la importante aprobación popular a la gestión del gobierno de la Concertación.
El surgimiento de Joaquín Lavín
Todo se mantiene más o menos ordenado hasta que se produce la revolución de Lavín. Joaquín Lavín era un alcalde de una de las comunas más prósperas del país, Las Condes. Durante su gestión mostró un gran ingenio y gran capacidad, lo que lo catapultó como un personaje muy popular. Surge de la UDI, un partido político muy identificado con Pinochet, pero se emancipa de ese vínculo y genera un liderazgo nuevo. Con él se renueva la derecha, se vuelve más pragmática y tiene que aceptar una cierta dosis de populismo y marketing político. Y también cambia la forma de dirigirse a la gente, los trata como consumidores no como ciudadanos, apela a sus emociones, no a su racionalidad, a su interés no a sus principios, con lo cual produce un cambio radical en la forma de hacer política en Chile. Y produce la gran sorpresa: Lavín logra prácticamente empatar a Ricardo Lagos, que finalmente ganaría la presidencia el 22 de enero de 2000 con el 51% de los votos.
Hay que destacar que la Concertación también sufrió un cambio importante, esta estaba constituida sobre la base de un principio, que decía que la hegemonía era de la Democracia Cristiana, que era el partido mayoritario. Pero en el ´98 el liderazgo de la Concertación pasa del centro católico a una izquierda social demócrata laica, repesetada por el Partido Socialista y liderada por Ricardo Lagos. Se ha llegado a un punto en donde entre los votantes de Lagos y los de Lavín, no se encuentran diferencias sustanciales o desde el punto de vista social, de valores y económico. También se empieza a dar mucha migración de votantes, con lo cual la democracia chilena se ha vuelto una democracia competitiva, con dos conglomerados equilibrados.
Del Prólogo de Mauricio Rojas: "¿Se puede amar al Chile de hoy sin reparos? ¿Se lo puede proponer como modelo o, al menos, como una fuente importante de inspiración? Sí, responde enfáticamente su presente y, más aún, su futuro previsible; no, responde sin duda la memoria de su concepción dolorosa. Chile no recuerda a Cenicienta convertida en princesa sino más bien a la madrastra odiosa, que termina saliéndose con su propósito y deslumbrando a todos. Todo esto es, por cierto, bastante irrelevante para el chileno medio actual, demasiado ocupado en progresar como para hacerse muchas preguntas sobre el origen de sus asombrosas posibilidades. Como todo país de éxito Chile está volcado hacia el futuro y no, como por ejemplo Argentina, hacia el pasado.
[...] Hasta ahora, no ha habido mucho tiempo para la nostalgia en ese país de "loca geografía" que algún día produjo poetas maravillosos pero también un subdesarrollo que condenaba una parte significativa de su población a una pobreza endémica. Tal vez en el futuro, con los frutos del progreso ya maduros, vuelvan los chilenos su mirada hacia el pasado y traten de dar respuesta a los interrogantes de una historia que ya será tan lejana como para poder ser analizada fríamente. Para el resto de Latinoamérica esta espera no es posible. Se requieren urgentemente alternativas viables para una región compuesta por países que en su gran mayoría siguen debatiéndose entre la inestabilidad y la falta de desarrollo, con una pobreza persistente, sistemas políticos corruptos y estados de derecho que dejan mucho que desear.
[...] Olas devastadoras de populismo e insurgencia social dan testimonio de la debilidad de las instituciones latinoamericanas y de la incapacidad de la región de sumarse a los progresos de la globalización. En suma, hay demasiados fracasos y problemas como para seguir ignorando al único país que a pasos agigantados está dejando atrás los problemas endémicos de América Latina. Bastaría sólo con constatar los éxitos del Chile democrático en términos de reducción de la pobreza como para hacer de un serio examen de su desarrollo un deber primario de solidaridad para con los más de doscientos millones de pobres existentes en Latinoamérica".
Diario Exterior.com (España)Cooperación, Desarrollo y Política Exterior
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"Si yo tuviera que resumir la estrategia económica chilena, diría que es la apertura al exterior", Jorge Marshall (Ex Ministro de Economía).
Jorge Marshall es Doctor en Economía (Universidad de Harvard), Ingeniero Comercial (Universidad de Chile), Subsecretario y Ministro de Economía de Chile entre los años 1990 y 1993, Vicepresidente del Banco Central de Chile entre los años 1993 y 2003, Consultor de organismos internacionales y profesor de economía en varias universidades, incluyendo la Universidad Católica de Chile, Alberto Hurtado y Universidad de Chile. Ha publicado varios artículos sobre la economía chilena, con especial referencia a la política macroeconómica, economía financiera y crecimiento económico. Director de Expansiva, miembro del Consejo Académico de CADAL e integrante del equipo que elabora el programa de gobierno de la candidata a presidente de Chile Michelle Bachelet.
Los contenidos del libro
Para promover el crecimiento, así como otros objetivos sociales, es indispensable aplicar buenas políticas. Pero éstas no están escritas en un ningún manual y difícilmente podrían provenir de una mente iluminada. La sociedad se ha tornado demasiado compleja para ello. Las políticas y reformas que buscamos serán el resultado del funcionamiento de las instituciones y de la interacción de los grupos sociales.
Es en estos procesos donde debemos encontrar mecanismos para avanzar en el camino de las reformas. ¿Cómo se explica el reciente descenso en el crecimiento de la economía chilena? ¿cuáles son las principales oportunidades de aumento de la productividad en Chile? y ¿cómo impulsar las reformas en las condiciones actuales? En el libro de Marshall se exploran respuestas a estas tres preguntas. Luego, se formulan algunos comentarios sobre la relación entre la recuperación del crecimiento en el corto plazo y la agenda de reformas de largo plazo.
Para el autor los factores más importantes de la revilución chilena son: 1) una educación de calidda; 2) instituciones sanas impermeables a la corrupción; 3) fomento de la investigación y el conocmiento; 4) Proyección al exterior y apertura a nuevos mercados; 5) Libertad de opinión y cultivo del disenso.
En Chile se produjo "una modernización autoritaria exitosa". Pinochet fue precursor de las profundas transformaciones pro mercado, que después hicieron, en mayor o en menor medida, con mayor o menor éxito, el resto de los países latinoamericanos. Habían hecho crisis los programas económicos de sustitución de importaciones, había que construir países más competitivos, con economías más abiertas, había que transferir recursos de Estado que eran bastante ineficientes al sector privado y había que reconocer que el mercado era la fuente principal de generación de riqueza.
Según Carlos Alvarez "ese era el paradigma que venía a suplantar el modelo cepaliano, de la CEPAL, del desarrollo de los años ´50 y ´60. Entonces Pinochet fue un adelantado, a pesar de que Chile soportó crisis fuertes, lograron hacer de Chile un país económicamente exitoso". Y es en el año ´88 donde se llega al punto de inflexión en el despegue democrático e institucional chileno. Ese año se llama a un plebiscito para evaluar la gestión del gobierno de Pinochet, si ganaba el "No" se retornaría a la democracia, de triunfar el "Si" continuaría el gobierno de facto. La Concertación, alianza partidaria formada por la Democracia Cristiana y el Partido Socialita, se formó en un principio como la "Concertación por el No", la cual le ganó en el año 1988 el plebiscito a Augusto Pinochet, quien gobernaba el país desde el año 1972, cuando derrocara al socialista Salvador Allende.
El aporte de la Concertación
Según Eugenio Tironi, prestigioso sociólogo y ensayista chileno, la Concertación surge de un triple fracaso: primero de la democracia; segundo de la oposición, que pensó que se podía combatir el régimen por medio de la movilización social; y tercero del partido comunista que intentó deslazar al régimen por la acción militar, incluso intentando asesinar al propio Pinochet. "La concertación surge de esos tres fracasos y se gesta en torno a un fenómeno, que es el plebiscito del ´88 previsto en la constitución del ´80", explicó Tironi.
Y agregó que por en ese entonces fue muy discutido el hecho de participar o no del plebiscito porque eso, según algunos, se vería como una legitimación a la constitución del ´80. "La estrategia de la oposición de aquel entonces tuvo dos pilares, primero fue convencer a la gente que se inscribiera en los registros electorales y participara el en plebiscito, lo que no era fácil, porque suscribirse podía significar quedar fichado y susceptible a recibir alguna represalia; y porque había un gran escepticismo. Y el segundo gran pilar fue construir una alternativa política que diera confianza a la población. Y la propuesta de la concertación era muy simple: terminar con los abusos, derechos humanos y conservar el modelo económico. Esto último se dio mucho más por pragmatismo que por ideología", expuso Tironi.
La Concertación inteligentemente enfrentó a Pinochet con proyectos para el futuro, sin concentrarse en discutir el pasado, tratando de proponer un horizonte de cambio y de progreso y consolidar un orden democrático pero conservando las cosas buenas que había hecho el régimen en materia económica, cosas que no solo la Concertación, sino toda la sociedad chilena consideraba como avances. En cambio el gobierno de Pinochet centró la propaganda del "sí", diciendo que la coalición devendría en un caos peor que el del ´72/´73. Otro punto notable de esta coalición de partidos es que habían estado enfrentados en el pasado, porque el que fuera secretario general de la Democracia Cristiana y luego primer presidente democrático, Patricio Aylwin, defendió el golpe de estado a Salvador Allende.
Cuando para los socialistas en el ´73 Allende era la figura más emblemática de la historia política. Imposible pensar en una situación en la política argentina. El académico Eugenio Kvaternik, cientista político argentino, tiene su propia teoría sobre la evolución política chilena. Según él, la catástrofe chilena pasa por la polarización de la sociedad, que empieza en el año ´64, cuando sube al poder el gobierno demócrata cristiano de Eduardo Frei y culmina en el año ´89. "Es una historia de polarización en tres actos", explica.
El primero es un acto de polarización reformista, el gobierno de Frei. El segundo acto es la polarización revolucionaria que es el de la unidad popular de Allende y el tercero es de la polarización violenta del gobierno de Pinochet. El gobierno demócrata cristiano de Frei desarrolló un amplio programa de reformas sobre todo en materia agraria, cuyo objetivo es crear una clase media de propietarios rurales y esta medida polariza a la sociedad, es una polarización en torno a los derechos de propiedad. La segunda es la polarización revolucionaria que, siguiendo la línea de la democracia cristiana, inicia un programa de expropiaciones de la política agrícola y de la propiedad industrial y lo hace sin ninguna ley del congreso, lo cual escinde aún más a la sociedad. El tercer momento es lo que se puede denominar la polarización violenta, que empieza con la política represiva de Pinochet y esto produce una reacción del terrorismo comunista.
"Esta polarización en tres actos ha sido una conmoción para la sociedad chilena. Lo importante de estas experiencias es el aprendizaje que hace la sociedad", expuso Kvaternik y continuó : "Este aprendizaje tiene tres vertientes, la primera es que la sociedad chilena consolida hábitos tradicionales y probados, como la tradición legalista de la cultura institucional y política chilena. La primera expresión del legalismo chileno es que de una dictadura salga una constitución. Chile refuerza los hábitos legalistas en el período de la transición. La segunda vertiente de aprendizaje es que Chile también redescubre hábitos en desuso, que se refiere a la política de concertación, de conciliación y de acuerdos, que había terminado en el año 64, cuando la democracia cristiana decide gobernar sola dejando de lado la tradición de los gobiernos de coalición. Y la tercera vertiente es la creación de hábitos nuevos, con la apertura de Chile a la economía mundial y su inserción a la globalización ."
Luego del triunfo del "No", para sorpresa de todos, la Concertación, que pasa a llamarse "concertación para la democracia", puede concordar en un candidato, en un programa y en una lista al parlamento. El candidato que ganaría las elecciones era Patricio Aylwin. Que daría principio a un gobierno interrumpido de la Concertación que llega a nuestros días con la presidencia de Ricardo Lagos. Pero el proceso de la transición de los primeros años no fue nada fácil, y así lo explicó Rodrigo Álvarez, diputado chileno y presidente de bloque de la UDI (Unión Demócrata Independiente, líder de la coalición Alianza por Chile).
"Nuestra transición fue ordenada cuando aún existían numerosas tensiones sobre lo que podía ocurrir en Chile. En nuestra historia republicana ha habido solo un caso de un senador asesinado en el ejercicio de su mandato, y ese senador era el líder de mi partido, Jaime Guzmán, que fue asesinado al año y medio de iniciado el proceso democrático, el 1 de Abril de 1991. Esto demuestra la fortaleza del consenso ya que se pudo superar ese lamentable hecho". En los ´90 se dan principalmente 2 características: un fuerte apoyo al gobierno y una estructura bipartidista que le da un grado de estabilidad importante. A Aylwin lo sucede en la presidencia el democristiano Eduardo Frei, quien ganó fácilmente, apoyado en la excelente gestión de su antecesor y la importante aprobación popular a la gestión del gobierno de la Concertación.
El surgimiento de Joaquín Lavín
Todo se mantiene más o menos ordenado hasta que se produce la revolución de Lavín. Joaquín Lavín era un alcalde de una de las comunas más prósperas del país, Las Condes. Durante su gestión mostró un gran ingenio y gran capacidad, lo que lo catapultó como un personaje muy popular. Surge de la UDI, un partido político muy identificado con Pinochet, pero se emancipa de ese vínculo y genera un liderazgo nuevo. Con él se renueva la derecha, se vuelve más pragmática y tiene que aceptar una cierta dosis de populismo y marketing político. Y también cambia la forma de dirigirse a la gente, los trata como consumidores no como ciudadanos, apela a sus emociones, no a su racionalidad, a su interés no a sus principios, con lo cual produce un cambio radical en la forma de hacer política en Chile. Y produce la gran sorpresa: Lavín logra prácticamente empatar a Ricardo Lagos, que finalmente ganaría la presidencia el 22 de enero de 2000 con el 51% de los votos.
Hay que destacar que la Concertación también sufrió un cambio importante, esta estaba constituida sobre la base de un principio, que decía que la hegemonía era de la Democracia Cristiana, que era el partido mayoritario. Pero en el ´98 el liderazgo de la Concertación pasa del centro católico a una izquierda social demócrata laica, repesetada por el Partido Socialista y liderada por Ricardo Lagos. Se ha llegado a un punto en donde entre los votantes de Lagos y los de Lavín, no se encuentran diferencias sustanciales o desde el punto de vista social, de valores y económico. También se empieza a dar mucha migración de votantes, con lo cual la democracia chilena se ha vuelto una democracia competitiva, con dos conglomerados equilibrados.
Del Prólogo de Mauricio Rojas: "¿Se puede amar al Chile de hoy sin reparos? ¿Se lo puede proponer como modelo o, al menos, como una fuente importante de inspiración? Sí, responde enfáticamente su presente y, más aún, su futuro previsible; no, responde sin duda la memoria de su concepción dolorosa. Chile no recuerda a Cenicienta convertida en princesa sino más bien a la madrastra odiosa, que termina saliéndose con su propósito y deslumbrando a todos. Todo esto es, por cierto, bastante irrelevante para el chileno medio actual, demasiado ocupado en progresar como para hacerse muchas preguntas sobre el origen de sus asombrosas posibilidades. Como todo país de éxito Chile está volcado hacia el futuro y no, como por ejemplo Argentina, hacia el pasado.
[...] Hasta ahora, no ha habido mucho tiempo para la nostalgia en ese país de "loca geografía" que algún día produjo poetas maravillosos pero también un subdesarrollo que condenaba una parte significativa de su población a una pobreza endémica. Tal vez en el futuro, con los frutos del progreso ya maduros, vuelvan los chilenos su mirada hacia el pasado y traten de dar respuesta a los interrogantes de una historia que ya será tan lejana como para poder ser analizada fríamente. Para el resto de Latinoamérica esta espera no es posible. Se requieren urgentemente alternativas viables para una región compuesta por países que en su gran mayoría siguen debatiéndose entre la inestabilidad y la falta de desarrollo, con una pobreza persistente, sistemas políticos corruptos y estados de derecho que dejan mucho que desear.
[...] Olas devastadoras de populismo e insurgencia social dan testimonio de la debilidad de las instituciones latinoamericanas y de la incapacidad de la región de sumarse a los progresos de la globalización. En suma, hay demasiados fracasos y problemas como para seguir ignorando al único país que a pasos agigantados está dejando atrás los problemas endémicos de América Latina. Bastaría sólo con constatar los éxitos del Chile democrático en términos de reducción de la pobreza como para hacer de un serio examen de su desarrollo un deber primario de solidaridad para con los más de doscientos millones de pobres existentes en Latinoamérica".