Diálogo Latino Cubano
Promoción de la Apertura Política en Cuba
Los cubanos enfrentan dificultades especiales para viajar y emigrar en América Latina
Cuba es un país del cual es muy difícil emigrar o simplemente viajar al extranjero. Más allá de las barreras físicas que afectan a los habitantes de cualquier país-isla, las dificultades son el resultado de las políticas formales del régimen en el poder desde 1959 de implementar restricciones típicas del comunismo del siglo XX. Al mismo tiempo, los cubanos enfrentan más obstáculos legales que los ciudadanos de otros Estados de América Latina para entrar y residir en otros países del hemisferio.Por Sybil Rhodes
La mayoría de los estudios académicos y periodísticos de la diáspora cubana se centran en los cubanos en Estados Unidos. Este énfasis tiene sentido, dado que el 80% de los emigrantes cubanos residen en ese país. Sin embargo, si tomamos en consideración el protagonismo político-histórico de Cuba en todo el hemisferio occidental y el hecho de que Cuba es un país de América Latina, también es importante analizar la emigración cubana a otros países de la región. Eventos recientes constituyen una razón adicional para mirar las políticas de migración latinoamericana hacia los cubanos. Más significativamente, justo antes de terminar su gobierno, el Presidente Barack Obama suspendió la política de "Pies secos/pies mojados", que concedía automáticamente la residencia permanente a cubanos que llegaran a territorio estadounidense. En consecuencia, a partir de enero de 2017, los cubanos que ya abandonaron la isla pero aún no llegaron a los Estados Unidos han sido atrapados en un limbo en México, Centroamérica y algunos países sudamericanos. Las políticas de América Latina hacia los viajeros y emigrantes cubanos son más importantes que nunca.
Cuba es un país del cual es muy difícil emigrar o simplemente viajar al extranjero. Más allá de las barreras físicas que afectan a los habitantes de cualquier país-isla, las dificultades son el resultado de las políticas formales del régimen en el poder desde 1959 de implementar restricciones típicas del comunismo del siglo XX. Al mismo tiempo, los cubanos enfrentan más obstáculos legales que los ciudadanos de otros Estados de América Latina para entrar y residir en otros países del hemisferio. Los problemas de los viajeros cubanos son sorprendentes, si tenemos en cuenta que por estándares del mundo América Latina es una región relativamente abierta y se caracteriza por altos niveles de migración intrarregional.
Restricciones a la emigración y los viajes desde dentro de Cuba
El artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 declara que todas las personas tienen "el derecho a la libertad de circulación y residencia dentro de las fronteras de cada Estado" y también "el derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y regresar a su país". A pesar del aparente consenso global con respecto a este derecho fundamental, durante la Guerra Fría los países comunistas abiertamente restringían la libertad de sus ciudadanos a emigrar, y Cuba no fue la excepción. Era casi imposible conseguir permiso formal para salir de la isla, excepto para las élites del régimen. Para la gente común, salir era considerado "abandonar" y dio lugar a la pérdida de todos los otros derechos asociados con la ciudadanía.
Mientras la Guerra Fría terminaba y la economía cubana entró en recesión, el gobierno poco a poco aflojó algunas de estas restricciones y bajó el tono de las mordaces críticas hacia los cubanos exiliados. En 2013 Cuba introdujo medidas para facilitar la entrega de permisos de salida para los ciudadanos (con excepción de ex presos políticos). La intención de este gesto era calmar las críticas internacionales al régimen, y parece haber funcionado: las negociaciones para restablecer las relaciones con los Estados Unidos comenzaron alrededor del mismo tiempo.
Sin embargo, sigue habiendo numerosos obstáculos formales para los cubanos que quieren viajar. Por ejemplo, algunas regulaciones hacen que los cubanos que emigran (y los miembros de la familia que dejan atrás) pierdan su propiedad y otros recursos económicos. Debido a esto, una vez que deciden irse resulta muy difícil volver a la isla. Incluso si desean hacerlo, puede que no podrán expedirles un permiso de entrada, y si logran eso, no pueden asegurarse de recibir un permiso de salida. Los miembros de la diáspora deben pagar una cuota de entrada superior a lo que los turistas extranjeros pagan, y no pueden poseer o manejar empresas.
Para los cubano-estadounidenses, las restricciones del gobierno cubano durante mucho tiempo fueron agravadas por medidas de Estados Unidos que les impedían el envío de remesas y de viajar a la isla. Recientemente, la mayoría de estas restricciones fueron eliminadas por el gobierno de Obama en 2009.
Debido a la acritud histórica entre el régimen y la diáspora, el gobierno cubano no se ha interesado en alentar a los emigrantes a participar en actividades económicas o cívicas (lo que expertos llaman compromiso transnacional), a diferencia de otros países de América Latina, como México. Además, los elevados costes y limitaciones en el uso de internet en Cuba reducen el contacto entre los emigrantes y personas en la isla. Como resultado, hay menos migración de retorno, o circular, que lo que se produce en, por ejemplo, la República Dominicana. Más allá de los costos directos de estas dificultades llevados por los emigrantes, otra consecuencia es que Cuba recibe menos remesas que otros países latinoamericanos.
Limitaciones encontradas por los viajeros cubanos y emigrantes en América Latina
El derecho a entrar o emigrar a otros países no está consagrado en la Declaración de 1948 de la misma manera que el derecho a emigrar. En un mundo ideal, tal vez, los estados competirían para atraer a ciudadanos libres de moverse a través de las fronteras internacionales. Como predominan otros valores, es poco probable que veamos este mundo pronto. Sin embargo, para los estados democráticos la libertad de movimiento de sus pueblos es vista como motivo de celebración. Sólo para mencionar un ejemplo, en 2012 el presidente colombiano Juan Manuel Santos se jactó que los colombianos habían adquirido recientemente la capacidad de ir sin visa a México, Turquía y Ecuador.
El "Índice de las restricciones de Visa" (realizado por el estudio de abogados Henley) clasifica los países según la facilidad de los viajes internacionales disfrutada por sus ciudadanos. La versión 2015 del índice mostró que los titulares de pasaportes cubanos podían visitar 59 países sin visa, colocando a Cuba en una posición más baja que cualquier país en el hemisferio occidental excepto la República Dominicana (sus ciudadanos pueden visitar 53 países sin visa) y Haití (titulares de pasaportes de la que podrían entrar en sólo 45 países). En cambio, los argentinos pueden visitar 150 países sin visa, los mexicanos 133 y los guatemaltecos 113.
Dentro de la propia región de América Latina, las diferencias entre los cubanos y ciudadanos de otros países son incluso mayores. En 2016, según fuentes oficiales publicadas en línea que consulté y compilé, los cubanos requieren una visa para visitar todos los países de América Latina. Los titulares de pasaportes de ningún otro país de la región enfrentan tantos obstáculos. Para los argentinos, mexicanos, panameños, paraguayos y uruguayos es necesario una visa de turista para visitar solamente un país de América Latina: Cuba. Los dominicanos podían visitar 5 de los 18 países sin visa, los ecuatorianos podrían entrar en 13 y los colombianos en 14. Más allá de la obligación de visa formal, algunos países imponen obligaciones onerosas a los cubanos, como la necesidad de proporcionar información financiera y médica intrusiva.
Cuba también mantiene controles más estrictos de sus hermanos latinoamericanos que cualquier otro país de la región. En 2016 era requisito para los ciudadanos de todos los países del hemisferio occidental tener una visa para entrar a Cuba, con la excepción parcial de los nicaragüenses, que podrían entrar con un pasaporte ordinario si fueran parte de una "misión oficial". El siguiente país más restrictivo, México, requería visas para los ciudadanos de 8 de 18 países de América Latina, seguido por Nicaragua y Perú, los cuales requieren visas de 7. Bolivia requiere visas de ciudadanos de un único país: Cuba.
Los niveles de libertad de movimiento en América Latina en general son el resultado de esfuerzos específicos de integración y cooperación multilaterales. Sin embargo, los cubanos no se han beneficiado de ellos. ¿Por qué no? La razón principal es que Cuba no ha participado en los bloques que han hecho los mayores avances hacia acuerdos de facilitación de viajes temporales y permanentes, tales como el Mercosur y también la Comunidad Andina. La Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA), que Cuba ayudó a lanzar, es la excepción. Aunque varias resoluciones del ALBA han criticado a Estados Unidos y la Unión Europea por sus políticas de inmigración restrictivas y reclaman poner fin a las deportaciones masivas y la destrucción de la pared en la frontera México-Estados Unidos, no ha habido ninguna iniciativa para promover la libertad de movimiento dentro de los propios países del ALBA. Todas las agrupaciones regionales, excepto el ALBA, tienen proyectos para reducir las barreras al turismo y los viajes de negocios. Sin embargo, varios países del ALBA, como
Ecuador, Nicaragua y Venezuela, han implementado políticas de inmigración más abiertas. Sólo Cuba no lo ha hecho. La razón principal parece ser que los funcionarios del régimen temen los efectos de interacción más libre entre sus propios ciudadanos y los visitantes de América Latina.
También vale la pena mencionar que la mayoría de los países de América Latina han unido sus fuerzas para apoyar la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias (A nivel mundial, el Tratado no se ha firmado por ninguno de los principales países receptores de inmigrantes). Las excepciones dentro de América Latina son Brasil, Costa Rica, Panamá y Cuba.
En general, América Latina es una región con un respeto admirable por la libertad de movimiento, pero las políticas de los países de la región son menos abiertas a los viajeros y emigrantes cubanos que a ningún otro, excepto los ciudadanos de una lista corta de países azotados por conflictos.
Conclusiones y recomendaciones
Un informe de 2011 encargado por la Florida International University recomendó que Cuba elimine los obstáculos adicionales a la emigración y que sea más fácil para los miembros de la diáspora el regresar a Cuba, y también reclamó una solución humanitaria para los cubanos en tránsito. En su mayor parte, estas sugerencias no han sido aplicadas. Una excepción importante es que los cubanos atrapados en tránsito pueden beneficiarse del programa mexicano de regularización para los inmigrantes que ingresaron al país entre el 9 de enero de 2015 y el 9 de enero de 2017.
Durante la guerra fría, las políticas de migración formaban parte de la "alta política". El asilo automático para los cubanos fue en los Estados Unidos de América pensado como política simbólica, señalando el deseo de los pueblos de escapar de los regímenes comunistas. En el actual contexto mundial, la migración ha vuelto a una posición de prominencia y es discutida como un asunto de "seguridad". Sin embargo, afortunadamente para América Latina, aceptar a los cubanos no es ningún impedimento de seguridad. Si los países de la región redujeran las barreras a los cubanos a lo que se ha convertido en un estándar latinoamericano, constituiría un gran paso hacia una mayor libertad de movimiento para los cubanos con costos políticos relativamente bajos.
Sybil Rhodes es Vicepresidente y Directora del Consejo Académico del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) y Directora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de UCEMA. Tiene un Ph.D. y M.A. en Ciencia Política (Stanford University). Lic. en Estudios Latinoamericanos (University of North Carolina at Chapel Hill). Es especialista en relaciones internacionales y política comparada.
Sybil RhodesPresidenteDirectora del Departamento de Ciencias Políticas y Jurídicas de la Universidad del CEMA, y de la Licenciatura en Relaciones Internacionales y la Maestría en Estudios Internacionales. Tiene un doctorado y una maestría en Ciencia Política (Stanford University), y es Lic. en Estudios Latinoamericanos (University of North Carolina at Chapel Hill). Se especializa en relaciones internacionales y política comparada.
La mayoría de los estudios académicos y periodísticos de la diáspora cubana se centran en los cubanos en Estados Unidos. Este énfasis tiene sentido, dado que el 80% de los emigrantes cubanos residen en ese país. Sin embargo, si tomamos en consideración el protagonismo político-histórico de Cuba en todo el hemisferio occidental y el hecho de que Cuba es un país de América Latina, también es importante analizar la emigración cubana a otros países de la región. Eventos recientes constituyen una razón adicional para mirar las políticas de migración latinoamericana hacia los cubanos. Más significativamente, justo antes de terminar su gobierno, el Presidente Barack Obama suspendió la política de "Pies secos/pies mojados", que concedía automáticamente la residencia permanente a cubanos que llegaran a territorio estadounidense. En consecuencia, a partir de enero de 2017, los cubanos que ya abandonaron la isla pero aún no llegaron a los Estados Unidos han sido atrapados en un limbo en México, Centroamérica y algunos países sudamericanos. Las políticas de América Latina hacia los viajeros y emigrantes cubanos son más importantes que nunca.
Cuba es un país del cual es muy difícil emigrar o simplemente viajar al extranjero. Más allá de las barreras físicas que afectan a los habitantes de cualquier país-isla, las dificultades son el resultado de las políticas formales del régimen en el poder desde 1959 de implementar restricciones típicas del comunismo del siglo XX. Al mismo tiempo, los cubanos enfrentan más obstáculos legales que los ciudadanos de otros Estados de América Latina para entrar y residir en otros países del hemisferio. Los problemas de los viajeros cubanos son sorprendentes, si tenemos en cuenta que por estándares del mundo América Latina es una región relativamente abierta y se caracteriza por altos niveles de migración intrarregional.
Restricciones a la emigración y los viajes desde dentro de Cuba
El artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 declara que todas las personas tienen "el derecho a la libertad de circulación y residencia dentro de las fronteras de cada Estado" y también "el derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y regresar a su país". A pesar del aparente consenso global con respecto a este derecho fundamental, durante la Guerra Fría los países comunistas abiertamente restringían la libertad de sus ciudadanos a emigrar, y Cuba no fue la excepción. Era casi imposible conseguir permiso formal para salir de la isla, excepto para las élites del régimen. Para la gente común, salir era considerado "abandonar" y dio lugar a la pérdida de todos los otros derechos asociados con la ciudadanía.
Mientras la Guerra Fría terminaba y la economía cubana entró en recesión, el gobierno poco a poco aflojó algunas de estas restricciones y bajó el tono de las mordaces críticas hacia los cubanos exiliados. En 2013 Cuba introdujo medidas para facilitar la entrega de permisos de salida para los ciudadanos (con excepción de ex presos políticos). La intención de este gesto era calmar las críticas internacionales al régimen, y parece haber funcionado: las negociaciones para restablecer las relaciones con los Estados Unidos comenzaron alrededor del mismo tiempo.
Sin embargo, sigue habiendo numerosos obstáculos formales para los cubanos que quieren viajar. Por ejemplo, algunas regulaciones hacen que los cubanos que emigran (y los miembros de la familia que dejan atrás) pierdan su propiedad y otros recursos económicos. Debido a esto, una vez que deciden irse resulta muy difícil volver a la isla. Incluso si desean hacerlo, puede que no podrán expedirles un permiso de entrada, y si logran eso, no pueden asegurarse de recibir un permiso de salida. Los miembros de la diáspora deben pagar una cuota de entrada superior a lo que los turistas extranjeros pagan, y no pueden poseer o manejar empresas.
Para los cubano-estadounidenses, las restricciones del gobierno cubano durante mucho tiempo fueron agravadas por medidas de Estados Unidos que les impedían el envío de remesas y de viajar a la isla. Recientemente, la mayoría de estas restricciones fueron eliminadas por el gobierno de Obama en 2009.
Debido a la acritud histórica entre el régimen y la diáspora, el gobierno cubano no se ha interesado en alentar a los emigrantes a participar en actividades económicas o cívicas (lo que expertos llaman compromiso transnacional), a diferencia de otros países de América Latina, como México. Además, los elevados costes y limitaciones en el uso de internet en Cuba reducen el contacto entre los emigrantes y personas en la isla. Como resultado, hay menos migración de retorno, o circular, que lo que se produce en, por ejemplo, la República Dominicana. Más allá de los costos directos de estas dificultades llevados por los emigrantes, otra consecuencia es que Cuba recibe menos remesas que otros países latinoamericanos.
Limitaciones encontradas por los viajeros cubanos y emigrantes en América Latina
El derecho a entrar o emigrar a otros países no está consagrado en la Declaración de 1948 de la misma manera que el derecho a emigrar. En un mundo ideal, tal vez, los estados competirían para atraer a ciudadanos libres de moverse a través de las fronteras internacionales. Como predominan otros valores, es poco probable que veamos este mundo pronto. Sin embargo, para los estados democráticos la libertad de movimiento de sus pueblos es vista como motivo de celebración. Sólo para mencionar un ejemplo, en 2012 el presidente colombiano Juan Manuel Santos se jactó que los colombianos habían adquirido recientemente la capacidad de ir sin visa a México, Turquía y Ecuador.
El "Índice de las restricciones de Visa" (realizado por el estudio de abogados Henley) clasifica los países según la facilidad de los viajes internacionales disfrutada por sus ciudadanos. La versión 2015 del índice mostró que los titulares de pasaportes cubanos podían visitar 59 países sin visa, colocando a Cuba en una posición más baja que cualquier país en el hemisferio occidental excepto la República Dominicana (sus ciudadanos pueden visitar 53 países sin visa) y Haití (titulares de pasaportes de la que podrían entrar en sólo 45 países). En cambio, los argentinos pueden visitar 150 países sin visa, los mexicanos 133 y los guatemaltecos 113.
Dentro de la propia región de América Latina, las diferencias entre los cubanos y ciudadanos de otros países son incluso mayores. En 2016, según fuentes oficiales publicadas en línea que consulté y compilé, los cubanos requieren una visa para visitar todos los países de América Latina. Los titulares de pasaportes de ningún otro país de la región enfrentan tantos obstáculos. Para los argentinos, mexicanos, panameños, paraguayos y uruguayos es necesario una visa de turista para visitar solamente un país de América Latina: Cuba. Los dominicanos podían visitar 5 de los 18 países sin visa, los ecuatorianos podrían entrar en 13 y los colombianos en 14. Más allá de la obligación de visa formal, algunos países imponen obligaciones onerosas a los cubanos, como la necesidad de proporcionar información financiera y médica intrusiva.
Cuba también mantiene controles más estrictos de sus hermanos latinoamericanos que cualquier otro país de la región. En 2016 era requisito para los ciudadanos de todos los países del hemisferio occidental tener una visa para entrar a Cuba, con la excepción parcial de los nicaragüenses, que podrían entrar con un pasaporte ordinario si fueran parte de una "misión oficial". El siguiente país más restrictivo, México, requería visas para los ciudadanos de 8 de 18 países de América Latina, seguido por Nicaragua y Perú, los cuales requieren visas de 7. Bolivia requiere visas de ciudadanos de un único país: Cuba.
Los niveles de libertad de movimiento en América Latina en general son el resultado de esfuerzos específicos de integración y cooperación multilaterales. Sin embargo, los cubanos no se han beneficiado de ellos. ¿Por qué no? La razón principal es que Cuba no ha participado en los bloques que han hecho los mayores avances hacia acuerdos de facilitación de viajes temporales y permanentes, tales como el Mercosur y también la Comunidad Andina. La Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA), que Cuba ayudó a lanzar, es la excepción. Aunque varias resoluciones del ALBA han criticado a Estados Unidos y la Unión Europea por sus políticas de inmigración restrictivas y reclaman poner fin a las deportaciones masivas y la destrucción de la pared en la frontera México-Estados Unidos, no ha habido ninguna iniciativa para promover la libertad de movimiento dentro de los propios países del ALBA. Todas las agrupaciones regionales, excepto el ALBA, tienen proyectos para reducir las barreras al turismo y los viajes de negocios. Sin embargo, varios países del ALBA, como
Ecuador, Nicaragua y Venezuela, han implementado políticas de inmigración más abiertas. Sólo Cuba no lo ha hecho. La razón principal parece ser que los funcionarios del régimen temen los efectos de interacción más libre entre sus propios ciudadanos y los visitantes de América Latina.
También vale la pena mencionar que la mayoría de los países de América Latina han unido sus fuerzas para apoyar la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias (A nivel mundial, el Tratado no se ha firmado por ninguno de los principales países receptores de inmigrantes). Las excepciones dentro de América Latina son Brasil, Costa Rica, Panamá y Cuba.
En general, América Latina es una región con un respeto admirable por la libertad de movimiento, pero las políticas de los países de la región son menos abiertas a los viajeros y emigrantes cubanos que a ningún otro, excepto los ciudadanos de una lista corta de países azotados por conflictos.
Conclusiones y recomendaciones
Un informe de 2011 encargado por la Florida International University recomendó que Cuba elimine los obstáculos adicionales a la emigración y que sea más fácil para los miembros de la diáspora el regresar a Cuba, y también reclamó una solución humanitaria para los cubanos en tránsito. En su mayor parte, estas sugerencias no han sido aplicadas. Una excepción importante es que los cubanos atrapados en tránsito pueden beneficiarse del programa mexicano de regularización para los inmigrantes que ingresaron al país entre el 9 de enero de 2015 y el 9 de enero de 2017.
Durante la guerra fría, las políticas de migración formaban parte de la "alta política". El asilo automático para los cubanos fue en los Estados Unidos de América pensado como política simbólica, señalando el deseo de los pueblos de escapar de los regímenes comunistas. En el actual contexto mundial, la migración ha vuelto a una posición de prominencia y es discutida como un asunto de "seguridad". Sin embargo, afortunadamente para América Latina, aceptar a los cubanos no es ningún impedimento de seguridad. Si los países de la región redujeran las barreras a los cubanos a lo que se ha convertido en un estándar latinoamericano, constituiría un gran paso hacia una mayor libertad de movimiento para los cubanos con costos políticos relativamente bajos.
Sybil Rhodes es Vicepresidente y Directora del Consejo Académico del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) y Directora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de UCEMA. Tiene un Ph.D. y M.A. en Ciencia Política (Stanford University). Lic. en Estudios Latinoamericanos (University of North Carolina at Chapel Hill). Es especialista en relaciones internacionales y política comparada.