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Análisis Sínico

23-03-2023

El nuevo super-regulador financiero chino podría ser una respuesta al riesgo de crisis financiera

El Congreso Popular Nacional, una vez más, nos ha traído una serie de noticias importantes para China y el mundo. Muchos se han centrado en el tercer mandato de Xi Jinping y en el poco alentador objetivo de crecimiento, pero la creación de esta agencia reguladora y supervisora centralizada puede ser una noticia tan importante, o más si lo que lleva consigo es sentar las bases de funcionamiento de una reestructuración del sistema financiero tras años de excesos.
Por Alicia García Herrero

El Congreso Popular Nacional de China siempre es centro de atención mediática puesto que en él se anuncian los objetivos económicos del país para el año en curso, pero también las reformas que van a influir en las perspectivas a largo plazo de la economía china. Este año, el Congreso es de especial importancia al haberse confirmado el tercer mandato de Xi Jinping más allá de los dos cargos para los que fue confirmado en el 20º Congreso del Partido en noviembre de 2022, a saber, el de Secretario General del Partido Comunista Chino y de Presidente de la Comisión Militar Central.

Como si esta concentración de poder no fuera suficiente (ni siquiera Mao Zedong logró mantener los tres cargos durante tres mandatos), el Congreso Popular Nacional también ha sido escenario de otros anuncios de cambios institucionales con un denominador común: la mayor concentración de poder en las esferas económica y financiera. Entre los varios cambios institucionales anunciados, la creación de un nuevo organismo regulador nacional que supervise todas las partes de la industria financiera bien podría ser el más relevante.

Este nuevo regulador asumirá las responsabilidades de protección del consumidor así como la supervisión diaria de las sociedades financieras que hasta la fecha realizaba el Banco Popular de China así como la protección del inversor que hasta ahora realizaba la Comisión Nacional de Valores de China. Hay varias razones por las que el anuncio de esta agencia centralizada merece nuestra atención.

En primer lugar, el sector financiero de China es actualmente el más grande del mundo con unos 60 billones de dólares en activos, lo que equivale al 340% del PIB de China.  Los bancos chinos también encabezan la lista de las mayores instituciones financieras del mundo, por lo que las interrelaciones con el resto del sistema financiero mundial siguen creciendo.

Además, los bancos chinos, especialmente los bancos de desarrollo, han estado prestando masivamente a países emergentes hasta hace poco. La sequía de capital chino desde la guerra comercial con EEUU hasta la fecha reduce este canal, con importantes consecuencias para el Sur Global. En ese sentido, cualquier acción que afecte al sector financiero de China es importante para China y para el resto del mundo.

En segundo lugar, la concentración del poder regulador y supervisor en pocas manos también tiene poca claridad –hasta ahora– sobre sus líneas jerárquicas y el papel de Xi Jinping en la supervisión de este organismo. En cuanto a su funcionamiento administrativo, los rumores apuntan a que se reducirán los salarios de los funcionarios de las agencias reguladoras existentes. En la misma línea, se está produciendo una importante reestructuración del Gobierno central, con un recorte de los gastos del 5%. Una razón plausible para el empeoramiento de las condiciones financieras y del número de funcionarios es crear el espacio fiscal necesario para poblar esta nueva institución.

Para muchos, crear una nueva institución en un momento en que la economía china está luchando por recuperarse de las cicatrices dejadas por el Covid, y las políticas de cero-Covid, es demasiado lujo. Pero esto podría no ser así en una circunstancia particular, a saber, la de una posible crisis financiera en China que tendría que abordarse con rapidez y eficacia. De hecho, la evidencia internacional muestra que las agencias reguladoras y supervisoras centralizadas tienden a crearse cuando el riesgo sistémico está en un nivel récord y se justifica una posible reestructuración del sistema financiero. 

La pregunta, por lo tanto, es si China se encuentra hoy en esta situación. En primer lugar, el riesgo sistémico derivado de un sector financiero mucho más complejo con posiciones fuera de balance muy grandes sigue siendo generalizado, a pesar de los esfuerzos del presidente Xi en 2017 cuando anunció una "cruzada" contra la banca en la sombra, o shadow banking. De hecho, desde entonces, la deuda general de China no ha hecho más que aumentar.

Por otra parte, el desplome de varios promotores inmobiliarios, que se inició en el segundo semestre de 2021 hasta hace muy poco tiempo, ha perjudicado a las entidades financieras y la desaparición del sector no ha terminado del todo. Por último, los gobiernos locales han tenido que asumir la mayor parte de los gastos relacionados con las políticas de la Covid-cero, al tiempo que han visto caer en picado su principal fuente de ingresos, a saber, la venta de terrenos cualificados. De hecho, en el tercer trimestre de 2022 todas las provincias de China tenían déficits fiscales y tenían que ser apoyadas por el Gobierno Central.

Concentrar los poderes de regulación y supervisión en una agencia pequeña pero ágil y de alto nivel con acceso directo al Consejo de Estado, pero posiblemente también a Xi Jinping directamente, debería facilitar mucho la coordinación. Y lo que es más importante: ayuda a gestionar una situación financiera complicada, incluso posiblemente urgente, más rápido en momentos de potenciales dificultades financieras.

Otra ventaja clave de esta agencia es que es más fácil vincular cualquier posible decisión de reestructurar una institución financiera en particular con las fuentes de financiación para financiar estas acciones. Un buen ejemplo de ello es la reestructuración de los principales bancos chinos a principios de la década de 2000 para el que también se produjeron cambios institucionales y se utilizó una parte de las reservas extranjeras para recapitalizar estos bancos.

En definitiva, el Congreso Popular Nacional, una vez más, nos ha traído una serie de noticias importantes para China y el mundo. Muchos se han centrado en el tercer mandato de Xi Jinping y en el poco alentador objetivo de crecimiento, pero la creación de esta agencia reguladora y supervisora centralizada puede ser una noticia tan importante, o más si lo que lleva consigo es sentar las bases de funcionamiento de una reestructuración del sistema financiero tras años de excesos. Dado su tamaño no cabe duda que esta nueva agencia puede acabar teniendo una influencia importante en el resto del mundo.

Alicia García Herrero
Alicia García Herrero
Investigadora senior en Bruegel, profesora asociada de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, y colaboradora de Análisis Sínico en www.cadal.org
 
 
 

 
 
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