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Promoción de la Apertura Política en Cuba
La muerte les sienta bien
Villar murió el jueves 19 de enero de 2012 luego de una prolongada huelga de hambre. Pero se equivocan quienes piensan que el régimen de partido y pensamiento único de los hermanos Castro es el único responsable de ésta y las anteriores muertes de presos políticos cubanos; de éstos y otros encarcelamientos arbitrarios; y de todas las injusticias y atropellos que vienen cometiendo en Cuba desde hace más de medio siglo. Por Gabriel C. Salvia
A esta altura no quedan muchas ganas de escribir sobre la muerte de otra persona inocente en Cuba y la complicidad regional e internacional en tolerar que una dictadura tan obscena se mantenga en el poder y que a todo un pueblo se lo prive de su derecho a la democracia.
El joven disidente cubano Wilman Villar fue detenido y encarcelado arbitrariamente en noviembre pasado, acusado de un delito que no es tal desde la perspectiva democrática, y condenado a cuatro años de prisión. Pero esta “particularidad” del régimen cubano, ese “sistema propio” que no es otra cosa que una dictadura, es legitimado en forma recurrente en el ámbito internacional: desde el Mercosur y la Organización de Estados Iberoamericanos hasta la Asamblea General de la ONU.
Y mientras algunos gobiernos mantienen su alineamiento con la dictadura de los hermanos Castro, como los miembros del ALBA (Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua); otros como Argentina, Brasil y Uruguay no esconden su simpatía con el régimen militar cubano; y hasta la derecha filo-pinochetista chilena se sienta cómoda con el castrismo en la mesa de la flamante troika del CELAC, una suerte de OEA subdesarrollada.
“¡Vivan las diferencias!”, dijo el presidente de Chile Sebastián Piñera en la reunión del CELAC en Caracas, a fines del 2011, como tratando de justificar su presencia en medio de un dictador, Raúl Castro, y un aspirante a serlo, Hugo Chávez.
El problema es que esas diferencias incluyen aceptar a un gobierno ilegítimo, tratándolo como igual, y adoptar una actitud neutral frente a los atropellos que comete.
Villar murió el jueves 19 de enero de 2012 luego de una prolongada huelga de hambre. Pero se equivocan quienes piensan que el régimen de partido y pensamiento único de los hermanos Castro es el único responsable de ésta y las anteriores muertes de presos políticos cubanos; de éstos y otros encarcelamientos arbitrarios; y de todas las injusticias y atropellos que vienen cometiendo en Cuba desde hace más de medio siglo.
La dictadura cubana hace lo que quiere porque la comunidad internacional lo tolera, cuando no lo alienta, por lo cual comparte su responsabilidad por cada encarcelamiento y por cada muerte de un opositor pacífico.
Gabriel C. Salvia es Presidente de CADAL y Director del Proyecto Puente Democrático.
Gabriel C. SalviaDirector GeneralActivista internacional de derechos humanos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista trabajó en gráfica, radio y TV.
Compiló varios libros, entre ellos "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021) y "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023),
y es autor de "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). También es autor de varios informes, entre los que se destacan "Las sillas del Consejo: autoritarismos y democracias en la evolución de la integración del órgano de DDHH de la ONU" y "Memoria cerrada: La complicidad de la revolución cubana con la dictadura militar argentina".
A esta altura no quedan muchas ganas de escribir sobre la muerte de otra persona inocente en Cuba y la complicidad regional e internacional en tolerar que una dictadura tan obscena se mantenga en el poder y que a todo un pueblo se lo prive de su derecho a la democracia.
El joven disidente cubano Wilman Villar fue detenido y encarcelado arbitrariamente en noviembre pasado, acusado de un delito que no es tal desde la perspectiva democrática, y condenado a cuatro años de prisión. Pero esta “particularidad” del régimen cubano, ese “sistema propio” que no es otra cosa que una dictadura, es legitimado en forma recurrente en el ámbito internacional: desde el Mercosur y la Organización de Estados Iberoamericanos hasta la Asamblea General de la ONU.
Y mientras algunos gobiernos mantienen su alineamiento con la dictadura de los hermanos Castro, como los miembros del ALBA (Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua); otros como Argentina, Brasil y Uruguay no esconden su simpatía con el régimen militar cubano; y hasta la derecha filo-pinochetista chilena se sienta cómoda con el castrismo en la mesa de la flamante troika del CELAC, una suerte de OEA subdesarrollada.
“¡Vivan las diferencias!”, dijo el presidente de Chile Sebastián Piñera en la reunión del CELAC en Caracas, a fines del 2011, como tratando de justificar su presencia en medio de un dictador, Raúl Castro, y un aspirante a serlo, Hugo Chávez.
El problema es que esas diferencias incluyen aceptar a un gobierno ilegítimo, tratándolo como igual, y adoptar una actitud neutral frente a los atropellos que comete.
Villar murió el jueves 19 de enero de 2012 luego de una prolongada huelga de hambre. Pero se equivocan quienes piensan que el régimen de partido y pensamiento único de los hermanos Castro es el único responsable de ésta y las anteriores muertes de presos políticos cubanos; de éstos y otros encarcelamientos arbitrarios; y de todas las injusticias y atropellos que vienen cometiendo en Cuba desde hace más de medio siglo.
La dictadura cubana hace lo que quiere porque la comunidad internacional lo tolera, cuando no lo alienta, por lo cual comparte su responsabilidad por cada encarcelamiento y por cada muerte de un opositor pacífico.
Gabriel C. Salvia es Presidente de CADAL y Director del Proyecto Puente Democrático.