Diálogo Latino Cubano
Promoción de la Apertura Política en Cuba
Cuba, país invitado al Festival de Cine por los Derechos Humanos en Bogotá
Se realizó del 22 al 29 de agosto en distintas ciudades de Colombia y de Cuba se proyectaron los documentales Nadie, de Miguel Coyula; En Un Rincón del Alma, de Jorge Dalton; La Teoría Cubana de la Sociedad Perfecta y La Singular Historia de Juan sin Nada, de Ricardo Figueredo; así como en ficción Santa y Andrés, de Carlos Lechuga. Con la presencia de la banda de punk rock Porno Para Ricardo (“la más famosa del mundo por no tocar”) también se proyectó el audiovisual Mínimo Gorki de Lía Villares.Por Lynn Cruz
La apertura estuvo a cargo del filme El Silencio de la realizadora brasileña Beatriz Seymour, una película desgarradora sobre el tratado de paz en Colombia narrada desde el punto de vista de los desaparecidos. Antes, el sonido de una guitarra clásica acompañó las imágenes del cineasta colombiano Mauricio Lezama, asesinado mientras preparaba el casting para una película.
Gradualmente me di cuenta que ese es el tema que ocupa a los realizadores allí. Vi más de una obra relacionada. El programa de restablecimiento a las víctimas de la guerra generó conciencia en la población respecto al hecho de que sean los pobres quienes se matan entre sí: “Los hijos de los ricos no van a combatir”, esta es la línea de uno de los diálogos en El Silencio, pero al hablar con personas en las calles, decían exactamente lo mismo.
Hace pocos días Iván Márquez, quien fuera el número dos de las FARC, anunció que retomaba las armas, con el pretexto de levantarse contra la opresión. Esta posición es muy delicada en un momento donde se perseguía poner fin a un conflicto que no ha hecho más que lastrar al pueblo colombiano, reacción esta que puede ser aprovechada por la ultra derecha que desde la sombra lidera el ex mandatario Álvaro Uribe.
En medio de este panorama político presentamos Nadie. En la sala de cine en Bogotá, un colombiano de más de 70 años se levantó de su asiento con indignación y vociferó que nuestro documental dirigido por el cineasta Miguel Coyula, estaba pagado por la CIA. Y es que en efecto, Fidel con su bandera antimperialista como fortaleza principal en el discurso, atrajo a muchos simpatizantes, especialmente la izquierda tanto de Estados Unidos como Latinoamérica. Ello junto a un pueblo alegre, en eternos carnavales (recordar que nuestro totalitarismo entró por la conga), provocaron la ceguera política de los progresistas del mundo.
Es curioso pues los cubanos sufrimos el imperialismo no solo de la derecha, sino también de la izquierda, a quien no se le puede contradecir respecto a su visión romántica del proceso revolucionario. Incluso corres el riesgo de ser considerado un gusano, porque el término también se exportó con el fin de aniquilar cualquier gesto de simpatía hacia los intelectuales o artistas del exilio.
Confieso que mi reacción ante el insulto de aquel hombre en la Cinemateca de Bogotá, me llenó de profunda indignación, cansada de ser incomprendida tanto dentro como fuera de mi país. Suerte que la charla no se detuvo y hubo hasta quien manifestó su vergüenza frente el agravio y se disculpó en nombre de toda la audiencia restante, lo cual fue verdaderamente especial.
Ante el comentario de otra espectadora respecto al embargo del gobierno de los Estados Unidos contra la isla, dije que Cuba parasitó por 30 años a la antigua Unión Soviética, y estuvo dos décadas recibiendo subvenciones del chavismo, un sistema que en 60 años no ha sido capaz de garantizar ni un boniato diario a su población. Le dije además que entendía su devoción, porque en mi país solo funciona la propaganda y el espionaje.
El cine es muy importante, por ello en el mismo año 59 se creó el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos ICAIC. Las películas que participaron en esta selección se puede decir que son post comunistas, además de Nadie estaba por la parte de documental En Un Rincón del Alma de Jorge Dalton, La Teoría Cubana de la Sociedad Perfecta y La Singular Historia de Juan sin Nada de Ricardo Figueredo, así como en ficción Santa y Andrés de Carlos Lechuga. Con la presencia de la banda de punk rock Porno Para Ricardo (“la más famosa del mundo por no tocar”) también se proyectó el audiovisual inconcluso Mínimo Gorki de Lía Villares (inconcluso a causa de la confiscación de los máster por parte del Departamento de la Seguridad del Estado).
Casi todas vetadas en los festivales de cine dentro del país, tanto en Gibara como en La Habana indistintamente. A algunas las han desprogramado después de haber sido aceptadas. En el caso de Santa y Andrés también en el Havana Film Festival de Nueva York, fue retirada de la competencia oficial. Nadie del Festival de Mar del Plata en Argentina, después de enfrentar una oleada represiva por agentes de la seguridad del Estado y la policía que impidió que se exhibiera en la Casa Galería privada El Círculo que dirige el artista visual Luis Trápaga.
Pero el gobierno cubano, su ejército civil (los burócratas) y militar, maltratan o ignoran que mientras ellos nos machacan el mundo observa. Hasta hoy Cuba no había sido invitada en festivales de derechos humanos, puesto que nuestros conflictos siempre han sido minimizados. Todas estas obras excluidas, poco a poco se abren paso y encuentran un lugar a pesar de que prevalece la voluntad por silenciarlas.
Lynn Cruz es graduada de Pedagogía en la Universidad Pedagógica de Matanzas (2000) y de la Escuela de Superación de Artistas y Profesional en la Especialidad de Actriz Dramática (2005). Desde el año 2001 y hasta 2017 colaboró como actriz en la Escuela Internacional de Cine y televisión de San Antonio de los Baños, en talleres de realización cinematográfica, dirección de actores, impartidos por prestigiosos realizadores. En abril de 2018 fue censurada por su labor periodística, e imposibilitada a participar en ningún otro evento en las instituciones oficiales. Es autora de la obra Los Enemigos del Pueblo, (2017), obra que inició un camino hacia el Teatro Político, al que prosiguió Patriotismo 36-77 (2018) también de su autoría. En la universidad de Oswego, Nueva York, impartió una clase introductoria al taller que da continuidad a su investigación como intérprete: El monólogo Interior y el silencio en el escenario (2017).
Lynn Cruz
La apertura estuvo a cargo del filme El Silencio de la realizadora brasileña Beatriz Seymour, una película desgarradora sobre el tratado de paz en Colombia narrada desde el punto de vista de los desaparecidos. Antes, el sonido de una guitarra clásica acompañó las imágenes del cineasta colombiano Mauricio Lezama, asesinado mientras preparaba el casting para una película.
Gradualmente me di cuenta que ese es el tema que ocupa a los realizadores allí. Vi más de una obra relacionada. El programa de restablecimiento a las víctimas de la guerra generó conciencia en la población respecto al hecho de que sean los pobres quienes se matan entre sí: “Los hijos de los ricos no van a combatir”, esta es la línea de uno de los diálogos en El Silencio, pero al hablar con personas en las calles, decían exactamente lo mismo.
Hace pocos días Iván Márquez, quien fuera el número dos de las FARC, anunció que retomaba las armas, con el pretexto de levantarse contra la opresión. Esta posición es muy delicada en un momento donde se perseguía poner fin a un conflicto que no ha hecho más que lastrar al pueblo colombiano, reacción esta que puede ser aprovechada por la ultra derecha que desde la sombra lidera el ex mandatario Álvaro Uribe.
En medio de este panorama político presentamos Nadie. En la sala de cine en Bogotá, un colombiano de más de 70 años se levantó de su asiento con indignación y vociferó que nuestro documental dirigido por el cineasta Miguel Coyula, estaba pagado por la CIA. Y es que en efecto, Fidel con su bandera antimperialista como fortaleza principal en el discurso, atrajo a muchos simpatizantes, especialmente la izquierda tanto de Estados Unidos como Latinoamérica. Ello junto a un pueblo alegre, en eternos carnavales (recordar que nuestro totalitarismo entró por la conga), provocaron la ceguera política de los progresistas del mundo.
Es curioso pues los cubanos sufrimos el imperialismo no solo de la derecha, sino también de la izquierda, a quien no se le puede contradecir respecto a su visión romántica del proceso revolucionario. Incluso corres el riesgo de ser considerado un gusano, porque el término también se exportó con el fin de aniquilar cualquier gesto de simpatía hacia los intelectuales o artistas del exilio.
Confieso que mi reacción ante el insulto de aquel hombre en la Cinemateca de Bogotá, me llenó de profunda indignación, cansada de ser incomprendida tanto dentro como fuera de mi país. Suerte que la charla no se detuvo y hubo hasta quien manifestó su vergüenza frente el agravio y se disculpó en nombre de toda la audiencia restante, lo cual fue verdaderamente especial.
Ante el comentario de otra espectadora respecto al embargo del gobierno de los Estados Unidos contra la isla, dije que Cuba parasitó por 30 años a la antigua Unión Soviética, y estuvo dos décadas recibiendo subvenciones del chavismo, un sistema que en 60 años no ha sido capaz de garantizar ni un boniato diario a su población. Le dije además que entendía su devoción, porque en mi país solo funciona la propaganda y el espionaje.
El cine es muy importante, por ello en el mismo año 59 se creó el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos ICAIC. Las películas que participaron en esta selección se puede decir que son post comunistas, además de Nadie estaba por la parte de documental En Un Rincón del Alma de Jorge Dalton, La Teoría Cubana de la Sociedad Perfecta y La Singular Historia de Juan sin Nada de Ricardo Figueredo, así como en ficción Santa y Andrés de Carlos Lechuga. Con la presencia de la banda de punk rock Porno Para Ricardo (“la más famosa del mundo por no tocar”) también se proyectó el audiovisual inconcluso Mínimo Gorki de Lía Villares (inconcluso a causa de la confiscación de los máster por parte del Departamento de la Seguridad del Estado).
Casi todas vetadas en los festivales de cine dentro del país, tanto en Gibara como en La Habana indistintamente. A algunas las han desprogramado después de haber sido aceptadas. En el caso de Santa y Andrés también en el Havana Film Festival de Nueva York, fue retirada de la competencia oficial. Nadie del Festival de Mar del Plata en Argentina, después de enfrentar una oleada represiva por agentes de la seguridad del Estado y la policía que impidió que se exhibiera en la Casa Galería privada El Círculo que dirige el artista visual Luis Trápaga.
Pero el gobierno cubano, su ejército civil (los burócratas) y militar, maltratan o ignoran que mientras ellos nos machacan el mundo observa. Hasta hoy Cuba no había sido invitada en festivales de derechos humanos, puesto que nuestros conflictos siempre han sido minimizados. Todas estas obras excluidas, poco a poco se abren paso y encuentran un lugar a pesar de que prevalece la voluntad por silenciarlas.
Lynn Cruz es graduada de Pedagogía en la Universidad Pedagógica de Matanzas (2000) y de la Escuela de Superación de Artistas y Profesional en la Especialidad de Actriz Dramática (2005). Desde el año 2001 y hasta 2017 colaboró como actriz en la Escuela Internacional de Cine y televisión de San Antonio de los Baños, en talleres de realización cinematográfica, dirección de actores, impartidos por prestigiosos realizadores. En abril de 2018 fue censurada por su labor periodística, e imposibilitada a participar en ningún otro evento en las instituciones oficiales. Es autora de la obra Los Enemigos del Pueblo, (2017), obra que inició un camino hacia el Teatro Político, al que prosiguió Patriotismo 36-77 (2018) también de su autoría. En la universidad de Oswego, Nueva York, impartió una clase introductoria al taller que da continuidad a su investigación como intérprete: El monólogo Interior y el silencio en el escenario (2017).