Entrevistas
Análisis Latino
Ricardo López Murphy:
La confusión argentina
«La percepción de la gente es que Cuba es una economía aislada por el gobierno norteamericano, que está bloqueada. Nada de eso es cierto, pero en los hechos, la expresión pública es esa. Cuando se explican los hechos con cuidado, cuando se conocen los detalles de los episodios, la gente cambia de opinión».Por Gabriel C. Salvia
Ricardo López Murphy, líder de la oposición en Argentina, opina que la política exterior de su país hacia Cuba es 'desafortunada'.
El titular del partido Recrear para el Crecimiento y ex candidato presidencial en 2003, Ricardo López Murphy, es la figura política más destacada de Argentina en hacer pública su condena a la dictadura de Fidel Castro.
El titular del partido Recrear para el Crecimiento y ex candidato presidencial en 2003, Ricardo López Murphy, es la figura política más destacada de Argentina en hacer pública su condena a la dictadura de Fidel Castro.
Licenciado en Economía, con un máster en la Universidad de Chicago, López Murphy se desempeñó en el período 1999-2001 como ministro de Defensa y luego estuvo a cargo del Ministerio de Economía e Infraestructura. Como candidato a presidente de la nación, en 2003, obtuvo cerca de 3 millones 200 mil votos, los cuales representaron el 16,37% del total; es decir, un 8% menos que el actual presidente Néstor Kirchner.
López Murphy, en la actualidad uno de los dos principales referentes de la oposición al gobierno peronista, responde en exclusiva a Encuentro en la Red.
¿Cuál es su opinión sobre la política exterior del gobierno de Kirchner hacia el régimen cubano?
Creo que ha sido desafortunada, en el sentido de no poner de manera clara, precisa y transparente la demanda que me parece que es internacional, y que es una demanda genuina de defensa de los derechos humanos, de defensa de un régimen de libertades. Creo que eso fue un extraordinario error.
¿Qué mensaje le daría a la opinión pública internacional, después de lo que pasó en Argentina con el aplauso a Fidel Castro en el Congreso, en 2003?
Hay una enorme confusión en la opinión pública argentina y en particular en el Parlamento. Ojalá hagamos nuestro trabajo como corresponde para esclarecer los problemas que hoy existen. Usted no se olvide que la visión sobre Cuba, para el grueso de la población, es que Maradona se va a tratar allá, y esa visión confunde. Quizás, la diferencia que habría que hacer es que cuando ha estado allá, cada vez ha venido empeorando más su salud, y eso nadie lo ha percibido.
¿Por qué cree que en Argentina se descalifica a quienes condenan al régimen de Fidel Castro, señalándoles que critican a Cuba y no se ocupan de otros problemas que hay en el mundo?
Es culpa nuestra. No es culpa de los demás, es nuestra la culpa. Porque no hemos tenido la energía, la firmeza, la claridad, la transparencia, para hacer esa defensa. No hemos sabido ocupar los espacios, no hemos tenido el coraje, la disciplina y la voluntad suficiente. Yo, quizás, individualmente la he tenido, pero eso no cambia que no hemos sabido inspirar a nuestra sociedad en esa batalla.
Cuando se trató el último voto en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, las encuestas mostraban que la mayoría de los argentinos estaban a favor de apoyar la dictadura cubana o de abstenerse de condenarla. ¿Esto muestra que los valores democráticos en Argentina no están firmes?
No, la gente no ha recibido una información adecuada sobre eso. Puedo asegurar que la mayor parte de la gente cree que Cuba es un país donde usted circula libremente, donde usted opina libremente, donde no hay perseguidos, que no hay delitos de pensamiento y de opinión. La percepción de la gente es que Cuba es una economía aislada por el gobierno norteamericano, que está bloqueada. Nada de eso es cierto, pero en los hechos, la expresión pública es esa. Cuando se explican los hechos con cuidado, cuando se conocen los detalles de los episodios, la gente cambia de opinión.
Sin embargo, hay mucha gente que sabe lo que realmente pasa en Cuba, conoce los informes de Amnistía Internacional, es gente que ha defendido los derechos humanos en Argentina y, en algunos casos, son simpatizantes o complacientes con el régimen cubano…
Bueno, en ese caso es incalificable. Si usted conoce, usted sabe, y usted actúa de manera indulgente, es incalificable.
¿Acaso no son los mismos organismos que condenaban la violación de los derechos humanos en Argentina, los que también condenan las violaciones en Cuba?
Omiten. Omiten condenar muchas veces. Creo que hay mucha desinformación. Creo que ese es el problema. Los que conocen los datos es muy grave. Eso debe ser hecho público a la sociedad.
¿Por qué cree que en Argentina, particularmente, los sectores que simpatizan con la revolución cubana no han evolucionado como lo ha hecho la izquierda en otros países?
Porque mucha gente en la Argentina, de esa orientación ideológica, sueña con instalar un régimen político similar al de Cuba. Creo que es una tragedia, pero sueñan con eso. Es muy vocal, se la escucha mucho, hablan mucho. Creo que eso es una tragedia porque es como querer un régimen político sin libertades, identificando una ideología con el Estado. A mí me parece una tragedia. Pero reconozcamos la realidad: esos grupos tienen un peso insólito en nuestro país.
¿Cómo cree que puede contribuirse para lograr una mayor difusión de la realidad cubana?
Actuando y militando sobre eso. Haciendo un poco lo que hace CADAL, distribuyendo material, haciendo conocer las opiniones, transmitiendo con claridad los problemas. Eso creo que no lo hubo en Argentina.
En la reciente Cumbre de Praga por la democracia en Cuba quedó claro que quienes deben tomar la iniciativa en el caso cubano son los países europeos que sufrieron el comunismo y los países de América Latina que sufrieron dictaduras autoritarias. ¿Usted estaría dispuesto a sumarse a este grupo de líderes políticos e intelectuales?
Esa me parece una estrategia muy inteligente y yo no tendría problemas en acompañar a Aylwin y a Havel. Es más, he firmado una carta proponiendo como Premio Nobel a Havel, así que estoy listo para hacerlo.
Usted, que se ha adherido a la carta de los intelectuales argentinos que piden que en las embajadas de los países de América Latina en Cuba se reconozca a los disidentes, ¿qué mensaje le enviaría a los países de la Unión Europea, especialmente España, que tienen la idea de suspender esta iniciativa?
No, creo que es muy vital la defensa y el mantenimiento de esa llama de libertad y sería un enorme error que se le quitara aire y entusiasmo a esa iniciativa.
Últimamente importantes líderes políticos y parlamentarios están apadrinando a presos políticos en Cuba para brindarles reconocimiento y protección. ¿Qué opina de este tipo de acciones solidarias?
Me parece que eso es muy sano y creo que es un mecanismo muy vital para la causa de la libertad.
En su momento, usted se refirió al embargo norteamericano. ¿No le parece curioso que un régimen como el cubano, que es enemigo del libre comercio, se queje de no poder comerciar con quien califica como su enemigo?
La gente no sabe bien cómo es el proceso y la verdad, sea dicha, es que nunca ha sido explicado cuidadosamente ni por las autoridades americanas ni por la disidencia cubana. Creo que debería explicarse claramente que no es verdad que hay un bloqueo. Todo el mundo acá usa la palabra "bloqueo" y eso no es cierto. Y esa enorme confusión no ayuda.
Ahora, la explicación de por qué hay gente que milita activamente para una causa, que es doblegar la libertad, doblegar la autonomía y doblegar la capacidad de los ciudadanos cubanos para expresarse libremente, es una cosa incomprensible para mí. Pero ocurre.
¿Qué mensaje enviaría a las empresas argentinas que tienen negocios dentro de Cuba?
Ahí yo también sería cuidadoso, porque entiendo que las finalidades comerciales de las actividades empresariales son naturales, y no sólo en este caso, sino en todos los países del mundo van a buscar sus negocios. O sea, que en la medida en que lo puedan hacer creo que es mejor que haya vinculaciones con el resto del mundo. Eso contribuye a la causa de la libertad.
¿Usted coincidiría en que al promover desde Argentina la libertad y la apertura democrática en Cuba se fortalecen al mismo tiempo esos valores en nuestro país?
No tengo la menor duda y por eso lo estoy haciendo.
Gabriel C. SalviaDirector GeneralActivista de derechos humanos enfocado en la solidaridad democrática internacional. En 2024 recibió el Premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa. Es autor de los libros "Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional" (2024) y "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). Además, compiló varios libros, entre ellos "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021), "Desafíos para el fortalecimiento democrático en la Argentina" (2015), "Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en Argentina" (2013) y "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), Sus columnas de opinión han sido publicadas en varios medios en español. Actualmente publica en Clarín, Perfil, Infobae y La Nación, de Argentina. Ha participado en eventos internacionales en América Latina, África, Asia, Europa, los Balcanes y en Estados Unidos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista, trabajó entre 1992 y 1997 en gráfica, radio y TV especializado en temas parlamentarios, políticos y económicos, y posteriormente contribuyó con entrevistas en La Nación y Perfil.
Ricardo López Murphy, líder de la oposición en Argentina, opina que la política exterior de su país hacia Cuba es 'desafortunada'.
El titular del partido Recrear para el Crecimiento y ex candidato presidencial en 2003, Ricardo López Murphy, es la figura política más destacada de Argentina en hacer pública su condena a la dictadura de Fidel Castro.
El titular del partido Recrear para el Crecimiento y ex candidato presidencial en 2003, Ricardo López Murphy, es la figura política más destacada de Argentina en hacer pública su condena a la dictadura de Fidel Castro.
Licenciado en Economía, con un máster en la Universidad de Chicago, López Murphy se desempeñó en el período 1999-2001 como ministro de Defensa y luego estuvo a cargo del Ministerio de Economía e Infraestructura. Como candidato a presidente de la nación, en 2003, obtuvo cerca de 3 millones 200 mil votos, los cuales representaron el 16,37% del total; es decir, un 8% menos que el actual presidente Néstor Kirchner.
López Murphy, en la actualidad uno de los dos principales referentes de la oposición al gobierno peronista, responde en exclusiva a Encuentro en la Red.
¿Cuál es su opinión sobre la política exterior del gobierno de Kirchner hacia el régimen cubano?
Creo que ha sido desafortunada, en el sentido de no poner de manera clara, precisa y transparente la demanda que me parece que es internacional, y que es una demanda genuina de defensa de los derechos humanos, de defensa de un régimen de libertades. Creo que eso fue un extraordinario error.
¿Qué mensaje le daría a la opinión pública internacional, después de lo que pasó en Argentina con el aplauso a Fidel Castro en el Congreso, en 2003?
Hay una enorme confusión en la opinión pública argentina y en particular en el Parlamento. Ojalá hagamos nuestro trabajo como corresponde para esclarecer los problemas que hoy existen. Usted no se olvide que la visión sobre Cuba, para el grueso de la población, es que Maradona se va a tratar allá, y esa visión confunde. Quizás, la diferencia que habría que hacer es que cuando ha estado allá, cada vez ha venido empeorando más su salud, y eso nadie lo ha percibido.
¿Por qué cree que en Argentina se descalifica a quienes condenan al régimen de Fidel Castro, señalándoles que critican a Cuba y no se ocupan de otros problemas que hay en el mundo?
Es culpa nuestra. No es culpa de los demás, es nuestra la culpa. Porque no hemos tenido la energía, la firmeza, la claridad, la transparencia, para hacer esa defensa. No hemos sabido ocupar los espacios, no hemos tenido el coraje, la disciplina y la voluntad suficiente. Yo, quizás, individualmente la he tenido, pero eso no cambia que no hemos sabido inspirar a nuestra sociedad en esa batalla.
Cuando se trató el último voto en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, las encuestas mostraban que la mayoría de los argentinos estaban a favor de apoyar la dictadura cubana o de abstenerse de condenarla. ¿Esto muestra que los valores democráticos en Argentina no están firmes?
No, la gente no ha recibido una información adecuada sobre eso. Puedo asegurar que la mayor parte de la gente cree que Cuba es un país donde usted circula libremente, donde usted opina libremente, donde no hay perseguidos, que no hay delitos de pensamiento y de opinión. La percepción de la gente es que Cuba es una economía aislada por el gobierno norteamericano, que está bloqueada. Nada de eso es cierto, pero en los hechos, la expresión pública es esa. Cuando se explican los hechos con cuidado, cuando se conocen los detalles de los episodios, la gente cambia de opinión.
Sin embargo, hay mucha gente que sabe lo que realmente pasa en Cuba, conoce los informes de Amnistía Internacional, es gente que ha defendido los derechos humanos en Argentina y, en algunos casos, son simpatizantes o complacientes con el régimen cubano…
Bueno, en ese caso es incalificable. Si usted conoce, usted sabe, y usted actúa de manera indulgente, es incalificable.
¿Acaso no son los mismos organismos que condenaban la violación de los derechos humanos en Argentina, los que también condenan las violaciones en Cuba?
Omiten. Omiten condenar muchas veces. Creo que hay mucha desinformación. Creo que ese es el problema. Los que conocen los datos es muy grave. Eso debe ser hecho público a la sociedad.
¿Por qué cree que en Argentina, particularmente, los sectores que simpatizan con la revolución cubana no han evolucionado como lo ha hecho la izquierda en otros países?
Porque mucha gente en la Argentina, de esa orientación ideológica, sueña con instalar un régimen político similar al de Cuba. Creo que es una tragedia, pero sueñan con eso. Es muy vocal, se la escucha mucho, hablan mucho. Creo que eso es una tragedia porque es como querer un régimen político sin libertades, identificando una ideología con el Estado. A mí me parece una tragedia. Pero reconozcamos la realidad: esos grupos tienen un peso insólito en nuestro país.
¿Cómo cree que puede contribuirse para lograr una mayor difusión de la realidad cubana?
Actuando y militando sobre eso. Haciendo un poco lo que hace CADAL, distribuyendo material, haciendo conocer las opiniones, transmitiendo con claridad los problemas. Eso creo que no lo hubo en Argentina.
En la reciente Cumbre de Praga por la democracia en Cuba quedó claro que quienes deben tomar la iniciativa en el caso cubano son los países europeos que sufrieron el comunismo y los países de América Latina que sufrieron dictaduras autoritarias. ¿Usted estaría dispuesto a sumarse a este grupo de líderes políticos e intelectuales?
Esa me parece una estrategia muy inteligente y yo no tendría problemas en acompañar a Aylwin y a Havel. Es más, he firmado una carta proponiendo como Premio Nobel a Havel, así que estoy listo para hacerlo.
Usted, que se ha adherido a la carta de los intelectuales argentinos que piden que en las embajadas de los países de América Latina en Cuba se reconozca a los disidentes, ¿qué mensaje le enviaría a los países de la Unión Europea, especialmente España, que tienen la idea de suspender esta iniciativa?
No, creo que es muy vital la defensa y el mantenimiento de esa llama de libertad y sería un enorme error que se le quitara aire y entusiasmo a esa iniciativa.
Últimamente importantes líderes políticos y parlamentarios están apadrinando a presos políticos en Cuba para brindarles reconocimiento y protección. ¿Qué opina de este tipo de acciones solidarias?
Me parece que eso es muy sano y creo que es un mecanismo muy vital para la causa de la libertad.
En su momento, usted se refirió al embargo norteamericano. ¿No le parece curioso que un régimen como el cubano, que es enemigo del libre comercio, se queje de no poder comerciar con quien califica como su enemigo?
La gente no sabe bien cómo es el proceso y la verdad, sea dicha, es que nunca ha sido explicado cuidadosamente ni por las autoridades americanas ni por la disidencia cubana. Creo que debería explicarse claramente que no es verdad que hay un bloqueo. Todo el mundo acá usa la palabra "bloqueo" y eso no es cierto. Y esa enorme confusión no ayuda.
Ahora, la explicación de por qué hay gente que milita activamente para una causa, que es doblegar la libertad, doblegar la autonomía y doblegar la capacidad de los ciudadanos cubanos para expresarse libremente, es una cosa incomprensible para mí. Pero ocurre.
¿Qué mensaje enviaría a las empresas argentinas que tienen negocios dentro de Cuba?
Ahí yo también sería cuidadoso, porque entiendo que las finalidades comerciales de las actividades empresariales son naturales, y no sólo en este caso, sino en todos los países del mundo van a buscar sus negocios. O sea, que en la medida en que lo puedan hacer creo que es mejor que haya vinculaciones con el resto del mundo. Eso contribuye a la causa de la libertad.
¿Usted coincidiría en que al promover desde Argentina la libertad y la apertura democrática en Cuba se fortalecen al mismo tiempo esos valores en nuestro país?
No tengo la menor duda y por eso lo estoy haciendo.