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Promoción de la Apertura Política en Cuba

17-10-2022

La represión cotidiana en primera persona

Marcada como una res. Así se siente Roxilene Sotologo desde que tiene uso de razón, cuando siendo niña fue catalogada como un problema para el régimen por la militancia opositora de su padre. Despojada de sus derechos, ella misma se volvió siendo adulta una activa militante contra la dictadura, por lo cual sigue pagando un precio.
Por Roxilene Sotologo Cruz

Mi nombre es Roxilene Sotologo Cruz, y mi familia lleva tres generaciones sufriendo la represión del régimen comunista en Cuba. No somos para nada la única familia que pasó por las mismas circunstancias, pero solo puedo hablar cabalmente de mí y de mi de los míos.

Primero sufrió mi padre, desde 1962, poco después de la revolución. Yo la padecí en carne propia, ya desde entonces, y el sufrimiento se hizo más grave de adulta. Mis hijos son el último eslabón de esta cadena de víctimas de la injusticia.   

A mi padre lo encerraron como preso político, por ser considerado “contrarrevolucionario”, es decir, por levantar la voz valientemente contra un sistema represivo que hablaba de liberar al pueblo mientras lo sometía. Y yo misma, como hija de preso político, sufrí desde mi niñez los abusos de la dictadura comunista. Una vez que eres blanco del régimen, quedas marcado como una res. 

Todo empezó una madrugada, cuando los del G2, la Seguridad del Estado, entraron a mi casa y se llevaron a mi padre. Bastó eso para marginarme de la vida normal que venía llevando. Los niños de la cuadra no te miraban, sus padres tampoco, porque eras hijo de contrarrevolucionario. En la escuela fui denegada completamente.    

El peso de la dictadura

Los padres siempre tratan de proteger a sus hijos y no les dicen claramente las cosas. Yo no sabía que había grupos opositores. ¿Qué puedes saber de niño lo que un grupo opositor? Pero sí puedes sentir el peso de la dictadura. Por el activismo de mi padre luego no me dejaron escoger carrera, como no le dejaron escoger tampoco a mis hijos.

Nunca estuve de acuerdo con este sistema, y cuando me hice adulta empecé a oír hablar de los grupos opositores. Ahora sí por supuesto entendía de qué se trataban, y más adelante serían mi lugar de pertenencia. Fui creciendo y con mi esposo, Ariel González Cuevas, comenzamos a participar, a convertirnos en activistas contra el régimen, a militar como tantos valientes cubanos por la democracia.

La gota que derramó el vaso y me lazó a la militancia fue un incidente en el año 2008. Entonces se desató¬ un operativo policial en la casa de un vecino, Heriberto Liranza, donde estaban haciendo un registro. Oímos que los niños estaban llorando y yo fui a buscarlos. La policía que lo quiso impedir, pero me los llevé de todos modos. No les gustó, pero los niños estaban primero.

Ahí empezó el acoso policial hacia mi esposo y a mí. Como decía antes, de todos modos estaba marcada de chica. Pero faltaba algo más para lanzarme definitivamente al activismo democrático. Ya en 2009 Heriberto Liranza hizo una huelga de hambre y la Seguridad del Estado, al ver que nosotros no nos deteníamos, que estábamos junto a él, empezó a actuar de manera más violenta contra nosotros.

Al octavo día de la huelga le quitaron el agua y mi esposo fue a ayudar para llevarle agua y se lo llevaron detenido. Mi esposo era chofer, ese era su trabajo, y ellos se metieron en el trabajo hasta que lo botaron por falta de confianza. Te pueden hacer la vida imposible con mucha facilidad. Te pueden marginar de tus amigos en la infancia, marginarte del trabajo en la vida adulta. Dejarte solo.

Así entonces empezó nuestra vida de activistas de derechos humanos. Participamos en varias actividades en contra de la dictadura. Así estuvimos en Jóvenes por una Democracia, no como miembros sino como activistas, por la edad que teníamos entonces. Ya en el 2013 me integro a las Damas de Blanco, la agrupación de derechos humanos de mujeres y familiares de presos políticos, otra espina molesta por el régimen, sobre todo por el reconocimiento internacional.

Yo en la militancia de esa y las demás organizaciones donde he estado he sido solo activista, participando en todas las actividades de protesta en contra de la dictadura. Ahora, por ejemplo, soy miembro de la Red Femenina de Cuba, una agrupación donde se coordinan acciones en defensa de la mujer, sus derechos y su papel en la sociedad. También integro el partido de mujeres democristianas.

Independencia

En su momento muchas mujeres decidimos estar independientes de las Damas de Blanco, abrirnos del grupo. Había muchos problemas con la Seguridad del Estado y preferimos abandonarlo, porque una vez que no estás en grupos a los de la Seguridad se les hace más difícil controlarte.

Pero entonces la represión fue más grave. No importa donde haya militado, he tenido detenciones y maltrato físico y verbal. Hicieron cuanto ellos pudieron y hasta el día de hoy siguen en la misma represión. A mí me fracturaron la mano. Y a mi esposo, miembro del Partido Demócrata Cristiano, se quedó como dije sin trabajo, se lo llevaron detenido, y hasta quisieron asesinarlo.

Una vez estuvo cinco días desaparecido, sin paradero conocido, no sabíamos dónde estaba, como pasa con tantos detenidos bajo la bota del régimen. Y en el encierro fue víctima de envenenamiento. Le dieron una jamonada, un embutido, que rechazó, no quería comer. Pero un compañero de celda le insistió, le dijo que sería peor porque podían pasar varios días encerrados y necesitaría fuerzas. Y al rato empezó a sentirse mal. Sobrevivió, pero es el día de hoy que tiene secuelas, manchas negras en la piel.

También fueron víctimas mis hijos. El mayor tuvo problemas serios con el jefe de sector, el encargado de la policía de la vigilancia en los barrios. Y el menor tuvo problemas en la escuela. Hasta suspendió un grado escolar. También molestaron a sobrinas mías en sus puestos de trabajo para que sus mamás, mis hermanas, tuvieran problemas conmigo.

Voy a nombrar solo un caso de las muchas maniobras del régimen de las que fueron blanco. A mi hijo más chico, cuando tenía 16 años, en el 2020, lo paró un patrullero y sin más ni más se lo llevaron detenido. Una vez en la estación de policía le dieron golpes, querían acusarlo de maltrato a los bienes del Estado, sea lo que sea esa acusación. No lo hicieron porque nos plantamos firmes y la cosa se quedó en una multa de 3000 pesos.

¿Pero cómo hacer, sin ocupación, para conseguir ese dinero en Cuba? Yo no tengo a nadie que me ayude económicamente, mi marido se las arregla con trabajos esporádicos de electricista. Todo es cuesta arriba.

Protesta y represión

Después llegaron los días de la manifestación pacífica del 11 julio de 2021. Me enteré por Roberto Ferrer Gener, un activista cercano a nosotros, que mi esposo se había sumado a una manifestación por la Avenida 10 de octubre. Como estaba con gripe y con fiebre no pudo llegar muy lejos. A las cinco de la mañana del día siguiente nos llamó la esposa de Roberto, Maribel, y dijo que el G2 le había roto todo el frente de su casa para llevárselo preso. Luego le echaron 15 años de prisión sin delito alguno.

Pasados los meses vinieron a buscar a mi esposo porque decían que él también había estado en la manifestación. Le pusieron un video señalando una persona, pero dijo que no era él, y un policía al final se dio cuenta que tenía razón. Así hay muchos presos también en Cuba, por ser parecidos a otros que andan buscando, y que de todos modos tampoco habían hecho nada ilegal.

Ya lo último que hicieron fue el 11 de julio pasado, en el aniversario de las manifestaciones de 2021. El G2 mandó dos policías a preguntarle a mi esposo sobre una acusación de una bicicleta robada, puro pretexto para saber dónde estábamos y qué estábamos haciendo. Así es la vida de un opositor en Cuba, pura represión día tras día.

Vivimos en esta sociedad, pero no contamos para nada y no somos nada. Nos tienen cerrados completamente. Te marcan y ya tú eres lo que eres para toda una vida. No importa lo que tú quieras decir libremente, tus derechos a expresarte libremente, sin hacerle daño a nadie, porque simplemente estamos diciendo la verdad.

Roxilene Sotologo Cruz
Roxilene Sotologo Cruz
Activista cubana. Integró las Damas de Blanco y otros grupos militantes. En la actualidad es miembro de la Red Femenina de Cuba y las Mujeres Democristianas de Cuba.
 
 
 

 
 
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