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Corea del Norte bajo la lupa

28-05-2022

Guía para entender las sanciones a Corea del Norte (y por qué no están funcionando)

Las sanciones internacionales para disuadir o castigar las pruebas nucleares y de misiles por parte de Pyongyang se han convertido en una de las tantas víctimas de la invasión rusa de Ucrania. Por un lado, Moscú, al ser el nuevo objetivo del sistema de sanciones, tiene todos los incentivos para violarlas (y, por qué no, suministrar armas y tecnología de misiles a Corea del Norte como respuesta a las armas que Estados Unidos envía a Ucrania). Por el otro, China quiere que el uso de sanciones fracase: teme ser la próxima gran potencia sancionada si el ejemplo ruso funciona bien. El efecto inmediato para Pyongyang es claro: cada vez más libertad de acción, incluso para un nuevo ensayo nuclear.
Por Joseph DeThomas

(38 North) En abril de este año, la respuesta del gobierno de Estados Unidos a las nuevas pruebas de misiles norcoreanos apuntó a una importante entidad del gobierno de Corea del Norte, el Ministerio de la Industria de Cohetes y cuatro de sus empresas fachada. Varias semanas antes, Estados Unidos sancionó a tres empresas y dos personas del oriente ruso por violar las sanciones a Corea del Norte. Washington también pidió mayores sanciones contra Corea del Norte en las Naciones Unidas, una iniciativa necesaria pero infructuosa en el entorno diplomático actual.

Combinados, estos esfuerzos son una respuesta bastante sigilosa considerando el impacto potencial de las pruebas de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) y, tal vez, nucleares por parte de Corea del Norte. Sin embargo, con el aumento de las tensiones entre Estados Unidos y China y el contexto geopolítico después de la invasión rusa de Ucrania, este tipo de respuestas son esperables. Dicho esto, quienes estén interesados ​​en resolver la cuestión nuclear y misilística norcoreana tendrán que adaptarse a un entorno que no congenia con las herramientas diplomáticas tradicionales.

Sobre llovido, mojado

Las sanciones contra Corea del Norte no son una respuesta exagerada a la reanudación de las pruebas de misiles balísticos intercontinentales por parte de Pyongyang, especialmente considerando los informes de que Corea del Norte puede estar preparándose para reanudar las pruebas nucleares. Estos son exactamente el tipo de acciones que las sanciones deben tratar de disuadir o castigar. Lamentablemente, la política de sanciones a Corea del Norte es probablemente una de las muchas víctimas de la revolución geopolítica provocada por la invasión rusa de Ucrania.

Corea del Norte ha obtenido una importante libertad de acción política y diplomática como resultado de la agresión rusa y de la respuesta occidental a la misma. En el mejor de los casos, estamos en una era de lucha geopolítica a largo plazo con Rusia y China. En el peor de los casos, estamos en el período previo a una gran guerra de poder. Los tiempos de organizar a toda la comunidad internacional para hacer cumplir normas y acuerdos internacionales ampliamente aceptados, como el Tratado de No Proliferación Nuclear, ha terminado por ahora. Esencialmente, media comunidad internacional está tratando de usar sanciones para forzar a la otra mitad de la comunidad a ajustarse a los principios básicos del comportamiento civilizado de las naciones. Es probable que la cuestión nuclear y misilística de Corea del Norte se convierta en uno de los muchos teatros menores de esta amplia confrontación global.

Esto será deslumbrantemente obvio en las Naciones Unidas, donde la idea de obtener una nueva ronda de sanciones a través del Consejo de Seguridad es simplemente un sueño febril en el futuro previsible. En términos más generales, Corea del Norte tendrá en Rusia y China socios más dispuestos a evadir sanciones. Al mismo tiempo, la prioridad de Corea del Norte disminuirá para Estados Unidos: Washington tiene un problema nuclear y misilístico mucho mayor en Moscú y una amenaza mayor en Asia en Beijing. La política hacia Corea del Norte deberá diseñarse teniendo en cuenta esas preocupaciones más importantes.

La idea de tener una nueva ronda de sanciones del Consejo de Seguridad es simplemente un sueño febril en el futuro previsible: Corea del Norte ahora tiene en Rusia y China socios más dispuestos a evadir sanciones.

A menos que la guerra en Ucrania termine con una Rusia radicalmente cambiada, en el futuro previsible las sanciones serán herramientas de un bloque de grandes potencias contra otro. Esto significa que tanto Rusia como China ya no se verán arrastradas en un esfuerzo internacional común para sancionar a Corea del Norte. De hecho, ambos tienen motivaciones de seguridad muy fuertes para destruir los regímenes de sanciones internacionales existentes.

Rusia es el objetivo actual de las sanciones occidentales y tiene todos los incentivos para complicar los regímenes de sanciones internacionales. En términos geopolíticos, también tiene sólidas razones para crear una distracción estratégica para Estados Unidos en Asia a fin de desviar la atención de Ucrania. En este contexto, es muy probable que continúe la violación abierta de las sanciones a Corea del Norte por parte de Rusia. Uno podría imaginar, por ejemplo, que los rusos suministren armas convencionales sofisticadas o incluso tecnología de misiles a los norcoreanos como respuesta a los suministros de armas estadounidenses a Ucrania. Como tal, renovar las sanciones a la asistencia rusa a Corea del Norte tendría un sentido táctico, pero la profundidad y amplitud sin precedentes de las sanciones ya aplicadas contra Rusia significa que no tiene ningún valor disuasorio incluir entidades rusas adicionales que apoyan a Corea del Norte: los rusos parecen tener poco que perder.

Uno podría imaginar, por ejemplo, que los rusos suministren armas convencionales sofisticadas o incluso tecnología de misiles a los norcoreanos como respuesta a los suministros de armas estadounidenses a Ucrania.

China ciertamente está menos entusiasmada con una península coreana inestable y prioriza la estabilidad regional para alentar su propio desarrollo económico, pero Beijing quiere que el uso de sanciones por parte de Estados Unidos fracase. Teme que si el esfuerzo occidental para sancionar a Rusia tiene éxito, China será la próxima gran potencia a la que se aplicarán sanciones importantes. Podemos esperar que China haga todo lo posible para frustrar los esfuerzos de las sanciones de Estados Unidos donde sea que pueda. Es probable que a China también le resulte estratégicamente conveniente tener a Estados Unidos enfocado en la península de Corea. China sigue siendo la fuente de apoyo más importante, en gran medida no autorizada, de Corea del Norte. En este contexto, es probable que los chinos continúen violando las sanciones existentes y quizás incluso puedan aumentar su apoyo a Corea del Norte. Rusia y China incluso pueden ver el valor de trabajar juntos en estos esfuerzos. Un proyecto de cooperación fácil podría ser contar con un banco chino que no esté expuesto al sistema bancario estadounidense y que pueda funcionar como intermediario en la compra de petróleo ruso por parte de Pyongyang.

Del lado de Estados Unidos, es probable que Washington posponga las sanciones a China por Corea del Norte mientras continúe la guerra en Ucrania. Es cierto que Estados Unidos podría imponer más sanciones unilaterales. Las leyes y regulaciones le otorgan la autoridad para sancionar a cualquier persona en Corea del Norte y a cualquier entidad de un tercer país que comercie con ese país. Podríamos emitir un número infinito de sanciones, pero tendrán poco impacto si chinos y rusos las socavan activamente. Una gran campaña de sanciones contra las violaciones chinas tendría efecto, pero ahora están metidos en un juego geopolítico más grande. Las sanciones financieras importantes a las entidades chinas deben reservarse para disuadir una asistencia china significativa a Rusia. Si Beijing se arroja al precipicio apoyando a Moscú o busca copiar la agresión de Moscú en Asia, entonces Washington podría implementar sanciones serias y draconianas contra el apoyo de Beijing tanto a Moscú como a Pyongyang. Por el contrario, Estados Unidos sería tonto si empujara a China a dar apoyo a la agresión rusa con una fuerte campaña de sanciones por las violaciones chinas de las sanciones a Corea del Norte. En resumen, sería imprudente que Estados Unidos utilice las sanciones como herramienta principal de su política hacia Corea del Norte. Pueden ser útiles para apaciguar la opinión interna o demostrar determinación al nuevo gobierno surcoreano, pero no es donde deberíamos concentrar nuestra energía.

Beijing quiere que el uso de sanciones por parte de Estados Unidos fracase. Teme que si el esfuerzo occidental para sancionar a Rusia tiene éxito, China será la próxima gran potencia a la que se aplicarán sanciones importantes.

Es probable que la crisis en el orden internacional degrade la efectividad de muchas de las herramientas diplomáticas tradicionales o preferidas de Estados Unidos para tratar con Corea del Norte. Washington se esfuerza por armar a Ucrania y reconstruir su presencia militar en Europa. No es probable que se arriesgue a un conflicto simultáneo en la península de Corea, por lo que no sería creíble un retorno a las amenazas de “fuego y furia” (de Trump). Además, es probable que la posición negociadora de Washington ahora se vea socavada por Moscú y quizás por Beijing, quienes querrán que Washington se distraiga con la amenaza de Pyongyang. Es probable que Estados Unidos tenga que concentrarse en mejorar la disuasión y su capacidad para defenderse de los misiles de Corea del Norte. Algunas de las acciones que toma Washington bien pueden involucrar nuestra propia situación nuclear en Asia. Esto también será una triste reversión a una era anterior, pero bien puede ser la única herramienta que tenemos para limitar a Pyongyang.

Lamentablemente, parece que hemos cerrado el círculo. La Guerra Fría protegió el inicio del desarrollo nuclear de Corea del Norte, y la nueva situación mundial está protegiendo su avance. Corea del Norte tiene una vez más un bloque hostil de grandes potencias detrás del cual esconderse. Vamos a necesitar un nuevo plan, y mientras no lo tengamos, los norcoreanos parecen tener un amplio margen de acción.

Traducción: Agustín Menéndez
Edición: Florencia Grieco

Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente la opinión de CADAL.

Joseph DeThomas
Joseph M. DeThomas es profesor en la Escuela de Asuntos Internacionales de la Universidad Estatal de Pensilvania. Fue embajador de Estados Unidos en Estonia de 2001 a 2004 y pasó 29 años como miembro del Servicio Exterior de su país y 32 años en el Departamento de Estado. Esto incluyó dos años como Subsecretario de Estado Adjunto para la No Proliferación, de 1999 a 2001. DeThomas fue miembro de la facultad del National War College de 2004 a 2006, y después de retirarse del servicio gubernamental en 2006, dirigió programas de participación científica internacional en más de 20 países en CRDF Global. Regresó al servicio en el Departamento de Estado de EEUU entre 2010 y febrero de 2013 como asesor sobre Irán y Corea del Norte.
 
 
 

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