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Monitoreo de la gobernabilidad democrática
Saint Kitts y Nevis: otro caso de democracia caribeña bolivariana
Saint Kitts y Nevis se opuso a una declaración de la OEA que condenaba el abuso de poder de Maduro en Venezuela y lo justificó en no querer tomar acciones intervencionistas. Sin embargo, las declaraciones anteriores de los líderes políticos de Saint Kitts y las relaciones que existen entre Venezuela y este país demuestran que, en gran parte, su apoyo al régimen de Maduro se basa en fuertes intereses económicos que sus autoridades ponen por encima de la defensa de los Derechos Humanos y la institucionalidad democrática.Por Eric Cuevas
En el último reporte de Freedom House, el pequeño país caribeño, la Federación de Saint Kitts y Nevis, fue calificado como libre y se le otorgó el mejor ranking posible en cuanto a los derechos políticos y las libertades civiles. Si, según este ranking, el gobierno de Saint Kitts tiene tan fuertes valores democráticos, ¿por qué, en junio durante una reunión de la OEA, decidió oponerse a una mayoría de los integrantes y votar en contra de una condena oficial a los abusos del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela?
Si bien el voto negativo se justificó en que Saint Kitts quiere fomentar el diálogo político y no acciones intervencionistas, las declaraciones anteriores hechas por los líderes políticos del país y las relaciones económicas entre Venezuela y Saint Kitts muestran que, en gran parte, su apoyo al régimen de Maduro se basa en fuertes intereses económicos, intereses que aparentemente superan cualquier noción de solidaridad democrática.
Para entender mejor los motivos detrás del voto negativo, sería útil presentar un panorama del sistema político del país. Saint Kitts y Nevis es una monarquía constitucional y país miembro de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth). Su jefe de Estado es la Reina Elizabeth II, quien es representada en el país por el Gobernador-General. La legislatura unicameral de Saint Kitts cuenta con 14 miembros, más el fiscal general, si no es ya miembro elegido. Once de sus miembros son elegidos mediante el sufragio universal y tres son nominados por el Gobernador-General con el asesoramiento del primer ministro y el líder de la oposición. La actual alianza mayoritaria, Team Unity, está en poder desde el 2015, después de que el Saint Kitts and Nevis Labor Party (SKNLP) gobernó y mantuvo una mayoría durante dos décadas. En cuanto a la calidad de su democracia, a pesar de que durante las últimas elecciones generales se vieron intentos de último minuto de cambiar los distritos electorales al igual que denuncias de la desigualdad en acceso a los medios para los partidos, Freedom House clasifica a Saint Kitts como una democracia “libre”.
Con respecto a su economía, Saint Kitts, un país con sólo 54 mil habitantes, depende principalmente del turismo y de las empresas financieras que alberga. Estos sectores llegaron a dominar la economía después de los años 70 cuando el país dejó de invertir en la cosecha de azúcar, lo cual antes representaba la totalidad de la actividad económica del país.
Regresando a la cuestión de la relación entre Venezuela y Saint Kitts, si bien los lazos entre los dos países se formaron antes de la presidencia de Maduro, el presidente venezolano reafirmó el compromiso con ellos durante su visita inaugural a Saint Kitts en septiembre de 2015. Durante esta visita se firmó un memorándum de entendimiento entre los dos países, el cual reforzó las relaciones bilaterales entre ellos en varios sectores, incluido la agricultura, la educación, el comercio, la energía y la salud, entre otros.
Desde entonces, Saint Kitts ha recibido muchos beneficios económicos de Venezuela. El primer beneficio fue recibido dentro del marco del ya existente Petrocaribe, el acuerdo energético impulsado por Hugo Chávez que, además de ofrecer hidrocarburos venezolanos a precios favorables, brinda apoyo con una dimensión social. Dentro del marco de este programa, Venezuela le dio US $5,92 millones a Saint Kitts para la indemnización de ex trabajadores azucareros.
Otro aporte importante lo recibió en 2015 cuando Venezuela, a través de su petrolera estatal, le dio un préstamo a Saint Kitts de USD $5 millones para lanzar el programa Fresh Start, una iniciativa estatal que le ofrece préstamos a los emprendedores de PYMES. Esta contribución se reforzó en enero de 2017 con US $1 millón.
Por otra parte, Venezuela le ha prometido a Saint Kitts una donación de 50 Petrocasas, las cuales son construidas con materiales hechos con los subproductos de la industria de refinado de petróleo venezolana. Aunque todavía no se construyen estas casas, en marzo de 2017, durante una reunión del ALBA, la entonces Canciller venezolana avisó que se estaba por finalizar el proceso de planificación.
La respuesta del primer ministro de Saint Kitts, Timothy Harris, a esta actualización mostró muy claramente lo que logró comprar Venezuela con todos sus aportes económicos. El Primer Ministro Harris expresó su agradecimiento a Venezuela por su apoyo constante y dijo que Saint Kitts y Nevis es “un fuerte aliado” de Venezuela. Asimismo, Harris declaró que su país tiene la intención de corresponder al apoyo “donde puedan en términos del avance de su agenda internacionalmente.”
En mayo de 2017, el Canciller de Saint Kitts, Mark Brantley, reiteró este sentimiento de manera más explícita en una declaración pública. Antes que nada, Brantley expresó que la postura oficial de Saint Kitts respecto a la crisis en Venezuela es que se tiene que respetar la soberanía del país, y, por lo tanto, lo único que la comunidad internacional debe buscar es crear un espacio para el diálogo dentro de Venezuela. Luego Brantley añadió que “en los últimos años, ningún otro país ha sido tan importante para el desarrollo de Saint Kitts y Nevis como Venezuela” y que el gobierno de Saint Kitts “apoya incondicionalmente a la gente de Venezuela”. Si bien dentro de la misma declaración Brantley le pidió a todos los actores venezolanos que respeten el estado de derecho y las normas democráticas, quedó muy claro que, con todos los aportes económicos de Venezuela, Saint Kitts está dispuesto a ignorar, hasta cierto punto, los abusos por el régimen de Maduro.
Cabe destacar que, al parecer, todos los importantes actores políticos de Saint Kitts comparten esta misma postura. En abril de 2017, el líder de la oposición en Saint Kitts, Denzil Douglas, hizo un llamado abierto a favor de la solidaridad con la gente de Venezuela quienes “habían estado ahí” para la gente de Saint Kitts “en tantas ocasiones.”
Dado este consenso político, se entiende que el voto negativo de Saint Kitts y Nevis en contra de una condena por la OEA en junio de 2017 fue, en gran parte, motivado por el deseo o la necesidad económica de mantener una buena relación con Venezuela. Igual que con el caso de San Vicente y las Granadinas, Venezuela ha, con mucho éxito, comprado a sus aliados en la región, y, por lo tanto, el gobierno de Maduro se ha visto protegido de la presión de la comunidad internacional hasta cierto punto. Sin embargo, conforme vaya empeorando la crisis económica en Venezuela y se vayan agotando los recursos disponibles para enviar a sus aliados, quizás también se empiece a agotar la lealtad de ellos.
En el último reporte de Freedom House, el pequeño país caribeño, la Federación de Saint Kitts y Nevis, fue calificado como libre y se le otorgó el mejor ranking posible en cuanto a los derechos políticos y las libertades civiles. Si, según este ranking, el gobierno de Saint Kitts tiene tan fuertes valores democráticos, ¿por qué, en junio durante una reunión de la OEA, decidió oponerse a una mayoría de los integrantes y votar en contra de una condena oficial a los abusos del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela?
Si bien el voto negativo se justificó en que Saint Kitts quiere fomentar el diálogo político y no acciones intervencionistas, las declaraciones anteriores hechas por los líderes políticos del país y las relaciones económicas entre Venezuela y Saint Kitts muestran que, en gran parte, su apoyo al régimen de Maduro se basa en fuertes intereses económicos, intereses que aparentemente superan cualquier noción de solidaridad democrática.
Para entender mejor los motivos detrás del voto negativo, sería útil presentar un panorama del sistema político del país. Saint Kitts y Nevis es una monarquía constitucional y país miembro de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth). Su jefe de Estado es la Reina Elizabeth II, quien es representada en el país por el Gobernador-General. La legislatura unicameral de Saint Kitts cuenta con 14 miembros, más el fiscal general, si no es ya miembro elegido. Once de sus miembros son elegidos mediante el sufragio universal y tres son nominados por el Gobernador-General con el asesoramiento del primer ministro y el líder de la oposición. La actual alianza mayoritaria, Team Unity, está en poder desde el 2015, después de que el Saint Kitts and Nevis Labor Party (SKNLP) gobernó y mantuvo una mayoría durante dos décadas. En cuanto a la calidad de su democracia, a pesar de que durante las últimas elecciones generales se vieron intentos de último minuto de cambiar los distritos electorales al igual que denuncias de la desigualdad en acceso a los medios para los partidos, Freedom House clasifica a Saint Kitts como una democracia “libre”.
Con respecto a su economía, Saint Kitts, un país con sólo 54 mil habitantes, depende principalmente del turismo y de las empresas financieras que alberga. Estos sectores llegaron a dominar la economía después de los años 70 cuando el país dejó de invertir en la cosecha de azúcar, lo cual antes representaba la totalidad de la actividad económica del país.
Regresando a la cuestión de la relación entre Venezuela y Saint Kitts, si bien los lazos entre los dos países se formaron antes de la presidencia de Maduro, el presidente venezolano reafirmó el compromiso con ellos durante su visita inaugural a Saint Kitts en septiembre de 2015. Durante esta visita se firmó un memorándum de entendimiento entre los dos países, el cual reforzó las relaciones bilaterales entre ellos en varios sectores, incluido la agricultura, la educación, el comercio, la energía y la salud, entre otros.
Desde entonces, Saint Kitts ha recibido muchos beneficios económicos de Venezuela. El primer beneficio fue recibido dentro del marco del ya existente Petrocaribe, el acuerdo energético impulsado por Hugo Chávez que, además de ofrecer hidrocarburos venezolanos a precios favorables, brinda apoyo con una dimensión social. Dentro del marco de este programa, Venezuela le dio US $5,92 millones a Saint Kitts para la indemnización de ex trabajadores azucareros.
Otro aporte importante lo recibió en 2015 cuando Venezuela, a través de su petrolera estatal, le dio un préstamo a Saint Kitts de USD $5 millones para lanzar el programa Fresh Start, una iniciativa estatal que le ofrece préstamos a los emprendedores de PYMES. Esta contribución se reforzó en enero de 2017 con US $1 millón.
Por otra parte, Venezuela le ha prometido a Saint Kitts una donación de 50 Petrocasas, las cuales son construidas con materiales hechos con los subproductos de la industria de refinado de petróleo venezolana. Aunque todavía no se construyen estas casas, en marzo de 2017, durante una reunión del ALBA, la entonces Canciller venezolana avisó que se estaba por finalizar el proceso de planificación.
La respuesta del primer ministro de Saint Kitts, Timothy Harris, a esta actualización mostró muy claramente lo que logró comprar Venezuela con todos sus aportes económicos. El Primer Ministro Harris expresó su agradecimiento a Venezuela por su apoyo constante y dijo que Saint Kitts y Nevis es “un fuerte aliado” de Venezuela. Asimismo, Harris declaró que su país tiene la intención de corresponder al apoyo “donde puedan en términos del avance de su agenda internacionalmente.”
En mayo de 2017, el Canciller de Saint Kitts, Mark Brantley, reiteró este sentimiento de manera más explícita en una declaración pública. Antes que nada, Brantley expresó que la postura oficial de Saint Kitts respecto a la crisis en Venezuela es que se tiene que respetar la soberanía del país, y, por lo tanto, lo único que la comunidad internacional debe buscar es crear un espacio para el diálogo dentro de Venezuela. Luego Brantley añadió que “en los últimos años, ningún otro país ha sido tan importante para el desarrollo de Saint Kitts y Nevis como Venezuela” y que el gobierno de Saint Kitts “apoya incondicionalmente a la gente de Venezuela”. Si bien dentro de la misma declaración Brantley le pidió a todos los actores venezolanos que respeten el estado de derecho y las normas democráticas, quedó muy claro que, con todos los aportes económicos de Venezuela, Saint Kitts está dispuesto a ignorar, hasta cierto punto, los abusos por el régimen de Maduro.
Cabe destacar que, al parecer, todos los importantes actores políticos de Saint Kitts comparten esta misma postura. En abril de 2017, el líder de la oposición en Saint Kitts, Denzil Douglas, hizo un llamado abierto a favor de la solidaridad con la gente de Venezuela quienes “habían estado ahí” para la gente de Saint Kitts “en tantas ocasiones.”
Dado este consenso político, se entiende que el voto negativo de Saint Kitts y Nevis en contra de una condena por la OEA en junio de 2017 fue, en gran parte, motivado por el deseo o la necesidad económica de mantener una buena relación con Venezuela. Igual que con el caso de San Vicente y las Granadinas, Venezuela ha, con mucho éxito, comprado a sus aliados en la región, y, por lo tanto, el gobierno de Maduro se ha visto protegido de la presión de la comunidad internacional hasta cierto punto. Sin embargo, conforme vaya empeorando la crisis económica en Venezuela y se vayan agotando los recursos disponibles para enviar a sus aliados, quizás también se empiece a agotar la lealtad de ellos.