Derechos Humanos y
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29-06-2002

Proyecto Varela: una alternativa para la democratizacion en Cuba

El «Proyecto Varela» consiste en recoger diez mil firmas para convocar a un referéndum, de acuerdo a lo establecido en la Constitución cubana, en el cual se incluyen cinco propuestas: 1) garantizar los derechos a la libre expresión y asociación; 2) obtener una amnistía para los presos por causas políticas; 3) abrir la economía; 4) modificar la legislación electoral; y 5) convocar a elecciones generales con posterioridad a la realización de este referéndum.
Por Gabriel C. Salvia

El 23 de junio pasado el dictador cubano Fidel Castro sufrió un desmayo mientras pronunciaba un discurso, lo cual reavivó el interés del futuro político de la isla caribeña una vez desaparecido este personaje que allí gobierna desde hace cuarenta y dos años. Es que para muchos, un cambio en Cuba solamente es posible luego de la muerte natural de Castro y, en ese caso, se pone especial énfasis a las expectativas que esa situación generaría en el exterior. Pero en Cuba, más allá de los días, meses o años que viva el dictador, comenzó hace un tiempo un proceso irreversible: el surgimiento de una sociedad civil dispuesta a luchar por sus derechos. En tal sentido, el "Proyecto Varela" impulsado por el Movimiento Cristiano Liberación representa una alternativa a tener muy en cuenta en el proceso de democratización de la isla.
Los aspectos más trascendentes de este proyecto son los siguientes: es una iniciativa originada e impulsada dentro de Cuba; formulado en base a los requisitos legales de ese país; y avalado por la mayoría de la disidencia que vive en Cuba o que se encuentra en el exilio. A continuación, tres figuras destacadas de la sociedad civil cubana como Oswaldo Payá Sardiñas, Raúl Rivero y Librado Linares, comentan de qué se trata este proyecto, qué apoyo interno recibe, de qué manera responde el régimen a esta iniciativa, cómo se difunde dentro de Cuba y cuáles son las expectativas que despierta.

EL CAMBIO DESDE LA LEGALIDAD. Este proyecto, que moviliza a la oposición al régimen comunista y no contempla el revanchismo político, en realidad es una propuesta muy simple. Así la define su autor y principal impulsor Oswaldo Payá Sardiñas: "queremos que cada cubano tenga el derecho y la posibilidad de expresarse con su propia voz. Entonces, la sociedad civil que está sepultada en Cuba, pero viva, comienza a moverse, a emerger por esta vía porque no queremos violencia pero sí queremos cambios radicales porque hay que ir a la raíz del problema. Éste está en que los cubanos en su propio país están marginados de la participación en la vida política, social y eso ha traído la marginación y la pobreza de la mayoría frente al privilegio y la riqueza de una minoría que tiene el poder político, poder militar y el poder económico como verdaderos ricos".
El "Proyecto Varela" consiste en recoger diez mil firmas para convocar a un referendum, de acuerdo a lo establecido en la Constitución cubana, en el cual se incluyen cinco propuestas: 1) garantizar los derechos a la libre expresión y asociación; 2) obtener una amnistía para los presos por causas políticas; 3) abrir la economía; 4) modificar la legislación electoral; y 5) convocar a elecciones generales con posterioridad a la realización de este referendum.
Oswaldo Payá señala que "mientras los ciudadanos van firmando esta solicitud de referéndum, apoyados en la Constitución, también muchos ciudadanos escriben cartas colectivas a los diputados de su circunscripción o municipio. De manera que, en estos momentos, ya unas 1.400 personas le han escrito a sus diputados presentando las cartas en las Asambleas Municipales correspondientes. Ya hay unos 120 diputados que han recibido esas cartas y, de esta manera, los diputados reciben un adelanto donde los ciudadanos les dicen: ustedes nos representan, queremos que esto sea publicado porque los medios de comunicación en Cuba son del Estado y, por lo tanto, los pagamos todos los ciudadanos y no debe ser monopolio para las ideas del Partido Comunista. Además, si es algo legal, los diputados tienen la obligación de garantizar el ejercicio de ese derecho".
Para Payá "la necesidad de cambio en Cuba no la está inventando el Proyecto Varela ni la disidencia mediante un ejercicio intelectual. El Proyecto Varela viene a colocar la piedra angular, esa que tantas veces desecharon los arquitectos y que consiste en que es el pueblo cubano soberanamente quién debe decidir sobre su destino".
"En Cuba hay una necesidad vital de cambio", enfatiza el impulsor de esta iniciativa. Para Payá "el despotismo sostenido no es sostenible. Solamente puede provocar tensiones que ya existen entre el régimen y el pueblo. En Cuba, hay limitaciones y hasta prohibiciones para viajar. Yo tengo una prohibición de entrar y salir de mi país. Pero, también los ciudadanos de moverse, de construir sus casas, de comprar y vender, de expresarse. Es decir, es como si estuviese prohibido todo en la vida, menos lo que el régimen permite expresamente. El Proyecto Varela es un recordatorio de que la solución pacífica es posible. Pero, también, un llamado de atención de que es mejor que todos tengamos derechos y no unos pocos todo el poder y privilegios. Si no hay una respuesta positiva de consulta al pueblo en este proyecto, se estará cerrando la vía que quiere el pueblo para el cambio. Y al parecer si el gobierno no quiere ningún cambio, es como un muro de contención que está impidiendo el desarrollo, la vida, la felicidad y el derecho de construir el futuro de cada ciudadano".
"Nosotros -continúa Payá- proponemos esta vía cívica y pacífica, pero exigiendo que se le pregunte al pueblo si quiere o no los cambios para poder ejercer todos esos derechos. No estamos preguntando si tenemos o no esos derechos. Estamos proponiendo un proyecto para que de manera legal y ordenada se transforme en ley. Entonces, más que participación de los disidentes, esta vez es la participación de los ciudadanos. Es el primer proyecto que convoca al pueblo para que los propios ciudadanos reclamen sus derechos".

EL PROYECTO VARELA CONSOLIDA LA DISIDENCIA INTERNA. Para Raúl Rivero, el periodista independiente cubano de mayor notoriedad, "el Proyecto está en una segunda etapa, después de la etapa de preparación y de anuncio. Actualmente, los activistas están recogiendo las firmas. Estuve hablando con algunos de los organizadores y, según ellos, están teniendo una muy buena respuesta a nivel de las firmas de la calle. Para sorpresa de los líderes opositores, se está teniendo una respuesta mucho más comprensiva y más fluida de lo que ellos esperaban. Y hay mucha seguridad y mucha esperanza de que se va a cumplir ampliamente con las 10.000 firmas".
Por su parte, Librado Linares del Movimiento Cubano Reflexión destaca que esta iniciativa que lleva el nombre del Padre Varela "es un Proyecto que el Movimiento Cristiano de Liberación elaboró y luego, pasó a convertirse en el Proyecto de casi toda la oposición democrática en Cuba". "Nosotros en Cuba - agrega - no tenemos acceso a medios de difusión, infraestructura, al margen de los medios básicos de transporte. Entonces, no podemos hacer una campaña pública fuerte para promover el Proyecto. Es más bien usando métodos tradicionales o más primitivos, es decir, de persona a persona. Este primer acercamiento tiene sus desventajas, pero también tiene sus ventajas, ya que uno puede tener un intercambio personal y proponer el Proyecto. Esto aquí en Cuba tiene que hacerse de forma artesanal, es decir, es un proceso lento. Como así también es lento el proceso de asimilar, por parte de la población, y firmar el proyecto".
Sin embargo, Linares recuerda que "este es el país del miedo, en un régimen por todos conocido, totalitario, con componentes de caudillismo. Hay personas que, en dependencia de las posibilidades reales que tengan, de la capacidad de poder que tengan, tienen que esquivar las presiones que en consecuencia significa un proyecto público pidiéndole al gobierno que deje de ser totalitario para que se convierta en un gobierno democrático. Ello lleva consigo un riesgo".
A tal punto sucede en Cuba lo que señala Librado Linares, que al consultarle a Payá sobre los resultados iniciales del "Proyecto Varela", responde con cautela: "la cantidad de firmas no es una información que estemos ofreciendo. Sólo decimos que la meta es 10.000. No ofrecemos el número para no crear expectativas y también porque hay experiencias anteriores en que han sido confiscadas, han sido capturadas - aunque es algo legal- por fuerzas represivas, y entonces preferimos mantener el número a discreción".
Entonces, considerando las características represivas del régimen militar de Castro, interesa conocer cómo está reaccionando el gobierno cubano ante este iniciativa. "Hay diferentes aspectos de esta reacción", señala Payá. Y agrega: "la primera es silenciarlo. Lo conoce el gobierno perfectamente, lo conocen todos los medios de comunicación, pero lo silencian como si no existiera. Por otra parte, las fuerzas de seguridad tratan de sembrar intrigas, de distorsionar el verdadero sentido del proyecto y han detenido, intimidado y a veces literalmente secuestrado en la vía pública a ciudadanos que cooperan o que participan en el proyecto.
Ahora, en general, el proyecto sigue adelante y con muchas limitaciones. Hay que ponerse en el contexto cubano, puesto que no es una dictadura sólo política, es un control totalitario de todas las dimensiones de la sociedad, desde los medios de comunicación hasta el teléfono por el que yo estoy hablando".
Por su parte, Raúl Rivero comenta que "se han hecho algunas detenciones y se ha tratado de quitar la firma a algunas personas. Sin embargo, se ha reconocido que se está en un ámbito legal. Aunque ha habido algunos encontronazos en algunos municipios, pero realmente no creo que sean relevantes. Yo creo que hasta ahora han sido bastante tolerantes. Lo que no sabemos es qué va suceder cuando se hayan reunido todas las firmas y se produzca la última etapa, no sabemos cómo van a reaccionar ellos".
Para Librado Linares "El régimen está en expectativa. El Proyecto Varela es capaz de mover el deseo de las comunidades cristianas, fraternales, de determinados sectores de la población en función de participar en la vida pública, es decir, es una oposición heterodoxa, es una oposición que trata de pedir cambios. Si esto llegara a ser amplio, posiblemente se produzca una intervención represiva. Por ahora, esto se ha ido esparciendo en el tiempo, sin muchos problemas intensivos. Aunque, algunos activistas han chocado con personas de la sociedad política del régimen".

YA VIENE LLEGANDO LA APERTURA. En Cuba tarde o temprano volverá la democracia, pero para el futuro de sus sufridos habitantes lo importante es que la apertura política y económica de la isla llegue por la vía pacífica. A esto se refiere Payá al señalar que "No nos creemos ni mesías, ni creemos en partidos redentores, ni en guerrillas redentoras, creemos en un movimiento cívico y pacífico porque la violencia sólo trae al poder a los más fuertes y ya tenemos la experiencia en Cuba. Por eso, estamos sembrando una nueva etapa de diálogo, de democracia, de participación en este espíritu de liberación auténtica que incluye la reconciliación entre los cubanos".
Ahora los problemas de salud del dictador avivaron el interés de la prensa y la opinión pública internacional sobre el futuro político de Cuba, con lo cual vuelve a crecer la presión para poner fin al régimen totalitario más prolongado de América Latina. Así, el Proyecto Varela se convierte en una alternativa para la democratización en la isla. "Creo que por primera vez se está llamando la atención de algo inédito que está ocurriendo en Cuba, pero tenemos una dificultad", expresa Payá. "Cuba -continúa- está como desfasada del resto del mundo y no queremos tomar como modelo ninguna situación de ningún proceso de ningún país. Creemos que los cubanos podemos transitar nuestro propio camino. Cuando decimos cubanos incluimos a los que vivimos aquí y a los cubanos de la diáspora. Hay muchos países en América Latina y también en Europa que han pasado etapas de dictadura y que han tenido un exilio muy grande, y no por eso han dejado de ser chilenos, argentinos, salvadoreños, españoles. Por lo tanto, consideramos a la diáspora parte de nuestro pueblo. Y también es la diáspora la que ayuda a divulgar esto".
"Existe una oposición democrática en Cuba que tiene un proyecto desde la propia ley y desde las posibilidades que ofrece la Constitución para poder cambiar todo el sistema y entrar en un régimen de derechos y libertades en Cuba" afirma Librado Linares. Y agrega: "Tenemos a nuestro favor lo que quizás no tuvieron los países del Este y es que hay un proceso de mundialización donde las fronteras de algún modo se derriban cada vez más y el mundo se convierte en interactivo. Creo que los países latinoamericanos que entren en sintonía con la causa de la democracia en Cuba pueden servirse de esas posibilidades para ayudarnos a nosotros a poder salir de este atasco en que nos encontramos".
Al consultarle a Rivero qué le pediría a sus colegas de la prensa internacional, responde "Le pediría indagación, investigación y equilibrio con respecto a este tema, porque yo creo que en los próximos meses esto puede ser una noticia y puede ser un elemento clave, y quizás un punto de inflexión o de giro en la sociedad cubana". Asimismo, Rivero destaca que "hubo mucho apoyo de personalidades y organismos internacionales no gubernamentales de Europa y también bastante eco en América Latina. Es un Proyecto que es legal, ya que está dentro de las leyes que ha impuesto aquí el gobierno revolucionario. Ha tenido un mayor respaldo porque nadie está violando nada. Incluso, ha tenido gran aceptación en los cubanos que están en el exilio, quiénes siempre tienen posiciones mucho más radicales que las personas que están aquí adentro trabajando en esto. En la oposición pacífica, ha tenido un gran respaldo. Es por eso que aquí, dentro de Cuba, ha tenido una fuerza increíble e inesperada".
Dentro y fuera de Cuba se percibe ahora un posible cambio político en el corto plazo, pero el fin del régimen requiere una amplia y manifiesta oposición ciudadana, a lo cual esta iniciativa puede ayudar muchísimo. Así lo reconoce Linares: "todo el que firme el Proyecto Varela, que pida que el gobierno cambie, que no afecta jurídica y públicamente el sistema y lo quiere hacer a través de mecanismos y las posibilidades que ofrece la constitución y las leyes, se convierte en un colaborador del movimiento pro-democracia en Cuba".
No falta mucho para que los cubanos puedan aspirar a cumplir sus sueños siendo los dueños de sus propias vidas en su país. Más pronto de lo que muchos piensan llegará la libertad política y económica a Cuba, pues cuando un proyecto de este tipo surge y empieza a tomar consenso, los días de la dictadura están contados.

Gabriel C. Salvia
Gabriel C. Salvia
Director General
Activista de derechos humanos enfocado en la solidaridad democrática internacional. En 2024 recibió el Premio Gratias Agit del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Checa. Es autor de los libros "Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional" (2024) y "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). Además, compiló varios libros, entre ellos "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021), "Desafíos para el fortalecimiento democrático en la Argentina" (2015), "Un balance político a 30 años del retorno a la democracia en Argentina" (2013) y "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), Sus columnas de opinión han sido publicadas en varios medios en español. Actualmente publica en Clarín, Perfil, Infobae y La Nación, de Argentina. Ha participado en eventos internacionales en América Latina, África, Asia, Europa, los Balcanes y en Estados Unidos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista, trabajó entre 1992 y 1997 en gráfica, radio y TV especializado en temas parlamentarios, políticos y económicos, y posteriormente contribuyó con entrevistas en La Nación y Perfil. 
 
 
 

 
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