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Análisis Sínico

Infraestructuras de doble uso chinas para dominar el Pacífico
China sigue normalizando su presencia militar en el Pacífico, al tiempo que utiliza infraestructuras de doble uso encubiertas para potenciar sus capacidades C4ISRK, esto es, el sistema integrado de procesos y tecnología que sirven para apoyar las operaciones y la toma de decisiones militares. Estos avances tienen por objeto limitar la libertad de acción de los actores regionales y reforzar el control de Pekín sobre la región.Por Domingo I-Kwei Yang
China ha intensificado su expansión militar en el suroeste del Pacífico tras realizar ejercicios de combate en el mar de Tasmania en febrero de 2025. Las maniobras, llevadas a cabo sin previo aviso en aguas entre Australia y Nueva Zelanda, demostraron la creciente capacidad de la Armada china en materia de navegación de largo alcance, logística y reconocimiento. Y revelaron la confianza de Pekín en su conocimiento de la situación marítima y en los mares lejanos.
Algunos analistas vinculan la presencia de China en Tasmania con la reunión del Pilar II de AUKUS, la estrategia de seguridad y defensa de EEUU, Australia y Reino Unido. Otros lo ven como una respuesta a las operaciones de Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda en favor de la libertad de navegación en el estrecho de Taiwán y el mar de China Meridional. Pero el mensaje va más allá: China quiere dominar del Pacífico y obligar a Australia y Nueva Zelanda a aceptar el nuevo orden.
En mi nuevo informe «La infraestructura de doble uso de China en el Pacífico», publicado como parte del proyecto Coastwatchers 2.0, sostengo que las medidas de China reflejan una estrategia a largo plazo para dominar la región. China incorpora sus objetivos militares a los proyectos de infraestructura de doble uso que promueve en las naciones insulares del Pacífico a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta: puertos, muelles, pesquerías, centros de aviación y redes de comunicaciones. Activos que refuerzan las operaciones de la Fuerzas Armadas chinas pero que quedan camuflados detrás de inversiones civiles.
China cuenta con la mayor fuerza naval del mundo, con 400 buques de combate y una previsión de 425 para 2030. Sus actividades se extienden cada vez más allá de la llamada ‘primera cadena de islas’ y hacia la ‘tercera cadena de islas’ e incluso hacia Sudamérica. Las maniobras en el mar de Tasmania ponen de relieve la intención de Pekín de romper las líneas de contención tradicionales y alterar el equilibrio de poder en la región. Las infraestructuras de doble uso desempeñan un papel clave en esta estrategia.
Mi informe identifica nueve puertos, dos instalaciones pesqueras, 17 proyectos aeronáuticos y 14 infraestructuras de comunicaciones vinculadas a empresas chinas, la mayoría estatales y relacionadas con el sector de la defensa. Todos ellos crean un ecosistema de doble uso que mejora su capacidad militar en toda la región. Sin embargo, China logra esquivar el escrutinio de sus objetivos estratégicos en el Pacífico por tres vías.
Primero, vende estos proyectos como motores del crecimiento económico local. Las pruebas demuestran lo contrario: los muelles o pistas de aterrizaje más grandes rara vez aumentan el tráfico marítimo o las operaciones aéreas. Segundo, las empresas chinas dominan los contratos del Pacífico financiados por el Banco Asiático de Desarrollo o el Banco Mundial. Con ello, traslada la responsabilidad financiera a organismos internacionales, al tiempo que enmascara las intenciones de Pekín. Y, tercero, China apuesta por inversiones discretas a largo plazo.
A la vez, la filiación entre contratistas chinos y entidades de defensa suscita una preocupación adicional. China Merchants Port Holdings posee el 50% de Puerto de Newcastle, en Australia, cerca de un posible emplazamiento para los submarinos nucleares de AUKUS. La empresa colabora con contratistas de defensa estatales como China Electronics Technology Group y trabaja en estrecha colaboración con Huawei y Tencent, ambas consideradas empresas militares por Estados Unidos. Es probable que datos sensibles fluyan directamente a Pekín.
Papúa Nueva Guinea se enfrenta a riesgos similares. China ha desarrollado diez proyectos aeronáuticos y cinco centros de comunicaciones en la isla. El proyecto del puerto de Lae y el parque industrial pesquero previsto en la isla de Daru se encuentran en puntos estratégicos a lo largo de rutas marítimas críticas. Este ecosistema chino de doble uso es aún más alarmante cuando se combina con su avanzada tecnología militar.
En 2024, Pekín probó un misil balístico intercontinental en el Pacífico, mostrando la mejora de sus sistemas de guía de misiles. Las estaciones terrestres en Australia conectadas a BeiDou y los dispositivos de doble uso en los aeropuertos y consulados regionales mejoran el conocimiento de situación por parte del Ejército chino. Mientras tanto, las iniciativas de minería en los fondos marinos con naciones como Fiyi, Samoa, Kiribati y las Islas Cook amplían las capacidades de la robótica submarina que podrían ayudar a la navegación submarina.
En mí informe se destaca que China sigue normalizando su presencia militar en el Pacífico, al tiempo que utiliza infraestructuras de doble uso encubiertas para potenciar sus capacidades C4ISRK, esto es, el sistema integrado de procesos y tecnología que sirven para apoyar las operaciones y la toma de decisiones militares. Estos avances tienen por objeto limitar la libertad de acción de los actores regionales y reforzar el control de Pekín sobre la región.
Las agresivas acciones militares de China en el mar de Tasmania no son una reacción a los acontecimientos, sino la ejecución de una estrategia calculada para dominar el Pacífico. Reconocer esta amenaza requiere medidas urgentes para contrarrestar la militarización de Pekín antes de que cambie de forma permanente la dinámica de poder regional.
Domingo I-Kwei YangInvestigador del proyecto Coastwatcher 2.0 y trabaja en el Instituto de Investigación para la Defensa y la Seguridad Nacional (INDSR) de Taiwán. Es especialista en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, China y el Sur Global, tecnología y geopolítica. Colaborador de Análisis Sínico en CADAL.
China ha intensificado su expansión militar en el suroeste del Pacífico tras realizar ejercicios de combate en el mar de Tasmania en febrero de 2025. Las maniobras, llevadas a cabo sin previo aviso en aguas entre Australia y Nueva Zelanda, demostraron la creciente capacidad de la Armada china en materia de navegación de largo alcance, logística y reconocimiento. Y revelaron la confianza de Pekín en su conocimiento de la situación marítima y en los mares lejanos.
Algunos analistas vinculan la presencia de China en Tasmania con la reunión del Pilar II de AUKUS, la estrategia de seguridad y defensa de EEUU, Australia y Reino Unido. Otros lo ven como una respuesta a las operaciones de Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda en favor de la libertad de navegación en el estrecho de Taiwán y el mar de China Meridional. Pero el mensaje va más allá: China quiere dominar del Pacífico y obligar a Australia y Nueva Zelanda a aceptar el nuevo orden.
En mi nuevo informe «La infraestructura de doble uso de China en el Pacífico», publicado como parte del proyecto Coastwatchers 2.0, sostengo que las medidas de China reflejan una estrategia a largo plazo para dominar la región. China incorpora sus objetivos militares a los proyectos de infraestructura de doble uso que promueve en las naciones insulares del Pacífico a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta: puertos, muelles, pesquerías, centros de aviación y redes de comunicaciones. Activos que refuerzan las operaciones de la Fuerzas Armadas chinas pero que quedan camuflados detrás de inversiones civiles.
China cuenta con la mayor fuerza naval del mundo, con 400 buques de combate y una previsión de 425 para 2030. Sus actividades se extienden cada vez más allá de la llamada ‘primera cadena de islas’ y hacia la ‘tercera cadena de islas’ e incluso hacia Sudamérica. Las maniobras en el mar de Tasmania ponen de relieve la intención de Pekín de romper las líneas de contención tradicionales y alterar el equilibrio de poder en la región. Las infraestructuras de doble uso desempeñan un papel clave en esta estrategia.
Mi informe identifica nueve puertos, dos instalaciones pesqueras, 17 proyectos aeronáuticos y 14 infraestructuras de comunicaciones vinculadas a empresas chinas, la mayoría estatales y relacionadas con el sector de la defensa. Todos ellos crean un ecosistema de doble uso que mejora su capacidad militar en toda la región. Sin embargo, China logra esquivar el escrutinio de sus objetivos estratégicos en el Pacífico por tres vías.
Primero, vende estos proyectos como motores del crecimiento económico local. Las pruebas demuestran lo contrario: los muelles o pistas de aterrizaje más grandes rara vez aumentan el tráfico marítimo o las operaciones aéreas. Segundo, las empresas chinas dominan los contratos del Pacífico financiados por el Banco Asiático de Desarrollo o el Banco Mundial. Con ello, traslada la responsabilidad financiera a organismos internacionales, al tiempo que enmascara las intenciones de Pekín. Y, tercero, China apuesta por inversiones discretas a largo plazo.
A la vez, la filiación entre contratistas chinos y entidades de defensa suscita una preocupación adicional. China Merchants Port Holdings posee el 50% de Puerto de Newcastle, en Australia, cerca de un posible emplazamiento para los submarinos nucleares de AUKUS. La empresa colabora con contratistas de defensa estatales como China Electronics Technology Group y trabaja en estrecha colaboración con Huawei y Tencent, ambas consideradas empresas militares por Estados Unidos. Es probable que datos sensibles fluyan directamente a Pekín.
Papúa Nueva Guinea se enfrenta a riesgos similares. China ha desarrollado diez proyectos aeronáuticos y cinco centros de comunicaciones en la isla. El proyecto del puerto de Lae y el parque industrial pesquero previsto en la isla de Daru se encuentran en puntos estratégicos a lo largo de rutas marítimas críticas. Este ecosistema chino de doble uso es aún más alarmante cuando se combina con su avanzada tecnología militar.
En 2024, Pekín probó un misil balístico intercontinental en el Pacífico, mostrando la mejora de sus sistemas de guía de misiles. Las estaciones terrestres en Australia conectadas a BeiDou y los dispositivos de doble uso en los aeropuertos y consulados regionales mejoran el conocimiento de situación por parte del Ejército chino. Mientras tanto, las iniciativas de minería en los fondos marinos con naciones como Fiyi, Samoa, Kiribati y las Islas Cook amplían las capacidades de la robótica submarina que podrían ayudar a la navegación submarina.
En mí informe se destaca que China sigue normalizando su presencia militar en el Pacífico, al tiempo que utiliza infraestructuras de doble uso encubiertas para potenciar sus capacidades C4ISRK, esto es, el sistema integrado de procesos y tecnología que sirven para apoyar las operaciones y la toma de decisiones militares. Estos avances tienen por objeto limitar la libertad de acción de los actores regionales y reforzar el control de Pekín sobre la región.
Las agresivas acciones militares de China en el mar de Tasmania no son una reacción a los acontecimientos, sino la ejecución de una estrategia calculada para dominar el Pacífico. Reconocer esta amenaza requiere medidas urgentes para contrarrestar la militarización de Pekín antes de que cambie de forma permanente la dinámica de poder regional.
