Artículos
Defensa de la Libertad de Expresión Artística
El productivismo ineficiente del régimen cubano
(Clarín) A pesar de que las libertades en Cuba se han reducido drásticamente en los últimos meses, especialmente para quienes son considerados disidentes, los recursos represivos remiten una vez más al “productivismo ineficiente” sobre el que reflexiona Lavastida. El abuso de las medidas cautelares y de los procesos de investigación abierta se han demostrados ineficientes en cumplir su verdadero objetivo: acallar la disidencia, impedir su articulación y su organización.Por Cecilia Noce
(Clarín) Desde la detención y juicio sumario contra el rapero Denis Solís, en octubre del año pasado, el gobierno cubano ha llevado adelante una verdadera caza de disidentes. Como resultado, el régimen se encuentra en una espiral que no logra ni controlar ni entender. O tal vez sea al revés, se encuentra en una espiral que al no lograr entender no sólo no puede controlar, sino que cada una de sus respuestas parece agravar la situación.
Recientemente, la reacción se centró en el artista visual Hamlet Lavastida, quien fue llevado el pasado domingo 26 de junio al centro de detención Villa Marista, conocido como la prisión de los presos políticos, a solo 6 días de llegar de Berlín tras una beca. Cristoph Tannert, Director artístico de la Künstlerhaus Bethanien, donde Hamlet realizó su residencia durante un año, lo describe como un artista “versátil y vital”, y agrega: “el trabajo manual en sus recortes es tan importante para él como comunicar sobre el arte, pensar su lugar en la sociedad e interactuar con artistas de su entorno. En este sentido, se pregunta cómo debería ser el arte, qué debería aportar para abrir los ojos de las personas”.
La mirada y pensamiento críticos de Lavastida lo han convertido automáticamente en un sujeto sospechoso, alguien que debe ser vigilado. Sus reflexiones desde el arte sobre el régimen totalitario cubano, sobre su violencia, su ineficiencia y su fracaso han hecho de él un enemigo de la Revolución.
En una entrevista en Hypermedia, publicada el 30 de abril de 2021, el artista reflexiona sobre lo que denomina el “productivismo ineficiente” del estado cubano. El estado como una máquina de producción de significados ineficaces en su capacidad de transformar la vida real de los ciudadanos, pero productivos en términos de generar recursos represivos.
El concepto puede servir para pensar los dispositivos legales que las autoridades utilizan contra los disidentes, de difícil traducción a sistemas legales cuyos objetivos sean garantizar el bienestar, la convivencia pacífica, el desarrollo y, claro está, los derechos humanos.
Uno de los términos más utilizados este año en la isla por las fuerzas de seguridad y sus aliados judiciales ha sido proceso de “investigación abierta”, instrumento productivo en términos coercitivos y punitivos que, a diferencia de otros países, no estipula ni límites claros, ni condiciones precisas, ni derechos, ni siquiera tiempos. A través de estos procesos abiertos por agentes de la ley que no se muestran, en algún momento indefinido, y que suceden en la oscuridad y el secreto, el régimen ha producido medidas cautelares abusivas que atentan contra la libertad de movimiento, reunión, asociación y de expresión de activistas, especialmente de artistas y periodistas.
Una de las últimas víctimas ha sido Hamlet Lavastida; sin embargo, ese mismo día la poeta Katherine Bisquet y la artista visual Camila Lobón, apenas salieron de sus casas para llegar a Villa Marista y mostrar su apoyo a su colega y amigo fueron arrestadas porque existen contra ellas medidas cautelares por una “investigación abierta”.
El rapero e intérprete de Patria y Vida, Maykel Osorbo, detenido el 18 de mayo fue mantenido incomunicado y en términos técnicos desaparecido durante diez días. Recién el 24 de mayo las autoridades informaron que enfrenta cargos de desacato y resistencia a la autoridad y por eso pesa contra él una medida de prisión preventiva mientras dure el proceso de investigación que le iniciaron.
Los poetas Amaury Pacheco y Manuel de la Cruz, el rapero el Funky, la historiadora del arte Carolina Barrero, también tienen investigaciones abiertas que los mantienen a merced de las autoridades cubanas. A la mayoría se le ocultan las razones y ninguno conoce hasta cuándo pueden permanecer abiertas las investigaciones contra ellos.
A pesar de que las libertades en Cuba se han reducido drásticamente en los últimos meses, especialmente para quienes son considerados disidentes, los recursos represivos remiten una vez más al “productivismo ineficiente” sobre el que reflexiona Lavastida. El abuso de las medidas cautelares y de los procesos de investigación abierta se han demostrados ineficientes en cumplir su verdadero objetivo: acallar la disidencia, impedir su articulación y su organización.
Mientras el estado cubano se concentra en producir prácticas represivas y esconderlas bajo términos ambiguos con el fin de distorsionar las cifras reales de la violencia, su ineficiencia se mide en la llegada de las voces disidentes a espacios políticos como el Parlamento Europeo, el Alto Comisionado de Derechos Humanos y los Procedimientos Especiales de las Naciones Unidas, y en la resonancia que las obras de artistas como Hamlet producen en audiencias globales.
Cecilia NoceInvestigadora AsociadaDoctoranda en Ciencias Sociales Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, beca UBACyT (Universidad de Buenos Aires); Maestría en Sociología de la cultura y análisis cultural, Instituto de Altos Estudios Sociales, Universidad Nacional de San Martín, Argentina- Año 2014; Postgrado Internacional “Gestión y Política en la comunicación y cultura”, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Año 2005; Licenciada en Letras, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires; e Investigadora del Grupo de Estudios de Asia y América Latina, Instituto de Estudios sobre América Latina y el Caribe, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
(Clarín) Desde la detención y juicio sumario contra el rapero Denis Solís, en octubre del año pasado, el gobierno cubano ha llevado adelante una verdadera caza de disidentes. Como resultado, el régimen se encuentra en una espiral que no logra ni controlar ni entender. O tal vez sea al revés, se encuentra en una espiral que al no lograr entender no sólo no puede controlar, sino que cada una de sus respuestas parece agravar la situación.
Recientemente, la reacción se centró en el artista visual Hamlet Lavastida, quien fue llevado el pasado domingo 26 de junio al centro de detención Villa Marista, conocido como la prisión de los presos políticos, a solo 6 días de llegar de Berlín tras una beca. Cristoph Tannert, Director artístico de la Künstlerhaus Bethanien, donde Hamlet realizó su residencia durante un año, lo describe como un artista “versátil y vital”, y agrega: “el trabajo manual en sus recortes es tan importante para él como comunicar sobre el arte, pensar su lugar en la sociedad e interactuar con artistas de su entorno. En este sentido, se pregunta cómo debería ser el arte, qué debería aportar para abrir los ojos de las personas”.
La mirada y pensamiento críticos de Lavastida lo han convertido automáticamente en un sujeto sospechoso, alguien que debe ser vigilado. Sus reflexiones desde el arte sobre el régimen totalitario cubano, sobre su violencia, su ineficiencia y su fracaso han hecho de él un enemigo de la Revolución.
En una entrevista en Hypermedia, publicada el 30 de abril de 2021, el artista reflexiona sobre lo que denomina el “productivismo ineficiente” del estado cubano. El estado como una máquina de producción de significados ineficaces en su capacidad de transformar la vida real de los ciudadanos, pero productivos en términos de generar recursos represivos.
El concepto puede servir para pensar los dispositivos legales que las autoridades utilizan contra los disidentes, de difícil traducción a sistemas legales cuyos objetivos sean garantizar el bienestar, la convivencia pacífica, el desarrollo y, claro está, los derechos humanos.
Uno de los términos más utilizados este año en la isla por las fuerzas de seguridad y sus aliados judiciales ha sido proceso de “investigación abierta”, instrumento productivo en términos coercitivos y punitivos que, a diferencia de otros países, no estipula ni límites claros, ni condiciones precisas, ni derechos, ni siquiera tiempos. A través de estos procesos abiertos por agentes de la ley que no se muestran, en algún momento indefinido, y que suceden en la oscuridad y el secreto, el régimen ha producido medidas cautelares abusivas que atentan contra la libertad de movimiento, reunión, asociación y de expresión de activistas, especialmente de artistas y periodistas.
Una de las últimas víctimas ha sido Hamlet Lavastida; sin embargo, ese mismo día la poeta Katherine Bisquet y la artista visual Camila Lobón, apenas salieron de sus casas para llegar a Villa Marista y mostrar su apoyo a su colega y amigo fueron arrestadas porque existen contra ellas medidas cautelares por una “investigación abierta”.
El rapero e intérprete de Patria y Vida, Maykel Osorbo, detenido el 18 de mayo fue mantenido incomunicado y en términos técnicos desaparecido durante diez días. Recién el 24 de mayo las autoridades informaron que enfrenta cargos de desacato y resistencia a la autoridad y por eso pesa contra él una medida de prisión preventiva mientras dure el proceso de investigación que le iniciaron.
Los poetas Amaury Pacheco y Manuel de la Cruz, el rapero el Funky, la historiadora del arte Carolina Barrero, también tienen investigaciones abiertas que los mantienen a merced de las autoridades cubanas. A la mayoría se le ocultan las razones y ninguno conoce hasta cuándo pueden permanecer abiertas las investigaciones contra ellos.
A pesar de que las libertades en Cuba se han reducido drásticamente en los últimos meses, especialmente para quienes son considerados disidentes, los recursos represivos remiten una vez más al “productivismo ineficiente” sobre el que reflexiona Lavastida. El abuso de las medidas cautelares y de los procesos de investigación abierta se han demostrados ineficientes en cumplir su verdadero objetivo: acallar la disidencia, impedir su articulación y su organización.
Mientras el estado cubano se concentra en producir prácticas represivas y esconderlas bajo términos ambiguos con el fin de distorsionar las cifras reales de la violencia, su ineficiencia se mide en la llegada de las voces disidentes a espacios políticos como el Parlamento Europeo, el Alto Comisionado de Derechos Humanos y los Procedimientos Especiales de las Naciones Unidas, y en la resonancia que las obras de artistas como Hamlet producen en audiencias globales.