Prensa
Militares y antisemitismo en los años de plomo
Fuente: La Nación (Argentina)
Lo actuado por la comunidad judía en la dictadura aún es motivo de debate. El periodista Guillermo Lipis anticipa las conclusiones de su libro Zikarón - Memoria
Guillermo Lipis
Para LA NACION
Durante todos estos años, se ha considerado como verdad oficial que el gobierno del Proceso no fue antisemita, sino que existieron bolsones de antisemitismo en las fuerzas de seguridad responsables de la represión. Esa lectura, compartida en líneas generales por buena parte de la comunidad judía, entendió que ninguna persona, en aquella época de plomo, fue secuestrada por su origen judío, aunque sí se reconoce que los prisioneros judíos fueron tratados con mayor crueldad en razón de su origen.
El 2 de diciembre de 2007 -cuando la AMIA inauguró el Monumento recordatorio a las víctimas judías del terrorismo de Estado en el cementerio israelita de La Tablada- el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, afirmó que "es tan cierto que nadie o casi nadie fue víctima elegida por ser judío, como es cierto también que el ser judío significó que sus captores aplicaran mayor ferocidad en las torturas, en su condición de prisionero y en la decisión de su muerte, haciendo palpable la genealogía del racismo y de la xenofobia que anidaba en sus mentes".
La comunidad judía en su mayoría compartía esa lectura, pese a la notable sobrerrepresentación de la comunidad judía entre las víctimas de la dictadura: entre 1500 y 2000 personas.
Sin embargo, documentos hallados en los "Archivos del Terror" de Asunción -muchos de los cuales aún están siendo ordenados y desclasificados por el Poder Judicial paraguayo- demuestran que integrantes de la comunidad judía fueron controlados y seguidos sistemáticamente.
Múltiples documentos publicados en Zikarón-Memoria . Judíos y militares bajo el terror del Plan Cóndor demuestran que existió también una premeditada planificación y control sobre líderes alternativos de la comunidad judía.
En esos archivos, administrados por el Centro de Documentación y Archivo para la Defensa de los Derechos Humanos (CdyA), existen innumerables documentos probatorios del control que las dictaduras ejercieron sobre algunos líderes alternativos de la comunidad judía argentina.
Pueden leerse, entre otros, fichajes sobre el Movimiento Judío por los Derechos Humanos y el rabino Marshall Meyer, a quien involucran en "el movimiento de sacerdotes pro marxistas en Argentina".
¿Cómo se explican estos papers a 1650 kilómetros de Buenos Aires?
Hacia fines de 2005 el periodista Jorge Elías publicó en su libro Maten al Cartero (CADAL) un documento hallado en los archivos paraguayos que ayudó a motorizar las investigaciones para Zikarón-Memoria ... Se trataba de una carpeta que da cuenta de una reunión de coordinación entre representantes de las fuerzas armadas y de inteligencia del Paraguay y la Argentina. El documento en cuestión fue preparado para la Segunda Reunión Bilateral de Inteligencia entre los ejércitos de Paraguay y Argentina realizada en Asunción, entre el 27 y 28 de julio de 1978.
En el punto "Problemas surgidos en la jurisdicción sobre la participación de organizaciones terroristas y/o políticas de otros países en apoyo a las que operan en la misma" encuadra cuatro grupos u organizaciones que, según el informe, apoyaban al terrorismo en la región. En primer lugar informaba sobre una "Reunión de judíos [...] en Villa Angela", Chaco. Luego incorporaba a la Comisión Mundial de Pueblos Indígenas, a la Cruz Roja Internacional y al Ejército Rojo Japonés.
Mientras las operaciones de inteligencia militar incluían el control de movimientos de argentinos de origen judío, importantes dirigentes de la comunidad judía local de la época creyeron e hicieron pública su confianza en el Proceso ("el antisemitismo no es una política de gobierno"; "la comunidad judía está en un período de florecimiento").
Dentro de la colectividad judía, sigue siendo un tema de discusión lo actuado por los dirigentes de sus principales instituciones durante los años de la dictadura militar. La evaluación política que ellos hicieron en aquella época sobre el momento institucional que vivía el país, así como la evaluación que hicieron de los riesgos que acechaban a los argentinos de origen judío y las acciones realizadas para defenderlos, marcó diferencias en los puntos de vista de integrantes de la comunidad.
Los intentos de la dirigencia judía por sortear las críticas a la actuación de sus antecesores fueron, hasta ahora, insuficientes.
La última se produjo a fines de 2007 cuando la DAIA presentó, en los salones de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, un libro con el informe elaborado por su Centro de Estudios Sociales (CES), copia del informe que entregaron al juez español Baltasar Garzón el 15 de abril de 1999. El volumen editado comienza con una "Carta compromiso de la DAIA entregada a los familiares de detenidos-desaparecidos judíos argentinos" que leyeron a viva voz en el acto.
Firmada por el entonces secretario general de la entidad, el fallecido Edgardo ´Coco´ Waissbein, y el presidente Aldo Donzis, la DAIA, por primera vez en su historia, reconoció "desaciertos" en su gestión durante la dictadura.
"Sin duda -dijeron en la misiva- que en épocas o circunstancias difíciles es probable que los errores resulten más evidentes o frecuentes, particularmente si se los analiza retrospectivamente. La represión y las desapariciones durante la dictadura militar y el atentado criminal a la sede de la AMIA-DAIA fueron acontecimientos excepcionales que implicaron un serio desafío para quienes tuvieron la responsabilidad de conducir la Institución. Ello no implica que la actual conducción considere que la política de ignorar o esquivar el reconocimiento de los errores (por comisión u omisión) implica una manifiesta equivocación [...]".
"No obstante -explicaron- sentimos la obligación de dirigirnos a los familiares de los judíos desaparecidos durante la última dictadura militar para hacerles saber que, de nuestro análisis crítico, surge que [...], más allá de la predisposición para asumir cargos de conducción comunitaria en esa época y de la dedicación de los dirigentes que tuvieron tales responsabilidades en DAIA durante la dictadura militar, tanto en relación a dichos desaparecidos como respecto de sus familiares, la política institucional, más allá de buenas intenciones y de salvaciones que impidieron desapariciones, tuvo variados desaciertos [...]".
Algo más de dos años después nadie, aún, volvió ni siquiera a mencionar aquel endeble intento reparatorio.
La sobrerrepresentación de argentinos de origen judío entre el colectivo total de desaparecidos no puede soslayarse y estos nuevos documentos obligan a revisar algunas de las ideas instaladas hasta ahora sobre el tema. A esa tarea de revisión quiere hacer su aporte Zikarón - Memoria . Judíos y militares bajo el terror del Plan Cóndor.
Fuente: Diario La Nación (Buenos Aires, Argentina)
La Nación (Argentina)
Lo actuado por la comunidad judía en la dictadura aún es motivo de debate. El periodista Guillermo Lipis anticipa las conclusiones de su libro Zikarón - Memoria
Guillermo Lipis
Para LA NACION
Durante todos estos años, se ha considerado como verdad oficial que el gobierno del Proceso no fue antisemita, sino que existieron bolsones de antisemitismo en las fuerzas de seguridad responsables de la represión. Esa lectura, compartida en líneas generales por buena parte de la comunidad judía, entendió que ninguna persona, en aquella época de plomo, fue secuestrada por su origen judío, aunque sí se reconoce que los prisioneros judíos fueron tratados con mayor crueldad en razón de su origen.
El 2 de diciembre de 2007 -cuando la AMIA inauguró el Monumento recordatorio a las víctimas judías del terrorismo de Estado en el cementerio israelita de La Tablada- el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, afirmó que "es tan cierto que nadie o casi nadie fue víctima elegida por ser judío, como es cierto también que el ser judío significó que sus captores aplicaran mayor ferocidad en las torturas, en su condición de prisionero y en la decisión de su muerte, haciendo palpable la genealogía del racismo y de la xenofobia que anidaba en sus mentes".
La comunidad judía en su mayoría compartía esa lectura, pese a la notable sobrerrepresentación de la comunidad judía entre las víctimas de la dictadura: entre 1500 y 2000 personas.
Sin embargo, documentos hallados en los "Archivos del Terror" de Asunción -muchos de los cuales aún están siendo ordenados y desclasificados por el Poder Judicial paraguayo- demuestran que integrantes de la comunidad judía fueron controlados y seguidos sistemáticamente.
Múltiples documentos publicados en Zikarón-Memoria . Judíos y militares bajo el terror del Plan Cóndor demuestran que existió también una premeditada planificación y control sobre líderes alternativos de la comunidad judía.
En esos archivos, administrados por el Centro de Documentación y Archivo para la Defensa de los Derechos Humanos (CdyA), existen innumerables documentos probatorios del control que las dictaduras ejercieron sobre algunos líderes alternativos de la comunidad judía argentina.
Pueden leerse, entre otros, fichajes sobre el Movimiento Judío por los Derechos Humanos y el rabino Marshall Meyer, a quien involucran en "el movimiento de sacerdotes pro marxistas en Argentina".
¿Cómo se explican estos papers a 1650 kilómetros de Buenos Aires?
Hacia fines de 2005 el periodista Jorge Elías publicó en su libro Maten al Cartero (CADAL) un documento hallado en los archivos paraguayos que ayudó a motorizar las investigaciones para Zikarón-Memoria ... Se trataba de una carpeta que da cuenta de una reunión de coordinación entre representantes de las fuerzas armadas y de inteligencia del Paraguay y la Argentina. El documento en cuestión fue preparado para la Segunda Reunión Bilateral de Inteligencia entre los ejércitos de Paraguay y Argentina realizada en Asunción, entre el 27 y 28 de julio de 1978.
En el punto "Problemas surgidos en la jurisdicción sobre la participación de organizaciones terroristas y/o políticas de otros países en apoyo a las que operan en la misma" encuadra cuatro grupos u organizaciones que, según el informe, apoyaban al terrorismo en la región. En primer lugar informaba sobre una "Reunión de judíos [...] en Villa Angela", Chaco. Luego incorporaba a la Comisión Mundial de Pueblos Indígenas, a la Cruz Roja Internacional y al Ejército Rojo Japonés.
Mientras las operaciones de inteligencia militar incluían el control de movimientos de argentinos de origen judío, importantes dirigentes de la comunidad judía local de la época creyeron e hicieron pública su confianza en el Proceso ("el antisemitismo no es una política de gobierno"; "la comunidad judía está en un período de florecimiento").
Dentro de la colectividad judía, sigue siendo un tema de discusión lo actuado por los dirigentes de sus principales instituciones durante los años de la dictadura militar. La evaluación política que ellos hicieron en aquella época sobre el momento institucional que vivía el país, así como la evaluación que hicieron de los riesgos que acechaban a los argentinos de origen judío y las acciones realizadas para defenderlos, marcó diferencias en los puntos de vista de integrantes de la comunidad.
Los intentos de la dirigencia judía por sortear las críticas a la actuación de sus antecesores fueron, hasta ahora, insuficientes.
La última se produjo a fines de 2007 cuando la DAIA presentó, en los salones de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, un libro con el informe elaborado por su Centro de Estudios Sociales (CES), copia del informe que entregaron al juez español Baltasar Garzón el 15 de abril de 1999. El volumen editado comienza con una "Carta compromiso de la DAIA entregada a los familiares de detenidos-desaparecidos judíos argentinos" que leyeron a viva voz en el acto.
Firmada por el entonces secretario general de la entidad, el fallecido Edgardo ´Coco´ Waissbein, y el presidente Aldo Donzis, la DAIA, por primera vez en su historia, reconoció "desaciertos" en su gestión durante la dictadura.
"Sin duda -dijeron en la misiva- que en épocas o circunstancias difíciles es probable que los errores resulten más evidentes o frecuentes, particularmente si se los analiza retrospectivamente. La represión y las desapariciones durante la dictadura militar y el atentado criminal a la sede de la AMIA-DAIA fueron acontecimientos excepcionales que implicaron un serio desafío para quienes tuvieron la responsabilidad de conducir la Institución. Ello no implica que la actual conducción considere que la política de ignorar o esquivar el reconocimiento de los errores (por comisión u omisión) implica una manifiesta equivocación [...]".
"No obstante -explicaron- sentimos la obligación de dirigirnos a los familiares de los judíos desaparecidos durante la última dictadura militar para hacerles saber que, de nuestro análisis crítico, surge que [...], más allá de la predisposición para asumir cargos de conducción comunitaria en esa época y de la dedicación de los dirigentes que tuvieron tales responsabilidades en DAIA durante la dictadura militar, tanto en relación a dichos desaparecidos como respecto de sus familiares, la política institucional, más allá de buenas intenciones y de salvaciones que impidieron desapariciones, tuvo variados desaciertos [...]".
Algo más de dos años después nadie, aún, volvió ni siquiera a mencionar aquel endeble intento reparatorio.
La sobrerrepresentación de argentinos de origen judío entre el colectivo total de desaparecidos no puede soslayarse y estos nuevos documentos obligan a revisar algunas de las ideas instaladas hasta ahora sobre el tema. A esa tarea de revisión quiere hacer su aporte Zikarón - Memoria . Judíos y militares bajo el terror del Plan Cóndor.
Fuente: Diario La Nación (Buenos Aires, Argentina)