Prensa
Denuncian un ''acoso'' del Gobierno a los periodistas
Fuente: La Nación (Argentina)
El Freedom House bajó la calificación del país en libertad de prensa.
Este año, la Argentina cayó cuatro puestos, del 41 al 45 Hay una dura crítica a Kirchner.
Con sus latiguillos recurrentes contra medios de comunicación y periodistas, a los cuales calificó la semana pasada de haber sido responsables del "desastre de la década del 90", Néstor Kirchner sembró vientos. Sembró vientos y ahora recoge críticas: en el informe anual del Freedom House, una de las instituciones señeras en mediciones de libertad de prensa en el mundo, la Argentina ha caído del puesto 41º, en 2005, al 45°, en 2006.
"Hemos identificado serios problemas que conciernen a la libertad de prensa en la Argentina -reveló a LA NACION el director del Freedom House, Christopher Walker, de visita en Buenos Aires-. En particular, que el Gobierno usa la publicidad oficial para apoyar a los medios afines y para presionar a los otros, especialmente en las provincias. La falta de una ley de acceso a la información contribuye a esa erosión."
El capítulo Argentina del informe del Freedom House, al cual tuvo acceso LA NACION, dice que las "ofensas frecuentes" del Gobierno contra los periodistas representan "acosos", paso previo a la autocensura. Dice, también, que no son inusuales los ataques psicológicos y las amenazas contra aquellos que investigan hechos de corrupción y otras actividades ilícitas.
Durante una cena con diplomáticos, catedráticos, legisladores, periodistas, miembros de organismos no gubernamentales organizada por el representante de la Fundación Friederich Naumann, Rüdiger Graichen, Walker compartió sus puntos de vista sobre el estado de la libertad de prensa en el país y, en cierto modo, admitió que estaba "sorprendido" por la falta de optimismo de los otros comensales.
A tono con las conclusiones de última reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), realizada en marzo en Quito, el Freedom House -ONG con sedes en Washington y en Nueva York que promueve la democracia, los derechos humanos y las libertades en 194 países- concluye que en la Argentina no han cesado los ataques contra el periodismo.
En todos los aspectos
El informe contempla tres aspectos: el legal (las garantías para el ejercicio del periodismo), el político (acceso a la información) y el económico (la estructura y la transparencia de los medios). En el caso argentino, dice, el deterioro en el último año se concentró en apoyos y presiones por medio del manejo de la publicidad oficial. Otro tanto nota el Freedom House con la pérdida de estado parlamentario, en diciembre de 2005, del proyecto de ley de acceso a la información.
Organizaciones como el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) recordaron que, si bien rige un decreto sobre la materia, el proyecto había sido sancionado el 8 de mayo de 2003 en la Cámara de Diputados. Luego fue modificado en el Senado: las reformas, a los ojos de la SIP, son "lesivas a la libertad de expresión", al interponer la figura de un funcionario que, en forma discrecional, debería decidir si la mercadería más cara y más perecedera del mundo, la información, puede ser reservada.
Desde el 25 de mayo de 2003, cuando asumió, Kirchner brindó escasas entrevistas periodísticas y no dio una sola conferencia de prensa. En alguna ocasión llegó a tildar los periodistas de "esquizofrénicos" e "histéricos". El 7 de junio de 2005, el Gobierno saludó a los periodistas en su día con un aviso desafiante: "Hoy estamos apretando a los periodistas [en un fuerte abrazo]".
En el último año, Mariano Saravia, redactor de La Voz del Interior, de Córdoba, recibió amenazas por su libro "La sombra azul" (historia novelada de un policía que, por negarse a acatar órdenes de sus superiores, termina preso y torturado por sus compañeros) y Malú Kikuchi, conductora de "La caja de Pandora", en el canal P&E, se sintió intimidada por un grupo de hombres armados que irrumpió en el edificio en el que vive. En otro incidente, el jefe de la policía de Entre Ríos, Ernesto Geuna, amenazó de muerte y zamarreó a Daniel Enz, director del semanario Análisis.
"La oleada de amenazas agrava la autocensura, que hace a los periodistas más dependientes de las fuentes oficiales -define Fernando Ruiz en sus indicadores de periodismo y democracia a nivel local en América latina, patrocinados por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América latina (Cadal)-. Son estas fuentes las que regulan en mayor medida la interpretación y la información sobre los hechos."
A fines de 2005, consigna el Freedom House, la situación se agravó con la decisión de sacar del aire el programa "Esto que pasa", conducido por Pepe Eliaschev durante cinco años en Radio Nacional. El director de la editorial Perfil, Jorge Fontevecchia, se sintió aludido en una columna dominical de Joaquín Morales Solá que decía que Kirchner tenía "una cuestión personal contra un periodista". Blanco recurrente de sus latiguillos ha sido José Claudio Escribano, ex subdirector de LA NACION.
Por Jorge Elías
De la Redacción de LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/politica/?nota_id=801266
La Nación (Argentina)
El Freedom House bajó la calificación del país en libertad de prensa.
Este año, la Argentina cayó cuatro puestos, del 41 al 45 Hay una dura crítica a Kirchner.
Con sus latiguillos recurrentes contra medios de comunicación y periodistas, a los cuales calificó la semana pasada de haber sido responsables del "desastre de la década del 90", Néstor Kirchner sembró vientos. Sembró vientos y ahora recoge críticas: en el informe anual del Freedom House, una de las instituciones señeras en mediciones de libertad de prensa en el mundo, la Argentina ha caído del puesto 41º, en 2005, al 45°, en 2006.
"Hemos identificado serios problemas que conciernen a la libertad de prensa en la Argentina -reveló a LA NACION el director del Freedom House, Christopher Walker, de visita en Buenos Aires-. En particular, que el Gobierno usa la publicidad oficial para apoyar a los medios afines y para presionar a los otros, especialmente en las provincias. La falta de una ley de acceso a la información contribuye a esa erosión."
El capítulo Argentina del informe del Freedom House, al cual tuvo acceso LA NACION, dice que las "ofensas frecuentes" del Gobierno contra los periodistas representan "acosos", paso previo a la autocensura. Dice, también, que no son inusuales los ataques psicológicos y las amenazas contra aquellos que investigan hechos de corrupción y otras actividades ilícitas.
Durante una cena con diplomáticos, catedráticos, legisladores, periodistas, miembros de organismos no gubernamentales organizada por el representante de la Fundación Friederich Naumann, Rüdiger Graichen, Walker compartió sus puntos de vista sobre el estado de la libertad de prensa en el país y, en cierto modo, admitió que estaba "sorprendido" por la falta de optimismo de los otros comensales.
A tono con las conclusiones de última reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), realizada en marzo en Quito, el Freedom House -ONG con sedes en Washington y en Nueva York que promueve la democracia, los derechos humanos y las libertades en 194 países- concluye que en la Argentina no han cesado los ataques contra el periodismo.
En todos los aspectos
El informe contempla tres aspectos: el legal (las garantías para el ejercicio del periodismo), el político (acceso a la información) y el económico (la estructura y la transparencia de los medios). En el caso argentino, dice, el deterioro en el último año se concentró en apoyos y presiones por medio del manejo de la publicidad oficial. Otro tanto nota el Freedom House con la pérdida de estado parlamentario, en diciembre de 2005, del proyecto de ley de acceso a la información.
Organizaciones como el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) recordaron que, si bien rige un decreto sobre la materia, el proyecto había sido sancionado el 8 de mayo de 2003 en la Cámara de Diputados. Luego fue modificado en el Senado: las reformas, a los ojos de la SIP, son "lesivas a la libertad de expresión", al interponer la figura de un funcionario que, en forma discrecional, debería decidir si la mercadería más cara y más perecedera del mundo, la información, puede ser reservada.
Desde el 25 de mayo de 2003, cuando asumió, Kirchner brindó escasas entrevistas periodísticas y no dio una sola conferencia de prensa. En alguna ocasión llegó a tildar los periodistas de "esquizofrénicos" e "histéricos". El 7 de junio de 2005, el Gobierno saludó a los periodistas en su día con un aviso desafiante: "Hoy estamos apretando a los periodistas [en un fuerte abrazo]".
En el último año, Mariano Saravia, redactor de La Voz del Interior, de Córdoba, recibió amenazas por su libro "La sombra azul" (historia novelada de un policía que, por negarse a acatar órdenes de sus superiores, termina preso y torturado por sus compañeros) y Malú Kikuchi, conductora de "La caja de Pandora", en el canal P&E, se sintió intimidada por un grupo de hombres armados que irrumpió en el edificio en el que vive. En otro incidente, el jefe de la policía de Entre Ríos, Ernesto Geuna, amenazó de muerte y zamarreó a Daniel Enz, director del semanario Análisis.
"La oleada de amenazas agrava la autocensura, que hace a los periodistas más dependientes de las fuentes oficiales -define Fernando Ruiz en sus indicadores de periodismo y democracia a nivel local en América latina, patrocinados por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América latina (Cadal)-. Son estas fuentes las que regulan en mayor medida la interpretación y la información sobre los hechos."
A fines de 2005, consigna el Freedom House, la situación se agravó con la decisión de sacar del aire el programa "Esto que pasa", conducido por Pepe Eliaschev durante cinco años en Radio Nacional. El director de la editorial Perfil, Jorge Fontevecchia, se sintió aludido en una columna dominical de Joaquín Morales Solá que decía que Kirchner tenía "una cuestión personal contra un periodista". Blanco recurrente de sus latiguillos ha sido José Claudio Escribano, ex subdirector de LA NACION.
Por Jorge Elías
De la Redacción de LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/politica/?nota_id=801266