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Corea del Norte bajo la lupa

29-10-2021

Corea del Norte y Cuba, de la revolución a las protestas sociales

A Pyongyang y La Habana los une mucho más que un enemigo común. Además de las declaraciones de solidaridad mutua y del tráfico clandestino, Corea del Norte y Cuba comparten una larga serie de similitudes: los dos son regímenes autoritarios con economías centralizadas en manos del Estado; los dos países viven realidades económicas sombrías y una situación sanitaria crítica agudizada por la pandemia, y los dos gobiernos miran con preocupación las protestas que, a mediados de este año, irrumpieron en las calles de La Habana.
Por Robert R. King
Estampilla conmemorativa de las relaciones entre Corea del Norte y Cuba con las imágenes de Kim Il Sung y Fidel Castro.

(CSIS) En julio de este año estallaron manifestaciones masivas en La Habana y en otras ciudades de Cuba, con miles de cubanos que exigían la renuncia del presidente cubano Miguel Díaz-Canel. El gobierno tardó varios días en restablecer el orden mientras continuaban las protestas callejeras. Fueron las manifestaciones antigubernamentales más grandes de Cuba en más de 25 años.

Las protestas fueron provocadas por la escasez de alimentos y las dificultades económicas agravadas por la pandemia de Covid-19. La economía cubana se contrajo 11 por ciento en 2020 y otros 2 puntos en el primer semestre de 2021. La escasez de energía ha sido grave desde que Venezuela recortó la entrega de petróleo subsidiado a Cuba, lo que provocó recortes en la generación de energía eléctrica y creó problemas de transporte. La pandemia de Covid-19 también ha diezmado la industria turística cubana, un pilar de la economía de la isla. La recesión económica ha creado escasez de alimentos y medicamentos que ha obligado a los cubanos a hacer fila durante horas para comprar productos básicos, lo que ha provocado que sigan apretándose el cinturón.

La demostración de fuerza del gobierno y una serie de arrestos muy publicitados permitieron a las autoridades restablecer el orden en la ciudad capital para que el régimen pudiera hacer una manifestación masiva el sábado 17 de julio, seis días después de que comenzaron las protestas. Raúl Castro, hermano del revolucionario Fidel Castro y quien renunció a la jefatura del Partido Comunista de Cuba en abril, debió salir de su retiro para el mitin para reforzar al deslucido presidente Díaz-Canel.

En un importante discurso en el encuentro, el presidente reconoció las deficiencias pero culpó de las protestas a los “contrarrevolucionarios” apoyados por Estados Unidos. Las dificultades económicas se atribuyeron a las sanciones económicas estadounidenses contra el país: el “enemigo de Cuba se ha lanzado una vez más a destruir la sagrada unidad y tranquilidad de los ciudadanos”, dijo el presidente.

Palabras de apoyo de Pyongyang

El 16 de julio, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte emitió un comunicado sobre las manifestaciones antigubernamentales en Cuba, culpando a “la manipulación tras bambalinas de los extranjeros y los tenaces movimientos de bloqueo contra Cuba para destruir el socialismo y la revolución”. El portavoz oficial expresó “el pleno apoyo y la solidaridad de Corea del Norte a todos los esfuerzos y medidas del gobierno y el pueblo cubanos para defender la dignidad y soberanía del país y salvaguardar la patria, la revolución y los logros socialistas”.

Cuba y Corea del Norte mantienen una relación cordial, aunque los lazos económicos entre los dos países son limitados. La razón más importante de esta relación es que los dos países comparten un “enemigo” común: Estados Unidos.

En caso de que estas críticas puntuales, aunque no explícitas, no fueran lo suficientemente claras, el viceministro de Relaciones Exteriores, Pak Myong Guk, hizo explícita un par de días después la responsabilidad de los problemas que atraviesa Cuba: “Quiero dejar claro que el principal culpable y manipulador de la situación cubana no es otro que [Estados Unidos]. Esto ha sido probado por el hecho de que los funcionarios estadounidenses de alto nivel se dedicaron a instigar y agitar protestas contra el gobierno poco después de que ocurrieran los disturbios”.

El viceministro Pak ofreció entonces el “total apoyo y solidaridad de Corea del Norte al gobierno cubano y al pueblo que se ha levantado en la lucha nacional para rechazar enérgicamente el plan [de Estados Unidos] para reprimir a Cuba, defender hasta el final la dignidad y soberanía nacional, así como los logros del socialismo ganados a costa de la sangre”.

El eje Pyongyang-La Habana

Cuba y Corea del Norte mantienen una relación cordial, aunque los lazos económicos entre los dos países son limitados. La razón más importante de esta relación positiva es que los dos países comparten un “enemigo” común. Para ambos, Estados Unidos es el principal antagonista. Estados Unidos lideró la coalición militar de Naciones Unidas en la Guerra de Corea que impidió que Kim Il Sung uniera Corea por la fuerza bajo su dictadura. Además, Estados Unidos sigue siendo uno de los principales opositores al esfuerzo de Corea del Norte por expandir y mejorar su arsenal nuclear. Para Cuba, Estados Unidos ha sido el principal desafío al régimen totalitario de los Castro. Este enemigo común es el pegamento que une a los dos países y ambos creen que es de su interés cooperar entre sí.

Según la ley de Estados Unidos, tanto Cuba como Corea del Norte son “Estados patrocinadores del terrorismo” por brindar apoyo repetidamente a actos de terrorismo internacional. Esta etiqueta de censura se aplica solo a cuatro países: Cuba, Corea del Norte, Irán y Siria.

Las visitas mutuas entre altos líderes de Cuba y de Corea del Norte demuestran claramente su relación especial. En 2017, el canciller norcoreano Ri Yong-Ho realizó una visita oficial a La Habana y fue recibido por el entonces presidente cubano Raúl Castro. Los informes sobre la visita hablaban de un “encuentro fraterno” y una “amistad histórica”. Además de las reuniones entre homólogos del gobierno, otros altos funcionarios del partido también participaron en la ronda de visitas. En agosto de 2018, Choe Ryong-hae, miembro del presidium del Buró Político del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte llegó a Cuba como “enviado especial del camarada Kim Jong Un”. Miguel Díaz-Canel visitó Corea del Norte poco antes de asumir el cargo de jefe de gobierno y poco después también se convirtió en jefe del Partido Comunista de Cuba.

Otro indicio muy claro de la estrecha relación entre Pyongyang y La Habana es la firme defensa cubana de Corea del Norte en el Consejo de Derechos Humanos y la Asamblea General de las Naciones Unidas. Cada uno de esos organismos de la ONU mantiene un debate anual sobre las violaciones de los derechos humanos en Corea del Norte.

En 2014, solo unos meses después de que la Comisión de Investigación de la ONU publicó su informe histórico sobre los abusos en materia de derechos humanos en Corea del Norte, la Asamblea General emitió una resolución que criticaba fuertemente a Corea del Norte por su historial de derechos humanos. La resolución pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que remitiera a los líderes del gobierno de Corea del Norte a la Corte Penal Internacional debido a su papel en las violaciones de derechos humanos en el país. Los norcoreanos vieron esto como un ataque dirigido al líder supremo, Kim Jong Un. Cuba ofreció una enmienda y lideró un debate vigoroso y un esfuerzo de lobby para modificar el lenguaje de la resolución. Los diplomáticos le dijeron a CBS News en aquel momento que “la intensidad del lobby no tenía paralelo”. La enmienda cubana se resolvió en una votación de “suspenso”, pero finalmente fue derrotada. La resolución final que critica a Corea del Norte, incluido el llamado al Consejo de Seguridad de la ONU para remitir a los líderes norcoreanos a la Corte Penal Internacional, fue aprobada por una votación en la Asamblea General de 111 países a favor, 19 en contra y 55 abstenciones.

La cooperación clandestina, particularmente en el ámbito del tráfico de armas, parece ser un elemento importante de la relación Pyongyang-La Habana, dando un tono mucho más siniestro a la cooperación entre los dos países.

Además de las visitas mencionadas, que involucran a funcionarios del gobierno y del partido que participan en conversaciones “entre camaradas”, los esfuerzos de cooperación en las Naciones Unidas y otras acciones que reciben considerable eco en los medios, la cooperación clandestina, particularmente en el área del tráfico de armas, también parece ser un elemento importante de la relación Pyongyang-La Habana. Ocasionalmente se exponen tales actividades conjuntas, dando un tono mucho más siniestro a la cooperación entre los dos países.

En 2013, por ejemplo, un barco norcoreano fue detenido en el Canal de Panamá y se descubrió que transportaba sofisticados equipos militares prohibidos, cuidadosamente escondidos debajo de bolsas de azúcar en camino desde La Habana hacia Corea del Norte. El capitán norcoreano intentó suicidarse después de que su barco fuera detenido y registrado mientras transitaba por el canal. El barco y los bienes militares fueron incautados por funcionarios panameños. Después de que esto se reveló públicamente, los funcionarios del gobierno cubano dijeron que los bienes militares eran equipos defensivos obsoletos que se enviaban a Corea del Norte para su reparación, no bienes prohibidos de contrabando. En una registro exhaustivo posterior, se encontraron aviones de combate MiG y otros artículos militares usados ​​recientemente pero en condiciones de funcionamiento. El envío claramente incurría en violaciones a las sanciones internacionales.

Ha habido otros indicios de tráfico de armas entre los dos países en violación de las sanciones de la ONU contra Corea del Norte. El alcance y ámbito de estas actividades encubiertas sugieren que la relación Pyongyang-La Habana es de gran importancia para ambos países, pero el alcance total no se conoce públicamente.

¿Son los sucesos en Cuba una advertencia para Corea del Norte?

Las manifestaciones en Cuba no son únicamente una situación para que Corea del Norte se solidarice con el régimen comunista de La Habana. Existe una alta probabilidad de que estos eventos en Cuba sean una preocupación para al menos algunos de los líderes de Corea del Norte porque lo que sucedió en La Habana también podría suceder en su propio país. Algunas personas en Corea del Norte pueden ver las protestas callejeras en Cuba como una advertencia. Un enemigo común no es lo único que une a Pyongyang y La Habana: los dos países tienen regímenes autoritarios y economías de mando similares, ambos enfrentan serias complicaciones económicas debido a la desaceleración económica internacional, y ambos enfrentan importantes problemas de salud internos debido a la pandemia de Covid- 19.

Sin embargo, existen diferencias significativas entre los dos países. La población de Corea del Norte es más del doble que la de Cuba, pero la economía cubana es más sólida. El producto interno bruto (PBI) de Cuba es algo más de dos veces el tamaño de la economía de Corea del Norte y Cuba tiene un PBI per cápita cinco veces mayor que el de Corea del Norte. Ambos países se enfrentan a graves problemas económicos. La economía de Cuba depende en gran medida del turismo extranjero y la interrupción causada por la pandemia de Covid-19, que ha provocado una disminución dramática de los viajes internacionales, ha tenido un impacto grave.

La economía de Corea del Norte también se ha enfrentado a graves trastornos en relación con las medidas draconianas que ha tomado el gobierno para detener la propagación del virus Covid-19. En el Congreso del Partido en enero de 2021, Kim Jong Un admitió que la economía “quedó muy por debajo de las metas en casi todos los sectores”. Alrededor del 90 por ciento del comercio exterior de Corea del Norte se realiza con China o a través de China, y en 2020, el comercio con China se desplomó más de 75 por ciento debido al doble impacto de la pandemia y las sanciones. En abril de 2021, Kim Jong Un advirtió que el país podría estar enfrentando otra “Ardua Marcha”, haciendo referencia a la devastadora hambruna que azotó al país a mediados de la década de 1990.

La población de Corea del Norte es más del doble que la de Cuba, pero la economía cubana es más sólida. Por otro lado, el régimen de Corea del Norte ha sido más represivo y obsesivo por mantener el control de su población.

Frente a la pandemia mundial, tanto Cuba como Corea del Norte enfrentan escasez de medicamentos y de tratamientos. Uno de los éxitos relativos de la revolución de Castro fue el desarrollo de una atención médica razonablemente buena, pero la pandemia ha agotado los recursos médicos de Cuba mientras el país enfrenta uno de los casos de Covid-19 per cápita más altos de América. La infraestructura médica de Corea del Norte está mucho menos desarrollada que la de Cuba, y la seria preocupación por los recursos limitados para hacer frente a la pandemia puede ser la razón por la que Kim Jong Un ha tomado medidas enérgicas para prevenir la propagación del virus.

Corea del Norte parece tener una mayor capacidad para controlar el acceso a la información que Cuba. Junto con China, Corea del Norte ha impuesto uno de los controles de acceso a los medios más estrictos del mundo. Los cubanos tienen cierto acceso a Internet y a sitios de redes sociales. Fue solo después de que estallaron las protestas callejeras en Cuba que las autoridades gubernamentales bloquearon el acceso de los residentes cubanos a Facebook, WhatsApp, Instagram, Telegram y a otros medios de comunicación social similares. Los norcoreanos nunca han tenido semejante acceso a las redes sociales y la supervisión de las comunicaciones por Internet en Corea del Norte está muy desarrollada.

En general, el régimen de Corea del Norte ha sido más represivo y obsesivo por mantener el control de su población. A Corea del Norte le preocupa el deterioro de las condiciones económicas y el impacto de la pandemia de Covid-19. Como resultado, es probable que los líderes norcoreanos estén observando los acontecimientos en Cuba mucho más de cerca de lo que podrían haberlo hecho en el pasado. En la actualidad, ciertamente no hay indicios de que las protestas al estilo cubano estén en el horizonte de Corea del Norte. Sin embargo, es altamente probable que algunos funcionarios norcoreanos estén siguiendo con mucha atención todo lo que ocurre en Cuba en este momento.

Traducción: Agustín Menéndez

Edición: Florencia Grieco

Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente la opinión de CADAL.

Robert R. King
Embajador y asesor principal, Korea Chair, Center for Strategic and International Studies, Washington, D.C. Se desempeñó como enviado especial para los derechos humanos en Corea del Norte del Departamento de Estado entre noviembre de 2009 y enero de 2017.
 
 
 

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