Prensa
Éxito chileno está basado en un círculo virtuoso de gobernabilidad y expansión
Si Chile quiere extender su prosperidad hacia el futuro, el próximo gobierno deberá poner una mayor dosis de cautela en la macroeconomía y focalizar los esfuerzos de política en la microeconomía, dijo el Dr. Jorge Marshall, ex ministro de Economía y Energía y ex vicepresidente del Banco Central, a ECONOMIA & MERCADO.
Fuente: El País (Uruguay)
La apertura y la interdependencia entre países no es un patrimonio de la derecha ni de la izquierda en ninguna parte del mundo.
Si Chile quiere extender su prosperidad hacia el futuro, el próximo gobierno deberá poner una mayor dosis de cautela en la macroeconomía y focalizar los esfuerzos de política en la microeconomía, dijo el Dr. Jorge Marshall, ex ministro de Economía y Energía y ex vicepresidente del Banco Central, a ECONOMIA & MERCADO. Recientemente el entrevistado visitó Montevideo invitado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), cuya sede está en Buenos Aires, con motivo de la presentación del libro “La experiencia chilena. Consensos para el desarrollo” que fue editado por dicha fundación. A continuación se publica un resumen de la entrevista.
¿Cuáles son las perspectivas de la economía chilena?
— Entre 1985 y 2004 el crecimiento del PIB per cápita de Chile fue en promedio del 4.4% y el aumento demográfico alcanzó al 1.6%; por lo tanto, el crecimiento bruto de la economía chilena ascendió a 6%. La acumulación de esta cifra durante veinte años indica que es uno de los cinco países con mayor expansión económica en el mundo. Sin embargo, la proyección estimada para el quinquenio 2005-2009 es de 5%, calculándose el crecimiento potencial per cápita en un 3.5% anual más un incremento de la población de1.5%. De modo que uno de los desafíos del gobierno que asumirá en 2006 es que la economía recupere ese 1% de crecimiento.
Productividad
¿Qué políticas podrían contribuir a que Chile retome el nivel de expansión económica?
—La experiencia internacional indica que las mayores ganancias de productividad se obtienen en los procesos de creación de empresas, o sea cuando las que ingresan a los mercados desplazan a otras menos productivas. Para que este mecanismo funcione con fluidez debe apoyarse en mercados flexibles, especialmente en el caso del crédito y del trabajo, es decir que esos nuevos emprendimientos tienen que tener acceso al financiamiento y al capital humano para poder ser más productivos. En los últimos años, el aumento de productividad ha estado concentrado en las grandes empresas, pero se necesita un incremento general en esta materia. Si se hace una separación entre grandes corporaciones y Pymes, el aporte de productividad de estas últimas ha sido muy bajo en Chile.
¿Cómo se genera un aumento de la productividad en un segmento de la economía que representa la mitad de la actividad económica como son las Pymes?
—Los aumentos de productividad responden a las políticas microeconómicas que apoyan estos procesos, entre las cuales están aquellas que mejoran la calidad de nuestra interdependencia con el resto del mundo, promueven emprendimientos, fomentan la competencia en los mercados y generan la infraestructura en que se apoya la innovación. Si Chile quiere extender su prosperidad hacia el futuro, el próximo gobierno deberá poner una mayor dosis de cautela en la macroeconomía y focalizar los esfuerzos de política en la microeconomía. Estas políticas se deben orientar a aprovechar lo mejor de la competencia en los mercados, basada en un sistema de precios eficiente, establecer un marco institucional de respecto a los derechos de propiedad e incrementar la interdependencia a la economía global, lo cual permitirá sostener en el tiempo el actual ambiente de progreso.
Estabilidad macroeconómica
¿Cuáles han sido las políticas que impulsaron el crecimiento económico chileno?
—Después de la crisis que sufrió Chile a comienzos de la década de los ochenta, la política del nuevo gobierno democrático que asumió en marzo de 1990 estuvo en línea con el nuevo modelo de desarrollo con apertura, por lo que sus objetivos fueron asegurar la estabilidad macroeconómica, consolidar la integración en los mercados internacionales y fortalecer las políticas sociales, habiéndose mantenido todos ellos en los últimos veinte años. Para ello fue indispensable lograr una alta credibilidad en el programa macroeconómico, lo cual significó que las políticas económicas debían ser plenamente compatibles con el funcionamiento de los mercados. Con ese propósito se inició un diálogo, que era casi inexistente, entre las autoridades y el sector privado que culminó con un acuerdo tripartito entre el gobierno, los trabajadores sindicalizados y los empresarios.
¿Cuáles fueron las herramientas básicas para consolidar la estabilidad macroeconómica?
—Entre las acciones de política de la primera época del retorno a la democracia se destacan la austeridad fiscal y la eficiente coordinación entre la autoridad fiscal y el nuevo Banco Central independiente. El gasto público se alineó con el compromiso de un presupuesto equilibrado. De hecho, el mantenimiento de dicho equilibrio operó como una regla implícita de la política fiscal hasta 1998 luego de la crisis asiática. A partir 2001 se adoptó la regla de mantener un superávit estructural equivalente al 1% del PIB, habiéndose logrado desde entonces aumentar la credibilidad de la política fiscal y expandir la demanda interna apoyada en bajas tasas de interés y en una acción contracíclica.
Talón de Aquiles
¿Cuál sería la mayor debilidad de la economía chilena?
—En realidad los mayores déficit son dos: la lentitud en la innovación tecnológica y la inequidad en la distribución del ingreso. En primer lugar, la economía chilena está en una situación en la cual debe fortalecer su potencial de aumento de productividad. Si bien la apertura comercial y la estabilidad macroeconómica le han permitido crecer sostenidamente en las últimas décadas, el país carece de una base tecnológica avanzada que le permita trabajar en redes dentro de sus sectores de actividad de mayor importancia como, por ejemplo, la agricultura, la forestación, la minería, etc. Nos damos cuenta que la tecnología es fundamental para estar más cerca de la evolución de las necesidades de nuestros compradores en el exterior. Por ejemplo, China impone ciertos requisitos para autorizar el ingreso de madera importada. En ese país sólo se la puede vender para ciertos usos, siendo necesario que tenga un nivel de combustión superior a los 120ºC, condición que no reúne el producto chileno, cuyo límite está en torno a los 80ºC. Si tuviésemos la posibilidad de elevar ese nivel de combustión, se le abriría un mercado gigantesco al complejo forestal. Para ello se necesita capacidad de innovación, pero Chile todavía no tiene una red de investigación tecnológica suficientemente extendida.
El segundo talón de Aquiles es la distribución del ingreso. Entre 1990 y 2003 Chile redujo la pobreza de un 38% al 18% de acuerdo con los mismos estándares de medición que utiliza la mayoría de los países latinoamericanos. Hace quince años pensábamos que la reducción de la pobreza era el primer paso para reducir la desigualdad y actualmente vemos que no basta con ello, sino que requiere de un esfuerzo adicional para tocar variables culturales y políticas que son muy sensibles para la población.
¿Por qué los niveles de desigualdad del ingreso en Chile han permanecido prácticamente sin cambios si los sucesivos gobiernos democráticos han podido reducir la pobreza en más de un 50%?
—La razón es que la desigualdad del ingreso obedece a varios factores. Chile ha atacado algunos de ellos como es el déficit habitacional mediante la construcción de viviendas para la población más pobre. La posibilidad de contar con techo propio ha mejorado las condiciones de vida en esos hogares, pero no se han resuelto otros problemas muy importantes como es la inequidad cultural. Me refiero a que la inversión que pueda hacer una familia en capital humano no es toda la que podría hacer si las condiciones del mercado de trabajo fuesen abiertas y competitivas. La percepción de que la gente con niveles de ingreso medios y altos tienen mejores oportunidades de empleo por redes sociales, contactos, buena presencia, etc. es una realidad que influye decisivamente en las opciones educativas de los grupos sociales más débiles, siendo un factor sobre el cual no se ha actuado suficientemente. La segmentación social está incorporada en la cultura de nuestra población y va a ser muy difícil sobreponerse a esa tendencia.
¿Cómo evalúa las políticas sociales aplicadas durante los últimos quince años?
—Sin duda se han hecho avances en el área de las políticas sociales, pero se han realizado con esquemas que piensan más en la carencia del pobre que en su incorporación a la sociedad. Ha existido un déficit en la participación e involucramiento de los sectores de menores ingresos en las políticas sociales porque estas no son medianamente transparentes y abiertas. Por ejemplo, si se implementa un determinado programa de educación, debe dársele un rol al receptor del mismo para que evalúe su aplicación ya que la voz de la población involucrada va a ser un factor de vigilancia sobre la calidad de las políticas.
En general, los resultados de las políticas sociales no han sido muy exitosos en incorporar a la población de menores ingresos a la actividad económica. Es el caso de las viviendas sociales que se han construido en barrios pobres y que no han generado valor debido a su localización en áreas poco atractivas para vivir. Al contrario, este tipo de propiedad pierde su valor al cabo de algún tiempo y, por consiguiente, los bancos no las aceptan como garantía para el otorgamiento de préstamos, es decir que esa gente de escasos recursos que ha hecho un esfuerzo para pagar su techo no tiene liquidez. En consecuencia, debemos buscar una mejora de la interacción entre lo económico y lo social para que el éxito de reducir la pobreza tenga un efecto positivo sobre la distribución del ingreso.
¿Qué medidas concretas se deberían tomar para revertir la desigualdad del ingreso en Chile?
—Hay que hacer una revisión de lo que está sucediendo en el mercado de trabajo, que hoy está generando cerca de 200.000 empleos anuales. En lo inmediato, se debe actuar para mantener el crecimiento del empleo y despejar los obstáculos que impiden a muchas mujeres y jóvenes aprovechar las oportunidades que están surgiendo. En el mediano plazo, la clave es la igualdad de acceso en un sentido amplio, incluyendo los mercados, políticas sociales e integración social en los barrios, escuelas y empresas. En un horizonte más extenso, la desigualdad cederá si se eleva la calidad de la educación para todos los sectores. Sin duda son tareas pendientes para el próximo gobierno.
Sistema previsional
Chile ha sido pionero en la introducción del pilar de ahorro individual en el sistema previsional, pero últimamente se han escuchado críticas de que un número importante de trabajadores no califica para jubilarse. ¿Cómo se explica esta situación?
—El objetivo de las administradoras de fondos de pensión es suavizar el consumo a través del ciclo vital, o sea que se pretende que el trabajador tenga un nivel de consumo en la fase final de la vida similar al que tenía en su etapa laboral activa. En la medida que ese objetivo no está siendo cumplido para un segmento relativamente grande de la población, que se estima entre un 40% y 50% de la población adulta, llegamos a la conclusión de que hay una insuficiencia de cobertura en el funcionamiento actual del sistema de previsión privado. Hoy el sistema no le da espacio de entrada a una parte importante de la población porque el mercado de trabajo ha cambiado ya que existe mucha rotación laboral como ocurre en todo el mundo. Por otro lado, hay también muchos procesos de entrada y salida de la fuerza de trabajo, es decir que mucha gente trabaja por un tiempo, luego sale del mercado laboral, más tarde reingresa y poco después vuelve a salir del mismo. En efecto, el 70% de los contratos formales para menores de 30 años duran menos de seis meses, lo que significa que el mercado de trabajo está funcionando a plazo fijo. Si no existe estabilidad de empleo, un sistema previsional que está pensado para un empleo estable no puede funcionar.
¿Qué ajustes se deben efectuar para que el sistema de ahorro individual funcione correctamente?
—Hoy se plantea la discusión de cómo generar incentivos para que el sistema logre su objetivo. Se ha propuesto que las personas hagan sus contribuciones a las cuentas individuales no sólo durante los períodos de trabajo dependiente —porque el empleador es quien debe descontar el aporte correspondiente de los salarios de sus trabajadores— sino que continúen contribuyendo a las mismas cuando trabajan en forma independiente, ya que hoy día en esos casos no es obligatorio aportar al sistema. Posiblemente, habrá que otorgar algún incentivo para que las personas que trabajan sin una relación de dependencia continúen haciendo aportes a efectos de evitar que caiga el flujo de ingresos en las cuentas de ahorro previsional. Otra solución propuesta es que se extienda el período de contribución, lo cual resulta muy difícil de aplicar en la práctica porque exige que personas entre sesenta y setenta años de edad, que no han trabajado en forma regular durante buena parte de su vida, consigan un empleo permanente. Recientemente el gobierno chileno ha convocado a una comisión técnica para que haga un análisis de esta situación porque es consciente de que hay insuficiencias de cobertura en el sistema de la seguridad social.
Apertura e interdependencia
¿Cómo se explica la decisión de los gobiernos democráticos de mantener la política económica iniciada durante el período dictatorial?
—La apertura y la interdependencia entre países no es un patrimonio de la derecha ni de la izquierda en ningún lugar del planeta. En realidad se trataron de consolidar aquellas transformaciones que en los años setenta habían abierto la economía chilena al mundo, luego de casi cinco décadas de frustraciones con una estrategia de “economía cerrada” pese a los esfuerzos sin éxito por corregir esta situación en los años sesenta. No podemos olvidar que somos un país distante y pequeño. Para superar las desventajas de la localización y el tamaño Chile tiene que lograr mucha especialización para aprovechar la economía de escala sobre la base de tener un mercado exterior lo más amplio posible. Por esa razón hemos incrementado nuestra interdependencia con todos los países.
¿Cuál es el destino de Chile en materia de integración económica?
—Chile tuvo una apertura unilateral temprana que conectó sus bases productivas con los mercados internacionales en los años setenta cuando el resto de los países latinoamericanos mantenía economías cerradas. Al haber hecho una reestructura de su economía pensando en el mercado mundial que estaba más abierto, la producción chilena se ha vuelto mucho más especializada. Desde el momento en que se convirtió en un gran exportador de rubros que incorporan mucho valor agregado como salmón, frutas frescas, vinos, maderas, etc. y que los comercializa con fluidez en los mercados más sofisticados, no puede restringir sus ventas a un país o una región. Si no se hubiese efectuado esa apertura, hoy Chile estaría mirando al Mercosur porque tendría una estructura productiva focalizada en un área cercana a sus fronteras.
Mercosur y ALCA
¿Qué representa entonces el Mercosur para Chile?
—Por estar compuesto por los países económicamente más importantes de la región, el Mercosur tiene relevancia para darle peso a las posiciones de América Latina en el mundo. Chile ve a este organismo en sus dos dimensiones: como un proyecto económico de integración con los vecinos y también como una voz de política compartida en la era de la globalización. Dadas las dos desventajas de la economía chilena, es decir su pequeñez y su distancia de las economías centrales, el Mercosur resuelve el segundo problema, pero esta integración no soluciona el tema de las economías de escala y, por consiguiente, el país tiene que hacer un equilibrio entre lo regional y lo global.
Luego de haber suscrito un tratado bilateral de libre comercio con Estados Unidos dos años atrás, ¿le conviene a Chile que se le dé un nuevo impulso al ALCA?
—Chile tiene mucho interés en el éxito del proyecto del ALCA porque la ventaja está en la interdependencia y no en los acuerdos bilaterales. Si el ALCA es el vehículo para una integración regional y se diseñan mejoras formas para resolver controversias, reducir aranceles aduaneros, eliminar barreras paraarancelarias, etc. entre los países del hemisferio, el aumento de la interdependencia entre las naciones de la región nos dará una ventaja adicional como también se la ha dado a los países asiáticos. Una de las características del mundo actual es que la verdadera ganancia de productividad tiene lugar cuando una persona, una empresa o un país es capaz de distinguir mercados específicos y suministrar a cada uno de ellos exactamente los productos que está buscando. Justamente esa interdependencia es lo que le da al productor una ganancia de valor. Por lo tanto, cuanto mayor sea el número de países que participen en el proyecto del ALCA, mayor será la ganancia de valor para Chile así como para cada una de las naciones que participen en el acuerdo y sepan ofrecer lo que cada socio necesita. En resumen, Chile no necesita tener ventajas arancelarias con respecto a terceros países para acceder al mercado de Estados Unidos. Esa ganancia no es duradera. En cambio, la ganancia de productividad que se logra mediante alianzas, interdependencia, etc. apunta a un horizonte de largo plazo.
El Estado y el cobre
Llama la atención que pese a las reformas económicas llevadas a cabo en Chile en el último cuarto del siglo XX, casi la mitad del sector minero permanece siendo propiedad del Estado. ¿Está previsto en la plataforma electoral de alguno de los partidos políticos la posibilidad de reducir la participación estatal en la minería?
—No está en la agenda de los principales partidos que competirán en las elecciones presidenciales del próximo mes de diciembre modificar la propiedad de la Corporación Nacional del Cobre (Codelco), que es el mayor productor mundial de dicho mineral. La explicación de que se trate a Codelco como un caso excepcional tiene un componente histórico importante dado que nació con la promulgación de la reforma constitucional que nacionalizó el cobre en julio de 1971. No obstante, esta empresa estatal se maneja con criterios de rentabilidad y, por tanto, lo que se busca es maximizar el aporte de recursos que hace al Estado. Las evaluaciones realizadas sobre su funcionamiento han demostrado que es eficiente en la comparación internacional con otras compañías mineras.
La experiencia internacional y el contexto interno
¿Cómo se explica el crecimiento sostenido de la economía chilena durante un período de veinte años?
—El enfoque de que el crecimiento, el desarrollo y la solución de los problemas de Chile han sido producto de la aplicación mecánica de un conjunto de recetas como las contenidas en el llamado Consenso de Washington es una explicación obsoleta. Sin embargo, esto no significa que Chile no ha mirado la experiencia internacional porque no existe ningún país que haya logrado un crecimiento sostenido y estabilidad macroeconómica sin tener interdependencia con el mundo y sin generar incentivos para la libre competencia. Pero estas políticas que promueven el crecimiento no pueden aplicarse de forma automática porque la agenda en cada caso debe responder a las condiciones específicas de cada país. Para lograr esta agenda son indispensables los acuerdos políticos, por lo cual el pragmatismo constituye un elemento clave. Es un error pensar que las políticas públicas son sólo una materia de diseño técnico. La gobernabilidad económica requiere de un grado razonable de consenso político en el camino de apertura y democracia que conduce al desarrollo, de instituciones sólidas y eficientes capaces de adaptarse a los escenarios cambiantes de la realidad mundial y medidas que impulsen las decisiones descentralizadas. La interrelación entre esos factores ha permitido tanto la continuidad como los ajustes al modelo chileno. Estos elementos se refuerzan entre sí y crean un círculo virtuoso de crecimiento; pero cuando alguno de ellos falla, la probabilidad de detener el ritmo de progreso aumenta. En resumen, a los países que les va bien son los que tienen la madurez para aplicar las políticas aprendiendo de la experiencia internacional, pero también teniendo la habilidad para aplicarlas con sabiduría dentro de sus propios contextos.
FICHA TÉCNICA: Jorge Marshall es ingeniero comercial de la Universidad de Chile y doctor en economía de la Universidad de Harvard (Estados Unidos). Fue subsecretario y luego ministro de Economía y Energía de Chile entre 1990 y 1993. Ocupó la vicepresidencia del Banco Central de su país entre 1993 y 2003. Actualmente es vicepresidente del Banco de Estado y uno de los asesores económicos de la candidata presidencial de la Concertación Democrática, Michelle Bachelet. Es profesor de Economía de la Universidad Católica de Chile, Universidad Alberto Hurtado y Universidad de Chile.
FUENTE: ENTREVISTA PUBLICADA EN EL SUPLEMENTO “ECONOMIA & MERCADO” (PP. 4-5) DEL DIARIO “EL PAIS” DE MONTEVIDEO EL LUNES 26 DE SEPTIEMBRE DE 2005
El País (Uruguay)
La apertura y la interdependencia entre países no es un patrimonio de la derecha ni de la izquierda en ninguna parte del mundo.
Si Chile quiere extender su prosperidad hacia el futuro, el próximo gobierno deberá poner una mayor dosis de cautela en la macroeconomía y focalizar los esfuerzos de política en la microeconomía, dijo el Dr. Jorge Marshall, ex ministro de Economía y Energía y ex vicepresidente del Banco Central, a ECONOMIA & MERCADO. Recientemente el entrevistado visitó Montevideo invitado por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal), cuya sede está en Buenos Aires, con motivo de la presentación del libro “La experiencia chilena. Consensos para el desarrollo” que fue editado por dicha fundación. A continuación se publica un resumen de la entrevista.
¿Cuáles son las perspectivas de la economía chilena?
— Entre 1985 y 2004 el crecimiento del PIB per cápita de Chile fue en promedio del 4.4% y el aumento demográfico alcanzó al 1.6%; por lo tanto, el crecimiento bruto de la economía chilena ascendió a 6%. La acumulación de esta cifra durante veinte años indica que es uno de los cinco países con mayor expansión económica en el mundo. Sin embargo, la proyección estimada para el quinquenio 2005-2009 es de 5%, calculándose el crecimiento potencial per cápita en un 3.5% anual más un incremento de la población de1.5%. De modo que uno de los desafíos del gobierno que asumirá en 2006 es que la economía recupere ese 1% de crecimiento.
Productividad
¿Qué políticas podrían contribuir a que Chile retome el nivel de expansión económica?
—La experiencia internacional indica que las mayores ganancias de productividad se obtienen en los procesos de creación de empresas, o sea cuando las que ingresan a los mercados desplazan a otras menos productivas. Para que este mecanismo funcione con fluidez debe apoyarse en mercados flexibles, especialmente en el caso del crédito y del trabajo, es decir que esos nuevos emprendimientos tienen que tener acceso al financiamiento y al capital humano para poder ser más productivos. En los últimos años, el aumento de productividad ha estado concentrado en las grandes empresas, pero se necesita un incremento general en esta materia. Si se hace una separación entre grandes corporaciones y Pymes, el aporte de productividad de estas últimas ha sido muy bajo en Chile.
¿Cómo se genera un aumento de la productividad en un segmento de la economía que representa la mitad de la actividad económica como son las Pymes?
—Los aumentos de productividad responden a las políticas microeconómicas que apoyan estos procesos, entre las cuales están aquellas que mejoran la calidad de nuestra interdependencia con el resto del mundo, promueven emprendimientos, fomentan la competencia en los mercados y generan la infraestructura en que se apoya la innovación. Si Chile quiere extender su prosperidad hacia el futuro, el próximo gobierno deberá poner una mayor dosis de cautela en la macroeconomía y focalizar los esfuerzos de política en la microeconomía. Estas políticas se deben orientar a aprovechar lo mejor de la competencia en los mercados, basada en un sistema de precios eficiente, establecer un marco institucional de respecto a los derechos de propiedad e incrementar la interdependencia a la economía global, lo cual permitirá sostener en el tiempo el actual ambiente de progreso.
Estabilidad macroeconómica
¿Cuáles han sido las políticas que impulsaron el crecimiento económico chileno?
—Después de la crisis que sufrió Chile a comienzos de la década de los ochenta, la política del nuevo gobierno democrático que asumió en marzo de 1990 estuvo en línea con el nuevo modelo de desarrollo con apertura, por lo que sus objetivos fueron asegurar la estabilidad macroeconómica, consolidar la integración en los mercados internacionales y fortalecer las políticas sociales, habiéndose mantenido todos ellos en los últimos veinte años. Para ello fue indispensable lograr una alta credibilidad en el programa macroeconómico, lo cual significó que las políticas económicas debían ser plenamente compatibles con el funcionamiento de los mercados. Con ese propósito se inició un diálogo, que era casi inexistente, entre las autoridades y el sector privado que culminó con un acuerdo tripartito entre el gobierno, los trabajadores sindicalizados y los empresarios.
¿Cuáles fueron las herramientas básicas para consolidar la estabilidad macroeconómica?
—Entre las acciones de política de la primera época del retorno a la democracia se destacan la austeridad fiscal y la eficiente coordinación entre la autoridad fiscal y el nuevo Banco Central independiente. El gasto público se alineó con el compromiso de un presupuesto equilibrado. De hecho, el mantenimiento de dicho equilibrio operó como una regla implícita de la política fiscal hasta 1998 luego de la crisis asiática. A partir 2001 se adoptó la regla de mantener un superávit estructural equivalente al 1% del PIB, habiéndose logrado desde entonces aumentar la credibilidad de la política fiscal y expandir la demanda interna apoyada en bajas tasas de interés y en una acción contracíclica.
Talón de Aquiles
¿Cuál sería la mayor debilidad de la economía chilena?
—En realidad los mayores déficit son dos: la lentitud en la innovación tecnológica y la inequidad en la distribución del ingreso. En primer lugar, la economía chilena está en una situación en la cual debe fortalecer su potencial de aumento de productividad. Si bien la apertura comercial y la estabilidad macroeconómica le han permitido crecer sostenidamente en las últimas décadas, el país carece de una base tecnológica avanzada que le permita trabajar en redes dentro de sus sectores de actividad de mayor importancia como, por ejemplo, la agricultura, la forestación, la minería, etc. Nos damos cuenta que la tecnología es fundamental para estar más cerca de la evolución de las necesidades de nuestros compradores en el exterior. Por ejemplo, China impone ciertos requisitos para autorizar el ingreso de madera importada. En ese país sólo se la puede vender para ciertos usos, siendo necesario que tenga un nivel de combustión superior a los 120ºC, condición que no reúne el producto chileno, cuyo límite está en torno a los 80ºC. Si tuviésemos la posibilidad de elevar ese nivel de combustión, se le abriría un mercado gigantesco al complejo forestal. Para ello se necesita capacidad de innovación, pero Chile todavía no tiene una red de investigación tecnológica suficientemente extendida.
El segundo talón de Aquiles es la distribución del ingreso. Entre 1990 y 2003 Chile redujo la pobreza de un 38% al 18% de acuerdo con los mismos estándares de medición que utiliza la mayoría de los países latinoamericanos. Hace quince años pensábamos que la reducción de la pobreza era el primer paso para reducir la desigualdad y actualmente vemos que no basta con ello, sino que requiere de un esfuerzo adicional para tocar variables culturales y políticas que son muy sensibles para la población.
¿Por qué los niveles de desigualdad del ingreso en Chile han permanecido prácticamente sin cambios si los sucesivos gobiernos democráticos han podido reducir la pobreza en más de un 50%?
—La razón es que la desigualdad del ingreso obedece a varios factores. Chile ha atacado algunos de ellos como es el déficit habitacional mediante la construcción de viviendas para la población más pobre. La posibilidad de contar con techo propio ha mejorado las condiciones de vida en esos hogares, pero no se han resuelto otros problemas muy importantes como es la inequidad cultural. Me refiero a que la inversión que pueda hacer una familia en capital humano no es toda la que podría hacer si las condiciones del mercado de trabajo fuesen abiertas y competitivas. La percepción de que la gente con niveles de ingreso medios y altos tienen mejores oportunidades de empleo por redes sociales, contactos, buena presencia, etc. es una realidad que influye decisivamente en las opciones educativas de los grupos sociales más débiles, siendo un factor sobre el cual no se ha actuado suficientemente. La segmentación social está incorporada en la cultura de nuestra población y va a ser muy difícil sobreponerse a esa tendencia.
¿Cómo evalúa las políticas sociales aplicadas durante los últimos quince años?
—Sin duda se han hecho avances en el área de las políticas sociales, pero se han realizado con esquemas que piensan más en la carencia del pobre que en su incorporación a la sociedad. Ha existido un déficit en la participación e involucramiento de los sectores de menores ingresos en las políticas sociales porque estas no son medianamente transparentes y abiertas. Por ejemplo, si se implementa un determinado programa de educación, debe dársele un rol al receptor del mismo para que evalúe su aplicación ya que la voz de la población involucrada va a ser un factor de vigilancia sobre la calidad de las políticas.
En general, los resultados de las políticas sociales no han sido muy exitosos en incorporar a la población de menores ingresos a la actividad económica. Es el caso de las viviendas sociales que se han construido en barrios pobres y que no han generado valor debido a su localización en áreas poco atractivas para vivir. Al contrario, este tipo de propiedad pierde su valor al cabo de algún tiempo y, por consiguiente, los bancos no las aceptan como garantía para el otorgamiento de préstamos, es decir que esa gente de escasos recursos que ha hecho un esfuerzo para pagar su techo no tiene liquidez. En consecuencia, debemos buscar una mejora de la interacción entre lo económico y lo social para que el éxito de reducir la pobreza tenga un efecto positivo sobre la distribución del ingreso.
¿Qué medidas concretas se deberían tomar para revertir la desigualdad del ingreso en Chile?
—Hay que hacer una revisión de lo que está sucediendo en el mercado de trabajo, que hoy está generando cerca de 200.000 empleos anuales. En lo inmediato, se debe actuar para mantener el crecimiento del empleo y despejar los obstáculos que impiden a muchas mujeres y jóvenes aprovechar las oportunidades que están surgiendo. En el mediano plazo, la clave es la igualdad de acceso en un sentido amplio, incluyendo los mercados, políticas sociales e integración social en los barrios, escuelas y empresas. En un horizonte más extenso, la desigualdad cederá si se eleva la calidad de la educación para todos los sectores. Sin duda son tareas pendientes para el próximo gobierno.
Sistema previsional
Chile ha sido pionero en la introducción del pilar de ahorro individual en el sistema previsional, pero últimamente se han escuchado críticas de que un número importante de trabajadores no califica para jubilarse. ¿Cómo se explica esta situación?
—El objetivo de las administradoras de fondos de pensión es suavizar el consumo a través del ciclo vital, o sea que se pretende que el trabajador tenga un nivel de consumo en la fase final de la vida similar al que tenía en su etapa laboral activa. En la medida que ese objetivo no está siendo cumplido para un segmento relativamente grande de la población, que se estima entre un 40% y 50% de la población adulta, llegamos a la conclusión de que hay una insuficiencia de cobertura en el funcionamiento actual del sistema de previsión privado. Hoy el sistema no le da espacio de entrada a una parte importante de la población porque el mercado de trabajo ha cambiado ya que existe mucha rotación laboral como ocurre en todo el mundo. Por otro lado, hay también muchos procesos de entrada y salida de la fuerza de trabajo, es decir que mucha gente trabaja por un tiempo, luego sale del mercado laboral, más tarde reingresa y poco después vuelve a salir del mismo. En efecto, el 70% de los contratos formales para menores de 30 años duran menos de seis meses, lo que significa que el mercado de trabajo está funcionando a plazo fijo. Si no existe estabilidad de empleo, un sistema previsional que está pensado para un empleo estable no puede funcionar.
¿Qué ajustes se deben efectuar para que el sistema de ahorro individual funcione correctamente?
—Hoy se plantea la discusión de cómo generar incentivos para que el sistema logre su objetivo. Se ha propuesto que las personas hagan sus contribuciones a las cuentas individuales no sólo durante los períodos de trabajo dependiente —porque el empleador es quien debe descontar el aporte correspondiente de los salarios de sus trabajadores— sino que continúen contribuyendo a las mismas cuando trabajan en forma independiente, ya que hoy día en esos casos no es obligatorio aportar al sistema. Posiblemente, habrá que otorgar algún incentivo para que las personas que trabajan sin una relación de dependencia continúen haciendo aportes a efectos de evitar que caiga el flujo de ingresos en las cuentas de ahorro previsional. Otra solución propuesta es que se extienda el período de contribución, lo cual resulta muy difícil de aplicar en la práctica porque exige que personas entre sesenta y setenta años de edad, que no han trabajado en forma regular durante buena parte de su vida, consigan un empleo permanente. Recientemente el gobierno chileno ha convocado a una comisión técnica para que haga un análisis de esta situación porque es consciente de que hay insuficiencias de cobertura en el sistema de la seguridad social.
Apertura e interdependencia
¿Cómo se explica la decisión de los gobiernos democráticos de mantener la política económica iniciada durante el período dictatorial?
—La apertura y la interdependencia entre países no es un patrimonio de la derecha ni de la izquierda en ningún lugar del planeta. En realidad se trataron de consolidar aquellas transformaciones que en los años setenta habían abierto la economía chilena al mundo, luego de casi cinco décadas de frustraciones con una estrategia de “economía cerrada” pese a los esfuerzos sin éxito por corregir esta situación en los años sesenta. No podemos olvidar que somos un país distante y pequeño. Para superar las desventajas de la localización y el tamaño Chile tiene que lograr mucha especialización para aprovechar la economía de escala sobre la base de tener un mercado exterior lo más amplio posible. Por esa razón hemos incrementado nuestra interdependencia con todos los países.
¿Cuál es el destino de Chile en materia de integración económica?
—Chile tuvo una apertura unilateral temprana que conectó sus bases productivas con los mercados internacionales en los años setenta cuando el resto de los países latinoamericanos mantenía economías cerradas. Al haber hecho una reestructura de su economía pensando en el mercado mundial que estaba más abierto, la producción chilena se ha vuelto mucho más especializada. Desde el momento en que se convirtió en un gran exportador de rubros que incorporan mucho valor agregado como salmón, frutas frescas, vinos, maderas, etc. y que los comercializa con fluidez en los mercados más sofisticados, no puede restringir sus ventas a un país o una región. Si no se hubiese efectuado esa apertura, hoy Chile estaría mirando al Mercosur porque tendría una estructura productiva focalizada en un área cercana a sus fronteras.
Mercosur y ALCA
¿Qué representa entonces el Mercosur para Chile?
—Por estar compuesto por los países económicamente más importantes de la región, el Mercosur tiene relevancia para darle peso a las posiciones de América Latina en el mundo. Chile ve a este organismo en sus dos dimensiones: como un proyecto económico de integración con los vecinos y también como una voz de política compartida en la era de la globalización. Dadas las dos desventajas de la economía chilena, es decir su pequeñez y su distancia de las economías centrales, el Mercosur resuelve el segundo problema, pero esta integración no soluciona el tema de las economías de escala y, por consiguiente, el país tiene que hacer un equilibrio entre lo regional y lo global.
Luego de haber suscrito un tratado bilateral de libre comercio con Estados Unidos dos años atrás, ¿le conviene a Chile que se le dé un nuevo impulso al ALCA?
—Chile tiene mucho interés en el éxito del proyecto del ALCA porque la ventaja está en la interdependencia y no en los acuerdos bilaterales. Si el ALCA es el vehículo para una integración regional y se diseñan mejoras formas para resolver controversias, reducir aranceles aduaneros, eliminar barreras paraarancelarias, etc. entre los países del hemisferio, el aumento de la interdependencia entre las naciones de la región nos dará una ventaja adicional como también se la ha dado a los países asiáticos. Una de las características del mundo actual es que la verdadera ganancia de productividad tiene lugar cuando una persona, una empresa o un país es capaz de distinguir mercados específicos y suministrar a cada uno de ellos exactamente los productos que está buscando. Justamente esa interdependencia es lo que le da al productor una ganancia de valor. Por lo tanto, cuanto mayor sea el número de países que participen en el proyecto del ALCA, mayor será la ganancia de valor para Chile así como para cada una de las naciones que participen en el acuerdo y sepan ofrecer lo que cada socio necesita. En resumen, Chile no necesita tener ventajas arancelarias con respecto a terceros países para acceder al mercado de Estados Unidos. Esa ganancia no es duradera. En cambio, la ganancia de productividad que se logra mediante alianzas, interdependencia, etc. apunta a un horizonte de largo plazo.
El Estado y el cobre
Llama la atención que pese a las reformas económicas llevadas a cabo en Chile en el último cuarto del siglo XX, casi la mitad del sector minero permanece siendo propiedad del Estado. ¿Está previsto en la plataforma electoral de alguno de los partidos políticos la posibilidad de reducir la participación estatal en la minería?
—No está en la agenda de los principales partidos que competirán en las elecciones presidenciales del próximo mes de diciembre modificar la propiedad de la Corporación Nacional del Cobre (Codelco), que es el mayor productor mundial de dicho mineral. La explicación de que se trate a Codelco como un caso excepcional tiene un componente histórico importante dado que nació con la promulgación de la reforma constitucional que nacionalizó el cobre en julio de 1971. No obstante, esta empresa estatal se maneja con criterios de rentabilidad y, por tanto, lo que se busca es maximizar el aporte de recursos que hace al Estado. Las evaluaciones realizadas sobre su funcionamiento han demostrado que es eficiente en la comparación internacional con otras compañías mineras.
La experiencia internacional y el contexto interno
¿Cómo se explica el crecimiento sostenido de la economía chilena durante un período de veinte años?
—El enfoque de que el crecimiento, el desarrollo y la solución de los problemas de Chile han sido producto de la aplicación mecánica de un conjunto de recetas como las contenidas en el llamado Consenso de Washington es una explicación obsoleta. Sin embargo, esto no significa que Chile no ha mirado la experiencia internacional porque no existe ningún país que haya logrado un crecimiento sostenido y estabilidad macroeconómica sin tener interdependencia con el mundo y sin generar incentivos para la libre competencia. Pero estas políticas que promueven el crecimiento no pueden aplicarse de forma automática porque la agenda en cada caso debe responder a las condiciones específicas de cada país. Para lograr esta agenda son indispensables los acuerdos políticos, por lo cual el pragmatismo constituye un elemento clave. Es un error pensar que las políticas públicas son sólo una materia de diseño técnico. La gobernabilidad económica requiere de un grado razonable de consenso político en el camino de apertura y democracia que conduce al desarrollo, de instituciones sólidas y eficientes capaces de adaptarse a los escenarios cambiantes de la realidad mundial y medidas que impulsen las decisiones descentralizadas. La interrelación entre esos factores ha permitido tanto la continuidad como los ajustes al modelo chileno. Estos elementos se refuerzan entre sí y crean un círculo virtuoso de crecimiento; pero cuando alguno de ellos falla, la probabilidad de detener el ritmo de progreso aumenta. En resumen, a los países que les va bien son los que tienen la madurez para aplicar las políticas aprendiendo de la experiencia internacional, pero también teniendo la habilidad para aplicarlas con sabiduría dentro de sus propios contextos.
FICHA TÉCNICA: Jorge Marshall es ingeniero comercial de la Universidad de Chile y doctor en economía de la Universidad de Harvard (Estados Unidos). Fue subsecretario y luego ministro de Economía y Energía de Chile entre 1990 y 1993. Ocupó la vicepresidencia del Banco Central de su país entre 1993 y 2003. Actualmente es vicepresidente del Banco de Estado y uno de los asesores económicos de la candidata presidencial de la Concertación Democrática, Michelle Bachelet. Es profesor de Economía de la Universidad Católica de Chile, Universidad Alberto Hurtado y Universidad de Chile.
FUENTE: ENTREVISTA PUBLICADA EN EL SUPLEMENTO “ECONOMIA & MERCADO” (PP. 4-5) DEL DIARIO “EL PAIS” DE MONTEVIDEO EL LUNES 26 DE SEPTIEMBRE DE 2005