Diálogo Latino Cubano
Recuentos y vivencias de mi viaje por el Cono Sur
Al pasar de los años, cuando rememore mi viaje por el Cono Sur, siempre conservaré el dulce sabor de haber aportado mi «puñado de tierra» a la lucha por la libertad de Cuba. Convencida de la veracidad de lo que dice una conocida sentencia: «traslada un puñado de tierra todos los días y harás una montaña».Por Dalila Rodríguez González
Hace varios meses, cuando recibí una invitación del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) para participar en uno de sus programas y hacer todo un periplo por varios países del Cono Sur, lo consideré una quimera. Para un cubano, con esa mentalidad insular que nos caracteriza, sumado a las prohibiciones que por tantos años hemos tenido para traspasar las inmediaciones de esta isla caribeña, resulta casi impensable la posibilidad de hacer, en apenas unas semanas, un recorrido de tal envergadura.
En aquel momento, mi conocimiento acerca de CADAL era muy limitado y distante. Ahora comprendo, que más allá del significado del acrónimo que da nombre a la institución, conocía muy poco acerca de la connotación de la incansable labor que por años ha estado realizando CADAL a favor de una América Latina más apegada a los conceptos de libertad y democracia de las democracias desarrolladas y más alejada de sistemas cerrados y totalitarios, como el que vivimos y sufrimos en Cuba, donde se cercenan los derechos humanos fundamentales; lo que da al traste con toda posibilidad de progreso en el país, al mutilarse la realización de las potencialidades del hombre, el cual es reducido a una lucha por la sobrevivencia en la que los instintos más primitivos se convierten en norma del comportamiento cotidiano.
Aunar voluntades, integrar las políticas internacionales en América Latina con respecto a la defensa de los Derechos Humanos Fundamentales y recabar la solidaridad internacional para acompañar a los que sufren a causa de regímenes totalitarios, constituyeron los objetivos de este recorrido por el Cono Sur, en una fecha tan significativa como la de la VIII Cumbre de las Américas, celebrada en Lima, y tan cercana a un importante acontecimiento: el Examen Periódico Universal(EPU) de Cuba ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Precisamente, el 12 de abril, en el marco de la VIII Cumbre, se realizó en el Congreso de la República del Perú el evento que marcó el inicio de nuestro recorrido: La Conferencia Alternativa «El derecho a la democracia en Cuba», cuya apertura estuvo a cargo de Jorge del Castillo, congresista de Perú. La jornada se dividió en dos paneles: uno, dedicado al proceso electoral cubano y la actitud de los gobiernos latinoamericanos; el otro, un diálogo con activistas democráticos cubanos.
Junto a Roberto Santana, representante del Comité Ciudadano por la Integración Racial y el músico Rau del Collazo, quienes compartieron vivencias y testimonios acerca de la violación a los derechos del libre tránsito y de expresión cultural en Cuba, pude denunciar a partir de mi experiencia como víctima y de datos recopilados en los informes del Instituto Patmos y de Solidaridad Cristiana Mundial (CSW por sus siglas en inglés) las violaciones a la libertad religiosa en nuestro país.
Juan Carlos Latorre, presidente de la Organización Demócrata Cristiana de las Américas (ODCA) y Marisol Pérez Tello, ex Ministra de Justicia del Perú y actual secretaria del Partido Popular Cristiano (PPC), en sus palabras de cierre, nos infundieron, más que esperanzas, la importante certeza de que estamos acompañados en nuestra lucha.
Refiriéndose a Cuba, Pérez Tello dice: «No debemos olvidar el problema del otro. Si queremos paz debemos consolidar los procesos democráticos en nuestros países y un gran fracaso en términos de construcción de democracia es Cuba. Todos los demócratas debiéramos reaccionar respecto a lo que pasa en Cuba y que ha saltado a Venezuela. Tenemos que estar conscientes de que el problema del otro es nuestro problema y tiene que dolernos. Se demanda de nosotros una conducta que no es la indiferencia».
Por su parte, Latorre explicó que todos los partidos que integran la ODCA están muy conscientes del rol que juega la solidaridad en materia de defensa de DD.HH a nivel internacional y, particularmente, respecto a Cuba. Sus palabras fueron muy claras y contundentes al referirse a su compromiso de apoyar a los cubanos que luchan por una Cuba libre y democrática. «Debemos mantener en primera línea la solidaridad con el pueblo cubano. El régimen cubano ha sido implacable con todo aquel que se levanta para defenderlos derechos básicos del pueblo cubano. Estamos dispuestos a ponerla cara abierta y públicamente denunciando al régimen castrista que hasta el día de hoy sigue violando sistemáticamente los DD.HH» —concluyó el presidente de la ODCA.
Similar evento realizamos en Santiago de Chile, en el prestigioso think tank Libertad y Desarrollo, donde estuvimos compartiendo el panel con el diputado Jaime Belollio, a quien le fue impedido entrar a Cuba a principios de año. Tanto el discurso de Belollio como la participación del auditorio fueron convincentes con respecto a la necesidad de condenar al gobierno cubano en las instancias internacionales pertinentes.
Durante la estancia en este país visitamos el diario El Mercurio y tuvimos el privilegio de ser atendidos por la periodista Erika Lüters, autora del libro Las damas de blanco. No fueron necesarios muchos minutos para percibir que la ética, la pasión y el trabajo han sido el hilo conductor de la labor profesión al que durante más de 30 años ha realizado Lüters. Disfrutamos también de un interesante intercambio con el Dr. Haroldo Dilla Alfonso, un cubano residente en Santiago de Chile, quien actualmente es investigador y director en Santiago del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Arturo Prat. Además, fuimos recibidos y escuchados por senadores y diplomáticos que se sensibilizaron con el tema cubano y se comprometieron a acompañarnos en nuestra lucha y a analizarlas recomendaciones propuestas por CADAL para el examen de Cuba ante el EPU de Cuba en Ginebra.
No menos fructífera fue la visita a Uruguay, país en el que fuimos recibidos por artistas, intelectuales, diputados, diplomáticos y miembros de la dirección de DD.HH de la cancillería. Nos fue concedido también un espacio en el programa radial Índice 810 y una entrevista en el noticiero matutino de Teledía, en donde pudimos intercambiara partir de nuestra experiencia personal cómo se violan en Cuba los derechos a la libertad de expresión y de pensamiento y, específicamente, el derecho a la libertad religiosa.
Como colofón de este recorrido, el 26 de abril se efectuó en la sede de la institución anfitriona un panel titulado «Argentina ante examen de Cuba en DD.HH». Gabriel Salvia, director general de CADAL, hizo un minucioso análisis sobre las recomendaciones hechas a Cuba en el EPU anterior, enunció las recomendaciones propuestas por CADAL para el tercer EPU de Cuba y enfatizó en la necesidad que los países del Cono Sur hicieran a Cuba recomendaciones tajantes sobre las violaciones a los derechos humanos.
Al decir de Salvia, por la memoria delas dictaduras sufridas en el Cono Sur, sería deseable que países como Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay se destaquen en el EPU de Cuba por la defensa de los derechos humanos, lo cual contribuiría con su compromiso en el fortalecimiento democrático dela región. Para Salvia, esta postura, más que un mensaje al gobierno cubano—que, seguramente, rechazará de manera contundente, como ha hecho hasta ahora, toda recomendación sobre sus violaciones a los derechos humanos— sería una muestra de solidaridad con los cubanos que luchan dentro de Cuba.
El diputado nacional Waldo Wolff, quien también participó como expositor, hizo público su compromiso de luchar porque Argentina asuma una postura digna respecto a las violaciones de los derechos humanos en Cuba. Con sus palabras se concluyó este evento que constituyó el cierre de nuestro recorrido por el Cono Sur.
El examen de estos acontecimientos estaría incompleto si no mencionara dos sucesos que tuvieron un significativo impacto en mi vida y en mi formación. Dos visitas: una, a un teatro alternativo en el centro de la ciudad de Buenos Aires; la otra, a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), situada en el edificio del Casino de Oficiales donde funcionó un centro clandestino de detención, tortura y exterminio durante la última dictadura cívico-militar argentina, entre los años1976 y 1983.
La primera de estas visitas, me permitió constatar en la práctica la definición del concepto democracia, al ver en el corazón de Buenos Aires como un grupo de jóvenes se manifestaba abiertamente en contra del presidente y del sistema capitalista a través de sus expresiones culturales, sin sufrir represión alguna. La segunda, me laceró de modo visceral, pero fortaleció mi convicción de que la indiferencia y la tolerancia ante regímenes dictatoriales y totalitarios —sean de derecha o de izquierda— nos hace cómplices delos crímenes que ejecutan.
Fueron días intensos, física y emocionalmente, pero muy gratificantes. Y aunque aún no sea posible precisar con exactitud la magnitud de la repercusión de este recorrido, al pasar de los años, cuando rememore mi viaje por el Cono Sur, siempre conservaré el dulce sabor de haber aportado mi «puñado de tierra» a la lucha por la libertad de Cuba. Convencida de la veracidad de lo que dice una conocida sentencia: «traslada un puñado de tierra todos los días y harás una montaña».
Dalila Rodríguez GonzálezLicenciada en Letras y M Sc. en Estudioslingüístico-editoriales hispánicos. Esmiembro de la Iglesia PentecostalBuenas Nuevas de Camajuaní, provincia de Villa Clara, Cuba, asociadaa Calvary Chapel. Fue docente enla Universidad Central Marta Abreude Las Villas, en Cuba, de donde fueexpulsada por el activismo opositorde su padre y por su vinculación alInstituto Patmos dedicado a promover la libertad religiosa en Cuba.
Hace varios meses, cuando recibí una invitación del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) para participar en uno de sus programas y hacer todo un periplo por varios países del Cono Sur, lo consideré una quimera. Para un cubano, con esa mentalidad insular que nos caracteriza, sumado a las prohibiciones que por tantos años hemos tenido para traspasar las inmediaciones de esta isla caribeña, resulta casi impensable la posibilidad de hacer, en apenas unas semanas, un recorrido de tal envergadura.
En aquel momento, mi conocimiento acerca de CADAL era muy limitado y distante. Ahora comprendo, que más allá del significado del acrónimo que da nombre a la institución, conocía muy poco acerca de la connotación de la incansable labor que por años ha estado realizando CADAL a favor de una América Latina más apegada a los conceptos de libertad y democracia de las democracias desarrolladas y más alejada de sistemas cerrados y totalitarios, como el que vivimos y sufrimos en Cuba, donde se cercenan los derechos humanos fundamentales; lo que da al traste con toda posibilidad de progreso en el país, al mutilarse la realización de las potencialidades del hombre, el cual es reducido a una lucha por la sobrevivencia en la que los instintos más primitivos se convierten en norma del comportamiento cotidiano.
Aunar voluntades, integrar las políticas internacionales en América Latina con respecto a la defensa de los Derechos Humanos Fundamentales y recabar la solidaridad internacional para acompañar a los que sufren a causa de regímenes totalitarios, constituyeron los objetivos de este recorrido por el Cono Sur, en una fecha tan significativa como la de la VIII Cumbre de las Américas, celebrada en Lima, y tan cercana a un importante acontecimiento: el Examen Periódico Universal(EPU) de Cuba ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Precisamente, el 12 de abril, en el marco de la VIII Cumbre, se realizó en el Congreso de la República del Perú el evento que marcó el inicio de nuestro recorrido: La Conferencia Alternativa «El derecho a la democracia en Cuba», cuya apertura estuvo a cargo de Jorge del Castillo, congresista de Perú. La jornada se dividió en dos paneles: uno, dedicado al proceso electoral cubano y la actitud de los gobiernos latinoamericanos; el otro, un diálogo con activistas democráticos cubanos.
Junto a Roberto Santana, representante del Comité Ciudadano por la Integración Racial y el músico Rau del Collazo, quienes compartieron vivencias y testimonios acerca de la violación a los derechos del libre tránsito y de expresión cultural en Cuba, pude denunciar a partir de mi experiencia como víctima y de datos recopilados en los informes del Instituto Patmos y de Solidaridad Cristiana Mundial (CSW por sus siglas en inglés) las violaciones a la libertad religiosa en nuestro país.
Juan Carlos Latorre, presidente de la Organización Demócrata Cristiana de las Américas (ODCA) y Marisol Pérez Tello, ex Ministra de Justicia del Perú y actual secretaria del Partido Popular Cristiano (PPC), en sus palabras de cierre, nos infundieron, más que esperanzas, la importante certeza de que estamos acompañados en nuestra lucha.
Refiriéndose a Cuba, Pérez Tello dice: «No debemos olvidar el problema del otro. Si queremos paz debemos consolidar los procesos democráticos en nuestros países y un gran fracaso en términos de construcción de democracia es Cuba. Todos los demócratas debiéramos reaccionar respecto a lo que pasa en Cuba y que ha saltado a Venezuela. Tenemos que estar conscientes de que el problema del otro es nuestro problema y tiene que dolernos. Se demanda de nosotros una conducta que no es la indiferencia».
Por su parte, Latorre explicó que todos los partidos que integran la ODCA están muy conscientes del rol que juega la solidaridad en materia de defensa de DD.HH a nivel internacional y, particularmente, respecto a Cuba. Sus palabras fueron muy claras y contundentes al referirse a su compromiso de apoyar a los cubanos que luchan por una Cuba libre y democrática. «Debemos mantener en primera línea la solidaridad con el pueblo cubano. El régimen cubano ha sido implacable con todo aquel que se levanta para defenderlos derechos básicos del pueblo cubano. Estamos dispuestos a ponerla cara abierta y públicamente denunciando al régimen castrista que hasta el día de hoy sigue violando sistemáticamente los DD.HH» —concluyó el presidente de la ODCA.
Similar evento realizamos en Santiago de Chile, en el prestigioso think tank Libertad y Desarrollo, donde estuvimos compartiendo el panel con el diputado Jaime Belollio, a quien le fue impedido entrar a Cuba a principios de año. Tanto el discurso de Belollio como la participación del auditorio fueron convincentes con respecto a la necesidad de condenar al gobierno cubano en las instancias internacionales pertinentes.
Durante la estancia en este país visitamos el diario El Mercurio y tuvimos el privilegio de ser atendidos por la periodista Erika Lüters, autora del libro Las damas de blanco. No fueron necesarios muchos minutos para percibir que la ética, la pasión y el trabajo han sido el hilo conductor de la labor profesión al que durante más de 30 años ha realizado Lüters. Disfrutamos también de un interesante intercambio con el Dr. Haroldo Dilla Alfonso, un cubano residente en Santiago de Chile, quien actualmente es investigador y director en Santiago del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Arturo Prat. Además, fuimos recibidos y escuchados por senadores y diplomáticos que se sensibilizaron con el tema cubano y se comprometieron a acompañarnos en nuestra lucha y a analizarlas recomendaciones propuestas por CADAL para el examen de Cuba ante el EPU de Cuba en Ginebra.
No menos fructífera fue la visita a Uruguay, país en el que fuimos recibidos por artistas, intelectuales, diputados, diplomáticos y miembros de la dirección de DD.HH de la cancillería. Nos fue concedido también un espacio en el programa radial Índice 810 y una entrevista en el noticiero matutino de Teledía, en donde pudimos intercambiara partir de nuestra experiencia personal cómo se violan en Cuba los derechos a la libertad de expresión y de pensamiento y, específicamente, el derecho a la libertad religiosa.
Como colofón de este recorrido, el 26 de abril se efectuó en la sede de la institución anfitriona un panel titulado «Argentina ante examen de Cuba en DD.HH». Gabriel Salvia, director general de CADAL, hizo un minucioso análisis sobre las recomendaciones hechas a Cuba en el EPU anterior, enunció las recomendaciones propuestas por CADAL para el tercer EPU de Cuba y enfatizó en la necesidad que los países del Cono Sur hicieran a Cuba recomendaciones tajantes sobre las violaciones a los derechos humanos.
Al decir de Salvia, por la memoria delas dictaduras sufridas en el Cono Sur, sería deseable que países como Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay se destaquen en el EPU de Cuba por la defensa de los derechos humanos, lo cual contribuiría con su compromiso en el fortalecimiento democrático dela región. Para Salvia, esta postura, más que un mensaje al gobierno cubano—que, seguramente, rechazará de manera contundente, como ha hecho hasta ahora, toda recomendación sobre sus violaciones a los derechos humanos— sería una muestra de solidaridad con los cubanos que luchan dentro de Cuba.
El diputado nacional Waldo Wolff, quien también participó como expositor, hizo público su compromiso de luchar porque Argentina asuma una postura digna respecto a las violaciones de los derechos humanos en Cuba. Con sus palabras se concluyó este evento que constituyó el cierre de nuestro recorrido por el Cono Sur.
El examen de estos acontecimientos estaría incompleto si no mencionara dos sucesos que tuvieron un significativo impacto en mi vida y en mi formación. Dos visitas: una, a un teatro alternativo en el centro de la ciudad de Buenos Aires; la otra, a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), situada en el edificio del Casino de Oficiales donde funcionó un centro clandestino de detención, tortura y exterminio durante la última dictadura cívico-militar argentina, entre los años1976 y 1983.
La primera de estas visitas, me permitió constatar en la práctica la definición del concepto democracia, al ver en el corazón de Buenos Aires como un grupo de jóvenes se manifestaba abiertamente en contra del presidente y del sistema capitalista a través de sus expresiones culturales, sin sufrir represión alguna. La segunda, me laceró de modo visceral, pero fortaleció mi convicción de que la indiferencia y la tolerancia ante regímenes dictatoriales y totalitarios —sean de derecha o de izquierda— nos hace cómplices delos crímenes que ejecutan.
Fueron días intensos, física y emocionalmente, pero muy gratificantes. Y aunque aún no sea posible precisar con exactitud la magnitud de la repercusión de este recorrido, al pasar de los años, cuando rememore mi viaje por el Cono Sur, siempre conservaré el dulce sabor de haber aportado mi «puñado de tierra» a la lucha por la libertad de Cuba. Convencida de la veracidad de lo que dice una conocida sentencia: «traslada un puñado de tierra todos los días y harás una montaña».