Noticias hoy
    En vivo

      Perú se salva de nuevo, pero...

      Perú se salva de nuevo, pero...El día después. Tapa de los diarios en Lima, el 8 de diciembre, tras la destitución de Pedro Castillo y la asunción de Dina Boluarte como nueva presidente del Perú. Foto Cris Bouroncle/ AFP.

      Pedro Castillo, elegido presidente del Perú hace poco más de un año y medio, intentó el pasado 7 de diciembre patear el tablero político como Alberto Fujimori en 1992, cerrando el Congreso y declarando un gobierno de emergencia que prometía reformar el poder judicial, la fiscalía y el tribunal constitucional.

      Pero la jugada autocrática no le funcionó. A diferencia del golpe de Fujimori, Castillo no contaba con el apoyo de las Fuerzas Armadas y, aparentemente, tampoco de su gabinete, vista la seguidilla de renuncias que se produjeron inmediatamente después de su mensaje sedicioso. Nadie lo siguió. Todas las instituciones se cuadraron con la Constitución.

      El Congreso hizo caso omiso del intento de golpe y convocó al pleno para en apenas tres horas declarar la vacancia de la presidencia y proclamar a la vicepresidenta, Dina Boluarte, en su lugar, como señala la Constitución. Castillo pasó de aprendiz de autócrata a las 11:30 de la mañana a ser detenido por la fiscalía a media tarde.

      Es difícil especular sobre qué pasó por la cabeza del ahora expresidente para lanzarse a una aventura así sin ninguna red apoyo. Si no fuera por la gravedad de la amenaza que significó para la democracia peruana, hasta podría dar lástima por su incapacidad e ingenuidad.

      Para los peruanos, las instituciones democráticas hoy funcionaron. Y es cierto. Todas se alinearon con la legalidad y Castillo cayó en el vacío. Sin embargo, cabe preguntarse si hubiera sido lo mismo en el caso que un político más astuto y hábil hubiera planeado una asonada como esta.

      Podemos mirar el vaso medio lleno, señalando que hoy, como cuando en noviembre de 2020 Manuel Merino se alzó con el poder con triquiñuelas legales, el intento golpista no funcionó. Pero en el caso de Merino, no hay que olvidarlo, la respuesta popular, con marchas en las calles y fallecidos entre los manifestantes, fueron la principal fuerza para su fracaso. Muchas de las instituciones en esa ocasión, al menos titubearon.

      Sí, hoy las instituciones funcionaron, pero no hay que engañarse. La debilidad institucional del Perú es seria. El país necesita una reforma política profunda y un cambio radical en la forma de hacer política. La proliferación de partidos –hay 11 representados en el Congreso y varios en proceso de inscripción—ha convertido a la política en un mercado persa de influencias, favores y en muchos casos directamente de corrupción.

      La tarea no va a ser fácil para Boluarte. El Perú estuvo nuevamente al borde del desplome democrático, pero se salvó. Es una oportunidad de oro para aprender las lecciones de los últimos años y comenzar a construir una democracia sólida.

      El país no debe desaprovechar que, pese a la inestabilidad política de los últimos años, la economía ha sido resiliente y, si bien puede que no vaya viento en popa en estos momentos, se apoya sobre una base macroeconómica relativamente sólida. No todos los países de la región pueden decir lo mismo. Es un lujo que los peruanos no deben desperdiciar. Habrá que ver si la clase política peruana está a la altura.

      Raúl Ferro es Director del Consejo Consultivo de CADAL (www.cadal.org), fundación privada y a-partidaria que promueve los derechos humanos y la solidaridad democrática internacional.


      Sobre la firma

      Raúl Ferro
      Raúl Ferro

      periodista y Director del Consejo Consultivo del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).